7 de Septiembre de 2020.
Zarandeada por una agitada historia que la alejó del seno
polaco durante casi seis siglos, la bella Wroclaw (Breslavia en castellano) ha
vuelto a encontrarse a sí misma. Capital de la Baja Silesia y cuarta ciudad de
Polonia, “la ciudad de los cien puentes”, está construida sobre el río Óder y
cuatro de sus afluentes. Tras la guerra, sus numerosos tesoros arquitectónicos
han sido cuidadosamente reconstruidos y sus numerosas instituciones culturales
han recuperado su antiguo prestigio.
Mi idea era, desde el primer momento que preparaba la ruta
por Polonia, haber dedicado casi dos días a conocer Wroclaw, para tomármelo con
calma e ir relajado y sin prisas, pero debido al obligado cambio de planes por
culpa del Coronavirus, sería aquí donde decidiría hacer la otra renuncia del
viaje y concentrarlo todo en una jornada, ya que para mí los tres días en
Cracovia y alrededores eran irrenunciables.
Estaba claro que para aprovechar el tiempo al máximo me
tocaba madrugar, cogiendo el tren que salía de la estación de Poznan a las
07:50 (38 PLN). En esta ocasión no era un tren al uso, quiero decir que no era
como en los que había viajado hasta ahora, sino que cada vagón se repartía en
compartimentos, dentro de cada cual había seis asientos enfrentados tres a
tres. El último tren que cogía muy similar a este sería uno que tomaba en la
costa marroquí.
Eran las 10:10 cuando me apeaba en el andén de la estación
de Wroclaw, dirigiéndome directamente al que iba a ser mi hotel por esta noche.
Se encontraba a menos de diez minutos caminando y se llamaba Polonia Centrum (141 PLN). Era un hotel
antiguo que no le vendría nada mal un buen lavado de cara con una importante
inversión en ello. Bien podía parecerse al de la película El Resplandor, con
pasillos enormes, suelos de moqueta y luz tenue, con mobiliario antiguo. No
obstante, respecto a la limpieza, esta era buena y teniendo en cuenta donde
estaba situado el precio era bastante razonable, así que no me quejo en
absoluto. Además el señor de recepción fue muy amable al dejarme hacer el check
- in nada más llegar y eso que eran sólo las 10:30.
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Estación Central |
Con todo
preparado me dispuse a descubrir Breslavia bajo un cielo despejado y un día
caluroso, encontrándome a muy pocos metros de mi hotel con una importante escultura
conocida como Monumento de los Transeúntes
Anónimos, situada en la esquina de las calles Swidnicka con Pilsudskiego.
Es realmente interesante pues se puede ver cómo un grupo de personas se
sumergen en el suelo en un lado de la calle y resurgen en el otro, tratándose
de un homenaje a aquellos ciudadanos que perdieron su vida durante la década de
los ochenta en Polonia, durante el complicado periodo de la ley marcial del
gobierno comunista.
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Monumento a los Transeúntes Anónimos |
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Monumento a los Transeúntes Anónimos |
La gran avenida Swidnicka, me permitiría ir
observando a sus lados los primeros e importantes edificios que se cruzaban en
mi camino, tales como la Ópera, una
de las más grandes de Polonia y de gran prestigio internacional; el Teatro Lalek, importante centro de
representaciones de marionetas, todo un arte en esta ciudad y que poco a poco
se va dando a conocer en otras ciudades europeas; o la iglesia de los Santos Wenceslao, Estanislao y Dorotea.
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Ópera |
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Teatro Lalek |
Desviándome
un poco hacia la izquierda hallaría el Palacio
Real, de estilo barroco, el cual, a partir de 1750, cuando Wroclaw quedó en
poder de Prusia, fue residencia de los reyes prusianos. Hoy alberga la sección
principal del Museo de la Ciudad que no me animaría a visitar. Justo al lado se
encuentra el Foro Nacional de Música
de reciente creación, pues se construyó en 2015 como auditorio de excelencia de
la prestigiosa Orquesta Filarmónica de la ciudad. Su fachada pretendió parecer
el cuerpo de un inmenso instrumento de cuerda.
