3 de Julio de 2021.
Entre el mar y la montaña, en una ubicación privilegiada,
Dubrovnik conforma la joya más hermosa del Adriático meridional, tanto por la
belleza de su mar, la claridad de su cielo y su abundante vegetación.
De hecho, el escritor George Bernard Shaw llegó a decir que
había encontrado aquí el paraíso. Otros aspectos que la hacen especialmente
atractiva son sus monumentos, su historia y la supervivencia de sus antiguas
costumbres.
Según crónicas antiguas, la ciudad fue fundada en el siglo
VII por fugitivos de la Epidaurum romana (hoy Cavtat). Dubrovnik estuvo
gobernada por bizantinos y venecianos, y consiguió oficialmente la
independencia después de 1382, cuando se convirtió en la república de Ragusa.
En los siglos XV y XVI contó con una flota de más de 500 barcos y llegó a
poseer representaciones diplomáticas en gran parte de Europa. Las artes
florecieron y su prosperidad estuvo muy ligada al descubrimiento de América y
las nuevas rutas comerciales.
Tras el terrible terremoto de 1667, comenzó su decadencia,
hasta que en enero de 1808 el mariscal napoleónico Marmont decretó el fin de su
independencia. Entre 1814 y 1918 perteneció a Austria. Luego, al reino de
Yugoslavia hasta que en la Segunda Guerra Mundial la ocuparon los italianos y
los alemanes. Por fin, quedó integrada en la República Federal Socialista de
Yugoslavia hasta que en 1991 se separó la república de Croacia.
Dubrovnik desde su Muralla |
Desde el otoño de 1991 hasta el mes de mayo de 1992,
Dubrovnik fue el objetivo de los incesantes bombardeos de los ejércitos
yugoslavos. Durante este periodo cayeron sobre la ciudad más de 2000 bombas y
misiles guiados, que dañaron algunos de los edificios más importantes y
significativos, causándoles daños irreparables o incendiándolos. La guerra
también golpeo la economía de la ciudad, sobre todo el sector turístico, que
sufrió un acusado descenso durante cinco años. Sólo después del Acuerdo de
Erdut, firmado en 1995, se pudo empezar a intentar volver a la normalidad. La
Unesco y la Unión Europea crearon una comisión especial para la reconstrucción de
la ciudad, y en un periodo de tiempo sorprendentemente corto se habían reparado
buena parte de los daños, recuperando de esa manera su antiguo esplendor, ese
que nunca le tuvo que ser arrebato por una guerra cruenta y sin sentido.
Aunque es verdad que mucha gente ve la ciudad en un sólo día
y que esto es factible, en mi caso no quería quedarme con la sensación amarga
que me produce muchas veces el no poder disfrutar de un lugar todo lo que me
hubiera gustado, por lo que en los últimos años y siempre que puedo evito ese
malestar, especialmente con aquellos destinos que siempre había soñado conocer.
Y Dubrovnik había sido uno de ellos, por lo que desde el primer momento opté
por dedicarle tres días completos y de esta manera poder saborear cada rincón
al máximo y también relajarme algo, que para eso están las vacaciones.
Como ya comentaba ayer, mi acogedor apartamento se
encontraba tan sólo a un kilómetro del centro histórico de Dubrovnik, una
distancia más que asequible para realizarla caminando, pues en apenas cuarto de
hora ya me hallaba a las puertas de la ciudad. Y nunca mejor dicho porque mi
visita iba a comenzar por la puerta de
Pile, uno de sus lugares más célebres. De hecho es la entrada principal al
casco antiguo fortificado. El puente de piedra que la antecede data de 1537 y
vadea un foso ahora ocupado por un jardín. La puerta es una imponente
edificación defensiva de diferentes alturas. En una hornacina sobre el arco
ojival hay una pequeña estatua de San Blas, patrón de Dubrovnik, imagen que no
dejará de aparecer en las demás torres y fortalezas de la muralla.
