21 de Agosto de 2021.
Hay que
reconocer que el mundo de los viajes siempre es algo incierto respecto a si
volverás o no a un destino. Y es que puede suceder que acabes de nuevo en un
lugar ya visitado mucho antes de lo que pensabas, que aquella ciudad a la que
no tenías dudas de que volverías no la vuelvas a pisar nunca más, o que aún
queriendo regresar a los pocos años a ese rincón que te entusiasmó pasen, sin
embargo, más de veinte años hasta conseguirlo y sin apenas darte cuenta de
haber transcurrido tanto tiempo. Y es que las carambolas, los imprevistos y los
caprichos del destino son un constante en el maravilloso mundo de los viajes.
Y contra
todo pronóstico, eso de lo que hablaba en el párrafo anterior, me volvería a
suceder este año. Como ya sabéis, los que me seguís, durante la primera
quincena del mes de julio, me escaparía a los Balcanes a conocer principalmente
Bosnia - Herzegovina y Montenegro, pasando, antes de afrontar esos países, tres
días en Dubrovnik, por lo que como imaginaréis no tenía intención de volver a
esta zona, al menos este año. Además ya conocía de otra incursión la península
de Istria, al norte de Croacia, así como Ljubljana, capital de Eslovenia, y
Koper y Pirán, las dos localidades costeras más importantes de este último
país, así que a todas luces era más que improbable terminar otra vez por esta
parte de Europa.
Pero,
efectivamente, el destino y la conjunción de todos los astros harían que en
poco más de un mes volviera a esta zona y más concretamente a Croacia, la cual
pisaría por tercera vez.
Bandera de Croacia en la muralla de Dubrovnik |
Dado que el
viaje anterior había sido en solitario, este correspondía al que casi todos los
años suelo hacer con mi grupo de amigos, así que una tarde de sábado nos
reuniríamos para decidir dónde ir. Resumiendo y para que no se haga muy pesado,
la cuestión era que una parte del grupo no quería salir fuera de Europa, aunque
a otros no nos hubiera importado cruzar el charco y terminar en algún país
americano abierto al turismo, pero para acabar todos juntos y después de
descartar los países europeos con más restricciones por el tema del COVID,
aquellos que para algunos no eran apetecibles y otros que ya conocíamos una
parte, el que más consenso tuvo sería Croacia, que aunque yo ya había estado,
no tendría inconveniente en volver siempre que no volviéramos a Istria,
realizando así una ruta de norte a sur, donde descubriríamos muchos de los
principales destinos turísticos del país y otros que no lo son tanto, comenzando
en Zagreb y terminando en Dubrovnik, ciudad a la que no me importaba volver
tanto por su belleza como porque entendía que mis amigos no podían quedarse sin
conocerla.
Y es que
Croacia posee un sinfín de lugares para descubrir que te permite volver tantas
veces como quieras. Desde una asombrosa variedad de playas que van desde bahías
arenosas a franjas de guijarros grises y dorados donde en cualquiera de ellas
el agua es extremadamente cristalina hasta el verde y montañoso interior con
increíbles parques nacionales de una gran belleza natural que se pueden
recorrer por senderos serpenteantes, sintiendo el frescor de sus cascadas
desparramándose por todas partes, sin olvidarnos del encanto irresistible de
las infinitas islas que salpican la costa croata o de sus hermosas ciudades
históricas de plazas adoquinadas, rodeadas por murallas y vigiladas en muchos
casos por castillos desmoronados.
Kastel Gomilica |
Parque Nacional Lagos de Plitvice |
Puerta de Plata.Split |
Plitvice, Zadar, Pag, Dugi Otok, Krka, Sibenik, Trogir, Split… Son sólo algunos de los lugares por donde pasaríamos, algunos suenan con fuerza para la gran mayoría y otros todavía son desconocidos por muchos. Todos ellos, sin excepción, nos sorprendieron e incluso nos supieron a poco, habiéndonos gustado disfrutarlos aún más.
