MALTA - DIA 01. Curiosidades, datos prácticos y primer contacto con la isla

4 de Diciembre de 2021.

¿Sabíais que Malta es el quinto país más pequeño de Europa y que su capital, La Valeta, es la más pequeña de este continente con menos de un kilómetro cuadrado y que a pesar de tan reducido espacio esta cuenta, dentro de sus murallas, con alrededor de 300 monumentos entre palacios, iglesias y museos? ¿O que las iglesias en la isla suelen tener dos relojes, uno con la hora correcta y el otro con una errónea, con el fin de confundir al diablo y de que esta manera los servicios religiosos se desarrollen con mayor tranquilidad? ¿Qué en su reducido espacio se han rodado grandes producciones como Troya, Guerra Mundial Z, Gladiator o la famosa serie de Juego de Tronos, considerándola por ello la Hollywood del Mediterráneo? ¿Qué en su territorio se encuentran los templos megalíticos más antiguos del planeta, más incluso que las pirámides de Egipto, siendo construidos entre los años 5000 y 2500 antes de Cristo? ¿Qué los idiomas oficiales son el inglés y el maltés, clasificándose este segundo en las lenguas semíticas, es decir las lenguas habladas en el mundo árabe, pero sobre todo que es el único de esta familia que se escribe con alfabeto latino? ¿Qué su constitución prohíbe el aborto, siendo este penalizado, y que hasta el año 2011 también estaba prohibido el divorcio? ¿O qué al haber sido colonia británica, se conduce por la izquierda y todavía se puedan ver cabinas telefónicas y buzones de Gran Bretaña? ¿Qué en sus 316 km cuadrados existen 365 iglesias, es decir, una iglesia para cada día del año, principalmente como consecuencia de la relación histórica de la isla con los Caballeros Hospitalarios de San Juan que eran sumamente religiosos?

La Valeta desde Fuerte de San Miguel (Senglea)

Mi visita durante una semana a este país insular me permitiría conocer todas estas curiosidades, entre otros muchos datos interesantes, así como su apasionante historia por haber sido siempre un lugar estratégico en el Mediterráneo. Todo ello me dejaría bastante sorprendido, regresando a Madrid, con una sensación buenísima y que no esperaba.

Porque tengo que reconocer, no lo voy a negar, que siempre había sido un país que estaba bastante alejado de mis prioridades viajeras, teniendo por delante a otros muchos que en principio despertaban en mí mayor interés.

Casas de Marsaxlokk

Pero el hecho de tener que gastar otro de los bonos aéreos que tenía pendiente como consecuencia de la pandemia, en este caso con la compañía Ryanair, y queriendo que fuese en el puente de la Constitución para tener más días para conocer una zona concreta, haría que las opciones se me redujeran drásticamente para esas fechas y a un precio razonable con esa compañía. Siendo, por descarte, la mejor postora Malta, que por sólo 105 euros, con maleta incluida, se llevaba el gato al agua.

Por tanto, y dado que los vuelos de ida y vuelta serían de sábado a sábado, dispondría de seis días completos para poder visitar la isla de Malta, es decir, la principal, y Gozo, la segunda en importancia del archipiélago. Efectivamente, no visitaría Comino, la tercera más interesante, aunque no por falta de ganas, sino porque en los meses de invierno se suspenden los ferries a la misma.

Bahía de Dwejra y Fungus Rock

Un tiempo creo que suficiente para llegar a buena parte de los atractivos que ofrece el país, aunque teniendo en cuenta dos cosas, la primera es que al ser las fechas que eran no haría uso de sus playas, teniendo más tiempo para todo lo relacionado con lo cultural y, en segundo lugar, que dispondría de coche de alquiler, lo que me haría llegar de manera más rápida a los sitios que en transporte urbano, pudiendo abarcar más de estos, sin que además y también por las fechas, no hubiese demasiado tráfico en comparación con lo que te puedes encontrar en los meses de verano.

Tres Ciudades desde Upper Barrakka Gardens en La Valeta

No obstante, también tengo que decir que mi gran contra sería el horario de invierno, pues el hecho de que anocheciera sobre las cinco de la tarde, haría que no me pudiera recrear todo lo que me hubiera gustado en más de un sitio.

Dicho lo anterior y antes de continuar con mi relato, me parece un buen momento para hacer referencia a algunos datos prácticos a tener en cuenta en el país.

DATOS PRÁCTICOS MALTA:

REQUISITOS DE ENTRADA: Los ciudadanos españoles pueden viajar a Malta y permanecer en este país hasta un máximo de tres meses, sin necesidad de tramitar ningún permiso o visado al ser Malta un estado miembro de la Unión Europea. Bastará llevar consigo el DNI. Para quedarse más tiempo, es necesario tener un visado Schengen que se debe obtener por anticipado en el consulado maltés más próximo.