Puerta Pile |
Muralla desde Puerta Pile |
Ya se sabe, por todos aquellos que hemos seguido la fantástica serie Juego de Tronos, que Dubrovnik hace las veces de Desembarco del Rey, por lo que en la visita también se puede disfrutar de muchas de las localizaciones que han ido apareciendo en los diferentes capítulos y temporadas. De hecho, este primer lugar con el que me encontraba correspondía al sitio en el que la multitud hambrienta se rebela contra el impopular rey Joffrey o también por donde hacen acto de presencia, tras muchas penalidades, Jaime Lannister, sin una mano, acompañado de Brienne.
Puerta Pile |
Tras cruzar la puerta de Pile se abriría ante mí la hermosa y monumental plaza Paska Milicevica, en cuyo centro se alza la gran fuente de Onofrio, construida entre 1438 y 1444 por el arquitecto napolitano Onofrio de la Cava, de la que adquiere el nombre, responsable también de diseñar el sistema de suministro de agua de la ciudad. Para ello decidió extraer el agua del río Dubrovacka. La imponente fuente tenía dos alturas, pero el nivel superior quedó destruido después del terremoto de 1667. Sus 16 lados están decorados por rosetones, todos diferentes, de los que brota agua fresca de excelente calidad, ideal para poder llenar una botella y ahorrarte así el coste en cualquier tienda.
Fuente de Onofrio e Iglesia de San Salvador |
En uno de los lados de la plaza se levanta el ex convento de Santa Clara, dañado durante la invasión napoleónica, aunque fue reconstruido y transformado en biblioteca y lugar para actos culturales. Posee un claustro donde se localiza un restaurante. Mientras que en el lado opuesto se alza la pequeña iglesia de San Salvador, renacentista, levantada para conmemorar el terrible terremoto de 1520.
Iglesia de San Salvador |
Ya se sabe que a quién madruga Dios le ayuda y afortunadamente estaba dando sus frutos el haberme levantado a horas intempestivas para conseguir fotografiar estos lugares sin un alma. Además soplaba una agradable brisa que hacía que, al menos de momento, no hiciera demasiado calor, lo cual imagino que según fueran pasando las horas cambiaría considerablemente. Así que había que aprovechar.
Y casi sin darme cuenta el reloj marcaba las ocho, por lo
que me dispuse a acceder a las murallas,
uno de los lugares imprescindibles y que no puede faltar cuando se visita
Dubrovnik.
En mi caso había adquirido la Dubrovnik Card por internet un mes antes, optando por la de tres
días. Aunque también hay de un día y de una semana. Sus precios son de 225 kn
la de un día, 270 kn la de 3 y 315 la de 7, comprándola por la web
www.dubrovnikcard.com, consiguiendo así un descuento del 10%. Luego hay que
retirarla en cualquiera de las oficinas de turismo que se encuentran en los
diferentes barrios de la ciudad. En mi caso la retiraría en la que está al lado
de la puerta Pile, cuyo horario es de 08:00 a 19:00.
Y ahora sí, con sólo unos minutos pasados de las ocho,
comenzaba mi acceso a las murallas, símbolo de Dubrovnik y construidas en el
siglo X, aunque sufrieron modificaciones en el XII. Fueron reforzadas en
diversas ocasiones por conocidos arquitectos. Se extienden a lo largo de casi
dos kilómetros y alcanzan una altura de 25 metros en algunas secciones. Las que
dan al interior tienen un espesor de hasta seis metros y están reforzadas con
una muralla exterior dotada de diez bastiones semicirculares. Las vistas desde
ellas de todo el centro histórico y de la fortaleza de San Lorenzo son
espectaculares.
Muralla de Dubrovnik |
Fuerte de San Lorenzo desde la Muralla |
En ellas tuvieron lugar también importantes escenas de Juego de Tronos como los paseos que Cersei Lannister daba con su hijo Joffrey o las intrigantes conversaciones que Tyrion Lannister tenía con Varys.
Avanzando por ellas alcanzaría en poco tiempo la torre Minceta, una enorme construcción
redonda, coronada a su vez por una segunda torre con troneras en lo alto.
También aquí se rodaría una importante escena de Juego de Tronos con Daenerys y
sus dragones como protagonistas, haciendo las veces de la Casa de los Eternos y
en la que intentaba encontrar la entrada a la misma. Las vistas que ofrece son
también magníficas.
