POLONIA - DIA 10. Auschwitz - Birkenau y Barrio Judío de Cracovia

 9 de Septiembre de 2020.

En principio hoy quería haber dedicado todo el día a realizar las dos excursiones más importantes cerca de Cracovia, es decir las referentes al campo de concentración de Auschwitz, por un lado, y las minas de sal de Wieliczka, por otro, gracias a la excursión que ofrece la empresa Civitatis en la que se visita la primera por la mañana y la segunda por la tarde, pero desgraciadamente debido a no haber gente suficiente, esta opción se encontraba cancelada, debiendo optar por realizar las excursiones en días diferentes y siempre que hubiese un mínimo de tres personas. Así que así lo haría, encajando el resto de lugares que me quedaban pendientes en Cracovia, antes o después de las citadas excursiones.

Efectivamente, uno de los mayores inconvenientes que está generando la Covid es que al apenas haber turismo, las agencias se las tienen que ingeniar para que haya un número mínimo de personas en cada excursión que organizan y que al menos puedan cubrir sus gastos y no les supongan pérdidas. Y es que la situación es tal que en salidas como a las que me he referido hay días en las que no hay nadie que las haya contratado o sólo una persona, cuando en circunstancias normales hay que reservarlas con semanas de antelación porque se agotan con facilidad. De hecho, justo ayer, cuando paseaba por la colina de Wawel, el responsable de Civitatis en Cracovia me llamaba para pedirme cambiar los días, yendo hoy a Auschwitz y mañana a Wieliczka, cuando lo tenía al revés, ya que si no era así me hubiera quedado yo sólo y las hubieran tenido que cancelar devolviéndome el dinero, lo que hubiera sido un auténtico shock, después de estar aquí.

Además la posibilidad de realizar las visitas por tú cuenta en ambos casos quedan bastante limitadas e incluso en las minas de sal sólo son ya guiadas.

Otra de las cosas que han adaptado son los horarios, ya que mientras que en Auschwitz lo normal era que te citaran a las 07:00 para salir a esa hora hacia allí, en estos tiempos se queda a las 09:00.

Por tanto, con puntualidad inglesa, estaba en el punto de encuentro en el que te convoca la agencia. Este es la plaza Jana Matejki, 2 en la que se halla la oficina de Civitatis. Por cierto que la excursión con todo incluido me saldría por 40 euros.

Plaza Jana Matejki

Un joven nos estaría esperando con una mini furgoneta, para una vez que estábamos los cuatro componentes que íbamos a realizar la visita, dirigirse hacia Auschwitz, tardando una hora y cinco minutos en llegar. Allí nos daría nuestras entradas para acceder al recinto y nos acompañaría a los tornos de acceso, donde pasados estos nos tomarían la temperatura, nos obligarían a echarnos gel de manos y nos informarían que sólo sería necesaria la mascarilla en el interior de los barracones, no siendo necesaria esta en el exterior. También nos facilitarían los dispositivos con auriculares para poder escuchar a la guía a distancia y nos separarían en grupos por idiomas.

Campo de Concentración Auschwitz I

Sólo diez minutos después se presentaría ante nosotros Magdalena, la que iba a ser nuestra guía durante toda la visita a los recintos, una mujer polaca que hablaba un perfecto castellano, donde tras una breve introducción nos pediría que la siguiéramos.

En 1941, cuando parecía que la conquista definitiva de Europa por Alemania era solamente cuestión de tiempo, las autoridades del Tercer Reich se decidieron por la “solución final de la cuestión judía”. Todos los judíos, sin tener en cuenta su edad, sexo o convicciones, serían sometidos a exterminio. Los medios para llevar a cabo esa política racista fueron la inanición en los guetos, las ejecuciones colectivas y, por último, el asesinato en masa en las cámaras de gas, en unos cuantos centros de exterminio. El mayor de ellos fue Auschwitz.

