Como decía en el capítulo anterior hoy podía haber seguido
en Estocolmo visitando museos tan interesantes como el Nobel, el Nórdico o
incluso el del grupo sueco ABBA, entre otros muchos que me habían quedado
pendientes estos días atrás, pero ante el día tan espectacular que hacía, con
cielos completamente despejados y unos 26 grados de temperatura, no me apetecía
nada meterme en el interior de ningún edificio, así que opté por aprovechar el
buen tiempo y marcharme a conocer la ciudad de Sigtuna, que también me apetecía un montón.
Llegar hasta esta pequeña ciudad, localizada a unos
cincuenta kilómetros de Estocolmo, es muy sencillo. Bastará con coger el metro
más cercano de tu alojamiento y bajarte en la estación T-Centralen, donde tendrás que hacer transbordo a los trenes de
cercanías, siguiendo los carteles que indican Pendeltag, que es como se les conoce en sueco. Hecho el transbordo
te encontrarás en la estación Stockholm
City, por lo que sólo tendrás que esperar a que llegue alguno de los trenes
que vaya con dirección Marstra Station
que es la misma en la que te bajas al venir o ir hacia el aeropuerto en bus.
Tras unos metros llegarás a un montón de dársenas donde tendrás que buscar la
de las líneas 570 o 575 que te dejan
al lado del centro histórico de Sigtuna. Lo bueno es que te vienen los tiempos
de espera de cada autobús, por lo que si queda mucho siempre podrás aprovechar
para tomar un café. No sería mi caso, pues sería llegar y besar el santo, ya
que en sólo tres minutos estaba subiendo al mismo. Respecto al precio de todo
este itinerario no sé a cuánto asciende pues al tener la tarjeta SL-Acess estaba todo incluido en la
misma.
Autobús hacia Sigtuna en Marstra Station |
Serían quince escasos minutos desde Marstra Station lo que
tardaría en llegar a Sigtuna, que sumados al resto del trayecto supondría como
una hora y diez minutos desde la estación de metro Gamla Stan, la más cercana
de mi alojamiento, con esperas incluidas.
Eran las 10:00 cuando entraba por la puerta de la oficina de
turismo de la ciudad y acto seguido comenzaba a visitarla.
Situada a orillas del lago Mälaren es una de las ciudades
históricas más bonitas de Suecia, conservando intacto el ambiente de los
tiempos antiguos gracias a sus tortuosas y silenciosas callejuelas, sus casas
bajas y las ruinas de los monasterios medievales.
Sigtuna fue fundada alrededor del año 970 por el primer rey
de Suecia, Erik Segersäll, como capital del reino, acuñándose aquí las primeras
monedas del país. En 1187 fue destruida casi completamente por los estonios,
pero fue sobre todo por la creciente importancia de Uppsala y la llegada de la
Reforma por lo que fue perdiendo importancia.
Los principales puntos
de interés de la ciudad conservada más antigua de Suecia, serían los
siguientes:
Storagatan (calle
Mayor): se considera la calle más antigua de Suecia conservada hasta
hoy. Aunque la original está oculta debajo de gruesas capas culturales, en
algunas partes tan profundas como tres metros, sin embargo sí que mantiene su
trazado original, estando flanqueada por hermosas casas de madera.
Stora Gatan. Sigtuna |
Stora Gatan. Sigtuna |
Drakegarden:
esta hermosa casa data del siglo XVIII, y ha sido utilizada como posada y como
residencia privada. Hoy en día hace las veces de oficina de turismo, la cual
recibe más de 80.000 visitantes cada año. Tienen planos y algunos souvenirs
interesantes.
Drakegarden. Sigtuna |
Ayuntamiento:
el diminuto ayuntamiento de Stora Torget es el más pequeño de Suecia. Fue
construido a mediados del siglo XVIII y albergaba dos habitaciones: una del
consejo y otra de custodia. En la primera se celebraban reuniones y se tomaban
decisiones. Su interior alberga parte del museo de la ciudad.
Ayuntamiento de Sigtuna |
Örtagarden:
el pequeño jardín de hierbas ha sido preparado para rendir homenaje a los
hermanos que aparecieron en la Convención de Sigtuna de la Edad Media, poniendo
a disposición del pueblo sus conocimientos de cultivo y plantas medicinales.
Jardín de Hierbas u Örtagarden. Sigtuna |
Mariakyrkan:
es el edificio más antiguo de la región de Mälardalen. Fue construido en el
siglo XIII por los hermanos dominicos y fue utilizado como iglesia del convento
hasta la Reforma del siglo XV. A fecha de hoy, la iglesia de María sirve como
iglesia parroquial.
