Declarada Patrimonio de la Humanidad hace ya más de un cuarto de siglo y situada sobre un espolón rocoso que limita las hoces del Huécar y el Júcar, la ciudad antigua de Cuenca despliega sus calles a partir de la plaza Mayor. Iglesias conventos y palacios forman un conjunto monumental, sembrado de museos e instituciones artísticas, rodeado de un soberbio espacio natural.
Durante tres días iba a dedicarme a recordar aquellos lugares que ya conocía de mis anteriores estancias, sumando alguno que todavía tenía pendiente, pero sobre recorrería las rutas de senderismo que permiten divisar la hermosa capital conquense a vista de pájaro.
Cuenca desde la Hoz del Júcar |
Y es que la ciudad de Cuenca es de esos destinos que cuando llevas muchos años sin volver, la empiezas a echar de menos y parece ejercer sobre ti una atracción a la que es imposible resistirse.
Plaza de San Nicolás |
Esta vez dejaría en casa el coche y optaría por llegar a Cuenca en autobús, para así ahorrar gasolina, aunque tengo que decir que los precios de los billetes me parecieron caros para lo que estaba acostumbrado en el pasado. Nada más y nada menos que 16,50 euros cada trayecto. Eso sí la comodidad de no tener que estar buscando sitio para aparcar es maravillosa. Los autobuses salen desde la Estación Sur de Méndez Álvaro y los billetes se pueden comprar a través de la siguiente página web: www.avanzabus.com. También se puede llegar en AVE pero los billetes creo que salen por el doble de precio.
El lugar elegido para alojarme durante las dos siguientes noches sería el hotel Pedro Torres, situado en la calle Cervantes, 15. Este se hallaba a sólo 350 metros de la estación de autobuses, por lo que en cinco minutos me encontraba haciendo el check in de mi habitación.
Aunque podía haber optado por coger el autobús de la línea 1 para llegar hasta el centro histórico de la ciudad, es cierto que al encontrarse este a poco más de un kilómetro siempre llegaría al mismo andando lo que me supondría veinte minutos exactos.
Y ahora sí, sin más preámbulos, veamos todos los lugares que ofrece esta maravillosa ciudad y su entorno inigualable.
QUÉ VER EN LA CIUDAD DE CUENCA:
1. PLAZA MAYOR
Este espacio es el centro vital de la ciudad alta, conociéndose con diferentes nombres a lo largo de los siglos como plaza de Santa María, del Mercado, del Rollo o de la Constitución. En ella, como en toda plaza pública principal, han tenido lugar los principales y más importantes acontecimientos sociales: ferias, corridas de toros, autos de fe y sacramentales, juegos de cucañas, ejecuciones públicas, procesiones.
Se encuentra flanqueada por la fachada principal del templo catedralicio, el convento de las Petras, que es como se conoce el monasterio de las monjas de San Pedro y San Lorenzo, y el Ayuntamiento. Este último caracterizado por sus dos pisos coronados con escudos que se alzan sobre una triple arcada de medio punto formando un conjunto típico del barroco.
Ayuntamiento de Cuenca |
La plaza es punto de confluencia de las principales calles del casco antiguo y está repleta de un buen número de terrazas donde hacer un descanso y tomar algo en cualquiera de ellas mientras se contemplan los hermosos edificios que la rodean.
2. CATEDRAL
La catedral es el edificio religioso más notable de Cuenca, comenzando su construcción en los siglos XII y XIII en estilo gótico por maestros borgoñones y normandos, pero su terminación se prolongó durante varios siglos más. Es por ello que su fachada presenta un aspecto extraño debido a su azarosa historia. En el siglo XVII se realizó una primera reforma en la que, conservando lo fundamental del inicial trazado gótico, se transformaron las torres en estilo barroco. En 1902 la torre del giraldo se desplomó dañando la fachada, por lo que se emprendió su reconstrucción siguiendo pautas neogóticas.
Catedral de Nuestra Señora de Gracia |
En su interior destaca el triforio, es decir la galería que recorre a media altura las naves laterales del templo, siendo uno de los elementos más antiguos de la catedral. La barandilla es un hermoso trabajo de calado en piedra.
Nave Central desde Trifolio de la Catedral Nuestra Señora de Gracia |
También es una maravilla el altar mayor trazado por Ventura Rodríguez, así como la sala capitular con una magnífica decoración.
