Hordas de bicicletas por todas partes, auténticas marabuntas
de este vehículo de dos ruedas iban y venían hacia y en cualquier dirección y
salían del más recóndito rincón. Estaba atónito con lo que estaba contemplando
y es que tengo que reconocer que esto fue lo que más me impactaría del comienzo
de la jornada que comenzaba. ¡Qué iluso! Y yo qué creía que Ámsterdam era el
reino de estas, y podrá ser cierto, pero no tuve esta sensación cuando estuve
allí.
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Bicicletas en las cercanías del Palacio Real |
Era día laborable, al igual que ayer, pero recordemos que
ayer me embarcaba camino a Birka y no tuve oportunidad de ver cómo funcionaba
la ciudad a primeras horas de la mañana y es plena ebullición y pura
adrenalina.
Me sentaría a desayunar en una cafetería que me llamaría la
atención por los cientos de naranjas apiladas en la fachada y que parecen que
te están pidiendo a voces que entres a tomarte un buen zumo natural, algo a lo
que no podría resistirme. Si a ello le sumas la gran cantidad de bollitos y tartas
que se exponen en sus vitrinas, pues librarte de la tentación es casi
imposible. El lugar se llamaba Café Cuio
y tanto el zumo como el pastel de manzana que me pedí estaban deliciosos. Pero
lo mejor es que creo que nunca había desayunado tan seguro, porque las mesas
que me rodeaban estaban tomadas por unos diez policías que más parecían
armarios, con tres veces mi anchura y un metro noventa de altura. Imponían lo
suyo, la verdad.
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Desayuno en Café Cuio |
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Desayuno en Café Cuio |
El único pero que tengo que poner a la cafetería es el
precio, todo un clásico ya en este país. Me cobrarían 130 SEK por el zumo y el
pastel. ¡Terrorífico!
La ruta a seguir hoy estaba destinada a conocer las zonas
del Centro y Skeppsholmen, por lo
que comenzaría con la primera de ellas, dirigiéndome en primer lugar a la plaza Gustav Adolfs Torg, en la que
destaca en pleno centro la estatua ecuestre de Gustavo II Adolfo. Flanqueándola
por varios de sus costados destacan varios edificios como el palacio Arvfurstens, construido para la
hermana de Gustavo III y que hoy alberga el Ministerio de Asuntos Exteriores; el
museo Medelhavs, el cual contiene
una inmensa colección de hallazgos de culturas prehistóricas del Mediterráneo;
o el palacio Sagerska, pero el que
más destaca y el más importante de todos ellos es el de La Ópera que fue construida en 1898, con un auditorio
magníficamente ornamentado, para reemplazar a una de tiempo de Gustavo III.
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Plaza Gustav Adolfs Torg |
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Ópera.Plaza Gustav Adolfs Torg |
Casi adosado al anterior cuadrilátero se encuentra el inicio
del Kungsträdgarden, es decir, el
jardín del Rey, que fue en el siglo XV un jardín real de hierbas aromáticas y
en la actualidad es un popular punto de encuentro para los habitantes de
Estocolmo. Es el más antiguo de la ciudad y cuenta con diferentes espacios y
plazas destacables. La primera que se cruzaría en mi camino sería la que en su
centro se encuentra la estatua de Carlos
XII, la cual se erigió en 1868 para conmemorar el 150º aniversario de la
muerte del rey. A continuación se puede ver la famosa fuente de Molin, hecha en bronce y decorada con personajes
mitológicos. En uno de los laterales de este nuevo espacio destaca imponente la
Jacobs Kyrka, una iglesia de un
intenso color rojo, con porches bellamente labrados y dedicada a Santiago el
Mayor, patrón de los viajeros, por lo que no podía ser más oportuna su visita.
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Kungsträdgarden o Jardín del Rey |
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Fuente de Molin. Kungsträdgarden |
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Jacobs Kyrka |
El último gran espacio del parque es el más amplio y en él
se puede ver la estatua de Carlos XIII,
la residencia veraniega de la reina Cristina y un enorme estanque. Es en este
lugar donde se hallaba el jardín de hierbas mencionado en el párrafo anterior y
donde hoy en día se celebran conciertos en verano, se monta la pista de
patinaje en invierno y se pueden ver los puestos navideños en Diciembre.
También alberga varios cafés al aire libre, galerías de arte y restaurantes en
sus extremos.