A lo largo
de este diario los iré desmenuzando y contando, día a día, todo lo que hicimos
en cada uno de ellos, por si a alguien más le pudiera servir nuestra ruta. Pero
es evidente que las opciones son infinitas en un país como Croacia y dependerá
mucho del tiempo del que se disponga y los gustos de cada uno.
Bandera Croata |
Como siempre hago, pongo a continuación algunos datos y consejos prácticos para moverse por Croacia, pues nunca están demás. Ya los pondría en el diario referente a Dubrovnik del viaje anterior, pero para mayor comodidad para los que estáis leyendo me vuelvo a referir a ellos en las líneas que siguen.
DATOS PRÁCTICOS
CROACIA:
REQUISITOS DE
ENTRADA: Para
entrar en Croacia sólo se necesita el DNI si eres miembro de la Unión Europea o
en su caso el pasaporte en regla, con una vigencia mínima de seis meses.
CUÁNDO IR: La temporada alta
en la costa croata es en julio y agosto. Con sus aguas cristalinas y miles de
islas y bahías, el litoral constituye su principal atractivo. Además el tiempo
es soleado durante esos meses. En esta temporada, los hoteles y complejos
alcanzan el mayor nivel de ocupación, por lo que si se desea disfrutar de unas
vacaciones tranquilas y sin demasiado calor es mejor viajar al país en mayo,
junio o septiembre, cuando el tiempo sigue siendo bueno y no hay tantos
turistas. Otra ventaja de ir en estos meses es que los precios bajan
considerablemente.
MONEDA: La moneda de
Croacia es la Kuna. En todo el país hay agencias de cambio y bancos donde no
hay problema para cambiar divisas. En cualquier caso muchos comercios aceptan
euros aunque no es aconsejable utilizarlos ya que te darán un cambio
desfavorable. Lo mejor es utilizar la tarjeta siempre que se pueda y optar por
el pago en la moneda del país. En las ciudades y grandes poblaciones también se
puede extraer dinero de los cajeros con tarjetas de reconocimiento
internacional.
SANIDAD: Al ser miembro de
la Unión Europea, para viajar a Croacia es suficiente poseer la tarjeta
sanitaria europea, aunque ojo porque tendrás que abonar 1,5 euros por consulta
y 13 euros por cada día de hospitalización hasta un máximo de 263 euros. Por lo
que no está demás contratar también un seguro privado.
IDIOMA: La lengua oficial
es el croata. No es un idioma precisamente sencillo de aprender, pero que
puesto la mayoría de los croatas han estudiado por lo menos una lengua
extranjera, el visitante se puede hacer entender en casi todas las situaciones.
El italiano, el alemán y el inglés son los idiomas más extendidos, sobre todo
en los complejos turísticos de la costa y en aquellos lugares en contacto
continuo con los turistas, como puedes ser restaurantes y tiendas. Los jóvenes
croatas suelen hablar un inglés muy bueno, por lo que conviene acudir a ellos
si uno se defiende bien en esta lengua.
ELECTRICIDAD: La corriente
eléctrica, al igual que en España, es de 230 V y 50 Hz, utilizándose también en
Croacia los enchufes europeos redondos.
CONDUCCIÓN: La red de carreteras
croatas es muy extensa y presenta un estado de conservación razonablemente
bueno. Es obligatorio el uso del cinturón de seguridad en todo momento, tanto
en los asientos delanteros como en los traseros. Los niños menores de 12 años
deben viajar en el asiento de atrás. Los límites de velocidad son de 50 km/h en
población, 80 km/h en las afueras de las
zonas urbanizadas y de 130 km/h en las autovías. La señalización vial es
prácticamente idéntica a la utilizada en el resto de Europa. En las autovías
hay determinados tramos en los que hay que pagar peaje. La vía con mejores
panorámicas es la que recorre la costa adriática.