Es interesante también el llamado arco de Jamete que da acceso al claustro con dos elevadas columnas que recorren los laterales. En su decoración figuran en relieve los apóstoles. Desde este además se consiguen unas preciosas vistas que descubría por primera vez en este viaje.
Claustro Catedral Nuestra Señora de Gracia |
Convento de San Pablo y Hoz del Huécar desde Claustro Catedral |
Su horario de visita es de 10:00 a 19:30. Existen múltiples opciones a la hora de sacar las entradas ya que hay diferentes combinaciones. Yo optaría por la conjunta que incluye la propia catedral, el triforio, el museo del tesoro y la iglesia de San Pedro más la torre. Su precio es de 10,50. Lo mejor es consultar su página oficial: www.catedralcuenca.es
3. CASAS COLGADAS
No cabe duda que son el emblema de la ciudad de Cuenca y si bien su origen se remonta a los siglos XIII y XIV, las sucesivas restauraciones y transformaciones son las que le han dado el actual aspecto que, siendo muy pintoresco, no es, sin embargo, el típico conquense en cuanto a su arquitectura de balconajes volados de madera.
Casas Colgadas |
Las casas reciben los nombres de Casa de la Sirena – ocupada por un mesón – y Casa del Rey – que acoge el museo de Arte Abstracto, el cual acoge una de las mejores muestras de los artistas abstractos españoles de los años cincuenta al noventa, con obras de escultura, pintura y grabado. No podía haber un lugar mejor para la instalación del museo, pues sus pequeñas salas pintadas de blanco se abren a través de cristaleras a la hoz del Huécar, incorporando el paisaje como un cuadro más de la colección. Arcos, pasadizos y escaleras comunican entre sí estos privilegiados espacios.
Casa de la Sirena |
La entrada es gratuita y su horario es de 11:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:00 de martes a viernes y festivos. Los sábados hasta las 20:00 y los domingos hasta las 14:30. Los lunes están cerradas.
La mejor visión de las casas colgadas se obtiene desde el
puente de Hierro.
4. CONVENTO DE SAN PABLO Y PUENTE DE
HIERRO
Si se bordean las casas colgadas y se baja hasta un pasadizo abierto en la roca se accede al puente de Hierro, o de San Pablo, sobre la hoz del Huécar, que es en realidad una pasarela construida en 1902 en el lugar del antiguo puente. Aquel puente se derrumbó en dos ocasiones: en 1786 y en 1895. Desde el centro del mismo, como ya comentaba, se consigue una bella perspectiva de la ciudad vieja así como de la vista emblemática y pintoresca de las Casas Colgadas.
Puente de San Pablo |
Convento y Puente de San Pablo |
Al otro lado del puente se alza el convento de San Pablo convertido en Parador de Turismo. Fue fundado en 1523 para los Dominicos y de la construcción inicial queda la iglesia de planta de cruz latina con una cubierta de tracería gótica. La portada es lo más interesante de la obra: de estilo barroco churrigueresco, fue levantada en el siglo XVIII con dos grandes columnas jónicas enmarcando la puerta, y en el cuerpo alto, entre dos jarrones, el escudo de la Inquisición.
Hoz del Huécar desde Puente de San Pablo |
En el interior hay una capilla dedicada a la Virgen del Rosario. La parte conventual está muy reformada y se desarrolla alrededor de un claustro interior, utilizándose para albergar al Parador. En la iglesia del convento de San Pablo está instalado el llamado Espacio Torner, una exposición permanente que reúne un conjunto de obras de diversa épocas realizadas por este pintor y escultor conquense tan vinculado a su ciudad.
5. CASTILLO
Fue levantado en la parte más estrecha de la plataforma rocosa entre las dos hoces y era de origen árabe. Fue conquistado por Alfonso VIII en el siglo XII y derruido en gran parte por mandado de los Reyes Católicos. Posteriormente, sería volado por las tropas francesas en 1812, por lo que hoy tan sólo queda un torreón, dos cubos, un trozo de lienzo de muralla y la puerta llamada de Bezudo, restaurada en el siglo XVI con arco de medio punto, que era la de entrada a la ciudad. Las defensas de las murallas partían del castillo y recorrían los bordes de la plataforma sobre las hoces hasta el lugar donde se unen los ríos Huécar y Júcar, encerrando lo que hoy es el casco histórico.