Auschwitz (junio de 1940 – enero de 1945) fue el primer campo de concentración nazi alemán fundado en los territorios de Polonia ocupados por Alemania, y, con el tiempo, se convirtió en el más grande de todos los campos creados por el Tercer Reich. Como otros campos, fue una institución estatal, administrada por las autoridades centrales del estado alemán y mantenida con cargo a su presupuesto. La causa inmediata de su creación fue el creciente número de polacos arrestados por la policía alemana y la sobresaturación de las prisiones existentes. Inicialmente iba a ser uno de los campos de concentración fundados en el marco del sistema nazi del terror. Esa función la desempeñó durante todo su periodo de existencia, también cuando, a partir de 1942, empezó a convertirse ante todo en el mayor centro de exterminio masivo de la población judía.

En su periodo de mayor actividad (1944), Auschwitz constaba de tres partes principales:

Auschwitz I, donde nos hallábamos ahora.

Auschwitz II – Birkenau, donde se hallaban también las mayores instalaciones de exterminio masivo (cámaras de gas) en la Europa ocupada, al que iríamos después.

Auschwitz III – Monowitz, situado junto a las fábricas de producción de goma sintética y bencina.

También abarcaba en aquella época varias decenas de sub – campos, en los que habitaban 21.000 presos, obligados a trabajar en la industria y en la agricultura. El conjunto constituía un todo administrativo y estaba sujeto al campo principal de Auschwitz I.

Un irremediable escalofrío recorre tú cuerpo cuando uno se para ante la puerta “Arbeit Macht Frei” (El trabajo libera), trágico lema que veían los prisioneros al ingresar en el campo. Por aquí también salían miles de ellos hacia un duro trabajo de muchas horas, para volver por la tarde, totalmente agotados, conduciendo los cuerpos de los que habían sido asesinados.

Puerta Arbeit Macht Frei. Campo de Concentración Auschwitz I

El campo de concentración de Auschwitz I fue creado en junio de 1940 en los suburbios de Oswiecim, en las proximidades del nudo ferroviario en el terreno de unos cuarteles del Ejército Polaco de antes de la guerra. En su composición entraron 20 edificios ya existentes, que fueron ampliados y adaptados a las necesidades del campo. Con el paso del tiempo las autoridades hicieron construir a los presos ocho bloques más, sucesivamente. La mayor parte sirvió de vivienda para los reclusos; algunos fueron destinados a ser el hospital del campo, almacenes u oficinas.

Campo de Concentración Auschwitz I

Campo de Concentración Auschwitz I

En Auschwitz I se encontraba la comandancia general de las SS y las oficinas centrales del departamento de empleo; también estaban cerca los almacenes generales de aprovisionamiento, los talleres y las empresas de las SS, que explotaban a los presos como mano de obra barata. En 1944 fueron construidos 20 edificios suplementarios de una sola planta, que se usaba como bloques de viviendas para las prisioneras, talleres diversos, cuarteles provisionales de las SS y depósitos de pertenencias requisados a los judíos exterminados en las cámaras de gas.

Campo de Concentración Auschwitz I

Campo de Concentración Auschwitz I

Nuestra visita se iría sucediendo con la entrada a sucesivos barracones o bloques donde seríamos testigos de las atrocidades que se cometieron en este lugar, todas acompañadas por magníficas explicaciones de nuestra guía Magdalena.

Las primeras imágenes serían de paneles con citas de discursos de los nazis, que llamaban a liberar al pueblo alemán de polacos, rusos, judíos y gitanos y a exterminar la raza judía; vitrinas con documentos alemanes sobre el envío de prisioneros a Auschwitz, así como documentos del campo e informes sobre el movimiento de resistencia en el recinto; ejemplares únicos de archivo de fotografías realizadas por efectivos de las SS en el campo de Birkenau, en la primavera de 1944. En ese periodo los alemanes deportaron a Auschwitz a unos 430.000 judíos de Hungría. En las fotografías se ve, entre otras cosas, la llegada del transporte, la separación de las familias y la formación de columnas, la selección de los recién llegados por parte de efectivos de las SS, y las personas que iban a las cámaras de gas.