Torre Minceta |
Dubrovnik desde Torre Minceta |
Seguiría recorriendo el lado norte de las murallas y llegaría a la torre Asimov, obra poligonal que defiende la puerta de Ploce, del siglo XIV, con la característica estatua de San Blas. Desde aquí, un puente de 1449 conduce hasta el fuerte de Revelin, de la segunda mitad del siglo XV. Es de planta pentagonal, posee enormes muros y fue utilizado como almacén.
Dubrovnik desde su muralla |
Continuando por el camino de ronda hacia el sur llegaría a la torre de San Lucas, una de las que defendían el puerto. Desde aquí una cadena extendida hasta el fuerte de San Juan cerraba la entrada de los navíos a dicho puerto. Es a partir de este último desde donde se contemplan los muros que dan al mar y en el que se encuentra también el Museo Marítimo, al que aprovecharía para entrar, dado que tenía la Dubrovnik Car y estaba incluido. En él se exponen documentos, láminas, retratos, maquetas y otros objetos relacionados con la historia naval de la antigua Ragusa, así como piezas relativas a la navegación local en el siglo XIX. Abierto de 09:00 a 19:00 horas, excepto los lunes.
Dubrovnik desde su muralla |
A continuación el camino me conduciría, sobre los pequeños acantilados, hasta el fuerte Bokar, ubicado en la esquina suroeste de la ciudad y con forma semicircular, desde el cual afrontaría los últimos metros para terminar el circuito circular sobre las murallas y aparecer, de nuevo, en la puerta Pile. El recorrido completo me llevaría casi las tres horas con paradas y fotos incluidas y notando, ya al finalizar, como el calor iba incrementándose notablemente, por lo que no quiero ni pensar cómo debe pegar el sol en las horas centrales del día. Así que mi recomendación es madrugar para no acabar achicharrado.
Aprovechando la cercanía, la siguiente visita la iba a
dedicar al monasterio franciscano
(abierto de 09:00 a 18:00). Se encuentra también incluido en la Dubrovnik Card.
Sus obras comenzarían en 1317 y se completaron en el siglo siguiente.
Desgraciadamente, el edificio hubo de ser reconstruido casi por completo después del terremoto de 1667, pero se
salvaron la puerta sur, de estilo gótico veneciano con una Piedad en el
tímpano, y un púlpito de mármol del siglo XV. El maravilloso claustro que no sufriría daño alguno
durante el terremoto, sin embargo no se libraría de los bombardeos de 1991 que
lo afectaron especialmente, al igual que también le sucedería a la biblioteca y
a las estancias de los monjes, que tuvieron que abandonarlo. Este remanso de
paz queda además adornado por una preciosa fuente del siglo XV en el centro.
Convento Franciscano |
Anexa al claustro se ubica una farmacia, nacida con el edificio en 1317 donde los monjes atendían las dolencias de la población con diferentes recetas y en la que se pueden ver los muebles y utensilios originales que utilizaban para las mismas. Dicen que ostenta el título de estar entre las más antiguas del mundo.
Farmacia. Convento Franciscano |
En la iglesia se encuentra enterrado Ivan Gundulic, posiblemente el poeta más importante en lengua croata.
Otra de las curiosidades en el edificio es que junto al
pórtico del monasterio se halla una piedra que sobresale unos centímetros de la
fachada y de la que dicen que si se consigue subir de un salto sobre ella y una
vez encima te quitas y vuelves a poner la camiseta podrás conseguir el deseo
que pidas. Así que podréis ver a más de una persona siendo la protagonista de
un divertido espectáculo.
A la salida y dado que también se encontraba a pocos pasos
decidiría visitar la iglesia de Sigurate
o de la Transfiguración, originalmente prerrománica, con nave y fachadas
góticas añadidas y redecorada en el siglo XVII.
Y contra todo pronóstico no seguiría avanzando por el centro
de la ciudad, sino que daría media vuelta y volvería a la puerta Pile, la cual
atravesaría, para dirigirme hacia la fortaleza
de Lovrijenac o de San Lorenzo, un lugar que se suele dejar en el olvido
cuando se visita la ciudad y que sin embargo ofrece alguna grata sorpresa como
ahora se verá. La entrada está incluida en la Dubrovnik Card o si has comprado
las entradas a la muralla de manera individual también está incluida en estas.
(Abierta de 08:00 a 19:00).
