OSLO - DIA 16. Principales visitas en la capital noruega

2 de Septiembre de 2023.

Aunque tengo un diario explicando todo lo que pude hacer en la capital del país durante un fin de semana, gracias a que estuve por allí en junio de 2014, sin embargo me vuelvo a referir aquí, de manera más genérica, a cuáles serían las principales actividades para realizar en Oslo, para facilitar algo más las cosas a quienes no deseen ver con tanta profundidad la ciudad o directamente sólo tengan una jornada para ello. Si por el contrario se dispone de más tiempo y se quiere ser más meticuloso siempre podréis acudir al recién mencionado diario, donde cuento todo de manera específica.

En cualquier caso hay que comentar que Oslo, aun no siendo una de las capitales nórdicas más bellas, sí que guarda bonitas sorpresas: grandes parques, el fiordo, playas e islas, o las inmensas avenidas del centro. De hecho, la ciudad está adquiriendo progresivamente el aspecto de una urbe dinámica que se puede recorrer fácilmente a pie o en bicicleta, y eso es lo que la hace aún más amigable. Además, es poco habitual que la naturaleza esté tan presente en las inmediaciones de una capital, aprovechándolo sus habitantes en cuanto salen del trabajo. Hay que citar también la gran cantidad de museos que muestran muchos e interesantes aspectos de la vida cultural noruega, a menudo desconocidos.

QUÉ HACER EN OSLO:

1. PASEAR POR EL PARQUE DE AKERSHUS, el centro histórico de la ciudad, y contemplar el fiordo desde sus miradores.

Esta gran fortaleza, construida a principios del siglo XIV por el rey Haakon V y posteriormente transformada en castillo renacentista en el siglo XVII, alberga en la actualidad escuelas militares, el ministerio de Defensa y el Estado Mayor del ejército. Cada día a las 13:30 horas, se puede asistir al relevo de la guardia real. El recinto ha sido convertido en un agradable parque con zonas verdes, estanques y senderos. Algunos puntos son estupendos miradores para contemplar el puerto y los enormes cruceros que hacen escala en él.

Akershus Festning o Fortaleza de Akershus


Akershus Festning o Fortaleza de Akershus

2. SORPRENDERSE ANTE LAS LÍNEAS DE LA OPERA DE NORUEGA, una obra maestra de pureza, sobriedad e inteligencia arquitectónica.

No se agotan los elogios ante este extraordinario edificio que obtuvo el premio europeo de arquitectura contemporánea en 2009. Con un aspecto que recuerda un gran navío blanco, parece sumergirse lentamente en la bahía. Los paseantes pueden subir las pendientes ligeramente inclinadas de la fachada para observar cómo el arquitecto logró reducir el tejado a su más mínima expresión. De su interior, que no tendríamos oportunidad de conocer, dicen que su gran vestíbulo es igual de impactante: una enorme espiral de listones de madera la cual alberga tres escenarios hipermodernos.

Ópera de Oslo

Bahía de la Ópera de Oslo

3. ACERCARSE HASTA LA PENÍNSULA BYGDØY para conocer  sus museos y sus playas.

Accesible en ferri, Bygdøy es una gran península repleta de verdor al sudoeste de la capital. Un lugar muy agradable con interesantes museos. Nada más llegar en barco, esperan dos de ellos, vinculados al mar y la aventura: el Frammuseet, apasionante museo dedicado a las exploraciones polares, y el Kon Tiki Museet, que muestra la famosa balsa de Thor Heyerdahl. Luego tras 10 – 15 minutos de paseo desde el embarcadero, se llega hasta el Vikingskipshuset, el museo de las naves vikingas, con extraordinarios ejemplos de estas, así como de la cultura de estos pobladores del norte de Europa. La península cuenta también con alguna que otra playa al sur, que resulta estupenda para darse un chapuzón después de visitar los museos, si el tiempo lo permite.

Vikingskipshuset o Museo de los Barcos Vikingos

Frammuseet o Museo del Fram

Para llegar hasta la península de Bygdøy lo mejor es coger el ferri número 91 con salida desde el muelle número 3, frente al Ayuntamiento; si no, en autobús desde Stortingsgate. En esta ocasión sería la gran sacrificada.

4. RESERVAR TIEMPO PARA CONOCER EL MUSEO FOLCLÓRICO NORUEGO, que agrupa al aire libre el entorno rural y las casas de diferentes partes del país de antaño.

Y es que aunque se encuentra también en la península de Bygdøy, creo que merece la pena una mención aparte del conocido en noruego como Norsk Folkemuseum, todo un referente de la cultura popular del país.

En un amplio parque, 150 cabañas y casas de madera ilustran los modos de vida en diferentes regiones, desde la Edad Media hasta principios del siglo XX. Un bonito paseo entre diferentes construcciones rurales y pequeños conjuntos urbanos. No os perdáis, sobre todo, la stavkirke de Gol, una de las iglesias de madera más bellas del país: todavía conserva el olor característico de la brea que recubre la madera de abeto. En los senderos de esta recreación campestre también se pueden encontrar cabras y ponis noruegos con la crin rubia.

Iglesia de Madera.Museo de los Pueblos

Como he comentado esta vez no habría tiempo para que mis amigos pudieran visitarlo.