A continuación se irían sucediendo en otros pabellones algunas de las imágenes más estremecedoras, donde se muestran, en inmensas vitrinas, pruebas de los crímenes como dos toneladas de pelo femenino; una tela de crin de cabellos humanos; piezas de ortopedia de aquellos judíos con mutilaciones visibles, a los que, en opinión de las SS, no se podía aprovechar como mano de obra para los trabajos forzados y eran asesinados en las cámaras de gas inmediatamente después de su llegada a Auschwitz y de la selección en la rampa de descarga; objetos de uso cotidiano como ollas, brochas de afeitar, cepillos de dientes; zapatos y ropa de niños pequeños; maletas, etc.

Urna con cenizas de Judíos asesinados. Auschwitz I

Después vendría la muestra de las instalaciones sanitarias, por un lado, donde existía un prisionero encargado de organizarlas y hacía las cosas aún más difíciles al resto, como asignar un tiempo demasiado breve para hacer las necesidades fisiológicas y, por otro, de las habitaciones con literas de tres niveles. El campo estaba sobresaturado: en teoría, un bloque de dos alturas estaba previsto para alrededor de 700 prisioneros; en la práctica el número de prisioneros era mucho más grande. Imaginad las condiciones para poder dormir.

Campo de Concentración Auschwitz I

Campo de Concentración Auschwitz I

Se sucederían después otros bloques como donde se instaló la estación experimental del ginecólogo alemán Carl Clauberg. En el estuvieron algunos centenares de mujeres judías, en las que el Doctor llevó a cabo experimentos de esterilización. En los documentos del campo se las designaba como prisioneras para fines experimentales. Parte de ellas murió durante los experimentos, otras fueron asesinadas para llevar a cabo disecciones; o el bloque 11, donde se encontraba la llamada “Pared de la muerte”, en la que se llevaban a cabo las ejecuciones por fusilamiento y donde por sus puertas laterales se conducía a los condenados a muerte. Las ventanas de las celdas y de las salas del piso superior fueron construidas de manera que los presos recluidos en ellas no pudieran observar las ejecuciones.

Pared de la muerte. Campo de Concentración Auschwitz I

Otros lugares importante son la horca colectiva en la que se producía la pena de muerte por ahorcamiento con el fin de aterrorizar a los prisioneros, durante el paso de lista, y lo más frecuente era que sus víctimas fueran prisioneros atrapados cuando intentaban huir, o bien acusados de ayudar a los fugitivos; la plaza de Armas, el espacio donde se pasaba lista con su correspondiente garita del efectivo de las SS encargado de realizar el recuento, desde la cual, en caso de mal tiempo, podía supervisar el proceso; el lugar de ejecución  del comandante de campo, donde en abril de 1947, por sentencia del Tribunal Supremo Nacional de Polonia, fue  ahorcado este alto cargo; así como la cámara de gas y el crematorio, en los que podían incinerar hasta 340 cadáveres por día.

Campo de Concentración Auschwitz I

Garita de la SS. Campo de Concentración Auschwitz I

Campo de Concentración Auschwitz I

Horca del Comandante de Campo. Auschwitz I

Después de hora y media y con la moral por los suelos, Magdalena nos indicó que terminaba la primera parte de la visita, indicándonos que la siguiéramos hasta la parada de autobús que teníamos que coger para desplazarnos hasta Auschwitz II – Birkenau, separado del anterior por sólo tres kilómetros. El transporte es gratuito entre un campo y otro.

Los alemanes iniciaron la construcción de este campo en el otoño de 1941, en las proximidades de una aldea polaca evacuada, con la intención de utilizarlo para los prisioneros de guerra soviéticos. Al final se convertiría en el mayor centro de exterminio de judíos y en el más grande de la Alemania nazi para los prisioneros de diferentes nacionalidades.

