DIA 14. MONTENEGRO. Ulcinj, Stari Bar, Petrovac, Sveti Stefan y Budva

15 de Julio de 2021.

Ulcinj es la ciudad costera más meridional de Montenegro, cerca ya de la frontera con Albania por lo que recibe gran cantidad de turistas de este país y puede llegar a saturarse en verano, más incluso que otras ciudades más famosas.

Fundada por los griegos en un promontorio sobre el mar, los romanos la dotaron de excelentes defensas. Durante la Edad Media destacó su puerto, utilizado como salida al mar por los príncipes serbios. En 1404 fue conquistada por los venecianos, quienes la mantuvieron en su poder hasta su caída en manos turcas en 1571. Entonces se convirtió en base de los piratas musulmanes, sobre todo albaneses, en la que surgió un destacado mercado de esclavos.

La dependencia de los turcos cambió la imagen de Ulcinj hasta transformarla en una ciudad musulmana con sus mezquitas, baños, fuentes y demás edificios característicos.

Lo más importante de Ulcinj y por lo que merece la pena parar a conocerla es su Ciudad Vieja, donde me centraría, asentada sobre unas murallas impresionantes  que dan la sensación de caer directamente al mar.

Ulcinj

Esta posee dos puertas de acceso: la del Mar y la de Tierra Firme. Junto a la primera me encontraría el palacio fortificado Balsic, que toma el nombre de la dinastía serbia que gobernó la zona a finales de la Edad Media. Hacia el este se encuentra el palacio veneciano con pórtico tardío que sirve hoy como Ayuntamiento.

Puerta de Tierra. Ulcinj

Ciudad Vieja. Ulcinj

Otro lugar interesante es el Museo local, donde no es necesario entrar para poder apreciar en su espacio la iglesia del siglo XVI que se convirtió en mezquita en 1693, de la que todavía se conserva el alminar en ruinas.

Iglesia y Alminar. Ulcinj

No puede faltar callejear por sus calles, pero sin duda, el rincón más bonito de Ulcinj, al menos para mí, es la pequeña plaza de los Esclavos, donde se encuentra la estatua de Cervantes, y aseguro que no es por simpatías hacía el autor español, sino por el propio espacio en sí, con una calle que asciende en cuesta con plantas adornando sus lados y cojines en el suelo, además de las preciosas vistas que se obtienen desde la misma.

Plaza de los Esclavos y Estatua de Cervantes. Ulcinj

Ciudad Vieja. Ulcinj

Y os preguntaréis que hace una escultura del autor de El Quijote en un lugar tan remoto. La leyenda dice que cuando Cervantes fue capturado por los piratas berberiscos en 1575 sería trasladado a Ulcinj, y no a Argel, como siempre se ha dicho. En un momento de delirio extremo, de semejante historia, se dedujo que el nombre Dulcinea derivaría de Dulcigno, el nombre italiano de Ulcinj, lugar donde Cervantes se enamoraría de una hermosa montenegrina, ¿un poco enrevesado para creértelo, verdad?

También existen diferentes puntos en el recinto amurallado para disfrutar de las vistas de los alrededores y, principalmente, de su principal playa llamada Mala Plaza de 370 metros de longitud, donde me dirigí al dejar la Ciudad Vieja. Eran sólo las 09:30 y ya estaba que no cabía ni un alfiler, así que decidí tomarme un crepe de nutella y un zumo, renunciar al baño que pensaba pegarme y partir hacia mi siguiente destino.

Puerta del Mar. Ulcinj

Playa Mala Plaza.Ulcinj

Este no era otro que Bar, situado a 26 km, tardando media hora en llegar. Ojo, no confundir Bar con Stari Bar, la ciudad vieja, distando cuatro kilómetros la una de la otra. Yo visitaría ambas, pero optaría, en primer lugar, para evitar el calor, por la Ciudad Vieja, la cual se extiende sobre una colina de cuatro hectáreas donde se encuentran las ruinas de unos 250 edificios. Desde esta meseta se domina una hermosa vista de la bahía de Bar.

Stari Bar

La entrada al conjunto cuesta 2 euros y lo primero que llama la atención son los muros que la circundan que corresponden al periodo veneciano (siglos XV y XVI).

Accedería al conjunto a través de una cuesta empedrada, que pasa por un conjunto de casas y tiendas viejas hasta la puerta mayor, donde un pasadizo corto y oscuro, conduce a una gran extensión de ruinas llenas de enredaderas y calles desiertas cubiertas de hierba y flores silvestres. De primeras, casi sin querer, te topas con la que fue la Aduana, que hoy hace las veces de museo, en el que se describe el sitio y su historia.

