6 de Febrero de 2022.
1. SANT ANTONI DE PORTMANY
Por comodidad, había decidido comenzar la jornada con Sant Antoni de Portmany, donde su principal reclamo es su paseo marítimo de tres kilómetros, el cual permite recorrer la enorme bahía de Portmany, la cara marítima de un pueblo que atesora también una de las iglesias más antiguas e importantes de Ibiza: la de Sant Antoni Abat, cuyo origen se remonta al año 1305, cuando el arzobispo de Tarragona concedió permiso a los locales para levantar una capilla y un cementerio. El templo sufrió numerosas reformas hasta llegar a su aspecto actual de fortaleza defensiva que conserva una antigua torre de base cuadrangular.
Iglesia de Sant Antoni Abat.Sant Antoni |
Otro de sus monumentos más característicos, a la entrada de la localidad, es el “Monumento al Descubrimiento de América”, del artista local Antonio Hormigo y que popularmente se le conoce como “Huevo de Colón”.
Monumento al Descubrimiento de América.Sant Antoni |
También merece la pena acercarse a contemplar el faro de Ses Coves Blanques, cerca del rompeolas y construido en 1897. Estuvo en funcionamiento hasta mediados del siglo XX y hoy es sede del Centro de Interpretación del Mar, acogiendo durante todo el año exposiciones y actividades culturales.
Faro de Ses Coves Blanques. Sant Antoni |
Pero si tenéis oportunidad hay algo que es un auténtico espectáculo en la localidad y es ver la puesta del en alguno de los cafés situados en el paseo de Poniente, entre el rompeolas y la playa de Es Caló des Moro. Y especialmente en el mítico Café del Mar, que desgraciadamente se encontraba cerrado, además de que no tuve suerte al encontrarme con dos días nubosos.
2. PUNTA GALERA
Este es otro de esos lugares tranquilos, donde en verano la gente practica el nudismo o el yoga, dado que el entorno virgen y salvaje de Punta Galera invita a la contemplación. Se trata de un lugar especial de la costa de Sant Antoni desde donde se obtienen unas fantásticas vistas. La cala está bañada por aguas cristalinas y profundas, carece de arena y de cualquier servicio, por lo que constituye un lugar íntimo y solitario. Se accede por la carretera de Cala Salada, atravesando una urbanización y aconsejando realizar a pie el último tramo, ya que la carretera es realmente mala.
Vistas desde Punta Galera |
Aconsejo llegar hasta el final de la lengua de tierra que se adentra en el mar, ya que desde el extremo se ve la costa de la isla a ambos lados.
3. CALAS SALADA Y SALADETA
A continuación llegaba hasta cala Salada, una de las playas más bellas e imprescindibles de Ibiza. Está rodeada de bosques de pinos y sabinas que arraigan en la arena dorada, y protegida por acantilados bajos que le dan la apariencia de una enorme piscina natural. Cerca de la orilla los fondos son de arena, mientras que hacia el interior aparecen cubiertos de la benefactora planta marina posidonia. Aguas transparentes de color turquesa y esmeralda donde en verano fondean numerosas embarcaciones.
Cala Salada |
Cala Salada, de unos cien metros de longitud, se encuentra separada de su hermana menor, Cala Saladeta, por un pequeño tramo de acantilados rocosos bajo los que se sitúan algunas casetas de pescadores, perfectamente integradas en la roca. Tiene un aspecto virgen y salvaje. Un lugar mágico desde donde se puede contemplar el atardecer y al que sólo se puede llegar a pie o por mar. Yo llegaría caminando por encima de los mencionados acantilados rojizos.
Cala Saladeta |
4. SANTA AGNES DE CORONA
Este es uno de los rincones con mayor encanto y autenticidad de Ibiza. El centro de la localidad es mínimo: una iglesia dedicada a Santa Agnes, un par de restaurantes y una tienda. Pero las apariencias engañan y es que frente al templo parte el camino de Sa Talaia que lleva hacia el conocido como Pla de Corona, un llano de forma circular con tierras fértiles muy apreciadas por los agricultores y donde uno de sus principales cultivos es el almendro, lo que me permitiría, en el corazón del invierno, como era el caso, disfrutar de un espectáculo para los sentidos al poder ver todos los almendros florecidos.
Iglesia de Sta Agnes de Corona |
Almendros en Flor en Pla de Corona |
5. CALA BASSA
Mir ruta continuaría paseando por una de las más apreciadas de Ibiza. Me refiero a cala Bassa, de unos 300 metros de longitud por 30 metros de anchura, protegida por un bosque de sabinas, pinos y vegetación autóctona que brinda buena sombra en verano. La orilla está bañada por aguas transparentes sobre fondos de arena finísima, con pequeñas manchas de roca y posidonia. Un enclave ideal para familias con niños, ya que el desnivel es muy suave, o bien para iniciarse en deportes náuticos como vela o kayak. En verano dispone de todo tipo de servicios.
Cala Bassa |
La playa se abre en una bahía bastante cerrada y protegida, lo que le da un aspecto de enorme piscina natural. Es uno de los arenales imprescindibles de la isla por lo que merece la pena acercarse a contemplarla.