La primera imagen que se obtiene es internacionalmente conocida y no puedes evitar detenerte ante ella. Hablo de la  Puerta de Entrada por la que, desde mediados de mayo de 1944, entraban los trenes con los judíos deportados para su exterminio, además de cumplir también la función de cuerpo de guardia principal de las SS. Los trenes se detenían junto a una plataforma de descarga que constituía el punto central del campo, además del final de su recorrido.

Campo de Concentración Auschwitz II - Birkenau

Campo de Concentración Auschwitz II - Birkenau

La mayoría de los recién llegados, declarada no apta para el trabajo por los médicos de las SS, fue asesinada en el mismo día en las cámaras de gas, situadas a unos centenares de metros. En el verano de 1944, también fueron conducidos aquí alrededor de 13.000 polacos deportados por los alemanes desde Varsovia, tomada por la sublevación. De aquí también partieron transportes con miles de prisioneros, trasladados a otros campos.

Campo de Concentración Auschwitz II - Birkenau

A ambos lados de la mencionada plataforma podríamos ver las ruinas de cámaras de gas y de crematorios, observándose también dos pequeños estanques a los que se echaban las cenizas humanas. A unas decenas de metros de las ruinas, se hallan dos edificios redondos de ladrillo rojo correspondientes a la depuradora de aguas residuales.

Al final del recinto, a unos 800 metros de la puerta principal, nos encontraríamos con un monumento en honor a las víctimas de Auschwitz. Simbólicamente, este cierra el camino que conducía, durante la guerra, a las cámaras de gas. Sobre él se pusieron 23 placas conmemorativas con un texto en las principales lenguas de las que se servían los deportados a Auschwitz.

Campo de Concentración Auschwitz II - Birkenau

Monumento en honor a las víctimas. Auschwitz II - Birkenau

Posteriormente nos toparíamos con la llamada “Sauna” que desempeñó el papel de edificio de recepción y registro de los recién llegados. Por ella pasaron varias decenas de miles de prisioneros, principalmente judíos, así como polacos y de otras nacionalidades. Aquí se les despojaba de sus objetos personales, se les cortaba el pelo, se les asignaban números de campo y trajes rayados. A veces, entre los judíos, se efectuaba aquí una segunda selección y a los declarados no aptos para el trabajo se les destinaba a las cámaras de gas que se hallaban en las cercanías.

Ruinas Cámaras de Gas. Auschwitz II - Birkenau

Tras otros edificios accederíamos a los barracones, en cuyo interior había sesenta literas de tres camastros cada una. Cada una de las 180 camas estaba prevista, en teoría, para cuatro personas, pero en la práctica se acomodaban allí entre seis y siete. Los prisioneros dormían sobre paja esparcida sobre los tablones, sin almohadas y tocando una sola manta para varios presos. Para caldear el interior servían pequeñas estufas, que no estaban en condiciones de producir el calor apropiado.

Barracones. Campo de Concentración Auschwitz II - Birkenau

Barracón. Campo de Concentración Auschwitz II - Birkenau

Después de alguna otra explicación y una hora de recorrido por las instalaciones terminaríamos definitivamente la visita a uno de los lugares más trágicos del planeta que ha quedado para la memoria y para recordar lo que nunca más debe volver a repetirse.

Campo de Concentración Auschwitz II - Birkenau

Campo de Concentración Auschwitz II - Birkenau

Al final tendríamos tiempo para charlar de forma distendida con Magdalena y, entre muchos temas, algo que nos sorprendería, a pesar de las circunstancias, sería su testimonio de que en su larga carrera como guía nunca había conducido grupos de tan poquísimas personas e incluso jornadas que no podía ni trabajar al no presentarse ni un solo visitante. Verlo para creerlo.