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Palacio Real |
Dada la
cercanía, la siguiente zona que conocería sería la correspondiente al Barrio Judío que testimonia la
presencia de esta comunidad en Wroclaw desde tiempos antiguos. Sólo la sinagoga de la Cigüeña Blanca
sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial, encontrándose en un patio que fuera el
corazón de este barrio en el pasado. Su decoración interior, destruida en la
noche de los cristales rotos de 1938, ha sido restaurada. Hoy alberga una
exposición de la historia judía y se utiliza para el culto.
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Sinagoga de la Cigüeña Blanca. Barrio Judío |
Próxima a la
anterior podría ver otros lugares y monumentos interesantes como el Pasaje Pokoyhof, donde antes del
conflicto bélico era uno de los lugares más importantes de viviendas y escuelas
judías de Wroclaw; la calle San Antonio
de Padua (Swietego Antoniego), su arteria principal; o la bonita escultura de Ewa Rossano, una joven con
un vestido a modo de planeta tierra que simboliza la unidad del mundo pese a
sus diferentes religiones y culturas.
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Escultura de Ewa Rossano. Barrio Judío |
Dejando a la
derecha la Biblioteca Universitaria
y tras atravesar la plaza de la Sal
(Plac Solny), a la que dan mayormente casas del siglo XIX, entre las que
destaca un edificio barroco en el número cuatro y otro renacentista en el
número doce, había llegado el momento más importante del día, que no era otro
que la llegada a la Plaza del Mercado
(Rynek), la segunda más grande de Polonia, solamente superada por la de
Cracovia. Es un espacio espectacular al que bien merece la pena dedicarle
tiempo. De estilo gótico, desde mediados del siglos XIII, las casas fueron
reformadas a lo largo de los siglos en sucesivas ocasiones en los estilos
renacentista, barroco o clásico.
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Plaza del Mercado |
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Plaza del Mercado |
Aunque la
Segunda Guerra Mundial acabó con una parte de su magnífica arquitectura,
enseguida fue fielmente reconstruida. El paso de los años ha ido recubriendo de
un tono especial esta serie de frontones, que se han convertido de nuevo en una
pequeña joya.
Mi mirada no
podía dejar de pasearse por las hileras de dichos frontones, por los adornos de
sus ventanas, sus puertas magistrales, sus fachadas emperifolladas y
multicolores. Una pena que los negocios de la planta baja con sus sombrillas y
carteles publicitarios oculten muchas veces esa parte de los edificios.
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Plaza del Mercado |
En cualquier
caso merece especialmente detenerse en la Casa
de los Grifos, una gran residencia aristocrática del renacimiento flamenco
que muestra una serie de - mitad bajorrelieves, mitad estatuas - de leones,
grifos, águilas y ocas en su frontón; la Casa
del Sol de Oro, donde mirando hacia la cornisa y la cúspide del tejado se
puede ver el sol, incluso bajo la lluvia; la Casa de los Siete Electores, la cual se distingue por magníficas
pinturas en trampantojo (falsos balcones, estatuas ficticias), siendo una de
las más notables de este estilo; la Casa
del Ciervo de Oro, decorada con la estatua de este animal, etc.
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Plaza del Mercado |
Pero si hay
un edificio que destaca sobre cualquier otro, ese es su Ayuntamiento, una rara muestra de arquitectura civil del gótico
tardío. Lo más hermoso e interesante de la casa consistorial es quizá la
fachada sur, con numerosos frisos en relieve de los siglos XV y XVI. Ejecutados
con realismo te hacen revivir divertidas escenas de la vida cotidiana en la
Edad Media. Su torre también es un elemento destacable con una altura de 66
metros, coronada por un remate de estilo barroco. Delante del edificio se ha
reconstruido una antigua picota.