6. PLAYAS DE COMTE
Con este nombre se conoce a un conjunto de calitas situadas en un paisaje de excepcional belleza, coronado por los islotes de S´Espartar, la isla de Es Bosc, Ses Bledes y Sa Conillera, llenos de magia a la hora a la hora de la puesta de sol. Aunque durante el día y sin gente, como era el caso, tampoco desmerecen en nada.
Playas de Comte |
Posee unos 800 metros de longitud y unos 20 de anchura, alternando tramos de arena fina de color tostado con algunas plataformas rocosas más solitarias. Se encuentra bañada por aguas de color turquesa con fondos de arena y pendiente suave, que la convierten en un verdadero paraíso en la tierra.
Playas de Comte |
Además de por tierra, en verano también se puede llegar por mar, ya que del puerto de Sant Antoni parten embarcaciones turísticas que realizan el trayecto.
7. DÓLMENES “TIME AND SPACE” Y
PUERTAS CAN SOLEIL
Tras mis dos paradas anteriores, era el momento de cambiar de aires y dirigirme a las cercanías de Cala Llentia, para admirar dos curiosas obras, que en su momento no estuvieron exentas de polémicas, dado que se hicieron sin contar con las autorizaciones correspondientes.
La primera de ella se la conoce como “Time and Space” y es una escultura realizada por el artista australiano Andrew Rogers a petición del fundador del Circo del Sol. Está compuesta por doce dólmenes de basalto, que el escultor talló in situ. Rodean a otro más alto de 24 metros, situado en el centro y coronado por una placa de pan de oro. Los laterales están repletos de grabados y su significado forma parte de los muchos interrogantes que rodean esta estructura colosal. Supuestamente, la columna central está alineada con la puesta de sol del solsticio de invierno y las dimensiones de las columnas siguen la secuencia de Fibonacci. Representan la alineación de los planetas alrededor del sol.
Dólmenes Time and Space |
La otra escultura a la que hago referencia se llama “Puertas Can Soleil”. Se trata de dos puertas enfrentadas, que simbolizan una pequeña habitación cuadrada de tres por tres metros en mitad del campo. La particularidad es que esta habitación no tiene paredes y posee diferentes grabados y motivos árabes, no conociéndose el artista que realizó la obra. Desde el ángulo adecuado se puede ver el islote de Es Vedrá en el horizonte.
Puertas Can Soleil |
Sin duda, un lugar diferente en la isla, con una particular visión del tiempo y el espacio y la interconexión con la humanidad. Hasta se podría decir que esotérico, envuelto por lo enigmático, al que cada vez se acercan más personas a conocerlo.
8. SA TALAIA
Y tampoco quería dejar pasar la oportunidad de subir a Sa Talaia, la montaña más alta de Ibiza situada a las afueras de Sant Josep. Y es que desde ella se consiguen unas vistas espectaculares de buena parte de la propia isla, los islotes de Es Vedrá y Es Vedranell, la isla de Formentera y la costa levantina de la Península Ibérica.
Vista de Ibiza desde Sa Talaia |
Aunque se puede llegar caminando, yo optaría por hacerlo en coche y es que eran muchos los lugares que me faltaban por visitar y el tiempo es oro. Tomaría así el camino hacia Cala Tarida y al llegar a una rotonda me desviaría en dirección hacia Cala Vedella, Cala Carbó y Cala d´Hort. Unos 500 metros más adelante, justo después de un torrente hondo, sale un camino a la izquierda que lleva a Sa Talaia, el cual está indicado. En la cima hay antenas de televisión por lo que se sabrá perfectamente que se ha llegado al final. Ojo, que la carretera en determinados tramos al final, impone lo suyo.
9. TORRE DEL SAVINAR O DEL PIRATA
Me hubiera gustado terminar mi estancia en Ibiza con la mítica puestas de sol que se da por estos lares y que consideran una de las mejores de la isla, pero el hecho de que estuviese nublado me haría optar por llevar a cabo esta excursión antes de comer, pero el destino es caprichoso y justo en la cima el día abriría y se quedaría despejado. Así que como es evidente me conformaría con esto y no volvería a realizar la ruta hasta esta torre conocida como torre del Savinar o del Pirata.
Islote Es Vedrá desde Torre del Savinar |
Para llegar hasta la misma, lo mejor es dirigirse hacia Cala d´Hort y tras una curva que antecede a una larga recta cuesta abajo, aparcar en las inmediaciones, pues una barrera impide el paso con el vehículo. Acto seguido una senda de tierra, primero, y un sendero en continuada ascensión, pero sin la mayor dificultad, en segundo lugar, te permite llegar al objetivo en unos 40 – 45 minutos aproximadamente.
La torre se construyó con una función de vigilancia y defensa de la isla frente a los ataques de los piratas. Cuenta con una doble planta, destinando la baja al polvorín y la alta al servicio de guardia. Había leído que se podía subir hasta lo más alto pero desgraciadamente se encontraba cerrada, por lo que tendría que conformarme con sentarme en las cercanías para ver el espectáculo.
