Tras la tarde lluviosa de ayer, hoy el cielo
amanecía entre nubes y claros, sin probabilidades de lluvia, por lo que era el
día perfecto para llevar a cabo la primera de las tres grandes y míticas rutas
de senderismo previstas en el país nórdico.
La caminata Kjeragbolten está considerada una de
las más espectaculares de Noruega y por tanto sería una de las excursiones que
no queríamos dejar de realizar en el país.
Kjerag es en realidad el nombre de la montaña,
que se eleva a 1084 metros sobre las aguas del fiordo Lysefjord. La montaña es
más alta que otras de su alrededor, por lo que se aprecia fácilmente. Mientras
que Kjeragbolten es la roca gigante encajada entre dos acantilados, situada en
la cima de dicha montaña sobre la que te puedes situar, teniendo bajo tus pies
1000 metros de caída libre hasta las aguas del fiordo, razón por la cual cada
año es visitada por miles de personas en temporada de verano. Un sitio único
que es complicado encontrar en otro lugar del mundo.
Por tanto, a las 07:00 de las mañana sonaba el
despertador, para tras prepararnos y desayunar, coger el coche, dejar atrás
Stavanger y recorrer los 140 km que nos separaban del inicio de la icónica
ruta, tardando casi dos horas y media en realizar el trayecto.
KJERAGBOLTEN
Øygardstøl es el punto de partida de la
caminata. Hay un aparcamiento (la tarifa es de 300 NOK), una cafetería con
vistas increíbles, un pequeño centro de información, baños y un mapa de la
caminata.
Existen otros dos puntos, 500 metros antes y un
kilómetro después del parking oficial, donde se puede aparcar de manera
gratuita, aunque el espacio es más limitado, por lo que para no perder más
tiempo buscando estos optaríamos por dejarlo en el parking oficial, donde en
las máquinas habilitadas hay que sacar el ticket correspondiente que nos
costaría 25 euros.
La ruta completa, de ida y vuelta, es de 12 km,
con unos 600 metros de desnivel, estimándose entre 6 y 8 horas para realizarla,
dependiendo del ritmo, las paradas y la condición física de cada uno. Se
recomienda realizarla sólo en los meses de verano, entre el 1 de junio y el 30
de septiembre, ya que a partir de entonces las nevadas pueden cubrir la
carretera y el sendero.
Cualquier persona con una condición física
razonable puede realizar la ruta ya que no es demasiado larga, aunque existen
tres subidas bastante empinadas. Sin embargo, no se necesitan habilidades
técnicas de escalada, pues incluso hay cadenas para sujetarse en las zonas más
complicadas.
Y ahora sí, a las 10:30 empezaba nuestra subida
al Kjeragbolten. Desde el aparcamiento, inmediatamente y sin tiempo para
pensártelo, comenzaría la primera subida. Esta podría ser una de las secciones
más complicadas si no se está acostumbrado a este tipo de rutas, por lo que si
se supera la misma no se debería tener problemas para acabar de completar el
sendero.
Tras superar el largo y desafiante ascenso de 200 metros por una rocosa pared empinada, ayudados por cadenas ancladas a la propia roca, nos daríamos la vuelta y observaríamos el aparcamiento del que habíamos partido, así como todo el entorno a vista de pájaro.
A continuación se sucedería una sencilla bajada por un terreno amplio y verdoso que nos permitiría recuperarnos del esfuerzo inicial. El amplio valle estaba salpicado de pequeños laguitos y se podía ver como el sendero serpenteaba en la lejanía para volverse a perder entre las montañas poco después.
Ruta Kjeragbolten Ruta Kjeragbolten
No tardaríamos mucho en tener delante de nosotros la segunda subida, donde podríamos ver algunas ovejas pastando, mientras sonaban las campanas amarradas a sus cuellos. Sería la ascensión más corta de la ruta caracterizada por tener tramos donde es necesario realizar alguna trepada ayudado por nuevas cadenas, pero sin la mayor complicación.
Una vez superadas las dificultades, la panorámica
que se nos ofrecía era soberbia, con vistas hacia el valle por el que habíamos
transitado hacía unos instantes, destacando el carácter yermo y desolado de la
zona.
Ruta Kjeragbolten Ruta Kjeragbolten
Un nuevo esfuerzo nos situaría ante el tercero y más largo de los tramos que hay que superar cuesta arriba. Gracias a pasos cortos y sin prisas no tendríamos que emplear demasiadas energías en dejarlo atrás e ir acercándonos al momento que tanto estábamos esperando.
A partir de este punto, el terreno es más
benigno, se nivela y las subidas y bajadas que quedan son bastante más
llevaderas hasta llegar hasta el final de la ruta.