Sobre las 16:00 el mismo conductor que nos había llevado a Auschwitz, nos volvería a dejar en Cracovia, dando así por finalizada la excursión con Civitatis. Mi valoración fue muy positiva pues cumplieron con todo a la perfección. Hay quien les critica porque consideran que lo único que hacen es llevarte y traerte, ya que una vez en el campo de concentración quedas en manos de los guías de este, pero creo que lo importante es que te den el servicio contratado y esto lo hacen, por lo que no sé porqué esas críticas.

La tarde la iba a dedicar a conocer los barrios judíos de Podgórze y Kazimierz, para así continuar con la misma temática a la que estaba dedicando la jornada.

En primer lugar me dirigiría hacia el barrio de Podgórze, el más alejado de los dos. Desde la plaza Jana Matejki, donde me había dejado el conductor de Civitatis, cogería en una parada cercana el tranvía número 24, comprando el ticket en las máquinas que hay en el mismo andén. Luego hay que validarlo en las máquinas que se encuentran dentro del vagón. (3,70 PLN).

Sólo cuatro paradas después me bajaría en el mencionado barrio de Podgórze, al otro lado del Vístula, donde se hallaba el gueto judío de Cracovia en la Segunda Guerra Mundial y en el que se hacinaron alrededor de 20.000 judíos, en un espacio donde antes residían 3000 vecinos.

Lo primero que haría sería encaminarme hacia la Fábrica de Schindler, un símbolo del coraje humanitario. En 1943, el dueño de esta fábrica alemana, Oskar Schindler, salvó a más de mil judíos de la deportación a los campos de exterminio contratándolos y alegando que eran esenciales para el funcionamiento de su negocio.

Desgraciadamente, debería conformarme con sólo ver su exterior, pues llegué a las 16:35 y a las 16:30 se dejan de vender billetes al cerrar a las 18:00. Muestra de lo buena gente que son los polacos, la taquillero me dijo que lo sentía muchísimo y que aunque a ella no le hubiera importando dejarme pasar por sólo cinco minutos el problema era que el sistema informático no dispensaba más tickets, así que me llevé un pequeño disgusto. Luego fue algo menos al enterarme que todo está en inglés y polaco y que no hay audioguías en castellano, por lo que me hubiera enterado de bastante poco. Así que lo mejor es o hacerla guiada si no sabes bien esos idiomas o si los dominas te recomiendo que las compres por intertet, pues hay un cupo limitado y cuando se terminan, ese día ya no puedes entrar y lo normal es que, fuera de época de Covid, eso suceda con facilidad.

Fábrica de Schindler

Fábrica de Schindler

A continuación en mi camino se irían sucediendo los siguientes lugares de interés:

Muro del Gueto de Cracovia: podría ver una pequeña parte del muro que rodeaba el gueto. Se encuentra en la calle Lwowska, 25. Hay otro en la calle Limanowskiego, 62, pero este no me daría tiempo a verlo.

Muro del Gueto Judío de Cracovia

Plaza Bohaterow o de los Héroes del Gueto: en ella se puede observar un conmovedor monumento realizado por el famoso director de cine Roman Polanski conocido como “Las sillas” que rinde homenaje a todos los judíos que fueron confinados en el gueto y luego asesinados y es que era aquí donde se hacía la selección antes de ser llevados a los campos de concentración de Auschwitz, Belzec o Plaszow.

Plaza de los Héroes del Gueto o Bohaterow

Farmacia del Águila: cuando se creó el gueto y la población judía fue realojada aquí, Tadeusz Pankieicz, farmacéutico polaco, se negó a ser trasladado de la zona y siguió dirigiendo su farmacia, que terminó siendo la única del gueto. Además de ofrecer medicamentos, a menudo gratuitos, se convirtió en un punto de reunión social de la población judía. Ahora es un pequeño museo que ya estaba cerrado, pero gracias a su cristalera podría echar un vistazo a su interior.

