PERÚ - DIA 16. Catarata Gocta

3 de Septiembre de 2011.

Quería visitar la considerada la tercera catarata más alta del mundo pero no de la forma típica, sino de una forma minuciosa. Y es que lo que pretendía era llegar hasta los dos saltos, tanto el que está a 230 m. (el primero), como el que está a 540 m. (el segundo). Aunque existía la posibilidad de coger una combi hasta uno de los poblados desde donde se empieza a caminar, el hecho de que esa misma tarde tuviera que coger el bus que me llevaría hasta Chiclayo a las 19.30 y no quería tener problemas en perderlo y teniendo en cuenta además que te obligan a contratar en cualquiera de las dos aldeas un guía rural que te cobra unos 40 soles para llegar hasta los dos saltos ó 20 soles hasta uno de ellos, aunque el camino no tiene pérdida posible y no hay ningún peligro, me hicieron volver a pensar en contratar esta excursión con una agencia.

Como el día anterior había quedado muy contento con Perú Nativo, me animé otra vez con ellos. Pero el problema es que de momento era yo sólo y me cobraban 150 soles. Quedé en que me lo pensaría y mientras me relajaba un rato, tumbado en la cama de la habitación de mi hotel, recibí una llamada de la agencia para decirme que había una pareja de Lima que quería hacer lo mismo que yo. Así que al decirme que se me quedaba en 60 soles (coche particular + guía + entrada a la senda de la catarata que son 5 soles) no me lo pensé y dije que sí.

A las 07.00  estaba en la puerta de la agencia, donde conocí a Raúl y Ángela, la pareja limeña, con los que hubo muy buen rollo desde el principio. Nada más montarnos en el coche, ya empezaríamos a cambiar impresiones y a soltar las primeras tonterías. En tan sólo una hora, estábamos en el pueblo de San Pablo.

Aldea de San Pablo

Allí conoceríamos a nuestra guía, Lidia, la única señora de la aldea que realizaba las dos caídas. Hechas las presentaciones oportunas, comenzaríamos a andar hacia la primera caída de la catarata. Tras unas subidas un poco empinadas, llegaríamos a los primeros miradores, los cuales nos brindaron unas vistas espectaculares de todo el valle de Gocta, el pueblecito, a lo lejos, de Cocachimba y sus alrededores.

Valle de Gocta

Valle de Gocta

Valle de Gocta

Continuaríamos caminando, mientras íbamos charlando de las situaciones respectivas de nuestros países, de nuestras vidas, etc., cuando sin darnos cuenta y tras dos horas, de repente, estábamos debajo de la primera caída de Gocta. ¡Espectacular! Raúl y Ángela tuvieron las narices de meterse en la pequeña laguna que deja el agua, hasta las rodillas. Yo me acercaría hasta ella, pero me conformaría con acabar calado sin hacer nada debido a la fuerza del agua y del viento.

Primer salto. Catarata Gocta

Primer salto. Catarata Gocta

Primer salto. Catarata Gocta

Justo este repecho que separa las dos caídas es el que ha generado una controversia entre los que la consideran la tercera más alta del mundo, como decía al principio del capítulo, y los más escépticos que señalan que en realidad se trata de dos caídas de agua, así que mientras se ponen de acuerdo unos y otros, lo que sí es cierto es que es una de las diez mayores del mundo y que te corta la respiración el estar debajo de ella.

Después de secarnos un poco, especialmente ellos, continuaríamos caminando, para en otra hora en continuo descenso, pasando por un mirador desde donde se apreciaban las dos caídas, llegar a la segunda de ellas, la de 540 m.

Catarata Gocta

Segundo salto. Catarata Gocta

Nuevamente me dejaría sin palabras y me senté un rato a contemplarla y extasiarme con esta maravilla de la naturaleza. Luego vendrían miles de fotos, ya que a mis compañeros de aventuras, al igual que a mí, les encantaba lo de la fotografía, así que fue genial.

Segundo salto. Catarata Gocta

Segundo salto. Catarata Gocta

Por otro lado, tratamos de ver a la sirena de la leyenda que se llevo al aldeano Gregorio, pero no hubo suerte. A cambio vimos una serpiente en la orilla de la laguna, de las venenosas, según otro guía que andaba por allí. Este la cogió con un palo y nos dejó el honor de de sujetar el mismo. No duré mucho con él ya que no me fiaba un pelo, pues en cualquier momento el bicho ese era capaz de tirarse y morderte y no me apetecía que me fastidiara el viaje.

Serpiente en la Catarata Gocta

Serpiente en la Catarata Gocta

Tras más de una hora por allí, comenzamos el camino de regreso, en continua subida hasta Cocachimba. Dos horas nos demoramos en hacerlo, por lo que hasta las 16.30 no llegaríamos al poblado.

Entorno de Gocta regresando a Cocachimba

Entorno de Gocta regresando a Cocachimba

Después de reponer fuerzas en una bodega que había por allí con unos energizer y unas galletas, nos montaríamos en el coche que nos volvería a dejar en Chachapoyas, sobre las 17.40 de la tarde.

En el trayecto, Raúl y Ángela me fueron explicando un montón de cosas de Lima, tales como transportes, zonas por las que no debía ir, comidas que tenía que probar, etc. ¡Majísimos!, se portaron fenomenal. Al final nos daríamos los mails y teléfonos para estar en contacto y nos despedimos.

Como estaba muerto de hambre, pues sólo había llevado unas rosquillas y agua para la excursión, me metería a comerme una hamburguesa con patatas fritas y coca cola en Café Café (9 soles).

Todavía tendría tiempo de recrearme con la gran plaza de Armas y sus raíces coloniales, además de las antiguas casonas que la rodean y que hasta ahora apenas las había prestado atención.

Plaza de Armas. Chachapoyas

Plaza de Armas. Chachapoyas

Después me cogería un taxi (2 soles) que me llevaría hasta la estación de buses de Movil Tours para tomar allí a las 19.30, el que me llevaría en sofá cama a Chiclayo (65 soles)

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