Este espectacular castillo asoma al mar con murallas de
hasta seis metros de grosor. Comenzada a mediados del siglo XI, fue reforzada
en varias ocasiones. Se accede a ella por una pequeña puerta sobre la cual se
lee una inscripción que, en latín, viene a decir eso de que “La libertad no
tiene precio”, una muestra del amor que sus habitantes profesaban a su
independencia frente a las demás potencias. El interior de la misma no tiene
gran cosa, pero sin embargo las vistas que se obtienen desde sus murallas de
todo el centro histórico de Dubrovnik rodeado a su vez por las murallas de este
son realmente espectaculares, no hay palabras, siendo una de las mejores
perspectivas que se pueden conseguir del mismo.
Dubrovnik desde Fuerte de San Lorenzo |
Por si fuera poco lo anterior, además hay que decir que esta es otra de las localizaciones de Juego de Tronos, hallándonos ni más ni menos que en la Fortaleza Roja, donde se libraron no pocas batallas. Sin embargo, no busquéis aquí el Trono de Hierro ya que los decorados del interior se realizaron por ordenador. También sería aquí donde se coronaría al tirano rey Joffrey, así que como veis es otro imprescindible.
Fortaleza de San Lorenzo |
Una vez abandonada la fortaleza Lovrijenac, no tendría que marcharme muy lejos, dado que justo a sus pies se encuentra la pequeña bahía de Pile, lugar que me brindaría preciosas perspectivas del fortín que había visitado apenas unos minutos atrás, además de volver a transportarme al mundo fantástico de los Siete Reinos, hallándome ahora en la bahía de Aguasnegras, donde tendría lugar una de las batallas míticas de la serie o se producirían inolvidables conversaciones entre Sansa Stark y el poco fiable Meñique.
Bahía de Pile y Fuerte de San Lorenzo |
Bahía de Pile y Muralla de Dubrovnik |
Tras deleitarme con ese lugar privilegiado, me volvería a encaminar al centro histórico, donde tras atravesar, de nuevo, la puerta Pile, me dispuse a recorrer la avenida conocida como Placa o Stradun, la cual atraviesa la ciudad de este a oeste entre sus dos puertas principales. Se construyó en el siglo XII mediante el drenaje y posterior relleno del pantanoso canal que separaba la isla de Ragusa de tierra firme. La calle se pavimentó en 1468, y después del terremoto de 1667 se erigieron una serie de edificios en los cuales las tiendas presentan características aperturas salientes. Es también interesante perderse por las pintorescas y estrechas calles laterales, todas paralelas entre sí.
Calle Placa o Stradun |
Por cierto que esta calle también sería utilizada para rodar en Juego de Tronos parte del famoso “camino de la Vergüenza” de Cersei Lannister, además de la escalinata barroca de la iglesia de San Ignacio de Loyola.
Eran las 13:30 cuando decidiría parar a comer, eligiendo
para ello el restaurante Presa,
ubicado en Ulica Dordiceva, 2. Es un
sitio sin grandes pretensiones donde ofrecen comida rápida como hamburguesas,
sándwiches o pitas, pero está limpio, el personal es amable y los precios son
bastante razonables para lo que es el casco viejo. Yo me pediría una pita de
atún con tomate y salsa tártara, patatas fritas y una coca cola grande y me
saldría todo por 85 kn. Así que mejor imposible.
Después del relajado paréntesis, la arteria principal del
viejo Dubrovnik me haría desembocar en la plaza
Luza o de la Lonja, corazón de la vida política y económica desde los
tiempos más remotos y marco de gran monumentalidad, rodeada de importantes
edificios y lugares de interés. Veamos cuales son estos:
Columna de Orlando: En
medio de la plaza se alza el mástil portaestandartes de 1418 con la estatua del
caballero Roldán (u Orlando), un símbolo de la libertad comunal. El antebrazo
de este guerrero (el codo raguseo) servía de medida oficial en la República.
Aquí se leían edictos y sentencias y se anunciaban fiestas. Desafortunadamente
estaba en restauración y se encontraba protegido por estructuras de hierro, lo
que no me permitiría ver la escultura como me hubiera gustado.
