7 de Diciembre de 2021.
Nada más
salir a la calle, mi gran sorpresa sería el viento gélido y violento que
soplaba. Si en los días anteriores, este sólo me había acompañado en momentos
muy concretos, hoy parecía que iba a ser la nota predominante de la jornada. No
obstante, no era la suficientemente fuerte como para impedirme llevar a cabo
mis planes, por lo que estos seguirían adelante.
A sólo
quince kilómetros de mi hotel de Sliema y poco más de veinte minutos realizaría
la primera parada del día. Se trataba de Clapham
Junction, el nombre que se le ha dado a unos surcos paralelos, de hasta 50
o 60 cm de profundidad, impresos en las rocas de una hermosa y agreste meseta.
Es probable que los formaran vehículos que llevaban piedras de las canteras
próximas en época clásica. Pero el problema de esta interpretación es que
algunas de las marcas continúan subiendo pendientes pronunciadas, a través de
profundas fisuras y abismos, y hasta escarpados acantilados, lo que no es
compatible con las toneladas de material que se movían y las distancias
recorridas.
Clapham Junction |
En
cualquier caso esa es sólo la teoría más razonable, porque se han sugerido
otras muchas sin que se llegue a un consenso claro al respecto, incluso algunas
tan absurdas como que se trata de las huellas que han dejado las naves de los
extraterrestres.
Por cierto,
que esta curiosa denominación Clapham Junction le fue dada por los británicos
en recuerdo a los cruces de las líneas de ferrocarriles londinenses.
Con todas
las incógnitas mencionadas en el aire abandonaría el lugar y aprovechando la
cercanía, de sólo dos kilómetros, llegaría al palacio Verdala, visible desde gran parte del sur de Malta gracias
a sus torreones almenados que parecen flotar sobre un denso bosque. El palacio,
que no se encuentra abierto al público, debiendo por tanto conformarme con ver
su aspecto exterior, sería construido en
1588 como residencia de verano para el gran Maestre Hughes de Verdalle, siendo
ahora utilizado con la misma función por el presidente maltés e incluso para
albergar a autoridades de otros países.
Palacio Verdala |
El bosque que lo rodea es conocido como Busketts Gardens y es el único paraje boscoso de Malta, siendo muy utilizado por la población en los calores veraniegos. Tiene su origen en el siglo XVII cuando el Gran Maestre Lascaris decidió plantar un bosque con el propósito de criar halcones de cetrería, gran afición de los Caballeros de la Orden. En él se contiene una variada selección botánica de árboles como pinos, abetos aromáticos, robles, naranjos, limoneros y olivos.
A
continuación llegaría hasta Dingli
Cliffs, unos acantilados que se mantienen vírgenes y sin urbanizar, lo cual
constituye un privilegio en Malta.
A excepción
de una pareja, me encontraría prácticamente sólo, animándome a pasear un rato
por la zona y así poder contemplar la altura de más de 250 metros que alcanzan,
lo que sería importante a lo largo de la historia, pues proporcionaban una
defensa natural contra piratas e invasores.
Acantilados Dingli Cliffs |
Acantilados Dingli Cliffs |
El pero que yo pondría sería que desde el mirador donde se deja el coche, los acantilados se ven muy lejanos, habiendo entre medias campos de cultivo y terrenos, por lo que desde este punto no caen de forma abrupta y directa al mar como yo esperaba, por lo que me llevaría cierta decepción. No obstante, el paisaje es bien bonito y creo que merece la pena llegar hasta aquí.
En este
punto también se puede observar la pequeña capilla
de Santa María Magdalena, construida en 1646, en el borde de los
acantilados, representando el punto más alto de las islas maltesas, a
aproximadamente 260 metros del nivel del mar. Desde aquí y a lo lejos se divisa
el islote despoblado de Filfla, reserva natural para aves marinas situado a
cinco kilómetros de la costa.
Iglesia de Santa María Magdalena. Dingli Cliffs |
Mi siguiente parada estaba situada a unos veinte minutos y once kilómetros de distancia y sería para admirar la bahía de Fomm Ir – Rih. Tengo que decir que la accesibilidad no es su punto fuerte, pues es necesario afrontar una fuerte pendiente de bajada, que luego habrá que volver a hacer en sentido contrario, que impone ciertamente, pero el maravilloso espectáculo natural con el que te encuentras bien merecen esos momentos de cierta tensión al volante. En cualquier caso siempre se podrá hacer caminando si se ve muy complicado.
Pocos
segundos después de salir del coche, las vistas ya eran absolutamente
increíbles, el paisaje irreal y como sacado de una serie de ciencia ficción.