Iglesia de María o Mariakyrkan. Sigtuna |
Iglesia de San
Olof: las ruinas de esta iglesia son unas de los tres edificios
religiosos que se conservan hasta hoy. Es probable que haya habido una iglesia
aún más antigua en el pasado. El nombre de la construcción hace honor al rey
que después de su muerte fue santificado.
Ruinas Iglesia de San Olof. Sigtuna |
Ruinas Iglesia de San Olof. Sigtuna |
Iglesia de San
Lars: sería utilizada hasta la reforma, para poco después pasar al
olvido.
Campanario:
la construcción impacta por su arquitectura, lo que unido a las privilegiadas
vistas que se obtienen desde aquí del pueblo y del lago Mälaren, lo hacen un
lugar imprescindible de visitar.
Klockbacken o Campanario. Sigtuna |
Sigtuna desde su Campanario |
Iglesia de San
Pers: construida alrededor del año 1100, fue probablemente mandada
realizar por el rey. Sólo se conservan sus ruinas.
Museo de Sigtuna:
las investigaciones dicen que podría haber sido la primera propiedad real.
Tiene una colección única de hallazgos arqueológicos de finales de la Edad
Vikinga y principios de la Edad Media. La entrada cuesta 100 SEK. Abierto de
12:00 a 16:00 todo el año, cerrado los lunes de septiembre a mayo.
Lundströmska
garden: una casa de principios del siglo XX, donde parece que el tiempo
se ha detenido. Aquí vivió la familia Lundström, la cual regentaba una tienda
donde se podía comprar cualquier cosa, desde telas hasta comestibles.
Piedras rúnicas:
se encuentran distribuidas por toda la población, siendo dichas grabaciones los
textos originales más antiguos que existen. Se pueden ver desde piedras enteras
hasta fragmentos y no hay otro lugar donde se puedan ver tantas. Fueron
colocadas en el siglo XI como monumentos a familiares.
Piedra Rúnica. Sigtuna |
Piedra Rúnica. Sigtuna |
Paseo del lago
Mälaren: sería de lo mejor de Sigtuna, pues con un día tan espectacular
como el que hacía disfrutaría mucho del sosiego, la paz y el aire puro que se
respira en la ribera de esta gran masa de agua. De hecho comería tranquilamente
en uno de los bancos que se distribuyen por toda la orilla hasta el pequeño
puerto, el punto más alejado al que llegaría en mi paseo.
Lago Mälaren desde Sigtuna |
Lago Mälaren desde Sigtuna |
Tras la visita de todo lo anterior volvería a Storagatan, su
calle principal, donde me sorprendería que en comparación con primera hora de
la mañana, siguiera habiendo bastante tranquilidad, me imagino como consecuencia
de ser día de diario y estar fuera del periodo estival. Aprovecharía esta
circunstancia para darme el capricho de tomarme un buen helado en una de las
terracitas que había por allí, sin apenas gente. (35 SEK)
Eran las 15:00 cuando regresaba a la parada de autobús,
teniendo que esperar esta vez casi veinte minutos hasta que apareció y
tocándome hacer el trayecto con el bus hasta los topes de escolares que
gritaban como demonios.
De nuevo en Marstra Station, tomaría el tren con dirección a
Estocolmo, pero en cuestión de minutos improvisaría y decidiría bajarme en la
siguiente parada llamada Rosersberg.
El motivo era que había leído que aquí se encontraba un palacio del mismo
nombre que había sido uno de los preferidos de la realeza sueca durante finales
del siglo XVIII y principios del siglo XIX.
Nada más salir de la estación hay un gran cartel que te
indica el camino, teniendo luego que andar dos kilómetros hasta que llegas al
mismo, efectivamente, no hay transporte público con el que puedas llegar hasta él.
El camino transcurriría entre verdes prados y sin apenas un alma por aquellos
parajes.
Pero cuál sería mi sorpresa al llegar a la puerta de entrada
que esta se encontraba cerrada a cal y canto y un cártel indicaba que sólo se
abría para su visita los fines de semana, así que me tendría que conformar con
verlo por fuera. La verdad que tampoco me supuso un disgusto, pues había
disfrutado con el paseo y me conformaba con ver los jardines y los exteriores.
Hecho lo cual desharía mis pasos y volvería en el tren hasta Estocolmo.
Palacio de Rosersbergs |
Palacio de Rosersbergs |
Una vez en el metro
y dado que estaba en la línea roja, decidiría animarme a ver alguna estación
más que las que pude visitar hace algunos días, pues había leído que merecían
mucho la pena. Optaría por Stadion y
Tekniska Högskolan, que también
están pintadas de vivos colores y con curiosos detalles decorativos. Existen
muchas más pero con las visitadas me daba por satisfecho.
Estación Tekniska Högskolan. Estocolmo |
Estación Stadion. Estocolmo |
Estación Stadion. Estocolmo |
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