Torre del Savinar e Islote Es Vedrá |
Así con la mágica silueta del imponente islote de Es Vedrá y con la musiquilla de Mike Oldfield sonando de fondo en mi móvil, pues este lugar inspiró al artista para la portada de uno de sus discos, estaría un largo rato deleitándome con el mismo.
10. CALA D´HORT E ISLOTE ES VEDRÁ
Desde el anterior, me desplazaría hasta Cala D´Hort, una playa de arena blanca de unos 200 metros de longitud bañada por aguas transparentes, protegida por acantilados y custodiada por los imponentes islotes de Es Vedranell y Es Vedrá, con 382 metros de altura inexpugnable, y que es objeto de un buen número de leyendas como la que se refiere al monje Francesc Palau, fundador de la iglesia de Es Cubells, el cual vivió como ermitaño en el islote en la segunda mitad del siglo XIX, dejando en sus obras testimonio sobre experiencias místicas y visiones. Esta y otras leyendas han contribuido a convertir Es Vedrá en un hito del misterio, hablando incluso de avistamientos de luces, naves submarinas y ovnis.
Cala D´Hort |
Más allá de todo lo anterior, Cala D´Hort es una visita imprescindible e impresionante que no se puede dejar pasar por alto en la isla de Ibiza, incluso en verano que es víctima de una masiva ocupación.
Islote Es Vedrá desde Cala D´Hort |
Este sería el sitio elegido para comer un bocata que me había preparado en el desayuno.
11. ES CUBELLS
No podía faltar en mi recorrido una visita al pueblo más meridional de Ibiza, situado al borde de un acantilado con vistas a Formentera que le otorgan un encanto único. El centro de la localidad es la pequeña iglesia dedicada a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, cuya festividad se celebra el 16 de julio con una procesión de barcas. Alrededor del templo se distribuyen casas dispersas donde vive una población de menos de mil habitantes. Dicen que incluso en verano aquí reina la calma, un buen lugar donde respirar la paz del campo y deleitarse con la contemplación del paisaje.
Iglesia de la Virgen del Carmen. Es Cubells |
12. SA CALETA
Mi siguiente parada sería en Sa Caleta, una preciosa cala ocupada en su mayor parte por casetas de pescadores con rampa para bajar las barcas al mar, donde los propietarios suelen celebrar comidas con parientes y amigos. Por tanto, un enclave de ambiente familiar bañado por aguas cristalinas, con fondos de roca ideales para bucear con gafas y una breve orilla de roca y arena.
Sa Caleta |
En la punta que separa esta playa de la de Es Bol Nou se encuentra el poblado fenicio de Sa Caleta, fundado a mediados del siglo VII a.C. por fenicios procedentes de la Península Ibérica, declarado Patrimonio Mundial; conserva restos de varias edificaciones, callejones y pequeñas plazas, y sus habitantes lo abandonaron para fundar un nuevo núcleo en la bahía de Ibiza, germen de la ciudad actual.
Sa Caleta |
13. PARQUE NATURAL SES SALINES
Otro lugar por el que tenía interés era el Parque Natural de Ses Salines, un bellísimo espacio de balsas, playas y acantilados declarado Parque Natural gracias a un movimiento popular que desde los años setenta clamó su protección, efectiva en 2001. Es uno de los ecosistemas más importantes de Baleares, donde hace siglos que conviven en armonía la explotación salinera y la naturaleza.
Ocupa una extensión de 400 hectáreas en el extremo sur de Ibiza, mirando hacia Formentera. Además de la actividad productiva de la sal, constituye un área natural de gran interés dada la abundancia de aves migratorias que la frecuentan, entre ellas los vistosos flamencos.
La carretera de Sant Jordi, en dirección a la playa de Ses Salines, permite acceder a este espacio natural. La casa rectoral de la pequeña iglesia de San Francesc acoge el Centro de Interpretación que desvela los valores del parque y de una actividad salinera que se remonta a época fenicia y que ya estaba cerrada.
En el espacio protegido conviven diversos ambientes: balsas salineras donde todavía se cosecha la sal; zonas dunares que preceden playas paradisiacas, también protegidas, como Es Cavallet o Ses Salines, donde en verano no es raro ver a celebridades; y los islotes de Es Freus, el brazo de mar que separa las dos Pitiusas.
Playa Ses Salines |
Sólo me daría tiempo en llegar a Ses Salines donde la noche se echaría encima y pondría fin a mi breve pero maravillosa estancia en Ibiza, donde no cabe duda que la misteriosa Tanit, diosa del amor y la fecundidad, señora de la luna, la oscuridad y la muerte, sigue manteniendo su influjo sobre la isla.
Playa Ses Salines |
Sólo quedaba ya dirigirme a echar gasolina y después poner rumbo al aeropuerto donde entregaría el vehículo, pasaría los controles y me dirigiría a la puerta de embarque para salir, esta vez con retraso de 45 minutos, rumbo a Madrid donde aterrizaría recién entrada la media noche.
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