Palacio Sponza: Llamado
así como derivación de “esponja”, al estar situado junto al primitivo canal
natural que separaba la ciudad antigua, fue sede de la Casa de la Moneda y más
tarde aduana. Cuenta con una elegante logia renacentista de cinco arcadas en la
planta baja. La primera planta muestra un triforio gótico de estilo veneciano,
con ventanas del mismo estilo; en la segunda las ventanas son renacentistas, y
en ella destaca la estatua de San Blas. En esta planta además se halla el
archivo de Estado, con valiosos documentos relacionados con la historia de
Ragusa y sus relaciones con otros estados, como la España de los Habsburgo. En
la planta baja se puede ver un memorial dedicado a los ciudadanos caídos
durante la pasada guerra de independencia. No se encuentra incluido en la
Dubrovnik card y la entrada cuesta 25 kn.
Palacio Sponza |
Palacio Sponza |
Torre del Reloj: Forma parte de la lonja de las campanas, siendo reconstruida en 1929. Unos autómatas de bronce son los encargados de dar la hora, aunque los actuales no son originales ya que estos se encuentran al fondo de la logia del palacio Sponza. En el pasado las campanas se tañían para reunir a los ciudadanos cuando había alguna amenaza.
Torre del Reloj |
Palacio de la Guardia Principal: Alineado junto al anterior, sería reconstruido en 1706 debido a los daños que sufrió durante el terremoto de 1667. Tiene una gran puerta barroca, similar a las puertas de la ciudad, y en la primera planta luce una serie de ventanas góticas que alegran el conjunto y recuerdan el edificio anterior de finales del siglo XV.
Pequeña Fuente de
Onofrio: En un lado del edificio anterior se descubre una segunda aunque
más pequeña fuente, construida en 1440, de las mismas características que la
que pude contemplar en las cercanías de la puerta de Pile y llevada a cabo por
el mismo arquitecto.
Pequeña Fuente de Onofrio |
Iglesia de San Blas: En el lado norte de la plaza aparece esta hermosa iglesia, de estilo barroco veneciano, construida donde antes hubo otro templo anterior destruido por un incendio. La precede una larga escalinata y una terraza, y en su interior se conservan retablos y esculturas del siglo XVIII; sobre el altar barroco, destaca una estatua de plata dorada con el santo patrono, decorada con una maqueta de la ciudad que se remonta al siglo XV.
Iglesia de San Blas |
A pocos pasos de todo lo anterior me encontraría con otro edificio de suma importancia: el palacio de los Rectores o también llamado del Gobernador, obra cumbre del gótico levantada en 1435 por Onofrio de la Cava, efectivamente el mismo que llevó a cabo las fuentes, tras la destrucción del anterior. En él se alojaba el Consejo Supremo, además de las dependencias del Gobernador y los salones para las reuniones diplomáticas y audiencias oficiales. Lo que más llama la atención de su exterior sea probablemente el pórtico de seis arcadas con sus hermosos capiteles góticos. Todo el edificio es hoy sede del Museo de la Historia de Dubrovnik, que repasa la historia de la ciudad a través de su colección de muebles, pinturas de artistas venecianos y dálmatas.
Palacio de los Rectores |
En el interior merece la pena detenerse ante su hermoso patio con cuatro alas de arcadas y logias con escalera exterior, una fuente de 1452 y un busto en bronce de un importante comerciante que llegó a mantener negocios con nuestro Felipe II. Alrededor de este patio estuvieron en su tiempo ubicadas la armería, las prisiones y las oficinas administrativas. Desde una escalera que parte del mismo patio se puede llegar a la antigua farmacia, creada en 1420, donde se conservan tarros de los siglos XVI y XVII. En el piso superior se encontraban la residencia del Prior y las salas del Consejo Mayor de la República. Hoy se pueden contemplar numeroso objetos relacionados con la historia de Ragusa: muebles, cerámicas, sellos, pinturas, etc. (Su horario es de 09:00 a 18:00). Su entrada también está incluida en la Dubrovnik Card.
Palacio de los Rectores |
Nuevamente, en referencia a la famosa serie, en este caso nos encontraríamos en Qarth, rodándose en el Palacio del Rector algunas escenas en las que Danaerys trataba de buscar aliados para intentar conquistar el trono de Hierro.