TRANSPORTES: La población local
utiliza mucho los autobuses, un
medio de transporte que puede resultar de gran utilidad para el visitante,
aunque siempre resulte complicado comunicarse con los empleados de las
taquillas y los conductores ya que muchos no saben inglés. La red de autobuses
en el país es muy extensa y ofrece numerosas conexiones y destinos, aunque los
billetes son más caros que los de los trenes para el mismo trayecto. Hay
servicios diarios entre los pueblos y ciudades de Croacia, y autobuses
nocturnos que cubren las rutas más largas. El tren, sin embargo, no es un medio de transporte popular para los
desplazamientos por el interior, salvo en el área de Zagreb, pues la red
ferroviaria no ha sido modernizada adecuadamente y ello se ve reflejado
claramente en la larga duración de los viajes. Por su parte, los servicios de transbordador son muy buenos y
constituyen probablemente la mejor opción cuando se quiere recorrer toda la
costa, aunque no sea el medio de transporte más económico. También existe una
amplia red de conexiones entre las islas y tierra firme, especialmente en
verano, reduciéndose considerablemente en otros meses.
En esta
ocasión y para ir algo más calmados, sin las prisas que supone volar nada más
salir de trabajar, elegiríamos el sábado para iniciar nuestro viaje. Dado que
nuestro vuelo despegaba a las 16:20 decidiríamos encontrarnos en el aeropuerto
a las 14:00 para ir con tiempo suficiente al pasar los controles, y menos mal
porque llegaríamos casi de los últimos a la puerta de embarque dado que no
había mucho personal en las cabinas de control y sí que éramos muchos los que
volábamos.
La compañía
que elegimos para volar sería, una vez más, Iberia, por el increíble precio que
encontramos. Entrando a Croacia por Zagreb y saliendo por Dubrovnik nos saldría
por 170 euros. Increíblemente barato, como se puede ver.
Aunque el
vuelo despegó con un retraso de diez minutos, aterrizaríamos en hora, llegando
a las 19:05. Como me pasó la vez anterior en Dubrovnik, tendríamos que superar
los controles que hace la policía croata para el tema del COVID. En este caso
todos los adultos estábamos ya vacunados con las dos dosis y habían pasado 14
días desde la segunda, por lo que teníamos nuestro certificado sanitario
europeo, mientras que los niños llevaban una prueba de antígenos realizada 48
horas antes de entrar en el país. Así que con todo en regla no tendríamos
ningún problema en pasar los controles.
Acto
seguido nos dirigimos a retirar el coche de alquiler. Habíamos realizado la
reserva con www.rentalcars.com que a su vez nos
había asignado la empresa Keddy. Nos
correspondió un Opel Vivaro monovolumen de ocho plazas con un maletero enorme.
Los quince días con el seguro premium nos saldría por 1640 euros. El problema
sería que tendríamos que esperar más de hora y media hasta que nos lo pudieron
entregar ya que lo traían desde Split y allí el anterior usuario lo había
devuelto con tres horas de retraso. Así que nos lo tomamos con calma y
estuvimos tomando algo en una terraza del aeropuerto.
Por fin,
con todo en orden, pondríamos rumbo hacia nuestro primer destino, que no era
otro que la capital del País: Zagreb, la cual se encuentra tan sólo a 15 km del
aeropuerto, por lo que en sólo veinte minutos llegábamos al que iba a ser
nuestro alojamiento esta primera noche. Habíamos elegido el Delux Apartment LEA, pagando el
increíble precio de 97 euros. Sí, no es broma, en pleno centro de Zagreb y un
apartamento para 7 personas. Cuesta creérselo. Además estaba muy bien, con
habitaciones amplias, limpio y todo lo necesario para una estancia perfecta. Su
ubicación era en Vlaska Ulia, 62.
Tras
acomodarnos decidiríamos salir a cenar y decidiríamos no complicarnos y en la
primera pizzería que encontramos allí que nos sentamos. No pinchamos, sino todo
lo contrario, las pizzas estaban muy jugosas, especialmente la de de pepperoni
y la de seis quesos. El lugar se llamaba Zero
Zero.
Eran más de las once cuando terminábamos pero aún así, nos animamos a dar una pequeña vuelta por el centro histórico, ya que estábamos al lado, y así lo veíamos iluminado. Tras esto nos iríamos al apartamento y caeríamos rendidos en nuestras camas.
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