Bahía Fomm Ir - Rih |
Pronto tomaría una senda que me haría tener nuevas perspectivas de los acantilados que caen aplomo sobre el mar en esta zona, así como la isla de Gozo en la lejanía, como queriendo compensarme lo que me había sucedido en la anterior visita y es que esto era justo lo que quería encontrar. Lástima que algo más adelante un cártel prohibía terminantemente que se siguiera el camino por peligro extremo de desprendimientos, así que haría caso y me quedaría justo en ese punto disfrutando de este idílico lugar.
Bahía Fomm Ir - Rih |
Bahía Fomm Ir - Rih |
Mi ruta continuaría hacia lo que se conoce como Líneas Victoria. Estas son doce kilómetros de fortificaciones, que se extienden todo lo ancho de malta y fueron construidas por los ingleses a finales del siglo XIX.
La idea era
impedir una invasión por tierra de un ejército que hubiera anclado al norte de
la isla. El muro defensivo, construido en una gran cresta natural, une tres
fuertes – uno en cada extremo y otro en medio. Aun así quedaron obsoletos a los
pocos años de su finalización en 1897, pero dicen que el camino que hay por
encima del muro permite dar estupendo paseos con vistas panorámicas.
Líneas Victoria |
En mi caso me conformaría con verlas desde el mirador situado en la carretera, justo al lado de la capilla de Nuestra Señora de Itria, desde donde además se consigue una buena perspectiva de la población de Mgarr en la lejanía.
Capilla de Ntra Sra de Itria |
Mgarr desde Líneas Victoria |
Las siguientes paradas serían para conocer otros dos importantes yacimientos arqueológicos catalogados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad y que permiten, una vez más, acercarse a la singular y única tradición de la construcción de templos en Malta durante la Edad del Cobre entre 3600 y 2500 a.C.
En primer
lugar me acercaría hasta Skorba que
consta de dos restos de templos que permanecieron sin tocar durante las dos
primeras fases de las excavaciones arqueológicas en los lugares de los templos
en los siglos XIX y XX. Ahora bien, a partir de los años sesenta del pasado
siglo XX se sacaron a la luz importantes restos de cerámica, huesos de animales
y trigo que han permitido datar el yacimiento entre los periodos neolítico y la
Edad del Bronce.
Templos de Skorba |
En Skorba se construyó un templo típico con tres ábsides en los años 3600 – 3200 a.C., en el lugar de un pueblo que había estado habitado ya desde el lejano neolítico. Un segundo templo se añadió en la parte este en los años 3150 – 2500 a.C., que estaba en un estado más ruinoso cuando fue descubierto, pero que originalmente tenía cuatro ábsides y una hornacina central.
En el
complejo se han hallado grupos de estatuillas, así como restos de cerámicas
grises y rojas.
En segundo
lugar visitaría los dos templos que componen el yacimiento de Ta´Hagrat, los cuales datan de los años
3600 – 3200 a.C. Es por ello que figuran entre los más antiguos edificios
destinados a templos en Malta y están extraordinariamente bien conservados.
Templos de Ta´Hagrat |
Los numerosos objetos de alfarería encontrados en este lugar sugieren que estos dos templos fueron edificados sobre un antiguo pueblo. Entre los hallazgos figura un descubrimiento único: un pequeño modelo de un edificio en piedra caliza.
El templo
más grande está situado en medio de un gran patio semicircular. La
impresionante fachada con una puerta de entrada monumental fue reconstruida en
1937. Para acceder a la entrada principal hay dos escalones y un corredor
flanqueado por grandes montantes de piedra caliza coralina. El suelo del
corredor que sigue a la entrada se compone de dos grandes bloques de piedra
colocados con una gran precisión.
Templos de Ta´Hagrat |
Templos de Ta´Hagrat |
Son por tanto un grupo de templos que representan una tradición arquitectónica única en la historia de la Humanidad.
Dado que
este último templo se encontraba a pocos metros del centro de la localidad de Mgarr, aprovecharía para llegar
caminando al mayor tesoro de la misma. Me refiero a la monumental iglesia de la Asunción, más conocida
por los lugareños como la iglesia del Huevo, construida hacia 1930 con la
recaudación de la venta de este producto. De hecho, su diseño ovalado tiene la
forma de un huevo.
Iglesia de la Asunción. Mgarr |
Su interior se encontraba cerrado en este momento, así que optaría por continuar hacia mi siguiente destino, que me hacía especial ilusión.
En sólo
quince minutos y 7,5 kilómetros me plantaba en Anchor Bay, bautizada así en alusión a las numerosas anclas de
piedra romanas halladas en el mar. Me imagino que muchos os habréis quedado con
cara de decepción pensando que si esto era lo que tanta ilusión me hacía. Pero
es que es aquí donde se encuentra un famoso plató cinematográfico, el famoso Popeye Village.
Pero antes
de visitarlo, comenzaría parando en la explanada que se encuentra justo
enfrente del mismo y ofrece unas hermosas vistas tanto de la bahía como del
parque temático. Si no te apetece pagar la entrada o, simplemente, no tienes
tiempo, es una buena opción para llevarte una idea del mismo.
