GRECIA - DIA 19. Garganta de Vikos: ruta colosal en el norte de Grecia

13 de Septiembre de 2022.

MONODENDRI

Comenzaba la jornada paseando por el agradable pueblo de Monodendri, al que había llegado ayer por la noche. Apenas habían pasado unos minutos desde que el sol empezaba a iluminar sus calles por lo que estas se caracterizaban por encontrarse solitarias y sin gente, salvo alguna excepción, que parece que tenían los mismos planes que yo, y es que su forma de vestir les delataban.

Monodendri

El encanto de Monodendri reside en sus casas solariegas, sus calles empedradas decoradas con enredaderas y flores, así como el hermoso entorno en el que se ubica. A todo ello le acompañan el monasterio del profeta Elías y otras tres iglesias construidas con enormes piedras grises de los alrededores del pueblo que da al conjunto cierta uniformidad, considerándose uno de los más hermosos de la región de Zagoria y declarado por ello monumento histórico nacional.

CAÑÓN DE VIKOS

Este inicial y relajado paseo matutino sería tan sólo la antesala de lo que estaba por venir, ya que en apenas unos minutos iba a iniciar la ruta de senderismo que me llevaría al soberbio cañón de Vikos.

Son muchos los que la consideran la mejor excursión que se puede realizar en Grecia. Excavada por el río Voïdomátis, sus escarpadas y erosionadas paredes de caliza alcanzan casi los mil metros de profundidad lo que le permitió en 1997 entrar en el libro Guinness de los Récords como la garganta más profunda del mundo gracias a la proporción entre altura y anchura. Aunque esto es bastante discutible ya que, por ejemplo el cañón del río Tara, en Montenegro, que tendría la oportunidad de conocer el año pasado, también se atribuye el primer puesto y encima con 1300 metros en su punto más profundo.

Cartel Record Guiness Cañón Vikos

Pero dejando a un lado las polémicas, el caso es que la garganta atraviesa el Parque Nacional Vikos – Aóos, creado en 1975, a través de bosques de hayas, castaños y arces. Además es habitual poder observar aves de presa, como el buitre egipcio volando en círculos, y hay numerosos lagartos y tortugas.

Son varias las opciones a elegir. La más común es la que une Monodendri con el pueblo de Vikos donde se realizan entre 12 y 13 kilómetros en unas cinco o seis horas. Aunque esta se puede alargar hasta los pueblos de Megalo Papingo y Mikro Papingo lo que supone alargar la excursión en otros 4 o 5 kilómetros y por tanto aumentar el tiempo a siete u ocho horas. Otra posibilidad, si no se quieren afrontar tantos kilómetros, es enlazar estos dos últimos pueblos quedándose en un recorrido más corto de cuatro kilómetros.

Garganta de Vikos

Como se ve sólo en este tramo las opciones son múltiples por lo que, como ya comentaba, la zona ofrece un sinfín de posibilidades para todo tipo de gustos y personas.

La senda, salvo alguna pequeña excepción, no tiene pérdida y se encuentra bien indicada, por lo que se puede hacer perfectamente sin guía ya que apenas tiene derivaciones o caminos que lleven a confusión. En todo momento se va por el fondo del desfiladero y en este sentido es sencillo. Otra historia son los aproximadamente 700 metros de desnivel que es necesario afrontar entre la bajada y la subida al cañón, por lo que teniendo esto en cuenta, más la duración del recorrido, es necesario tener cierta forma física para disfrutarlo.

El calor en verano es sofocante, por lo que también es indispensable llevar mucha agua. Yo estando ya casi en la mitad de septiembre consumiría unos tres litros, por lo que es muy importante llevar suficiente líquido ya que en el camino no hay fuentes. También es fundamental llevar suficiente comida y un buen calzado, así como un chubasquero por si sorprende alguna tormenta.

Otro aspecto a tener en cuenta es el regreso ya que al ser una ruta lineal y no circular, será necesario contar con un vehículo que te devuelva a Monodendri, ya que no creo que haya mucha gente que se atreva a volver caminando. Para ello bastará con preguntar en cualquiera de los bares o restaurantes del pueblo en el que se finalice la ruta para que ellos se pongan en contacto con un taxi que te permita volver o dejarlo apalabrado con los responsables del alojamiento que hayas elegido el día anterior. Tened en cuenta que el precio es caro, pues supone entre 40 y 50 euros.

Sin más preámbulos, comenzaba la excursión a las 08:30, en el centro del pueblo de Monodendri, al lado de la iglesia de Agios Georgios, siguiendo las marcas de pintura blanca y roja. Poco a poco el conjunto urbano quedaba a mis espaldas y afrontaba la pendiente descendente que en continuos zigzags me iba a situar al fondo del cañón y junto al río que en estos momentos del año se encuentra casi completamente seco. Ya en estos primeros momentos me podría deleitar, gracias a algún claro, con las primeras y sorprendentes vistas de las colosales paredes de granito que flanquean la garganta a ambos lados.

Iglesia Agios Georgios. Monodendri

Ruta Garganta de Vikos

Mucho cuidado con ir distraído y no fijarse en la señal que pone “Vikos” en un cartel de madera clavado en un árbol y que indica hacia la izquierda, ya que si tomas el otro camino hacia la derecha, irás en sentido contrario. A mí me pasó e hice una hora de recorrido erróneo hasta que me di cuenta, aunque gracias a que había madrugado pude corregir el fallo y continuar con la ruta prevista.