Puerta de Bezudo y restos del Castillo |
Puerta de Bezudo y restos del Castillo |
La parte más alta del castillo se ha rehabilitado como mirador, permitiendo asomarse a las dos hoces y contemplar la insólita geometría de tejas y tejados que se extiende a sus pies.
Hoz del Júcar desde Restos del Castillo |
6. BARRIO DE SAN MARTÍN
Es uno de los más antiguos y característicos de la ciudad, surgido a partir de la Edad Media como un espacio urbano donde se asentaron las clases populares de comerciantes, artesanos, y la incipiente burguesía después, dejando la ciudad alta para el clero y la nobleza. En su iglesia se han hallado restos románicos, y retazos de la muralla afloran en la zona. Un paseo por el barrio descubre magníficos panoramas y permite acercarse a las estrechas y elevadas casas de pisos que se conocen como los “rascacielos de San Martín”, edificaciones que se apoyan en la cornisa sobre la hoz del Huécar.
Rascacielos Barrio de San Martín |
Rascacielos Barrio de San Martín |
7. TORRE MANGANA
En una plaza desde la que se domina un magnífico panorama se alza esta torre vigía de origen medieval. En su emplazamiento estuvo el alcázar musulmán. A lo largo del tiempo ha sido modificada, colocándosele un reloj procedente de la catedral y parece ser que antes hubo otro, al que llamaban mangana aludiendo a la “magia” de su funcionamiento. Luego se elevó la torre, añadiéndosele nuevos cuerpos, para que el reloj se viera y oyera en toda la ciudad. En 1927 se transformó en una torre neomudéjar siguiendo los gustos de la época, y hace pocos años se le dio el actual aspecto de sillares en las esquinas, las almenas y la pequeña torrecilla en lo alto.
Torre Mangana |
Sobre una de las escaleras de acceso a la plaza se encuentra la escultura Monumento a la Constitución, obra del artista conquense Gustavo Torner.
8. IGLESIAS Y CONVENTOS
A partir de la conquista de la ciudad a los musulmanes por Alfonso VIII en 1177, se instalan en Cuenca muchas órdenes religiosas y florecen innumerables conventos e iglesias.
Podría comenzar citando una de las más importantes y antiguas de la ciudad: la de San Pedro con una portada barroca con arco de medio punto, una enorme y espectacular cúpula y una torre adosada al edificio principal desde donde se consiguen unas vistas espectaculares del casco antiguo. En su interior habría que destacar la capilla de San Marcos, que se cierra con una hermosa reja y luce artesonado mudéjar. Es interesante también el convento de Carmelitas Descalzas, sede de la Fundación Antonio Pérez. Su portada barroca tiene la particularidad de haber sido de las primeras de este estilo que se edificaron en Cuenca. Un halo de misterio envuelve el ábside de la ermita de San Pantaleón, el cual es plano, denunciando con ello su posible origen templario.
Iglesia de San Pedro y Antiguo Convento de Carmelitas |
Ruinas de San Pantaleón |
La iglesia de San Nicolás de Bari, ubicada en la plaza del mismo nombre, presenta en su portada un arco con moldura sostenida por dos pilastras adosadas. Y no hay que olvidarse de la iglesia de San Miguel, un templo de origen románico con una portada y parte de su interior de estilo renacentista. Es sede habitual de conciertos por su excelente sonoridad. Así como de la ermita de las Angustias en el extremo de una plaza empedrada que forma un amplio balcón sobre el Júcar.
Iglesia de San Miguel |
Ermita de la Virgen de las Angustias |
Al comienzo de la calle Andrés Cabrera se levanta la iglesia de San Felipe Neri, templo barroco del siglo XVII que muestra una profusa decoración rococó. Detrás de la iglesia, bajando por unas escaleras, se llegaría a San Andrés, que es del siglo XVI y contiene en su interior capillas renacentistas y decoración plateresca, guardándose en ella los pasos procesionales de Semana Santa.
Iglesia de San Andrés |
Y aunque pueda parecer mentira, estos son sólo algunos ejemplos de edificios religiosos, habiendo otros muchos, por lo que son interminables.