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Ayuntamiento. Plaza del Mercado |
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Ayuntamiento y Plaza del Mercado |
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Picota de Plaza del Mercado |
Aunque me
hubiese gustado conocer su interior, pues alberga algunas salas góticas
abovedadas, desgraciadamente estaba cerrado al ser lunes, pero es que aunque
hubiese tenido otro día tampoco hubiera podido entrar, ya que también cierra
los martes.
Si ayer en
Poznan había poca gente, hoy estaba casi todo desierto lo que me permitiría
moverme a mi antojo y hacer las fotografías que me apetecía en poco tiempo, así
como empezar a disfrutar sin agobios de la atracción por excelencia de Wroclaw
y que todavía no he mencionado. Me estoy refiriendo a los encantadores Gnomos que se encuentran distribuidos
por toda la ciudad, escondidos debajo de sus torres góticas y palacios
barrocos, acechando en los callejones, asomando por las puertas o columpiándose
en las farolas.
Un mundo
diminuto de pequeñas personas, cada una de no más de un pie de alto,
descaradas, de bronce y rebosantes de personalidad.
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Gnomos de Wroclaw |
Nadie sabe
cuántos de estos graciosos enanitos existen ya, pero si hay que hacer una
estimación se piensa que ahora hay ya más de 400, formando toda una sociedad de
pequeños comerciantes, banqueros, músicos callejeros, profesores, carteros y
así sucesivamente.
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Gnomo de Wroclaw |
¿Pero por qué
hay tantas de estas estatuas en Wroclaw? En los años ochenta, el comunismo todavía
estaba presente en Polonia y la policía era muy estricta sobre cualquier tipo
de reunión secreta y manifestación contra el régimen gobernante.
Afortunadamente, un grupo de individuos excéntricos inició un movimiento de
resistencia antisoviético llamado Alternativa Naranja. ¿Su estrategia? Usar el
absurdo y el disparate, dibujando grafitis de enanos sobre los carteles
comunistas, ayudando así a derrocar el opresivo régimen comunista de Polonia.
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Gnomo de Wroclaw |
A medida que
el movimiento ganó popularidad se comenzaron a liderar caprichosas marchas
públicas por las calles de Wroclaw, abogando por los “derechos de los enanos”.
La policía trató de tomar medidas enérgicas contra estas reuniones subversivas
pro – gnomos, pero los arrestos resultantes fueron noticia nacional y sólo
lograron que las autoridades parecieran ridículas, haciendo que más dibujos de
enanos aparecieran por las calles de todo el país. El movimiento culminó el 1
de junio de 1988, cuando 10.000 manifestantes llegaron al centro de Breslavia
con sombreros anaranjados en forma de cono y gritando “¡Libertad para los
enanos!”
Es así como
el comunismo se empezó a desmoronar, mostrando que personas de todas las edades
podían unirse para luchar pacíficamente contra el sistema.
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Gnomo de Wroclaw |
En 2001, la
ciudad decidió conmemorar su historia de rebelión artística anticomunista
colocando una estatua de bronce de un gran enano, llamado Papa Dwarf, en la calle Swidnicka, donde solían reunirse los
miembros de Alternativa Naranja. Cuatro años después, un escultor local llamado
Tomasz Moczek tuvo una idea: crear diminutos enanos de bronce, cada uno
representando una parte diferente de la historia o la vida cotidiana de
Wroclaw. El alcalde le encargaría los primeros cinco, no dejando de crecer
desde aquel momento.
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Gnomo de Wroclaw |
En el momento
en que empecé a poner un poco de atención y comencé a fijarme y a buscarlos por
la gran plaza, no dejarían de aparecer: uno brindando con cerveza con un perro,
otros subiendo con una cuerda unos regalos, otro con un helado, otro portando
cubos de agua, otro haciendo turismo con su cámara y su mapa y así se iban
sucediendo unos tras otros sin parar.
A partir de
este momento decidiría ir ojo avizor e ir mezclando el turismo de monumentos y
edificios con la búsqueda de los pequeños enanitos, pues hay que reconocer que
son entrañables y llenos de gracia.