Puerta Mayor. Stari Bar

Stari Bar

Stari Bar

Desde este, las flechas indican el camino a los principales puntos de interés. A la izquierda del anterior, podría ver la pequeña iglesia de Sv Ivan, y un poco más allá el polvorín turco y la ciudadela, desde donde se dominan hermosas vistas que muestran el entorno que rodea a Stari Bar, aislado en medio de las montañas y olivares. Cerca están los yacimientos de la catedral de San Jorge, un templo en su origen románico que, en el siglo XVII, los turcos convirtieron en mezquita y que se desmoronó tras una explosión accidental de los cañones.

Stari Bar

Stari Bar

Entorno de Stari Bar

En la parte oeste se encuentran los restos del monasterio franciscano de San Nicolás, del siglo XIII, que conservan retazos de frescos de estilo bizantino.

Entre las pocas edificaciones en buen estado, se halla la iglesia de San Juan, que fue completamente reconstruida por una de las familias benefactoras. Otra que tiene el techo intacto es la iglesia de Santa Verena, que contiene algunas fotos de Bar. Y también interesante es la iglesia de Santa Catalina.

Stari Bar

De la huella otomana se conservan la sólida estructura de unos encantadores baños turcos, la hermosa torre del Reloj y el acueducto del siglo XVI que traía el agua de un manantial a tres kilómetros y fue reconstruido después del terremoto que asoló la zona en 1979.

Stari Bar

Stari Bar

Torre del Reloj. Stari Bar

Cuando quise mirar el reloj había transcurrido dos horas, algo que me sorprendió y que me llevó a abandonar el recinto en busca de la zona costera de Bar. En ella me ceñiría a recorrer parte de su paseo marítimo, ver su puerto deportivo y pegarme un buen baño en su playa principal, pues estaba empapado tras la mañana intensa que llevaba.

Paseo Marítimo de Bar

Playa de Bar

Este breve descanso me daría la vida y con fuerzas me volvería a poner en marcha hacia un lugar cercano, a sólo nueve kilómetros, donde se sitúa un olivo milenario que se conoce con el nombre de Stara Maslina y que se encuentra entre los más antiguos del mundo con más de dos mil años. La entrada al recinto cuesta un euro.

Olivo Milenario o Stara Maslina

Mi siguiente parada sería en la localidad de Petrovac, situada en una hermosa bahía rodeada de pinares. En cuanto aparqué me desplacé a su paseo marítimo y allí busqué un sitio para comer, optando por una terraza clásica en cuya carta ofrecían Kobasica, es decir, salchichas de carne acompañadas de patatas fritas. Esto junto con una coca cola sería suficiente para saciar el apetito. (7 euros).

Comiendo Kobasica en Petrovac

Después andaría un rato por el paseo marítimo hasta su extremo donde se ubican los restos del viejo castillo veneciano o Kastel, construido en el siglo XVIII, y donde se ubicaba la guarnición para defender la ciudad. Sobre la fortaleza hay un obelisco erigido en memoria de los soldados que murieron durante la II Guerra Mundial. Desde aquí se consiguen bonitas vistas de toda la bahía de Petrovac.

Kastel de Petrovac

Me conformaba con lo visitado en esta ciudad y partía hacia uno de los lugares más emblemáticos de la costa montenegrina, localizado a sólo diez kilómetros del anterior. Me refiero a Sveti Stefan, la pequeña península amurallada que en el pasado perteneció a la poderosa familia de los Pastrovici. Estos levantaron en el siglo XV una fortaleza de la que quedan restos. Los venecianos le concedieron amplia autonomía a cambio de su apoyo en la lucha contra los turcos y desde 1955 todo el conjunto fue convertido en un complejo hotelero privado, impidiendo a la gente de a pie poder conocer este trozo de tierra y su minúscula villa de calles tortuosas donde se alzan hasta tres iglesias. Aunque si somos sinceros sí que puede optarse por pagar la cantidad de veinte euros y hacer una visita guiada por el recinto. No sería mi caso.

Sveti Stefan

Yo optaría por obtener diferentes panorámicas desde varios puntos cercanos y por acercarme hasta la playa pública de guijarros que se encuentra a uno de los lados del recinto fortificado y allí volver a refrescarme con semejante y hermosa postal. Al otro lado estaría la playa privada de arena del hotel.

Sveti Stefan

Sveti Stefan

No obstante también podría atravesar el istmo pavimentado que une la isla con tierra firme, quedándome a los pies de las murallas y con las ganas de penetrar en su interior.

Sveti Stefan

Playa de Sveti Stefan

Aunque no tendría excesivos problemas para aparcar cuando llegué, haciéndolo en un parking de arena gratuito situado a medio camino, al marcharme aquello era un auténtico despropósito. Al ser un camino de ida y vuelta estaba casi colapsado al no caber casi dos coches en paralelo. Afortunadamente un señor se pondría a hacer de guardia de tráfico y se le ocurrió utilizar una parte de la acera para poder deshacer el embrollo que había y salir de allí sin perder más tiempo.

