22 de Mayo de 2021.
En noviembre de 2009 tendría la oportunidad, junto con mi
amigo Raúl, de conocer por primera vez la Sierra de Cazorla. En aquella ocasión
podríamos conocer lugares tan impresionantes como el curso del río Borosa, el
nacimiento del Guadalquivir, el pueblo de Quesada y, cómo no, la misma Cazorla
y La Iruela. Efectivamente, tengo pendiente el diario respectivo, al igual que
otros muchos de España.
En este viaje sólo estaba previsto pasar las horas justas
entre estos parajes, pero el cambio repentino de las condiciones
meteorológicas, como ya comentaba en el capítulo anterior, nos harían cambiar
los planes y nos permitiría pasar más tiempo en esta área y así poder recordar
viejos tiempos y conocer nuevos lugares.
El objetivo primordial que nos había traído hasta aquí no
era otro que realizar la vía ferrata “La Mocha”. Pero creo que antes de nada
debería explicar en lo que consiste realizar esta actividad para aquellos que
nunca hayan oído hablar de ella. No es otra cosa que un itinerario ubicado en
paredes rocosas de complicado acceso, las cuales han sido equipadas con
clavijas, cadenas, pasamanos, puentes tibetanos y tirolinas, por las que puedes
transitar gracias a llevar un material específico para ello como el arnés, un
disipador de energía, guantes o mosquetones, que te permiten ir avanzando a lo
largo de un cable de acero instalado en toda la vía y que cumpliendo las
correspondientes medidas de seguridad es totalmente seguro. Además de hacer
ejercicio las panorámicas que te brindan las vías ferratas son fascinantes y no
se pueden conseguir desde otros puntos. Existen diferentes grados de dificultad
siendo el 2 y el 3 los más asequibles para la mayoría de la gente. Yo he
llegado a hacer una de tipo 4 y la cosa se complica ya considerablemente.
VÍA FERRATA “LA MOCHA”
Explicado lo anterior, el día comenzaba realmente temprano,
desayunando en el hotel y estando a las 08:10 en las oficinas de la empresa Tierraventura Cazorla, situada a sólo cinco
minutos de donde nos alojábamos. Aquí pagaríamos 10 euros por persona para
poder realizar la vía de forma individual. Si se decide hacer con monitores el
precio es de 35 euros. La empresa te facilita todo el material necesario en el
caso de que no dispongas del mismo.
Tras los trámites iniciales nos desplazamos menos de cien
metros hasta donde comenzaba la vía Ferrata. Y esta comienza con emoción pues se
empieza subiendo una escalera de cable donde en los primeros metros te topas
con una trampilla superior que impide el acceso de manera indebida. A nosotros
nos habían facilitado la llave que abre la misma en la agencia.
Traspasada esta afrontaríamos la verdadera aventura debiendo
enfrentarnos a dos primeros sectores de 30 y 15 metros respectivamente que nos
harían tener el primer contacto con la instalación y que no son complicados al
tener abundante material que facilita ir progresando.
Vía Ferrata La Mocha |
El tercer sector de otros 15 metros se halla protegido entre
los árboles y es algo más vertical, además de contar con la primera
complicación como un desplome, aunque no hay nada que temer, dado que se puede
evitar por la derecha gracias a la instalación de una escalera metálica. Desde
este punto las vistas del Castillo de La Iruela y de su entorno son
espectaculares, aunque se superarán a medida que seguimos avanzando.
Castillo de La Iruela desde Vía Ferrata La Mocha |
Pasado el anterior no tardaríamos mucho en llegar al cono superior que caracteriza La Mocha, siendo la parte más aérea de la vía ferrata. Tras dos resaltes verticales de 25 y 32 metros llegaríamos al que se conoce como collado de los Valientes, donde cada uno deberá tomar la decisión del camino que quiere seguir, igual que en los antiguos libros de Elige tú propia aventura, ¿os acordáis?
Vía Ferrata La Mocha |
Si se continúa a la derecha se opta por la variante sencilla, poco aérea y sin pasar por el puente tibetano. Si, por el contrario, se elige seguir hacia arriba (lo que nosotros haríamos) se tendrá que afrontar la opción más complicada de casi 70 metros con un paso más expuesto y la necesidad de flanquear lateralmente dos escaleras, llegando así al punto culminante de la vía que no es otro que el ya mencionado puente tibetano, con unas vistas impresionantes y la sensación de encontrarte inmerso en cualquier película de aventuras o hacer las veces de un funambulista con el constante balanceo de cables, pero sin pértiga. Una experiencia digna de vivir aunque no recomendable para los que tienen miedo a las alturas.
