DIA 15. ALABAMA. Huyendo del huracán Irma

9 de Septiembre de 2017.

Nuestro viaje tenía que haber concluido hoy, teníamos que habernos levantado a la hora de siempre y dirigirnos a la que hubiera sido la última visita de las vacaciones, ni más ni menos que el centro espacial John F. Kennedy, más conocido como Cabo Cañaveral.

Teníamos muchas ganas de conocerlo porque suponía algo totalmente diferente a lo que llevábamos visto hasta ahora y todos, especialmente los niños, querían ver los inmensos cohetes que son propulsados hacia el espacio, así como las plataformas de lanzamiento de los mismos, los hangares e infinidad de objetos curiosos relacionados con la carrera espacial.

Hubiéramos estado allí toda la mañana, hasta la hora de comer, aproximadamente, y sobre las 14:30 nos hubiéramos puesto en camino hacia el aeropuerto de Miami, donde a las 23:00 teníamos previsto tomar nuestro vuelo hacia Madrid, llegando a la capital de España el domingo a la hora de comer y empezando nuestra jornada laboral al día siguiente.

Pero a veces los planes no salen como deseas y todo se viene abajo por los imprevistos y los caprichos del destino y, sobre todo, por las condiciones climatológicas, que en esta ocasión no eran como para tomárselas a broma.

Efectivamente, y como ya he ido comentando días anteriores, todo el estado de Florida se encontraba en máxima alerta esperando a que llegara Irma, considerado como el huracán más poderoso que se ha formado en toda la historia del Atlántico, calificándolo algunos expertos como de fuerza seis, por encima de la máxima clasificación para este tipo de fenómenos atmosféricos, que siempre ha estado en cinco.

Pronóstico del Huracán Irma

Ya había dado muestra de su enorme potencial y fuerza arrasando, días antes, algunas islas del Caribe como Barbuda, San Martín o Puerto Rico y ahora sólo era cuestión de horas que llegara a la península americana, donde estaba previsto que estuvieran en el ojo de la tempestad, tanto los Cayos como la ciudad de Miami, entre otros muchos lugares.

Las predicciones no eran para nada tranquilizadoras pues apuntaban que uno de los lugares más afectados iba a ser toda la costa del Miami metropolitano donde habitan más de seis millones de personas, considerándola una zona de peligro extremo.

Pronóstico del Huracán Irma

Ante tal panorama teníamos varias opciones. Una, intentar volver a Miami y esperar que el hotel que eligiéramos como alojamiento tuviera refugio o nos garantizara la seguridad para pasar allí los días que durase el huracán. Otra, permanecer en Kissimmee, en la casa que nos había servido como centro de operaciones durante todos estos días, si es que estaba disponible ampliar la reserva, aunque las previsiones eran que también pasaría por aquí el temible Irma, dependiendo sólo de nosotros la seguridad. Y en tercer lugar huir hacia el noroeste, escapando de la fuerza del poderoso fenómeno, aunque ello supusiera un esfuerzo tanto físico como económico extra.

Después de valorar todas las opciones, consideramos que lo más acertado y, teniendo en cuenta que también había niños pequeños, era escapar.

Todas las páginas americanas de meteorología consultadas indicaban que la trayectoria del huracán iba a continuar hacia el norte, más concretamente hacia el estado de Georgia, por lo que había bastantes garantías de que la zona más al noroeste de Florida quedara libre de los estragos que pudiera causar Irma. Así que es por ello que decidiríamos dirigirnos hacia allí.

En primer lugar intentaríamos reservar alojamiento en la ciudad de Pensacola, pero ya no había disponibilidad, pues mucha gente pensó exactamente lo mismo que nosotros, así que miraríamos un poco más hacia el oeste, adentrándonos en el estado de Alabama, que posee una pequeña franja de costa con salida al golfo de México y playas de arena blanca, de lo que éramos totalmente desconocedores. Todo parecía indicar que aquí estaríamos a salvo y podríamos pasar unos días tranquilos hasta que todo volviese a la normalidad en las zonas afectadas.