5. ADMIRAR “EL GRITO”, EL CÉLEBRE CUADRO DE MUNCH, en el museo que se le ha dedicado, uno de los más grandes del mundo de los consagrados a un solo artista.

A su muerte, en 1944, Edvard Munch legó todas sus obras a la ciudad de Oslo. Gracias a ello se pudo abrir este museo. Los cientos de pinturas, dibujos y grabados que reúne se exhiben por rotación, en forma de exposiciones temporales. La colección ilustra la diversidad del arte de Munch e incluye cuadros de fama mundial como La Madonna o dos versiones de El Grito. El museo ofrece un acercamiento excepcional a la trayectoria artística de esta sobresaliente figura del arte moderno, con el fin de destacar la importante contribución del artista a la pintura europea.

6. RELAJARSE EN EL MUELLE DE AKER BRYGGE, un lugar de visita obligada para tomar el sol junto al agua.

Es sorprende ver la transformación que ha sufrido una zona degradada y olvidada de la capital en unos pocos años, observando cómo los viejos depósitos han sido transformados en oficinas y alojamientos modernos, luminosos y bien diseñados. El paseo del muelle ha sido acondicionado con escalones de madera que lo jóvenes llenan en cuanto asoma el sol. La zona posee también un buen número de restaurantes donde, para lo que es Noruega, no es demasiado caro sentarse a degustar algún plato o tomar una cerveza.

7. SUBIR AL FROGNER PARKEN, para apreciar la magia de las esculturas de Gustav Vigeland.

El artista acondicionó este parque y en él se expresó libremente a través de más de 200 esculturas en las que se mezclan hombres, mujeres y niños que evidencian estrechos lazos familiares y sensuales. El mundo de Vigeland es el de unos semidioses que se nos parecen vagamente. Sus criaturas no tienen nuestro aspecto: los hombres han sido esculpidos como Hércules imposibles, los cuerpos y las extremidades son toscos y desproporcionados. Sin embargo, sus obras desprenden una fuerza excepcional, que se aprecia mejor al principio o al final del día, cuando se puede caminar en soledad entre las esculturas.

Parque Vigeland

Parque Vigeland

Parque Vigeland

Para llegar al parque sin coche lo mejor es utilizar el tranvía 12 o el metro, bajándose en este último caso en la estación Majorstua.

8. DESCANSAR EN EL JARDÍN BOTÁNICO, mientras se disfruta de una paz inusual entre cientos de especies diferentes.

Se pueden recorrer cinco zonas bien diferenciadas que permiten hacer un recorrido por la diversidad botánica del planeta, desde las regiones polares hasta los áridos desiertos, pasando por el clima mediterráneo, la selva tropical o el bosque nuboso. Todo ello acompañado de peculiares y curiosas esculturas, además de pequeños lagos que invitan a detenerte y hacer un alto en el camino.

Jardín Botánico

9. CONTEMPLAR LOS EDIFICIOS HISTÓRICOS, más destacables e importante del centro de la ciudad.

Uno no puede marcharse de Oslo sin acercarse hasta lugares tan emblemáticos como el Palacio Real, residencia de la familia real noruega y en el que se puede asistir al cambio de guardia todos los días a las 13:30; o el peculiar Ayuntamiento, cuyo vestíbulo interior lleno de frescos con imágenes de la vida tradicional de los noruegos contrasta con la sobriedad exterior, además de ser el lugar donde se entrega todos los años el premio Nobel de la Paz;  o el Parlamento, con su característica forma semicircular, en el que se toman las decisiones más importantes del país; o por supuesto, su Catedral, construida en el siglo XVII con diseño barroco y su distinguido campanario con cúpula que alberga varias campanas de la Santísima Trinidad.

Palacio Real

Catedral de Oslo

Stortinget o Parlamento

10. DARSE UN HOMENAJE EN EL MERCADO MATHALLEN, en el barrio de Vulkan, el templo de la diversidad culinaria.

Los ciudadanos de Oslo están orgullosos de tener un templo de la diversidad gastronómica. En un barrio en pleno boom urbanístico y cultural, esta antigua fábrica rehabilitada alberga desde 2012 unos treinta puestos de bares y restaurantes que ofrecen cocina española, italiana, francesa, alemana o asiática. También destacan los productos noruegos de calidad.

Abre todos los días excepto los lunes.

Con estas diez propuestas creo que uno puede llevarse una idea muy completa de la capital noruega. Sería así como terminaríamos un viaje que durante dos semanas nos había llevado a mis amigos y a mí a recorrer la espectacularidad de los fiordos noruegos y algunas de las ciudades más hermosas del país. Una experiencia maravillosa que, al menos en mi caso, haga que me reafirme en la idea de volver a Noruega a seguir conociendo muchos otros tesoros que nos han quedado pendientes.

El domingo, sólo tendríamos tiempo ya de despertarnos a una hora razonable, terminar de hace las maletas, desayunar y poner rumbo hacia el aeropuerto, donde a las 13:15 despegaría el avión que nos llevaría de vuelta a Madrid tras casi cuatro horas de vuelo. Afortunadamente, quien escribe estas líneas, todavía tenía por delante otra semana más de vacaciones que me iba a servir para conocer un nuevo destino, lo que no cabe duda que iba a ser una aliciente importante a la hora de influir en el estado de ánimo.


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