Puente Tibetano en Vía Ferrata La Mocha |
Puente Tibetano en Vía Ferrata La Mocha |
Sólo quedaba ya recorrer los últimos metros antes de salir por una puerta protegida por un candado del que también nos habían proporcionado la llave en la agencia. Desde aquí descenderíamos por una sencilla senda que nos llevaría a la carretera y en pocos metros más volveríamos de nuevo a Tierraventura, donde cambiaríamos impresiones de la experiencia y devolveríamos las llaves.
Habíamos tardado casi las tres horas en completar todo el
recorrido de la vía ferrata, así que nos pareció buena idea regresar al hotel a
descansar, ducharnos y disfrutar de un buen aperitivo en la terraza hasta que
llegara la hora de comer, momento en el que marcharíamos a Cazorla para pasar
el resto del día en la misma.
CAZORLA
Considerado uno de los pueblos más bellos de Andalucía, Cazorla esparce sus calles y plazas a
los pies del castillo de la Yedra y de la peña rocosa de los Halcones. Desde la
segunda mitad del siglo XVI, la vieja localidad fronteriza fue sede de una
acaudalada aristocracia. De aquella época heredó un conjunto de palacios y
casonas de corte renacentista que contrasta en belleza con la exuberante
naturaleza que la ciudad atesora a sus espaldas.
Veamos, por tanto, cuáles serían los monumentos más
interesantes para visitar:
Castillo de la Yedra:
sobre el cerro más alto de la villa se alza esta espectacular fortaleza,
conocida popularmente como de las Cuatro Esquinas. Es de origen árabe y fue
construida sobre los restos de una edificación de época romana. En la
actualidad acoge el Museo de Artes y Costumbres Populares del Alto
Guadalquivir. Su visita es guiada y gratuita. Conviene informarse de los
horarios ya que son variables.
Castillo de la Yedra y Cazorla |
La visita está entretenida pero la decepción que nos llevamos fue que no se puede acceder a la terraza de la torre del Homenaje, privándonos así de las increíbles panorámicas que se deben conseguir desde la misma.
Castillo de la Yedra. Cazorla |
Ayuntamiento: el viejo convento de los Padres Mercedarios se erige de cara a la plaza de la Corredera, punto de cita y encuentro para los vecinos de la localidad. En su interior destacan las proporciones del patio, el antiguo claustro del convento, adornado con una hilera de arcadas jónicas.
Ayuntamiento. Plaza de la Corredera. Cazorla |
Ruinas de Santa María: a los pies del castillo, al lado de la fuente de las cadenas, se alzan los restos de la vieja iglesia de Santa María, un templo de estilo renacentista erigido a mediados del siglo XVI por Andrés de Vandelvira. El templo fue destruido por los franceses como represalia a la resistencia de los vecinos.
Ruinas de Santa María. Cazorla |
Fuente de las Cadenas: flanqueando uno de los lados de la tradicional plaza de Santa María, se encuentra esta preciosa fuente de estilo herreriano en honor de Felipe II, con relieves que representan el escudo de la ciudad. El abrevadero está rodeado por una cadena labrada en la piedra, lo que hace honor a su nombre.
Fuente de las Cadenas. Plaza de Santa María. Cazorla |
Plaza de Santa María. Cazorla |
Palacio de las Cadenas: antigua casa de los marqueses de Camarasa, fue convertido en palacete a finales del siglo XVIII. Lo mejor su portada con las respectivas cadenas.
Palacio de las Cadenas. Cazorla |
Iglesia de San Francisco: dieciochesca, atesora el lienzo del Santo Cristo del Consuelo, así como un púlpito de madera realmente hermoso.
Iglesia de San José:
de mediados del siglo XVII. Se puede ver un relieve renacentista y varios cuadros a la manera de El Greco, del
pintor Rafael del Real.
Balcón de Zabaleta:
brinda una de las mejores vistas del conjunto del pueblo de Cazorla y su
castillo. Aunque para mi gusto las mejores son las que se obtienen pocos metros
antes de llegar al propio castillo.
Cazorla desde Balcón de Zabaleta |
Para comer nosotros elegiríamos el restaurante Plaza Vieja situado en la plaza de Santa María, por lo que la situación es inmejorable. Su carta es variadísima y la calidad muy buena, con excelentes carnes y platos típicos de la tierra. Nosotros probaríamos las migas, el chuletón de vaca y una cazuela hirviendo con verduras, huevos fritos y jamón serrano, cuyo nombre no recuerdo. Todo espectacular.
Comiendo en Mesón Plaza Vieja. Cazorla |
Como veis una tarde la mar de agradable en uno de los pueblos más bellos de Jaén y de toda España. Si a todo ello le añades una puesta de sol, desde nuestro hotel, espectacular, con unos tonos rojizos como nunca antes habíamos observado, que hacía que el horizonte pareciese arder, pues era imposible pedir nada más.
Puesta de Sol desde La Iruela |
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