CHINA - DIA 26. Hong Kong: Kennedy Town y algún lugar más, antes de regresar a casa

16 de Septiembre de 2024.

Parecía mentira, después de casi un mes recorriendo una pequeña parte de China, el viaje llegaba a su fin, pues esta noche debía tomar los vuelos que me llevasen de regreso a Madrid.

La última mañana amaneció con un cielo algo nublado, como si el destino quisiera despedirse de mí mostrando un atisbo de tristeza. Sin embargo, aún me quedaban unas horas en Hong Kong y no las iba a desperdiciar. Me levanté temprano y me dispuse a aprovechar al máximo los últimos momentos de una aventura irrepetible.

KENNEDY TOWN

Decidiría concluir las visitas diarias desplazándome en metro hasta esta zona de la isla de Hong Kong que no suele ser tan frecuentada por el turismo de masas. Se trata de un barrio encantador y en auge en la parte occidental de la isla con una mezcla de historia, cultura, y un ambiente relajado que se ha convertido en un lugar popular tanto para locales como para expatriados.

Evidentemente, su nombre no proviene del presidente americano, sino del séptimo gobernador de Hong Kong, Arthur Edward Kennedy.

Lo más destacable o al menos lo que más me gustaría sería su paseo marítimo, el cual ofrece un lugar para relajarse y disfrutar de las vistas panorámicas del puerto Victoria y de la bahía. Es un lugar popular para caminar, correr, andar en bicicleta, y simplemente disfrutar del aire fresco. Hay áreas de descanso con bancos y zonas verdes para picnics. Hay también muchos cafés acogedores y boutiques que ofrecen una experiencia de compras y comidas relajadas.

Kennedy Town

Kennedy Town

Vistas desde Kennedy Town

Habría que destacar también dos templos en esta zona. Por un lado, el Templo Lo Pan, dedicado al dios de los carpinteros y constructores. Construido en 1884, es un ejemplo impresionante de la arquitectura tradicional china y alberga muchas reliquias históricas. Por otro, el Templo Kwun Yum, dedicado a la diosa de la misericordia, un lugar tranquilo para la meditación y la oración, rodeado de incienso y ofrendas.

La estación Kennedy Town es la última parada en la línea Island Line del MTR, proporcionando fácil acceso al resto de Hong Kong. Los tranvías históricos también recorren el área, ofreciendo una forma pintoresca de moverse por el barrio y hacia otras partes de la isla y, una vez más, no me quedaría sin vivir esta experiencia. Para ello subiría en uno de esos viejos tranvías de dos pisos que parecen resistir el paso de los años en medio de la modernidad abrumadora de la ciudad y me dejé llevar.

Tranvía de Kennedy Town

Apenas me acomodé en un asiento de la planta superior, el tranvía comenzó a avanzar con su característico traqueteo. A través de las ventanas, Hong Kong se desplegaba de manera única, revelándome una mezcla fascinante de rascacielos imponentes y pequeños comercios locales, casi escondidos entre las calles más estrechas. A medida que nos acercábamos al área de Central, el paisaje se volvía más vibrante y denso. Vi tiendas de té, puestos de frutas y vendedores de periódicos, todo acompañado por el ir y venir de la gente en las calles. El tranvía se detenía cada pocas cuadras, permitiéndome observar la vida cotidiana de Hong Kong desde una perspectiva diferente, casi íntima. No es un trayecto rápido, pero creo que eso es precisamente lo que lo hace tan especial: en medio del ritmo frenético de la ciudad, el tranvía te invita a relajarte y disfrutar del recorrido, apreciando cada detalle.

Tranvía de Kennedy Town

Trayecto en el Tranvía de Kennedy Town

Asi dejaría Kennedy Town, un barrio encantador y diverso que combina lo mejor de la vida urbana con un ambiente costero relajado. Su paseo marítimo, templos históricos y vibrante escena gastronómica hacen de este un lugar ideal para explorar y disfrutar durante unas horas o toda una tarde.

EDIFICIO CHOI HUNG ESTATE

Dado que todavía tenía tiempo aprovecharía para acercarme hasta uno de los complejos residenciales públicos más antiguos y coloridos de Hong Kong, y uno de sus lugares más icónicos. Construido en 1964, este enorme conjunto de viviendas es famoso por su fachada pintada en tonos vibrantes de amarillo, azul, verde y rojo, que se traduce como "Arcoíris" en cantonés. La idea detrás de estos colores fue darle un ambiente más alegre a una zona de alta densidad de población, proporcionando un sentido de comunidad y optimismo en el día a día.

Edificio Choi Hung Estate

Además de ser un importante símbolo del esfuerzo de Hong Kong por ofrecer viviendas asequibles, el Choi Hung Estate es también un popular destino turístico, especialmente entre fotógrafos e instagrammers. Uno de los puntos más famosos es su cancha de baloncesto, situada en el centro del complejo, rodeada de las paredes coloridas de los edificios, lo que crea un contraste visual que se ha vuelto icónico.