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Kungsträdgarden o Jardín del Rey |
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Kungsträdgarden o Jardín del Rey |
Tras salir del espacio verde tomaría la calle Hamngatan y en apenas tres manzanas llegaría a la plaza Sergels Torg, una inmensa plaza
en dos niveles en cuyo centro se puede ver un gran obelisco de cristal que se
ilumina por la noche. Es el centro de la ciudad moderna y del tráfico urbano. En
ella se encuentran la Kulturhuset,
corazón de la vida cultural de Estocolmo y cuya fachada de cristal se ha
convertido en el símbolo de la modernidad sueca, y el Stadsteater, el teatro de la ciudad, que presenta un variado
programa de eventos musicales a lo largo de todo el año. Tengo que reconocer
que a mi particularmente no me entusiasmaría esta zona, pero para gustos los
colores.
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Kulturhuset. Plaza Sergels Torg |
Tomando la calle que se encuentra justo enfrente del centro
de visitantes y avanzando unos minutos por ella llegaría hasta una de las
copias de la escultura Non Violence,
la famosa pistola con el cañón anudado, que ya podría ver en los jardines del
museo olímpico de Lausana en Suiza. Para mayor precisión se encuentra en la
calle Sergelgatan, 21. Por cierto
que esta calle está repleta de tiendas y restaurantes y empezaba a tener
bastante ambiente.
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Non Violence. Calle Sergelgatan |
Aprovechando la cercanía me desplazaría hasta Klara Kyrka, una iglesia que fue
completamente reconstruida como consecuencia de un devastador incendio. En su
interior destaca el púlpito dorado, las pinturas con motivos florales y las
estatuas del altar.
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Klara Kyrka |
Había esperado que avanzara un poco la mañana para ver algo
animada la calle de La Reina o
Drottninggatan, algo que ya estaba sucediendo, así que pasearía un rato por
esta importante calle comercial repleta de tiendas de moda, artesanía,
artículos de regalo, puestos callejeros de salchichas, cafeterías y
restaurantes muy animados.
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Drottninggatan o Calle de la Reina |
Mi siguiente parada sería en Hötorget (Mercado de la Paja), una plaza en la que se encuentra un
animado mercado callejero de frutas y verduras que existe desde el año 1640 y
abre todos los días de la semana. La plaza está rodeada por edificios
relativamente nuevos como los grandes almacenes PUB, un cine y el famoso Konserthuset (sala de conciertos),
inspirada en los templos griegos, donde se celebra cada año la ceremonia de
entrega de los premios Nobel y es la sede de la Orquesta Filarmónica de
Estocolmo. Delante del palacio se halla de Fuente de Orfeo.
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Hötorget |
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Fuente de Orfeo y Konserthuset. Hötorget |
Continuaría mi paseo por la calle Kungsgatan, otra de las avenidas comerciales más importantes de la
capital, pudiendo ver en la lejanía dos edificios de 17 pisos cada uno llamados
Kungstornen, que fueron los primeros
rascacielos europeos y tienen los graciosos apodos de “el macho” y “la hembra”.
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Kungstornen |
Volviendo a Drottninggatan, exactamente a su número 88,
hallaría el centro de natación y gimnasio Centralbadet,
no porque me interesara hacer ejercicio en ese momento sino porque el edificio
está declarado patrimonio cultural y cuenta con un bello jardín con un estanque
ornamental, una fuente y una escultura que muestra a Tritón cabalgando sobre un
delfín.
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Centralbadet |
Después pasaría por el Dansens
Hus, el espacio para danza contemporánea y arte interpretativo más importante
de toda Escandinavia, cuya fachada no dice absolutamente nada, y llegaría hasta
la casa del famoso escritor August
Strindberg, llamada por este Bla
Tornet (torre Azul). Fue una casa adelantada a su tiempo con calefacción
central, lavabo y ascensor. Aunque hoy es un museo decidiría no entrar y
disfrutar del ambientazo que había por toda la zona, repleta de jóvenes y de
bares y restaurantes que se ponen a rebosar en días tan espectaculares como el
que seguía haciendo hoy. Muy cerca hay un bonito y tranquilo parque conocido
como Tegner Lunden por el que merece
la pena dar un breve paseo.
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Parque Tegner Lunden |
A pocas manzanas me encontraría también con la iglesia Adolf Fredriks Kirka, de estilo gótico
tardío, en la que se encuentra enterrado el que fuera Primer Ministro de Suecia
durante diez años, Olof Palme, que sería asesinado de un disparo en la espalda.
En su interior llama la atención la escultura en memoria de Descartes, que
murió en Estocolmo en 1650, pero se encuentra enterrado en París.
