OESTE EEUU - DIA 08. Arches

11 de Septiembre de 2010.

Si hago referencia a miles de arcos de piedra creados por las fuerzas de la naturaleza durante millones de años, a cientos de puentes graníticos naturales que unen colosales paredes de arenisca o accidentes geográficos de lo más singulares y extraños, probablemente muchos me preguntarían si estoy pensando en rodar una película o cual es el último libro de ciencia ficción que me he leído. Pero aunque pueda parecer mentira, existe un lugar en el mundo donde todas esas características se dan sobre el terreno en muy pocos kilómetros cuadrados y nosotros nos encontrábamos muy cerca de ese lugar. Hablo del Parque Nacional de Arches.

Y es que sólo nos separarían de la entrada al Parque, ocho kilómetros, por lo que podríamos pasar buena parte de la jornada disfrutando de muchas de las sorpresas que guarda este sitio único.

En esta ocasión el desayuno se encontraba incluido por lo que me puse ciego a base de tostadas de crema de cacahuete y mermelada de frambuesa, bollos y cereales con leche. Había que coger fuerzas para afrontar con garantía las rutas de senderismo que íbamos a realizar. También es cierto que esto es una burda excusa, pues aunque no hubiéramos hecho nada me hubiera puesto ciego igual.

Tras enseñar nuestro pase al ranger de la garita de la entrada, nos dirigimos a la primera zona con la que te encuentras pasados los primeros kilómetros: “Courthouse Towers”, una inmensa mole de arenisca formada por varias torres y con cierto parecido a un palacio de justicia y es que por algo el nombre hace referencia a ello. Pasearíamos un rato por sus inmediaciones y decidimos continuar el camino sin perder demasiado tiempo aquí, ya que esto unido a las paradas anterior en los miradores de Park Avenue y La Sal Mountains desde los que se observan unas perspectivas, de varios kilómetros a la redonda, de más imponentes muros de piedra, hacía que sin casi haber empezado a adentrarnos en Arches, lleváramos ya una hora consumida de tiempo. Increíble, pero cierto.

La Sal Mountains Viewpoint

Courthouse Towers Viewpoint

Courthouse Towers Viewpoint

La siguiente área en la que pararíamos daría para mucho, tal vez demasiado, pues debido a recrearnos excesivamente aquí y tomarnos con demasiada parsimonia esta zona y la siguiente, unido a no haber echado un vistazo, en días anteriores, a todo lo que este parque ofrece, harían que más adelante acabáramos tirándonos un poco de los pelos por la falta de previsión, pero bueno vayamos por partes.

El primer fenómeno geológico con el que te das de bruces nada más llegar a esta zona y que sorprende considerablemente es la Balanced Rock, una roca que parece que está haciendo equilibrios sobre una minúscula superficie de apoyo y que parece que con un leve soplido podría caer al vacío en cualquier momento. La sensación que da, en un primer momento, es la misma que se podría tener si se colocase un balón de baloncesto cobre el cuello de una botella. La ruta que bordea la misma de medio kilómetro nos permitió darnos cuenta que desde las otras perspectivas que ofrece este pequeño paseo, al final la superficie sobre la que está asentada es bastante más grande que a lo que primera vista parece.

Balanced Rock

Tras abrir boca con la roca equilibrada llegaríamos al corazón del área “The Windows Section”, donde nada más llegar, de lejos y con la primera visión general de los arcos que aquí se pueden observar, la gran cuestión que me vino a la cabeza, como creo que a tanta gente, es cómo es posible que la naturaleza haya creado estas formaciones tan espectaculares y descomunales. La respuesta no es otra que como consecuencia de la combinación del agua, el hielo, las temperaturas extremas y que todo este territorio se encuentra encima de un inmenso depósito de sal subterráneo. Todos estos fenómenos unidos son los responsables de la erosión durante más de cien millones de años de la mayor densidad mundial de arcos naturales. Los más de 2500 arcos registrados aquí tienen una variedad de tamaños desde un metro, el tamaño mínimo para ser considerado un arco oficial, hasta el más largo, el Landscape Arch, que mide 93 metros de una base a la otra.

Tras aparcar el coche en el parking destinado a tal efecto, realizaríamos dos rutas:

The Windows: de 1,6 km y que nos permitió ver el Turret Arch y las North y South Windows. Lo mejor es que la caminata te permite ver las ventanas y los arcos desde ambos lados, por lo que las perspectivas cambian considerablemente según vas avanzando.

Turret Arch

North and South Window

Double Arch o Doble Arco: de 1,2 km, otra sencilla caminata a través de un sendero arenoso que nos conduciría a la base de dos arcos gigantes unidos en un extremo.

Double Arch

Tengo que reconocer que estaba alucinado, fascinado y embobado al mismo tiempo y es que un día más, lo que hoy estábamos descubriendo no tenía nada que ver con lo que llevábamos visto hasta ahora. Y estos arcos de roca me estaban dejando sin aliento.