Ruta Kjeragbolten Ruta Kjeragbolten
Los últimos metros se caracterizan por un estrecho corredor flanqueado por paredes de roca y suelo de piedras de múltiples tamaños por los que transita agua de deshielo y donde hay que ir con cuidado para no tropezar, pero sin considerarse complicado.
Y por fin, tras unas tres horas, llegábamos al Kjeragbolten. Allí estaba la famosa gran roca de cinco metros cúbicos encajada entre dos paredes a casi mil metros de altura, un poco al oeste de la cima del Kjerag. El paisaje era sublime, con las increíbles vistas del fiordo Lysefjord bajo tus pies.
La verdad que no podría evitar tragar saliva y quedarme casi inmóvil cuando tuve la icónica imagen delante y observar la roca suspendida entre la grieta de la montaña, pensando que sin mucho tardar mi objetivo iba a ser situarme sobre la misma.
Tras los primeros momentos de contemplación de todo el entorno, comenzaríamos a fijarnos en cómo la gente realizaba el trámite para situarse encima de la mole rocosa. Había una cola importante para conseguir dar el paso que te llevara a la gloria e inmortalizar el momento con una fotografía tan deseada.
Parte Trasera del Kjeragbolten
Era entretenido e incluso divertido ver las reacciones y sentimientos de la gente: los que no se lo pensaban, los dubitativos, los suicidas y los que tras intentarlo y estar casi a punto de conseguirlo al final decidían renunciar. Algo completamente normal y humano si se tiene en cuenta la caída mortal que hay bajo tus pies si uno de decide a posar encima de la roca.
Tras todo lo anterior, me puse a la fila y esperé
a que esta fuese avanzando. Los nervios empezaban a hacer mella en mí y también
algunas dudas, pero no me achanté y seguí esperando mi turno. Y este llegó
antes de lo que esperaba. La gloria o el infierno. Un simple paso y habría
cumplido otro de los sueños senderistas de mi vida. Y lo di, y allí estaba
encima del Kjeragbolten, con una emoción imposible de describir, con unos
sentimientos inenarrables, que me harían rozar el cielo.
Posaría para las respectivas fotos que me harían mis amigos desde el otro lado y tras pocos minutos volvería a la seguridad de la tierra firme, con un subidón de adrenalina que muy pocas veces en mi vida había experimentado.
Mis amigos por su parte no se animarían a
situarse sobre la roca y se conformarían con hacerse fotos en la repisa que
está encima de ella, algo que para ellos fue más que suficiente y es que una
vez allí es complicado tomar esa decisión.
Para salir de la roca hay una cadena tirada en el
suelo que te puede servir de ayuda, pero para mi gusto casi parece más
peligroso agacharte para agarrarla que simplemente salir de manera directa sin
valerte de la misma.
Tras tantas emociones optaríamos por seguir
moviéndonos por el entorno que nos rodeaba, haciendo un sinfín de fotografías,
hasta optar por comer en un lugar con vistas del fiordo bajo nuestros pies.
Fiordo Lysefjord desde Kjeragbolten
En la zona también se puede disfrutar de las vistas de Kjeragfossen, una cascada de 715 metros de alto que cae por el precipicio cerca de la cima. La cascada sólo está activa unos cinco meses del año, especialmente en verano, cuando se deshielan los glaciares próximos y tiene un poco de caudal.
Otro lugar que tampoco nos perderíamos en la zona
y que recomiendo no omitirlo es el extremo de la pared de roca que se sitúa por
encima del Kjeragbolten y cuyo camino se puede tomar justo antes de entrar en
el corredor que te lleva a la mole suspendida en el vacío. En aquel punto se
puede disfrutar de unas vistas brutales del fiordo Lysefjord que se pierde en
la lejanía. De verdad, que merece la pena cada paso que hay que dar para llegar
hasta allí.
Fiordo Lysefjord desde Montaña Kjerag Fiordo Lysefjord desde Montaña Kjerag
Eran las 16:00 y había que ir pensando en deshacer el camino, con las energías renovadas tras los correspondientes bocadillos y el relax en un entorno tan idílico. Afortunadamente, ahora tan sólo había que descender por lo que nuestras cargadas piernas lo agradecerían, no tanto nuestras pobres rodillas.
Tengo que decir que el camino no tiene pérdida con buenas condiciones meteorológicas pues se encuentra bien indicado en todo momento por T rojas tanto en el suelo como pintadas en algunas rocas.
Sobre las 18:30 volvíamos al parking que nos vería partir por la mañana, desde el que regresaríamos a nuestro alojamiento de Stavanger, del que ya no saldríamos, y es que el cansancio era demasiado, optando por quedarnos a cenar en casa unos perritos calientes mientras veíamos relajadamente la televisión.
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