La ciudad que nos acogería durante los próximos días se llamaba Orange Beach, siendo la distancia desde Kissimmee hasta dicha ciudad de casi 800 kilómetros y el tiempo estimado para recorrer dicha distancia de 7 horas y 20 minutos, pero nosotros lo acabaríamos completando en unas diez horas.

Nos levantaríamos a las 06:00 de la mañana con el fin de evitar los temibles atascos, algo que conseguiríamos durante las tres horas siguientes, hasta que nuestros estómagos no pudieron más y tuvimos que parar a desayunar. Lo hicimos en el típico restaurante de carretera grasiento, al lado de una gasolinera, cerca de Tallahassee, la capital de Florida. Es aquí donde empezaríamos a notar que la densidad de vehículos comenzaba a crecer cada vez más, pues tardaríamos veinte minutos en echar gasolina y otros veinte en conseguir mesa para tomar el desayuno. Merecería la pena esperar dado que nos saciaríamos con los típicos huevos revueltos, beicon crujiente y tortitas, acompañado todo ello por enormes batidos de chocolate, permitiéndonos reponer fuerzas.

A partir de este momento el asunto se complicaría mucho más, pues ya había muchos tramos con retenciones, lo que haría que nos tirásemos tres horas más en completar el ya de por sí largo viaje.

Mientras permanecíamos parados en muchos de los tramos, íbamos viendo como en sentido contrario, casi totalmente desierto, los únicos vehículos que circulaban eran enormes grúas, convoyes de camiones del ejército, coches de policía y algún que otro coche suelto de algún valiente o loco, según se mire.

A las 16:00 conseguíamos llegar a nuestro apartamento localizado en Perdido Beach, una de las zonas que conforman Orange Beach. Nuestra urbanización se llamaba Phoenix VI y lo reservamos a través de www.booking.com  sobre la marcha. El apartamento tenía dos habitaciones amplias y un confortable sofá cama en el salón, desde donde se accedía a una terraza desde la que se obtenían unas fantásticas vistas de la playa y el mar y es que estábamos situados en el piso once. Todo estaba limpio y correcto y era muy similar a cualquier apartamento que puedas alquilar en España en zona de playa.

Perdido Beach. Orange Beach

Estábamos agotados y comeríamos unos sándwiches antes de echarnos unas horas a descansar. Cuando despertamos, la tensión y el cansancio por la incertidumbre y por tantas horas de viaje había desaparecido y aprovecharíamos para hacer una gran compra en un supermercado cercano para los próximos días.

Luego iríamos a cenar a un restaurante cercano, situado en el pequeño puerto, llamado Wolf Bay que aunque es famoso por su marisco, tienen de todo en la carta, pudiendo optar cada uno por lo que quisiera, estando todo delicioso. En la terraza exterior, mientras corría una suave brisa, y saboreábamos cada trozo de comida, nos daríamos cuenta de la fortuna que habíamos tenido, después de todo, y es que no tardamos en hacernos una pregunta, ¿qué hubiese sucedido si el viaje lo hubiéramos realizado una semana más tarde? Un escalofrío nos recorrió el cuerpo al responder y es que apenas hubiéramos podido hacer ninguno de los planes que he ido relatando aquí, pues con el paso de Irma, los Cayos y los Everglades quedaron bastante tocados, en Miami nos hubiera pillados de lleno y los Parques temáticos cerraron durante tres o cuatro días y al abrir tenían la mitad de las atracciones clausuradas por revisión o con desperfectos, por lo que, sin duda, el no poder haber visitado la NASA era un mal menor en comparación con todo esto.

En los postres el silencio era ya total en la mesa, nadie decía nada y todos estábamos agotados y en lo único que pensábamos era en descansar y en que mañana sería un nuevo día.

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