Tras la confusión y el primer esfuerzo inicial, el camino se vuelve más sencillo y avanzaría bajo los imponentes muros de Vikos. El sendero serpentea a lo largo del lecho seco del río, ahora lleno de rocas redondeadas en lugar de torrentes. Se suceden piedras cubiertas de musgo y verdes campos de hiedra, sobre antiguos caminos de piedra y suelo húmedo, a la sombra de un frondoso dosel que proporciona el bosque. El musgo sigue siendo el protagonista, colgando de las ramas arqueadas y cubriendo troncos retorcidos, otorgando una sensación verdaderamente mágica al lugar.

Ruta Garganta de Vikos

Ruta Garganta de Vikos

A medida que el desfiladero se abre, también lo hace la vegetación, y pronto los pedregales y la espesura reemplazan a los bosques encantadores de antes, dando paso a impresionantes vistas de Vikos.

Ruta Garganta de Vikos

Ruta Garganta de Vikos

Ruta Garganta de Vikos

Es en este punto del camino donde una intersección me obligaría a tomar una complicada decisión. Por un lado, continuar por el camino de la izquierda que conduce hasta el pueblo de Vikos o seguir por el de la derecha hasta los pueblos de Megalo y Mikro Papingo.

Intersección Vikos - Megalos. Ruta Garganta de Vikos

La verdad que no me encontraba cansado, estaba disfrutando enormemente de la ruta y no era tarde, por lo que teniendo en cuenta todas estas circunstancias me animaría a continuar al menos hasta uno de los Papingos, lo que me llevaría otras dos horas aproximadamente.

Con las energías renovadas seguiría caminando, debiendo emplearme a fondo en este tramo, pues tocaba afrontar una empinada subida en zigzag que era bastante exigente. Nuevamente, las vistas que se consiguen son de infarto, mereciendo cada paso y cada gota de sudor el esfuerzo.

Ruta Garganta de Vikos

Ruta Garganta de Vikos

Ruta Garganta de Vikos

Afortunadamente, el camino llanea poco después de la misma lo que me permitiría recuperarme del esfuerzo. Unos metros más adelante de nuevo otra bifurcación me hacía volver a elegir. Tenía que optar entre Megalo Papingo, a tiro de piedra, o llegar hasta Mikro Papingo, todavía un poco más lejos. Decidiría la primera opción, ya que me apetecía mucho conocer la arquitectura tradicional de este pueblo y si después me quedaban fuerzas continuaría hasta la última localidad.

Mikro Papingo en la lejanía. Ruta Garganta de Vikos

En el fondo sabía que era sólo una excusa, pues una vez en Megalo Papingo y tras verme paseando por sus calles y encontrarme con alguna terraza donde saborear una cerveza bien fría, caería en la tentación y lo último que me apetecería después era volver a ponerme a caminar.

Pero estaba más que satisfecho, después de recorrer la totalidad de la garganta de Vikos y unas ocho horas y 16 kilómetros de recorrido.

MEGALO PAPINGO

Megalo Papingo se encuentra encaramado en la ladera de la montaña y no es de extrañar que para muchos esté considerado como el pueblo más bonito de la región de Zagori. Se encuentra rodeado de un espectacular paisaje montañoso y su conjunto urbano muestra casas señoriales, calles empedradas, hermosas fuentes y antiguas iglesias bizantinas, todo ello basado en la arquitectura tradicional local, lo que le da un ambiente muy especial al pueblo.

Megalo Papingo

Megalo Papingo

Megalo Papingo

Del mencionado paisaje montañoso destaca especialmente la imagen de las espectaculares torres de Astraka, uno de los iconos de esta zona y por cuyas inmediaciones se pueden realizar infinidad de rutas de senderismo, por si no había ya suficientes.

Torres de Astraka. Ruta Garganta de Vikos

Cuando doy con lugares tan auténticos como este, con la belleza de las montañas, su exuberante vegetación, lo salvaje del paisaje y su arquitectura local tradicional me da mucha rabia no poder disfrutarlos mucho más, pero es lo que tiene no poder estirar el tiempo. Así que trataría de retenerlo todo en la retina mientras paseaba por el pueblo y disfrutaba, posteriormente, como ya presagiaba, de una buena cerveza fría en una de sus terrazas.

Megalo Papingo

Megalo Papingo

Sólo me quedaba esperar al taxi que había quedado en recogerme aquí, tras llamar a los dueños de mi hotel e indicarles donde estaba, algo que ya habíamos hablado ayer por la noche.

Tras una hora de camino para realizar treinta kilómetros llegaría a Monodendri. El taxi me saldría por cincuenta euros. Era ya de noche y decidiría pasar un rato por mi hotel para dejar la mochila y descansar, antes de volver a salir para cenar, lo que haría en el restaurante Dionisos, donde pediría un sopa espectacular de judías pintas y una ensalada griega, acompañadas por una cerveza (15 euros).

Me costaría terminar la cena, no porque no tuviese hambre sino por el cansancio, y es que había sido uno de esos días de los que es difícil superar en intensidad.

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