CUÁNDO IR: La temporada alta en Malta va de los meses de abril a octubre, época donde es posible darse un baño. En verano suelen haber unas doce horas de sol. Posee un clima mediterráneo, soleado y seco, aunque los meses de otoño suelen ser húmedos y es donde suele caer buena parte de las escasas precipitaciones. Las temperaturas en invierno alcanzan los quince grados con posibilidades de vientos de procedencia norte que si te tocan pueden hacerte la estancia bastante desagradable. En los meses de julio y agosto el calor puede ser abrasador, por lo que lo ideal serían los meses de mayo, junio, septiembre y octubre.

MONEDA: Desde el 1 de enero de 2008, Malta pasó a formar parte de la Eurozona, utilizándose desde entonces el euro. En las monedas se representa la Cruz de Malta, el escudo de armas del archipiélago y los templos megalíticos de Mnajdra que son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Las tarjetas se aceptan con toda facilidad en hoteles, restaurantes y demás sitios turísticos. Hay un gran número de cajeros automáticos y oficinas de cambio para quienes necesiten utilizarlas.

SANIDAD: La tarjeta sanitaria europea permite recibir atención médica en cualquier país miembro de la Unión Europea de manera gratuita. La asistencia sanitaria en Malta se puede obtener acudiendo a hospitales públicos y privados y la calidad de asistencia suele ser excelente. No son necesarias vacunas de ningún tipo y como país de sol, dada su latitud, hay que tomar la protección necesaria evitando las horas centrales del día y protegerse con las debidas cremas. El número de emergencias es el 112. Respecto a los requisitos por el COVID los cuento unos párrafos más abajo en mi llegada a territorio maltés.

IDIOMA: El maltés es el idioma oficial, junto al inglés, en Malta. Tanto la red viaria como la señalización de las calles suele estar en los dos idiomas.

ELECTRICIDAD: La corriente es de 220/240 voltios y los enchufes son de tipo inglés, rectangulares con tres clavijas, siendo fácil encontrar adaptadores.

CONDUCCIÓN: Se debe tener muy en cuenta que en Malta se conduce por la izquierda y que si no lo has hecho nunca, como era mi caso, te costará adaptarte a ello. Existen límites de velocidad de 80 km/h por carretera y de 50 km/h en zonas urbanas. No hay autopistas. Son válidos los permisos de conducir nacionales e internacionales y se recomienda contratar un seguro a todo riesgo. La presencia de policía suele ser escasa. Además en más de un caso, los malteses van por encima del límite de velocidad y son impredecibles.

TRANSPORTES: Malta tiene una red barata de rutas de autobuses que llega hasta casi cualquier punto de la isla, al igual que en Gozo. El problema es que las conexiones que tienes que llevar a cabo muchas veces para llegar a determinados sitios son ilógicas y supone un tiempo de oro, además de que las frecuencias de paso en algunas líneas dejan mucho que desear, incluso dejándote en la estacada más de una vez.

Aunque Malta era muy conocida por las fotografías de autobuses británicos antiguos, estos han sido reemplazados por vehículos modernos con aire acondicionado y que no contaminan tanto.

En cuanto a los taxis oficiales son blancos y tienen tarifas fijas desde el aeropuerto a los principales destinos. Para otros trayectos hay empresas con licencia que proporcionan coches con conductor para viajes cortos o días completos.

Respecto al ferri, La Valeta y la zona turística de Sliema están comunicadas continuamente por este servicio, además de llegar hasta las Tres Ciudades, siendo la manera más rápida de cubrir estos trayectos. El ferri de Gozo navega día y noche y tarda media hora, llevando personas y vehículos.

Tras estas pequeñas referencias prácticas, comienzo el diario de Malta, como casi siempre, desde el aeropuerto de Barajas, donde mi vuelo despegaría a las 13:30, con media hora de retraso, teniendo una travesía tranquila y llegando a las 16:10 al aeropuerto internacional de Luqa.

Realizado el desembarco llegaría el momento de enfrentarse a los controles sanitarios por el COVID – 19. Los requisitos para los españoles, en estos momentos, eran presentar el certificado de vacunación de la Unión Europea con la vacunación completa y pasados 14 días desde la administración de la segunda dosis. A esto había que añadirle la presentación de un formulario que conseguiría en la página: https://app.euplf.eu/#/form.

Con todo en orden, por fin podría dirigirme a los mostradores de alquiler de vehículos. Como siempre la reserva la había hecho con www.rentalcars.com, que a su vez me había conseguido un coche con el proveedor Greenmotion. El precio sería increíblemente barato. Sólo 58,40 por cinco días. Aunque luego decidiría, como siempre hago, incluir el seguro Premium con cobertura total que me costaría 45,60 euros. Aún así el precio seguía siendo casi de risa. De hecho creo que nunca he pagado tan poco por un coche de alquiler.

Y había llegado el momento de afrontar el gran reto de este viaje para mí, que no era otro que la conducción por la izquierda, porque, efectivamente, nunca antes me había enfrentado a ello.

La primera sensación de encontrarme con el volante a la derecha y estar situado en el lugar del copiloto para conducir se me haría realmente extraña, así que tras permanecer unos minutos asimilándolo, arrancaría  y empezaría a dirigirme a la salida del aeropuerto.

No voy a negar que iba bastante nervioso, por lo que en cuanto tuve la oportunidad comencé a seguir a algún coche que me hiciera de referencia y de esta manera no equivocarme colocándome en el carril indebido.