Popeye Village |
Popeye Village |
En mi caso, y tras las fotos panorámicas de rigor, me dirigí a comprar el ticket correspondiente con un coste de 12 euros. Incluye una tarjeta postal que tú elijas entre diferentes opciones, así como un bol de palomitas y el disfrute de todos los espectáculos que se dan dentro del parque.
Popeye
Village fue el escenario de la producción de 1980 de Popeye, una reinvención en
vivo del marinero que come espinacas y fuma en pipa que los que ya tenemos
cierta edad recordamos con cariño tanto por los dibujos animados como por esta
película.
Popeye Village |
Cuando comenzó la construcción en 1979, se importaron troncos de Holanda para crear los 19 edificios de madera que componen el pueblo, las tejas de los tejados se importaron desde Canadá y se llegaron a utilizar hasta ocho toneladas de clavos. La creación del set de rodaje masivo requirió un equipo de construcción de 165 personas y siete meses de trabajo intensivo.
La película fue producida por Paramount Pictures y
Walt Disney Productions, dirigida por Robert Altman y protagonizada por actores
de renombre como Robin Williams en el papel de Popeye, Shelley Duvall como Olive
y Paul L. Smith como Bluto.
Popeye Village |
Aunque el rodaje terminó hace ya más de cuarenta años, desde entonces y poco a poco, el escenario de película descuidado y desierto se fue transformando en un parque temático apto para toda la familia, siendo el único plató cinematográfico que aún se conserva en Europa.
Aunque es cierto que Popeye Village no es conocido por
su gran tamaño, sí es cierto que posee los suficientes atractivos como para
pasar al menos una agradable mañana.
De primera existen diferentes espectáculos que en
diferentes horarios se suceden en las mismas calles del parque con los
personajes principales y las canciones por todos escuchadas. También se puede
deambular por un pequeño museo que te guía a través de la historia de los
comics o ver un breve documental sobre el proceso de filmación de la película.
Popeye Village |
Popeye Village |
También es entrañable ver las diferentes salas donde los elfos preparan los regalos de Navidad y emocionante estar en la misma casa de Popeye y Olive y poder sentarte en la misma mesa donde lo hicieron los actores de Hollywood.
Sala de Elfos. Popeye Village |
Sala de Elfos. Popeye Village |
Popeye Village |
Por cierto, que cuando llega el buen tiempo también se puede realizar un paseo en bote de veinte minutos por la bahía de Anchor en un barco de estilo antiguo. Para que lo tengáis en cuenta los que vengáis en otras estaciones.
Y sobre todo, y lo más especial, fijarse en cada detalle
de este museo al aire libre que te lleva al mundo ficticio de Popeye. Entre las
casas que se representan están la cabaña del marino, la casa de Olive, la
oficina de correos, las casas del zapatero y el platero, la estación de
bomberos, la tienda del dentista y la casa del panadero.
Popeye Village |
Popeye Village |
Eran las 14:30 cuando me despedía de este lugar, que por unas horas me había hecho regresar a la niñez, y ponía rumbo a la cercana bahía de Mellieha, donde quería ver la playa del mismo nombre que está considerada la más larga de la isla de Malta. Se caracteriza por sus aguas bajas con arena con una leve pendiente.
Bahía de Mellieha |
Es una pena que la carretera principal transcurra a lo largo de toda la bahía, pero las arenas doradas y las aguas claras son estupendas para pasar el día en verano. Evidentemente, ahora no había ni un alma.
Acto
seguido me adentraba en los límites del norte de la isla, conocidos como Marfa Ridge, los cuales en los mapas se
asemejan a la cola de un pescado atrapada en el perímetro circular de la isla.
Aquí realizaría dos paradas. La primera en la Torre Roja, también conocida como Santa Águeda, construida en 1649,
desde donde se obtienen unas excepcionales vistas de las islas de Gozo y
Comino. Este sería, sin duda, su principal reclamo.
Torre Roja |
La torre por su parte fue una de las principales posiciones defensivas durante la época de los Caballeros de San Juan y estaba equipada con cañones y una guarnición de 30 hombres, suministrándole suficiente comida y municiones para resistir un asedio de 40 días. Los muros exteriores tienen unos cuatro metros de espesor a través de los cuales se cortaron pequeñas ventanas. Un atrincheramiento bajo en forma de estrella que sirve como plataforma de armas construida en los flancos traseros de la Torre es una adición del siglo XVIII. Durante el período británico se utilizó con fines de defensa y se siguió utilizando en las dos Guerras Mundiales.
Isla de Gozo desde Torre Roja |
Desgraciadamente, su interior se encontraba cerrado, así que tras deleitarme con las vistas continuaría hacia la que sería la segunda parada: los brutales acantilados de Ras Il Qammieh.
