HOLTZARTE. Un puente vertiginoso

25 de Noviembre de 2007.

St Jean Pied de Port no sería la única escapada que realizaríamos a nuestro país vecino durante las vacaciones en el norte de Navarra, y es que el hecho de estar tan cerca de Francia nos tentaba a volver a pasar la frontera cada vez que estábamos a pocos kilómetros de ella. Y eso sería lo que volvería a suceder durante la jornada de hoy.

Después de dedicar la mañana a visitar los hermosos valles de Roncal y de Belagua, continuaríamos por la misma carretera que nos había llevado hasta ellos y nos dirigiríamos hacia el alto de Belagua, valga la redundancia, donde tendría que encomendarme a todos los santos y hacer uso de toda mi destreza al volante para conseguir pasar este debido a que la calzada estaba con escarcha y nieve y las ruedas del coche no se adherían lo suficiente. Afortunadamente lo lograría y podríamos continuar el camino dirección al pueblo de Larrau.

Alto de Belagua

Dos kilómetros antes de llegar a este último una señal nos indicaba que debíamos tomar el desvío hacia la Gorges d´Holtzarte, por lo que eso haríamos hasta llegar a una diminuta central hidroeléctrica, en la que existe un aparcamiento donde poder dejar el vehículo y acceder al comienzo de la ruta.

El principio del sendero discurre junto al río y es un tramo bellísimo, encontrándonos inclusive con una cascada, para poco después volverse el camino más exigente y duro, teniendo que afrontar una pendiente de un fuerte desnivel de unos 200 metros que nos alejará de forma definitiva del cauce fluvial.

Garganta de Holtzarte

En la vegetación que nos acompaña predominan las hayas, aunque se pueden observar otras especies en el tupido bosque que nos envuelve. Al ser otoño, los diferentes colores de las hojas hacían el lugar más especial si cabe, por lo que bien merece la pena elegir esta época del año para llevarla a cabo. Según vamos ascendiendo este iba dejando paso a áreas más abiertas que nos permiten contemplar las primeras vistas de la zona.

Garganta de Holtzarte

Garganta de Holtzarte

Para la gente que no esté acostumbrada a este tipo de recorridos, este podría ser bastante exigente por lo que es bueno tomárselo con calma y hacer todas las paradas que uno necesite.

A nosotros nos estaba haciendo un día espectacular pero si llueve el terreno puede ser bastante resbaladizo, por lo que para ayudarte a subir han instalado unas cuerdas a modo de pasamanos, a los que poder agarrarse en los tramos más complicados.

No tardaríamos mucho en llegar hasta un inmenso árbol, donde comienza la última subida exigente.

Por cierto que no hay que olvidar agua y comida como frutos secos o chocolate, para no desfallecer en la excursión ya que no existen fuentes naturales en el recorrido.

Tras una última zona boscosa, por fin podríamos ver en la lejanía el increíble puente de Holtzarte, hacia donde nos dirigiríamos, a paso ligero, animados por la emoción.

Puente y Garganta de Holtzarte

Esta sencilla obra de ingeniería, en apariencia, posee 70 metros de longitud y se eleva 200 metros sobre el cañón, permitiendo unir las dos vertientes de la garganta de Holtzarte. Su construcción estuvo motivada por diferentes trabajos forestales que se realizarían en la zona.

Puente y Garganta de Holtzarte

Aunque el puente y su entorno son ya de por sí espectaculares y te dejan con la boca abierta, está claro que lo más increíble de todo es vivir la experiencia de cruzarlo, por lo que no dudaríamos en hacerlo. La descarga de adrenalina es brutal y es que la pasarela se mueve y oscila ligeramente, lo que es un aliciente extra a la experiencia. Evidentemente no es recomendable para aquellas personas que sufran vértigo, aunque el mantenimiento del puente ofrece plenas garantías y no hay motivo para tener miedo.

Puente de Holtzarte

Puente de Holtzarte

Si tienes oportunidad no olvides situarte en la mitad de la construcción y echar un vistazo hacia abajo, donde cuesta poder ver el final de la profunda garganta. La sensación no se puede explicar con palabras.

Garganta de Holtzarte

Después de tomar los respectivos bocadillos, en el otro extremo del puente y disfrutar del entorno, desharíamos todo el camino recorrido, tardando unas dos horas y media en todo ello. Pero hay que tener en cuenta que nos recreamos bastante con paradas y contemplando el entorno, por lo que se puede hacer en bastante menos tiempo.

Llegaríamos al coche con el tiempo justo para poder regresar al puerto de Belagua antes de que se hiciera de noche y es que temíamos que la calzada pudiera estar en peores condiciones que a la ida. Afortunadamente el sol la había dejado en perfecto estado y no tendríamos ningún problema en atravesarlo.

Puerto de Belagua al anochecer

Sin duda, una excursión de lo más recomendable que incluso se puede combinar con la conocida Garganta de Kakouetta, también espectacular, y que nosotros no podríamos hacer porque sólo abre de mediados de marzo a mediados de noviembre, por lo que es algo a tener en cuenta a la hora de preparar la correspondiente escapada.

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