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Gnomo de Wroclaw |
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Gnomos de Wroclaw |
Continuando
con la Wroclaw monumental, tras la hermosa Plaza del Mercado, el Ayuntamiento y
los Gnomos, no podría evitar dirigir la mirada hacia uno de los ángulos del
cuadrilátero, concretamente hacia unas pintorescas casas góticas unidas por un arco, conocidas popularmente como Hansel y Gretel. Estas me darían paso a
otra agradable plazuela donde se levanta imponente la iglesia de Santa Isabel, construida en el emplazamiento de una
primera iglesia destruida por los mongoles en 1241. Sus dimensiones son dignas
de la vecina Rynek. Fue la iglesia de los burgueses y competencia de la de
Santa María Magdalena. A lo largo de sus casi ocho siglos de historia ha sido
destruida en varias ocasiones e incluso incendiada cuatro veces. De su interior
me sorprendería la policromía de la bóveda y la sillería del coro, así como su
altar mayor, aunque el original se encuentra en el Museo Nacional de Varsovia.
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Casas de Hansel y Gretel e Iglesia de Santa Isabel |
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Iglesia de Santa Isabel |
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Gnomo de Wroclaw |
Y había
llegado la hora de hacer un poco de ejercicio subiendo a su torre (10 PLN) que
te brinda una de las mejores panorámicas de la Ciudad Vieja y especialmente de
la plaza del Mercado, desde sus noventa metros de altura. Sólo se abre de abril
a octubre de 10:00 a 20:00, siempre que no haga mucho viento.
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Plaza del Mercado desde Torre Iglesia de Santa Isabel |
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Wroclaw desde Torre Iglesia de Santa Isabel |
Después de
deleitarme lo suficiente con las vistas y de nuevo en tierra firme, sólo
tendría que andar unos pocos metros para hallar un callejón conocido como Stare Jadki, flanqueado por viejas
casas que en el siglo XIII albergaban los puestos de los carniceros. Una
escultura de diferentes animales de granja homenajea dicha actividad.
Sería justo
en este momento cuando mi móvil se quedaría sin batería no permitiéndome
realizar las fotos de rigor a la bonita perspectiva, lo cual tampoco me importaría
porque me pareció un buen momento para comer, pues eran ya las 14:00, y cargar
el aparato con tranquilidad, lo que así haría en un Burguer King situado en la
plaza. Sorprendentemente luego se me olvidaría volver para tomar la fotografía,
así que reconozco que cuando por la noche me di cuenta en el hotel me dio
bastante rabia quedarme sin ese recuerdo.
Después de
comer lo primero que haría sería desplazarme a una calle adyacente a la plaza
del Mercado para contemplar la iglesia
de Santa María Magdalena con sus dos poderosas torres unidas en lo alto por
un atrevido puente, desde donde se obtiene otra magnífica vista de la ciudad.
En este caso optaría por no subir, pues ya me había llevado la perspectiva
desde lo más alto de Santa Isabel, la cual dicen que es la mejor de las dos.
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Catedral de Santa María Magdalena |
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Gnomo de Wroclaw |
Sí que
entraría a su interior, destacando un púlpito renacentista, un sagrario de
piedra gótico y lápidas de distintas épocas.
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Catedral de Santa María Magdalena |
Por cierto,
que merece la pena detenerse también en su portada del lado sur pues es muy buen
exponente de la escultura románica de finales del siglo XII, con columnas
ricamente decoradas y arquivoltas en las que se narra la vida de Cristo. Es el
único vestigio que se conserva de la antigua abadía de San Vicente de Olbin.