9. ARQUITECTURA CIVIL
La ciudad alta está plagada de interesantes ejemplos de este tipo de arquitectura como la casa de los condes de Toreno y Mayorga, que fuera residencia de Enrique de Trastámara. O el palacio de los Cerdanes de Lande – Zavala, un viejo caserón solariego de dos plantas del siglo XVII que brinda unas vistas espléndidas sobre la hoz del Júcar y acoge exposiciones temporales.
Casa Gallardo Zavala |
Interesantes también son la casa del Corregidor, mansión del siglo XVII que fue cárcel en el pasado y hoy acoge el Archivo Histórico Municipal. Junto a ella se alza la casa – palacio de los Clemente de Aróstegui, que destaca por ser una buena muestra de la arquitectura civil barroca con rejas, balcones y escudos nobiliarios.
Casa Palacio de los Clemente de Aróstegui |
Se conserva también un antiguo pósito o almudí, ubicado en la calle de su nombre, destinado a diversas funciones como depósito real, gimnasio, conservatorio, museo arqueológico, etc.
La posada de San
Julián, del siglo XVI, que luce un gran escudo esquinero, y la Casa de las Rejas, adosada a la
anterior, con un espléndido escudo nobiliario y la propia rejería, son otros
edificios imperdibles en el centro histórico.
10. PASEOS POR LAS HOCES
Estaba encantado de haber podido regresar a Cuenca después de tantos años y volver a recorrer sus calles empedradas, sus palacios y rincones más famosos, pero os confieso que el principal motivo de regresar a la ciudad Patrimonio de la Humanidad no era el conjunto monumental, sino algo que las otras veces que estuve ni siquiera sabía que existía y de lo que era un profundo desconocedor. Me refiero a los diferentes paseos panorámicos que se pueden realizar por sus hoces, consiguiendo así algunas de las mejores perspectivas del conjunto de la urbe.
Cuenca desde Hoz del Huécar |
Efectivamente, se trata de hasta tres sendas distintas perfectamente señalizadas que brindan una visión única tanto de la ciudad como del entorno que la rodea, el cual es indisociable a la misma.
El primero de ellos tiene una longitud de unos cuatro kilómetros y está señalizado con marcas blancas y verdes, rodeando todo el centro histórico. Parte desde el Auditorio y va subiendo por el cañón del río Huécar, bajando a continuación por el del Júcar, pasando por interesantes puntos como el mirador del Castillo o por donde se funden ambos ríos.
Confluencia Ríos Júcar y Huécar |
El segundo recorre la hoz del Júcar hasta el embalse de las Grajas, pasando por la ermita de San Julián. En este caso la distancia a recorrer es de siete kilómetros y también se encuentra señalizado con marcas de pintura verde y blanca. El punto de inicio es una zona conocida como Recreo Peral, cerca del Santuario de Nuestra Señora de las Angustias. Desde aquí se debe cruzar un puente que indica el comienzo de la ruta, la cual te brinda una de las mejores perspectivas del barrio de San Martín y sus rascacielos, entre otras sorpresas.
Ruta de la Hoz del Río Júcar |
El tercero sería el más urbano de todos ellos y en este caso se indica con marcas de pintura blanca y roja, iniciándose en la plaza Mayor con dos posibilidades diferentes. Una ascender hasta los miradores del cerro del Socorro y del Rincón Seco, lo que lleva unas dos horas y media. Y la otra descender hasta la ermita de las Angustias, para luego trepar hasta el mirador del Rey y el cerro de San Cristóbal, tardando una hora aproximadamente.
Ruta del Mirador del Rey y el Cerro de San Cristóbal |
Ruta Rincón Seco |
Ruta Cerro del Socorro |
Además en algunas de esas rutas puedes encontrarte con escaladores poniendo a prueba su destreza y habilidad, dejándote atónito cuando consiguen avanzar en pasos que parecen imposibles o de película.
Escalada en la Ruta Rincón Seco |
Y estos serían todos los planes que podría realizar durante tres días en la preciosa capital conquense, que como se ve no tiene desperdicio y da para mucho sin necesidad de salir de ella ni tener que coger ningún vehículo, por lo que si también se opta por llegar a otros lugares emblemáticos como la Ciudad Encantada o el nacimiento del Río Cuervo, entre otros muchos, se puede prolongar la estancia todo lo que uno quiera.
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