Desde las alturas y en la misma carretera todavía podría disfrutar de algún que otro mirador que brinda nuevas perspectivas de la bella isla fortificada.

Sveti Stefan

Mi último destino del día iba a ser Budva, donde llegaría tras otros diez kilómetros. También sería el sitio elegido para dormir hoy, aunque decidiría visitar primero su centro histórico para aprovechar las horas de luz que me quedaban.

Lo que no entiendo muy bien es por qué hay gente que desprecia a Budva y dice que no merece la pena. Es cierto que es el lugar por excelencia para la fiesta en la costa montenegrina y que lo eligen multitud de jóvenes para desfasar, pero también es verdad que posee una preciosa ciudad vieja (stari grad), unida a tierra por un banco de arena y cercada por murallas que datan del siglo XV, que hace las delicias de cualquier amante de la historia y de este tipo de ciudades.

Recinto Amurallado. Budva

Recinto Amurallado y Campana de Budva

Recinto Amurallado. Budva

Afectada por dos terremotos en 1979, en la actualidad se presenta completamente restaurada, pero conservando el encanto de antaño con calles estrechas, plazas y escaleras de piedra que conducen a elegantes casas con pequeñas ventanas enmarcadas por marcos tallados y techos de tejas rojas. Caminando por sus recovecos podría hallar los siguientes puntos de interés:

CIUDADELA: adosada a la muralla, fue construida en forma rectangular en el siglo XIX, durante la dominación austriaca, con el fin de brindarle protección de los ataques marítimos. Posee una interesante biblioteca con mapas y escritos seculares y desde su parte más alta brinda unas maravillosas vistas de la costa y la cercana isla de San Nicolás.

Ciudadela. Budva

Ciudadela. Budva

Budva desde su Ciudadela

CASA DE STEFAN MITROV LJUBISA: hogar del que fuera escritor y político.

IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA: es de origen muy antiguo, situándola algunas fuentes en el siglo VII. Sede de la diócesis católica hasta 1828, sería remodelada en varias ocasiones, en especial tras el terremoto de 1979. Su elevado campanario neogótico se alzó en el año 1876. Decorada con pinturas venecianas de los siglos XV al XVII. Destaca su biblioteca.

Iglesia de San Juan Bautista. Budva

IGLESIA DE LA SANTA TRINIDAD: ortodoxa, levantada en 1804. Decorada con interesantes pinturas decimonónicas.

Iglesia de la Trinidad. Budva

Frescos Iglesia de la Trinidad.Budva

IGLESIA DE SANTA MARIJA IN PUNTA O DI CASTELLO: consagrada por los benedictinos en el 840, luego pasó a manos de los franciscanos. El edificio actual se debe a trabajos de los siglos XVI y XVII. En 1807, los franceses la utilizaron como cuadra. Se encuentra adosada a la muralla, y su interior sirve en la actualidad como escenario para conciertos de música de cámara.

IGLESIA DE SAN SAVA DE JERUSALÉN: datada en torno al siglo XIV. Posee restos de frescos e inscripciones del siglo XII. Sirvió alternativamente para el culto católico y el ortodoxo (definitivamente ortodoxa desde 1657), aunque los austriacos la utilizaron como polvorín.

A todo lo anterior habría que sumar también sus dos principales puertas de entrada: la del Mar y la de Tierra Firme.

Puerta del Mar. Budva

Como antesala o guinda de la visita al casco antiguo, según se prefiera, es también muy agradable recorrer su paseo marítimo, lleno de ambiente, barcos de lujo y un montón de restaurantes de lo más elegantes que ofrecen marisco y pescado fresco y en consecuencia no precisamente baratos. Yo lo recorrería tanto al llegar como al marcharme debido a donde había dejado el coche y, la verdad, que me encantó. Se nota que se mueve mucho dinero en Budva.

Budva desde su Paseo Marítimo

Llegaría a mi alojamiento casi a las 22:00, donde me esperaba su dueño para enseñarme el apartamento y darme las llaves. Este se llamaba Aqua Breeze Apartments y la noche me saldría por 37 euros. Fue sin duda el mejor alojamiento que tuve en Montenegro. Un apartamento totalmente nuevo y moderno en el que daba gusto estar. Muy limpio y amplio. También tenía plaza de garaje privada, así que no tendría que preocuparme por buscar sitio.

Estaba cansado y no tenía mucha hambre por lo que opté por irme al supermercado que tenía en la esquina del edificio y comprar algo de fruta y unos yogures y así cenaba sano, rápido y me iba pronto a la cama.


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