Junto al anterior edificio se encuentra el Ayuntamiento renacentista, el cual
alberga también en sus entrañas el restaurante
Gradska Kavana y el Teatro Municipal.
El calor cada vez apretaba más pero decidiría continuar mi
paseo por una callejuela frente al Palacio de los Rectores que me conduciría a
la plaza Gunduliceva, antigua plaza
de las Hierbas, donde se sigue celebrando el tradicional mercado diario de
flores, frutas y hortalizas. Domina el espacio la escultura del poeta Ivan
Gundulic.
Plaza Gunduliceva Poljana |
Casi adosada a la anterior se abre la plaza de la Catedral, con la imponente basílica de Santa María la Mayor ocupando buena parte de su espacio. Sería levantada sobre la anterior románica, destruida, como tantos otros edificios, por el terremoto de 1667. La obra está inspirada en el barroco romano. Su interior posee tres naves, con ábside y elevada cúpula sobre el crucero. Los altares laterales están decorados con pinturas de artistas italianos y dálmatas de los siglos XVI al XVIII, mientras que el altar mayor está presidido por la Asunción de Tiziano.
Catedral de Santa María la Mayor |
Junto a la iglesia se encuentra el tesoro de la catedral, que destaca por su colección de unas 200 reliquias, entre ellas el brazo de San Blas y un fragmento de la cruz en la que se dice fue crucificado Jesús, pero no tenía ninguna gana de seguir visitando más interiores, por lo que decidí dejarlo para otro día si es que me venía bien.
Desde la catedral, y por la calle Kneza Damjana Jude, que
bordea las murallas, llegaría al fuerte
de San Juan, el cual ya había tenido oportunidad de visitar durante la
mañana en mi camino por lo alto de la muralla, aunque ahora se me brindaban
nuevas perspectivas del mismo.
Fuerte de San Juan |
La fortaleza cierra el puerto viejo por el lado sur y, por tanto, este sería mi siguiente destino. El puerto viejo incluye, en el centro, un edificio del que se conservan tres arcadas, originalmente destinado a reparar las naves de la República. A parte de este lo que realmente merece la pena aquí es la visión general de las murallas y de las pequeñas embarcaciones a sus pies, creando otra perspectiva maravillosa de Dubrovnik.
Puerto Viejo desde Fuerte de San Juan |
Por hoy habían sido suficientes visitas por lo que decidiría pasar lo que quedaba de tarde dedicado a la vida contemplativa y que mejor que empezar dándome un buen baño en las aguas cristalinas del mar Adriático. Elegiría para ello la zona donde había terminado las visitas, es decir la parte trasera del fuerte de San Juan, donde existe un área habilitada con escaleras, boyas y barandillas que hacen bastante cómodo tanto entrar como salir del agua.
El agua estaba buenísima y el agua completamente
transparente, algo de lo que pocas veces puedo hablar.
Piscina natural en Fuerte de San Juan |
Tras varios baños, decidiría quitarme la sed que me habían dado los chapuzones en un lugar cada vez más famoso en Dubrovnik. El conocido como Buza Bar, situado al otro lado de la muralla, justo al borde al de los acantilados que caen sobre el mar. El bar está bastante escondido y se entra por una pequeña apertura que tiene la muralla. Las vistas son preciosas, con la isla de Lokrum justo enfrente. Lo único que es bastante caro, ya que por una cerveza me cobraron 42 kn, es decir unos 5,5 euros. Además sólo se puede pagar en efectivo.
Isla de Lokrum desde Buza Bar |
Mi siguiente antojo sería tomarme un helado en la que dicen es la mejor heladería de Dubrovnik, conocida como Peppinos. Me gustó pero tanto como para que digan que es la mejor, tengo mis dudas. Me costaría 16 kn la tarrina y sólo admiten ponerte un sabor.
Mientras disfrutaba del “mejor helado de Dubrovnik” me
encontraría de casualidad a dos tenores ensayando justo enfrente del palacio de
los Rectores, por lo que no dudaría en quedarme a escucharlos, siendo un
completo acierto.
Ensayo Tenores en Palacio de los Rectores |
De esta manera pondría fin a mi primer día en Dubrovnik, donde me encontraría con un montón de gratas sorpresas de manera improvisada.
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