Farmacia del Águila

Desde aquí me encaminaría a la ribera del Vístula por donde daría un relajado paseo, disfrutando del gran ambiente que había, hasta el puente Bernatek, inaugurado en 2010 para conectar los dos distritos judíos de Podgórze y Kazimierz. Desde 2016 cuenta con diez figuras acrobáticas de hierro, que se balancean sobre cables que cruzan el puente de 130 metros de largo. A medida que el viento sopla, las figuras se balancean, dando la sensación que se están moviendo sobre los frágiles cables como lo harían los trapecistas.

Puente Bernatek

Puente Bernatek

Pero algo que no me gustaría y que no pensaba encontrar en Cracovia sería que dicho puente se encuentra repleto de los terroríficos candados que tanto afean muchos monumentos y que además los deterioran. También los pude ver colocados en los enanitos de Breslavia. Una moda que desgraciadamente cada vez está más extendida y es completamente absurda.

Nada más atravesarlo me adentraría en Kazimierz, un importante barrio histórico que fue fundado como ciudad autónoma por Casimiro III  el Grande y dotado de murallas defensivas. Desde el siglo XIV hasta la Segunda Guerra Mundial fue el distrito judío de Cracovia. Tras la caída del socialismo ha vuelto a ser un mundo impregnado de una atmósfera peculiar, sobre todo en los últimos años cuando muchos judíos han vuelto a establecerse allí restaurando los antiguos edificios y abriendo cafés, restaurantes, librerías y otras tiendas.

Aunque muchos edificios ya me los encontraría cerrados por la hora que era, ello no me impediría dar un paseo por el mismo y admirar así muchas esculturas y edificios importantes y simbólicos tales como:

Basílica del Corpus Christi: este sólido edificio gótico se construyó como iglesia parroquial de la población de Kazimierz. Sus obras comenzaron hacia 1340 y continuaron hasta principios del siglo XV. El interior, al que podría acceder, contiene valiosas obras de arte barrocas, como el magnífico altar mayor con El nacimiento de Cristo, un hermoso púlpito de mediados del siglo XVIII y una sillería de 1632.

Basílica del Corpus Christi

Basílica del Corpus Christi

Sinagoga Vieja: Mateo Gucci construyó esta sinagoga a mediados del siglo XVI en estilo renacentista, para sustituir al anterior edificio gótico, destruido en un incendio. Es la más antigua de las que se conservan en Polonia y la más importante para los judíos de Cracovia para orar. En su interior alberga el Museo de Historia Judía. Ocupa uno de los lados de la calle Szeroka.

Sinagoga Vieja. Barrio de Kazimierz

Calle Szeroka: es la principal arteria del barrio, aunque debido a su tamaño más bien parece una plaza. Se encuentra flanqueada por un montón de coquetos restaurantes donde ya no había un sitio libre a las horas que pasaba por allí, además de algunas sinagogas como la Vieja y la de nombre Remuh o algunas esculturas.

Calle Szeroka. Barrio de Kazimierz

Sinagoga y cementerio Remuh: es actualmente una de las más activas de Cracovia. Su nombre deriva del pensador y filósofo Rabí Moshé Isserles, llamado Remuh, que vivió en el siglo XVI y fue el rabino más famoso de Polonia. Dentro se conservan el Arca de la Torá renacentista y una réplica del berna (altar) original. Detrás de la sinagoga está uno de los más importantes cementerios judíos de Europa. A pesar de los daños sufridos durante la II Guerra Mundial, se han conservado bastantes lápidas. Fue una de las partes de la ciudad inmortalizada por Spielberg en La lista de Schindler. Uno de esos lugares que me hubiera encantado visitar y que tuve que conformarme con los exteriores, aunque como consuelo me queda el inmenso cementerio judío de Varsovia al que sí pude acceder y que es más grande y similar.

Sinagoga Remuh. Barrio de Kazimierz


Monumento al Martirio: un homenaje a los 65.000 judíos polacos que vivían en la ciudad y que fueron asesinados durante la Segunda Guerra Mundial.