No es de extrañar que entre el tiempo natural que te lleva hacer la ruta, la contemplación de estas maravillas de la naturaleza y las fotografías, aquí se nos fuera ya prácticamente toda la mañana. Aun así, todavía, incrédulo de mí, pensaba que podría llegar hasta el último sector del parque.

Sobre la una llegaríamos al llamado Wolfe Ranch, un viejo rancho donde en las últimas décadas del siglo XIX se asentarían John Wesley Wolfe y su hijo, y que con una simple cabaña, una bodega y un corral, harían de esto su forma de vida. Desde este punto parte la caminata hasta uno de los arcos más impresionantes del parque y uno de los símbolos del estado de Utah, el llamado Delicate Arch. El recorrido sería de 4,8 kilómetros, ida y vuelta y el sendero no tiene la mayor dificultad, pero nosotros no sé qué haríamos en un momento dado que nos desviamos del sendero inicial y acabaríamos apareciendo justo debajo del impresionante arco, lo que haría que tuviésemos que trepar un poco para acabar llegando al borde del cañón donde se encuentra la famosa formación. Todo sin ningún tipo de peligro, pues las cornisas son lo bastante seguras como para poder moverte por ellas sin riesgo de resbalar. Una vez aquí comenzaríamos a alejarnos del arco hasta tenerlo justo en frente y así poder verlo con algo más de perspectiva y poder deleitarnos con él, mientras dábamos cuenta a nuestros estómagos de un rico menú formado por bocatas de chorizo y botellas de agua.

Hacia Delicate Arch

Delicate Arch

Delicate Arch

Tras retomar fuerzas, volveríamos sobre nuestros pasos hasta el Wolfe Ranch y, ya con el coche, llegaríamos un poco más adelante hasta dos nuevos miradores desde donde se podía contemplar el Delicate Arch, llamados Upper Viewpoint y Lower Delicate Arch. Pero para mi gusto bastante decepcionantes después de haber hecho la ruta y haber visto las imágenes tan espectaculares y tan cercanas del arco. Por lo que mi consejo es que si se puede y se tiene una mínima condición física, uno se anime a hacer la caminata, pues no se arrepentirá lo más mínimo del pequeño esfuerzo que supone. Basta con ir bien provistos de agua y de comida, especialmente de lo primero, pues si el calor aprieta se va a necesitar. Creo que con dos litros por persona es suficiente.

Una vez vistos los miradores del Delicate Arch vendría la primera, y yo creo que única, frustración del viaje. El caso es que eran ya las 16.30 pasadas y todavía queríamos ver un mirador que nos habían comentado que era espectacular antes de llegar a nuestro alojamiento de hoy. Por otro lado en los folletos del parque de Arches habíamos visto que el arco más grande y otro de los símbolos de este lugar, el Landscape Arch, se encontraba en la última sección del Parque y la ruta de senderismo que te llevaba hasta él era de 2,6 km. En esta ocasión, y por recrearnos en exceso, nos había pillado el toro, por lo que tras estar durante un rato planteándonos qué hacer, decidimos que renunciaríamos a este increíble arco, primero para no llegar a las tantas a nuestro siguiente destino, haciendo casi todo el camino de noche, y en segundo lugar para poder ver el mirador que tan bien nos habían hablado de él. Por lo que con gran tristeza por no haber podido contemplar esta última formación, empezamos a deshacer los kilómetros con dirección a la salida del Parque.

Hoy dormiríamos en la diminuta localidad de Mexican Hat, situada a 210 kilómetros de donde nos encontrábamos, así que disponíamos del tiempo justo para conseguir llegar hasta un mirador llamado Goosenecks State Park, que estaba tan sólo a diez minutos en coche de nuestro hotel, el Mexican Hat Lodge (103,64 dólares la habitación). Afortunadamente todo se nos daría bien y por lo menos llegaríamos con el tiempo suficiente al mirador como para ver cómo los últimos rayos de luz se reflejaban en el río que transcurría por las profundidades de las tres increíbles hoces que conforman este paso de su cauce. Aquí coincidiríamos con un grupo de gallegos con los que estuvimos charlando hasta que la luz casi nos abandonó. Fue tal el buen rollo que hasta nos dieron sus direcciones en Galicia por si algún día pasábamos por allí.

Goosenecks State Park

Con la noche ya cerrada abríamos la puerta de nuestra habitación, donde descansaríamos un poco antes de decidir que cenar. Veníamos con la idea de probar  los increíbles filetes de ternera a la brasa que hacen en este lugar, pero estaba a rebosar tanto de gente del hotel como de otros lugares y nos dijeron que el tiempo de espera estimado era de más de hora y media, por lo que como estábamos baldados, decidimos que la mejor opción era cruzar la carretera, comprar algo en la gasolinera que hay en frente y cenárnoslo en la habitación tan a gusto,  antes de desplomarnos sobre nuestras camas King.


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