Para llegar
hasta ellos no hay pérdida posible pues sólo tendría que seguir la carretera en
mal estado que me llevaría hasta una antigua estación de radar abandonada.
Tanto en este punto, como unos cuantos metros atrás, podría deleitarme con unas
panorámicas increíbles, observando cómo los acantilados caen a plomo sobre el
mar, hacia un lado, y hacia el otro, nuevas perspectivas de las islas de Gozo y
Comino y de la terminal de ferries de Cirkewwa, donde llegaría sin mucho
tardar.
Mirador Ras Il - Qammieh |
Mirador Ras Il - Qammieh |
Isla de Gozo desde Mirador Ras Il - Qammieh |
Isla de Comino y terminal de Cirkewwa desde Mirador Ras Il - Qammieh |
Efectivamente, tal y como comentaba en el párrafo anterior, había llegado el momento de dejar la isla de Malta y dirigirme hacia la isla de Gozo, la segunda más grande del archipiélago maltés.
Para ello
me dirigí hacia la terminal de ferries de Cirkewwa,
que conecta el norte de la isla de Malta con la bahía de Mgarr de Gozo, en el sur de esta isla. Tienen una
frecuencia aproximada de media hora y salen tanto de día como de noche, lo que
asegura que ambas islas están siempre conectadas. El billete se paga al volver,
por lo que a la ida sólo tienes que colocarte donde te indiquen los
trabajadores del puerto y esperar a que te dejen embarcar.
El mar
estaba furioso y el barco se tambaleaba de un lado a otro, como si fuera de
juguete, pero contra todo pronóstico no me mareé y conseguí salir ileso
situándome en la cubierta más alta, que era donde más soplaba el viento, lo que
haría de medicamento perfecto para que el malestar no me ganara la batalla. Además
podría ir disfrutando de las vistas de la isla de Comino, la única de las tres
importantes que no podría visitar ya que no hay barcos que lleguen a ella en
invierno. El ferry rodea la mitad de la misma, así qué te puede hacer una idea
de sus dimensiones e incluso puedes ver uno de sus iconos a lo lejos como es la
torre de Santa María.
Isla de Comino desde ferry hacia Gozo |
Isla de Comino desde ferry hacia Gozo |
En el tiempo previsto empezaba el desembarco en la isla de Gozo, donde ya en tierra me dirigí hacia la única visita que todavía me daría tiempo a hacer con la poca luz que quedaba.
Se trataba
de la iglesia de San Juan Bautista,
situada en la localidad de Xewkija y
conocida popularmente como la rotonda de Xewkija, valga la redundancia. Domina
gran parte de la isla de Gozo y los habitantes de esta isla dicen que es la
tercera cúpula más grande de Europa, si bien los habitantes de Mosta, en la
isla de Malta, como ya vimos, aún afirman que la suya es mayor.
Rotonda de Xewkija |
Rotonda de Xewkija |
El arquitecto D´Amato se inspiró en la basílica veneciana de Santa María de la Salute para construir esta iglesia con caliza de la zona. Las obras comenzaron en 1951 y se concluyeron veinte años más tarde.
Al salir de
su interior ya era de noche, así que no dudé en dirigirme a mi alojamiento en
el pequeño pueblo de San Lawrenz. Se
trataba de una agradable casa rural situada en el centro de la población
llamada Shanti Ghar Gozo.
En la
planta baja vive la familia, mientras que la planta superior está reservada a
los huéspedes, encontrándome sólo en la misma, con un salón de lo más agradable
y una habitación amplia y confortable con cama de matrimonio y baño individual.
También tenía un calefactor que no desaproveché ya que hacía frío. La noche me
saldría por 36 euros.
B&B Shanti Ghar. San Lawrenz |
B&B Shanti Ghar.San Lawrenz |
Tras relajarme un rato en la casa, saldría a buscar un sitio para cenar en el pueblo, pero se encontraba todo cerrado. No sé el motivo, así que aprovecharía para visitar su iglesia y volver a mi alojamiento para coger el coche y dirigirme a la cercana localidad de Gharb, donde me recibiría su preciosa iglesia en el centro de la localidad.
Iglesia de Gharb |
Sin buscar demasiado, me llamaría la atención un restaurante, que se encontraba bastante lleno, llamado Rangers Bar, así que no dudé en elegirlo para mi cena.
Sería todo
un acierto, pues la sopa de pescado estaba riquísima y la pasta rellena de
queso era contundente y también muy sabrosa. Además me pondrían unas tostas de
aperitivo y bebería una cerveza maltesa típica. Todo me saldría por 16 euros.
De nuevo en mi alojamiento, repasaría la ruta de mañana y sin casi poder reaccionar caería vencido por el sueño.
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