Monumento al Martirio. Barrio de Kazimierz

Monumento a Jan Karski: aunque ya lo mencioné en Varsovia, sólo recordar que era miembro de la resistencia polaca y fue el encargado de informar a los aliados del exterminio nazi.

Monumento a Jan Karski. Barrio de Kazimierz

Sinagoga de Isaac: en el siglo XVII, el rico mercader Isaac Jakubowicz encargó su construcción a un arquitecto italiano, pese a las protestas de la escuela parroquial vecina, que no apreciaba tanta promiscuidad. Devastada por los alemanes, fue reconstruida en 1950 para convertirse en taller de un pintor y luego sirvió de almacén de decorados de teatro. Gracias al dinamismo y los fondos de la comunidad judía de Cracovia, en 1983 se iniciaron los primeros trabajos de rehabilitación y hoy está abierta al culto.

Sinagoga de Isaac. Barrio de Kazimierz

Cementerio Nuevo: aunque llegaría a él con las puertas ya cerradas, gracias a sus verjas de hierro podría echarle un vistazo y hacer alguna fotografía. Fue el cementerio principal de multitud de judíos durante los siglos XIX Y XX, construyéndose en el año 1800.

Cementerio Nuevo. Barrio de Kazimierz

Sinagoga Tempel: magnífico edificio neoclásico construido en 1862 por la asociación de judíos progresistas. Es la segunda sinagoga de Kazimierz abierta al culto. En ella se celebran conciertos de vez en cuando.

Sinagoga Tempel. Barrio de Kazimierz

Sinagoga Kupa: pese a su sencillez exterior, dicen que el interior de esta sinagoga del siglo XVI es emotivo gracias a los murales realizados en la década de 1920. Representan símbolos del zodiaco e imágenes de las ciudades sagradas y desde donde mejor se contemplan es desde la sección de mujeres, a la que se accede por una escalera exterior. Lástima perdérmelos por estar ya cerrada.

Sinagoga Kupa. Barrio de Kazimierz

Aunque la noche se me estaba echando encima todavía me quedaban dos lugares importantes que visitar. El primero de ellos tenía mucho que ver con la película de Spielberg, “La lista de Schindler” y correspondía a las famosas escaleras que salen en la escena en la que los soldados alemanes desalojan el gueto y un niño anima a una señora a esconderse debajo de aquellas para impedir que se la lleven. Me costaría mucho encontrarlas, teniendo que preguntar hasta en tres ocasiones y es que están bien escondidas. Se hallan en la calle Jozefa, 12.

Escaleras Lista de Schindler. Barrio de Kazimierz

El segundo lugar que tenía pendiente correspondía a la plaza Nowy, otro importante foco de animación del barrio de Kazimierz, en cuyo centro se halla un pequeño mercado cubierto de ladrillo rojo del siglo XIX, que se conserva casi tal cual. En sus paredes se encuentran pequeños ventanales que corresponden a puestos que ofrecen zapiekanki y, supuestamente, son los mejores que hacen en Cracovia. Estos no son otra cosa que una enorme baguette cubierta de todos los ingredientes que puedas imaginar, como champiñones, jamón, queso, piña, aceitunas, etc. Hay un montón de variedades y son enormes. Afortunadamente apenas había comido y tenía un hambre atroz, por lo que la acabaría sin el mayor problema, acompañada de una coca cola. (21 PLN).

Plaza Nowy. Barrio de Kazimierz

Comiendo Zapiekanki en Plaza Nowy

Casi llegando al hotel repararía en una iglesia que se encontraba justo enfrente de este y al lado del teatro Slowacki, en la que no me había fijado anteriormente, por lo que me acercaría hasta ella a conocerla. Se trataba de la iglesia de la Santa Cruz, caracterizada por su modesto exterior que no permite sospechar de la existencia de la espléndida bóveda gótica, soportada por un único pilar en forma de palmera. El coro y la nave albergan también bonitos frescos.

Iglesia de la Santa Cruz

De esta manera concluía otro intenso y fructífero día en Cracovia.


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