A
continuación anduve hasta uno de los lugares que más esperaba conocer no sólo
en Wroclaw sino en mi viaje a Polonia: el importante museo Panorama de Raclawice, una extraña rotonda de hormigón que
alberga una gran pintura de 120 metros de circunferencia y 15 metros de altura,
formando un panorama a medio camino entre la pintura y el decorado teatral. Es
uno de los pocos ejemplos, que aún se pueden ver, de este tipo de
entretenimiento muy popular a finales del siglo XIX, antes de la llegada del
séptimo arte. El inmenso lienzo cuenta la historia de una de las batallas de la
insurrección de Kosciuszko de 1794, necesitando más de nueve meses para
realizarlo. Presentado inicialmente en Lviv (Ucrania), pasó muchas peripecias
durante la Segunda Guerra Mundial antes de ser repatriado a Wroclaw durante la
división de Polonia en la Posguerra.
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Museo Panorama Raclawice |
¿Pero os
podéis creer que me lo encontraría cerrado? Efectivamente esta vez la suerte no
me acompañaría y el museo completo se encuentra inmerso en una profunda
restauración, no habiendo perspectivas de su apertura hasta el mes de marzo o
abril de 2021. La verdad que me quedé un poco disgustado porque tenía muchas
ganas de conocerlo, pero tampoco quería que este hecho me amargara el día, por
lo que cambié el chip rápido y en diez minutos volvía a estar con actitud
positiva.
Casi al lado
me llamarían la atención unas ruinas que tras investigar un poco descubriría
que pertenecen al Bastión Ceglarski,
una de las antiguas fortificaciones de la ciudad, edificadas en 1585 y que
consiguieron sobrevivir a la orden de Napoleón de destruir todas las que
rodeaban la urbe. Eso sí, perderían su carácter defensivo y militar.
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Bastión Ceglarski |
Por detrás de
las anteriores existe una pequeña colina a la que no dudaría en subir, para
deleitarme con las hermosas vistas de la ribera
del río Odra y de la isla de la Catedral (Ostrow Tumski), hecho lo cual
bajaría hasta la orilla del curso de agua y seguiría disfrutando de un paseo
que me llevaría, por un lado, hasta el edificio del Museo Nacional, un imponente edificio de estilo neorrenacentista
flamenco cubierto por uno de sus lados de yedra y al que no entraría, y por el
otro lado, hasta el mercado Hala Targowa,
una enorme lonja con paredes de ladrillo en cuyo interior podría encontrar todo
tipo de productos polacos: setas, bayas, salchichas, quesos…
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Isla de la Catedral y Río Odra |
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Isla de la Catedral y Río Odra |
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Ribera del Río Odra y Puente Grunwaldzki |
Aunque a
continuación se cruzaría en mi camino la iglesia
de San Vicente, apenas me fijaría en ella, pues tenía mucho mayor interés
en poder visitar la iglesia del Santo
Nombre de Jesús, antiguo templo de los jesuitas, cuyo interior de estilo
barroco es espectacular, con gigantescos frescos y una copia de la Piedad de
Miguel Ángel a la derecha del altar. En la capilla, algunos de los personajes
que la decoran tienen un aspecto exótico, pues estaban destinados a evocar los
nuevos mundos, causando una verdadera conmoción en aquella época.
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Iglesia del Santo Nombre de Jesús |
A pocos pasos
de la anterior hallaría la Universidad,
otro de los lugares imprescindibles en Breslavia. Fue fundada por el emperador
Leopoldo I en el año 1702, convirtiéndose en la Universidad de Wroclaw en 1811.
Ha tenido muchos alumnos famosos, entre ellos nueve premios Nobel, como el
físico nuclear Max Born.
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Universidad de Wroclaw |
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Universidad de Wroclaw |
El eje del
imponente edificio barroco es el salón de actos, llamado Aula Leopoldina con hermosos frescos y esculturas, pero
desgraciadamente me la encontraría cerrada por reforma, por lo que no estaba
teniendo demasiada suerte, ya que como habéis visto líneas atrás tampoco podría
visitar el museo de Raclawice. Al menos sí que podría ver el Oratorium Marianum que hace la función
de sala de conciertos y posee hermosas pinturas en el techo y la Torre Matemática, un antiguo
observatorio astronómico en el que se puede apreciar un meridiano colocado en
el suelo que, en el pasado, se utilizaba para medir la altitud solar. Se cerraría
a principios del siglo XX debido al empeoramiento de la visibilidad provocado
por la iluminación de la ciudad y la contaminación del aire. Afortunadamente ha
quedado como excelente mirador desde donde poder contemplar nuevas perspectivas
de Wroclaw y donde también te impactan las gigantescas esculturas situadas en
las esquinas que representan alegorías de las ciencias.