PARQUE CIUDAD AMURALLADA DE KOWLOON

Antes de los momentos finales en Hong Kong y en China pasaría también por uno de los parques con más historia de la ciudad. Este se encuentra en el sitio donde una vez estuvo la famosa Ciudad Amurallada de Kowloon, conocida por su alta densidad poblacional y su reputación como un lugar de actividad no regulada.

Esta comenzó como un puesto militar chino durante la dinastía Song (960-1279). Sin embargo, su desarrollo significativo se produjo en el siglo XIX. Después de que Hong Kong fue cedida a los británicos en 1898, la Ciudad Amurallada quedó como un enclave chino dentro del territorio británico. Esto llevó a una falta de control gubernamental efectivo. Durante el siglo XX, la Ciudad Amurallada se convirtió en un refugio para inmigrantes y personas que buscaban evitar la regulación gubernamental. En su apogeo, se estima que más de 33,000 personas vivían en menos de 2.6 hectáreas, convirtiéndola en una de las áreas más densamente pobladas del mundo. Debido a las condiciones insalubres y la creciente preocupación por la seguridad, el gobierno decidió demoler la Ciudad Amurallada en 1993. En su lugar, se construyó el parque actual, que abrió en 1995.

Parque Ciudad Amurallada de Kowloon

Parque Ciudad Amurallada de Kowloon

El parque está diseñado en el estilo de un jardín clásico chino, con elementos que reflejan la arquitectura y el paisajismo tradicionales. Se han conservado varios restos de la Ciudad Amurallada original, incluyendo partes de las murallas y la antigua Yamen (oficina administrativa). Hay numerosos pabellones, estanques y jardines que ofrecen un ambiente tranquilo y pintoresco. El parque cuenta con paneles informativos que detallan la historia de la Ciudad Amurallada, proporcionando contexto histórico y cultural a los visitantes.

Parque Ciudad Amurallada de Kowloon

Parque Ciudad Amurallada de Kowloon

Parque Ciudad Amurallada de Kowloon

Es un lugar excelente para la fotografía, con numerosos puntos de interés histórico y belleza natural. A menudo se llevan a cabo actividades culturales y exhibiciones temporales que permiten a los visitantes sumergirse en la cultura china.

PASEO TSIM SHA TSUI Y DESPEDIDA FINAL

Todo llega a su fin, y quería que mi última imagen de este viaje fuese el skyline del distrito de Central y el Pico Victoria en la distancia, observándolos desde el icónico paseo de Tsim Sha Tsui. Era el mismo lugar donde comencé mi primer día completo en Hong Kong, y ahora, al volver aquí, el círculo se cerraba de forma perfecta.

Skyline Central y Victoria Peak desde Paseo Tsim Sha Tsui

Skyline Central desde Paseo Tsim Sha Tsui

Mientras reflexionaba sobre mi viaje de casi un mes por China, sentí cómo cada recuerdo me inundaba, dejando huellas imborrables en mi memoria. Me despedía con la certeza de que este viaje se quedaría conmigo para siempre, como un capítulo inolvidable de mi vida.

En Pekín, la grandeza de la Ciudad Prohibida, la serenidad del Palacio de Verano o la imponente Muralla China me hacían comprender la profundidad de la historia y la cultura de este vasto país. Cada rincón de estos sitios históricos me hablaría de un pasado lleno de tradición y poder.

Shanghái me sorprendía con su mezcla de modernidad y tradición. Caminando por el Bund, con sus vistas al futurista skyline del Pudong, me haría ver cómo la ciudad había sabido evolucionar sin perder sus raíces. Las luces de los rascacielos reflejándose en el río Huangpu se quedaban grabadas en mi mente.

En Guilin, la serenidad de sus paisajes naturales me ofrecía un respiro del bullicio urbano. Navegar por el río Li, rodeado de montañas kársticas, sería como entrar en una postal viviente. Las formaciones rocosas, con sus contornos únicos que parecían salidas de una pintura antigua, el agua clara del río reflejando las colinas verdes y los pequeños pueblos a orillas del río, creando una atmósfera de paz y atemporalidad, me harían tener los sentimientos a flor de piel.

Hong Kong, con su energía constante y su vibrante mezcla de culturas, sería el cierre perfecto de este viaje. Desde los mercados llenos de vida en Kowloon hasta los imponentes edificios de la isla de Hong Kong, cada parte de la ciudad me ofrecería una nueva perspectiva, sin olvidar la maravillosa Macao.

En definitiva, ha sido un viaje que me ha mostrado diferentes facetas de China, cada una única y fascinante, dejándome con ganas de volver lo antes posible para seguir descubriendo otros rincones, quizá menos conocidos y de más difícil acceso.

Sólo me quedaba recoger la maleta del hotel, tomar el metro hasta el aeropuerto, pasar los controles y esperar el avión que me llevaría a Pekín. Tras una escala de dos horas, volaría finalmente a Madrid, donde aterrizaría a las 8:00 de la mañana de un caluroso día de septiembre.


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