Poco a poco me iría relajando, aunque es cierto que no puedo decir que fuese con confianza, de hecho iba un poco perdido al ser todo al revés de cómo normalmente estás acostumbrado a conducir. Lo más difícil para mí sería el cambio de marchas y no saber muy bien donde tenía que mirar por los retrovisores, además de irme, a veces, demasiado hacia la propia izquierda, no rozando ese lado del vehículo de milagro.

Afortunadamente, sólo me separaban 11 km de la localidad de Sliema, donde estaba mi alojamiento, y no había tráfico, por lo que en sólo un cuarto de hora ya estaba aparcando, no costándome tampoco encontrar sitio.

Había elegido el hotel Mr Todd ya que me encontré una excelente oferta en booking por 35 euros por noche con desayuno incluido. La relación calidad precio fue buenísima, pues el hotel no podía estar mejor. Muy bien situado, con habitaciones amplísimas y muy limpias. Camas muy cómodas y el baño estaba perfecto, incluso parecía nuevo. El personal de recepción sabía algo de castellano y era muy amable, por lo que no se podía pedir más.

Tras deshacer el equipaje y descansar un poco, dado que eran sólo las 18.00, me pareció una buena idea salir a dar un paseo por esta zona de Malta, pues aunque era de noche, no sabía si iba a tener oportunidad de verla con la luz del día, debido a la gran cantidad de planes que tenía en mente.

La localidad de Sliema ocupa la península que está al norte de La Valeta y es uno de los enclaves turísticos por excelencia de la isla con abundantes hoteles, albergues, bares, discotecas, restaurantes y una gran actividad comercial. Es además una zona mucho más económica que la capital y está muy bien comunicada.

Hacía una noche agradable y mi idea era recorrer el paseo marítimo Tower Road que va conectando unas localidades con otras y es el principal punto de encuentro de la localidad.

El primer edificio que me sorprendería sería una fortificación litoral británica del siglo XIX llamada Il – Fortizza y que hoy hace las veces de restaurante.

Il Fortizza. Sliema

Poco después me toparía con una de las torres defensivas construidas en el siglo XVII y a la que llaman St. Julians, señal que entraba en la población del mismo nombre y que es un ensanche de la propia Sliema. Aunque el urbanismo de hormigón de esta zona no ofrece ningún atractivo, la agradable ensenada de Balluta es una excepción en la que resalta la iglesia de Nuestra Señora del Monte Carmelo, de estilo neogótico, que domina todo el paisaje con su excepcional ubicación.

Ntra Sra del Monte Carmelo. Bahía de Balluta

Ntra Sra del Monte Carmelo. Bahía de Balluta

Torre de St. Julians

Continuaría bordeando la costa hasta entrar en la coqueta bahía de Spinola adornada por sus luzzus multicolores (embarcaciones típicas maltesas) meciéndose bajo la luz de las estrellas, así como el palacio de Spinola, del siglo XVII, situado en el centro de esta zona comercial y residencial, el cual le da nombre a la misma.

Bahía de Spinola

Aquí se encuentran las famosas letras LOVE del revés. Realizadas de esta manera para poder leer esta palabra reflejada en el mar cuando se les da la iluminación adecuada, que no fue el caso. Enfrente de las mismas hay una pequeña plaza con una escultura que embellece algo más esta área.

Letras Love. Bahía de Spinola

Plaza Bahía de Spinola

Una cuesta algo empinada me llevaría casi de forma directa al caro y elitista barrio de Portomaso, al cobijo del enorme rascacielos del mismo nombre, con su pequeño puerto repleto de lujosas embarcaciones, el casino y el hotel Hilton. El citado rascacielos es el edificio más alto de Malta con casi cien metros de altura, albergando un centro comercial e incluso una discoteca.

Portomaso

Hotel Hilton. Portomaso

Bahía de Portomaso

El complejo en su conjunto ha sido objeto de numerosos premios internacionales en las categorías de mejor Marina y desarrollo de lujo.

Sería aquí donde decidiría plantarme y darme la vuelta, pues tenía que deshacer todo lo andado, lo que me llevaría otros 45 minutos.

Cerca ya del hotel me llamaría la atención una cafetería llamada Carolinas Petit, decorada de forma algo cursi a la par que con encanto, con tazas y platillos en el techo, además de candelabros y una caja registradora de época. Más allá de la decoración me llevaría una completa decepción, pues pediría un wrap de pollo y bacon que dejaba bastante que desear y una tarta de limón insípida que no sabía a nada y estaba seca. Ello acompañado de una coca cola a la que no consintieron echarme hielo. La broma me saldría por 17 euros y tardaron en servirme esta gran cena unos cuarenta minutos. Por lo que no caigáis en el error de dejaros seducir  por una decoración llamativa, porque fue un auténtico fiasco.

Cafetería Carolinas Petit

Cafetería Carolinas Petit

Con esta cena tan decepcionante me iría a descansar, aunque ilusionado de mañana poder comenzar a descubrir los secretos de las islas maltesas.


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