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Wroclaw desde Torre Matemática de su Universidad |
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Wroclaw desde Torre Matemática de su Universidad |
Había llegado
el momento de atravesar el pequeño puente
de hierro Most Piaskowy, que da acceso a una diminuta isla dominada por las
iglesias de Santa Ana y Santa María de Piasek. Esta segunda,
una formidable mole construida por los canónigos regulares en la segunda mitad
del siglos XV, sobre el emplazamiento de una iglesia románica del siglo XII
cuyo tímpano está incrustado en el muro de la sacristía, en la nave sur.
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Iglesia de Santa María de Piasek |
A
continuación accedería a Ostrów Tumski,
la isla de la Catedral, de cuyas vistas podía haber ido disfrutando durante mi
paseo por la ribera del río Odra, llegando ahora a su corazón. Su importancia
es esencial, pues fue el origen de la ciudad de Wroclaw, donde todo comenzó en
los siglos IX y X. El primer obispado fue fundado aquí en el año 1000. Desde
entonces, la isla se convirtió en el centro de la vida religiosa y sigue
siéndolo todavía.
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Isla de la Catedral |
En este
auténtico remanso de paz podría visitar los siguientes lugares de interés:
Iglesia de San Martín: la que hoy puede verse data de
finales del siglo XIII, pero a principios del siglo XI ya se levantó en el
lugar una capilla fortificada.
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Iglesia de San Martín |
Colegiata de la Santa Cruz: grandiosa y esbelta, esta original
construcción alberga dos iglesias superpuestas que son un buen ejemplo de
tolerancia, ya que los dos niveles corresponden a cultos diferentes. La
inferior tuvo una historia turbulenta pues fue robada varias veces, utilizada
como establo por los suecos invasores y sufrió muchos daños durante la Segunda
Guerra Mundial, al igual que le sucedería a la superior que perdió la mayor
parte de la decoración interior. A las puertas de la iglesia hay una estatua de
Juan Nepomuceno.
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Colegiata de la Santa Cruz |
Catedral de San Juan Bautista: es el edificio más hermoso de Ostrów
Tumski, que presenta una mezcla de estilos de diferentes épocas. En su interior
destacan la bonita capilla de Santa Isabel de estilo barroco romano, la
sillería del coro y el políptico gótico procedente de Lubin situado delante del
altar. Aunque mi idea era subir también a su campanario para obtener nuevas
perspectivas de la ciudad ya era tarde y me lo encontraría cerrado.
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Catedral de San Juan Bautista |
Aunque hay
otros edificios distribuidos por la isla de la Catedral, en mi caso los obviaría
por falta de tiempo y de interés como el museo
Archidiocesano, el Palacio
Arzobispal y el Jardín Botánico.
Aunque ya no
quedaba mucho tiempo de luz, quería terminar la jornada buscando más enanitos,
pues no había tenido suficiente con los que me había ido encontrando a lo largo
del día, así que en ello estuve entretenido hasta que la noche se me echaría
encima por completo, terminando con otros diez nuevos amiguitos, incluido Papa
Dwarf, el primero y más feo de todos que ya mencioné al hablar de ellos en este
capítulo.
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Gnomo de Wroclaw |
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Gnomos de Wroclaw |
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Gnomo de Wroclaw |
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Gnomo de Wroclaw |
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Papa Dwarf |
La paliza había sido
importante así que, como también haría ayer en Poznan, me sentaría a disfrutar
de una buena cerveza en la plaza del Mercado, hasta que el cansancio me haría retirarme
a descansar. No, no cenaría pues me podía más el sueño que otra cosa.
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Plaza del Mercado |
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Plaza del Mercado y Ayuntamiento |
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