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Adolf Fredriks Kirka |
Continuaría caminando hasta encontrar un larguísimo túnel
subterráneo habilitado para el paso de peatones y bicicletas que me llevaría
hasta el bonito parque Humelgarden,
creado en el siglo XVI para cultivar lúpulo para la casa Real. En él se alza
imponente la Biblioteca Nacional, un
organismo autónomo que desde 1661 recibe una copia de todo aquello que queda
impreso, un requerimiento que desde 1993 también se aplica a los documentos
electrónicos. La colección cuenta con cuatro millones de libros y revistas.
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Biblioteca Nacional |
Todo el espacio verde que la rodea estaba tomado a cal y
canto por un gran número de jóvenes que disfrutaban del sol y del buen tiempo,
algo que esta vez no puede evitar imitar, por lo que busqué un hueco y me quedé
descansando un buen rato.
Me vendría bien relajarme por unos momentos para coger
fuerzas, hecho lo cual me desplazaría a la cercana Stureplan, uno de los lugares de encuentro más populares, en el que
se encuentra una estructura similar a un champiñón y que es conocida como Svampen. Esta es una de las zonas de la
ciudad más solicitadas para salir de marcha, algo que no podría comprobar por
el cansancio con el que llegaba al final del día.
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Stureplan y Svampen |
Era el momento de dejar de lado los monumentos, cambiándolos
por lo gastronómico, por lo que me desplazaría hasta el mercado Östermalmshallen, considerado un templo gastronómico, pues
en ningún otro sitio de la capital pueden encontrarse tal cantidad de productos
de calidad reunidos bajo un mismo techo. Pero mi gozo en un pozo, pues se
encontraba completamente tapado por los andamios, y aunque las principales
tiendas las habían trasladado a un edificio situado justo enfrente, este no
tenía la esencia que esperaba y los números de los puestos no se correspondían
a los que había apuntado, por lo que mi idea de degustar algo en el local
número 29 se esfumaría al poco tiempo de pasear por sus pasillos.
Decidiría retomar mi ruta cultural con la iglesia Hedvig Eleonora Kyrka, donde me
resultaría curioso ver en sus jardines mesitas con gente tomando algo. En
cuanto al edificio religioso cabe destacar la campana principal que fue fundida
en Helsingor, en Dinamarca, y colgaba en el castillo de Kronborg hasta que fue
arrebatada como trofeo de guerra. Interesantes son también el órgano y una pila
de agua bendita de una de las capillas.
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Hedvig Eleonora Kyrka |
Al salir, continuaría bajando por la misma calle de la
iglesia hasta que divisaría, en el lado izquierdo, dos museos: el de Armería y
el de Artes Escénicas de Suecia,
pero no me interesa visitar ninguno de ellos, por lo que prosigo el camino,
encontrando a continuación las Caballerizas
Reales (Hovstallet), en las que recomiendo acceder al gran espacio al aire
libre en el interior, al ser un oasis de tranquilidad y sosiego,
independientemente de visitar el museo.
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Hovstallet o Caballerizas Reales |
Casi adosado al anterior está el Real Teatro Dramático (Kungliga Dramatiska Teatern), un hermoso
edificio de tejado dorado, con una fachada de mármol blanco inspirada en la
arquitectura vienesa. Cada año ofrece más de mil representaciones teatrales.
Sin duda que es de las construcciones más bonitas de la ciudad.
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Real Teatro Dramático o Kungliga Dramatiska Teatern |
Para concluir las visitas de la mañana me decantaría por
visitar uno de los museos gratuitos de la capital y, curiosamente, uno de los
más interesantes. Me estoy refiriendo al Hallwylska
Museet, un palacio privado de 1895 instalado en el interior de una casa de
la época en la que pueden verse esculturas, mobiliario, algunas piezas de
cerámica y diversos objetos de plata, al igual que las colecciones de pintura y
armas de la familia Hallwyl. Entre los objetos más insólitos se encuentran un
piano de cola, un trozo de barba del conde y un pedazo de tarta de la boda del
matrimonio.
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Museo Hallwylska |
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Museo Hallwylska |
Había llegado a las inmediaciones del Kungsträdgarden, el mismo punto donde había comenzado a pasear a
primera hora de la mañana, por lo que me parecería buena idea sentarme a comer
en un sitio llamado Kvitto, situado
en el parque, con mesas y sillas al aire libre y en el que había una oferta que
ofrecían albóndigas suecas con puré de patatas y salsa de arándanos más la
bebida por 98 SEK.
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Albóndigas Suecas en Kvitto |
Tras el merecido descanso, tenía claro que iba a seguir con
un plan tranquilo y relajante, por lo que me dirigí a las cercanas taquillas de
la empresa Stromma para conseguir el ticket que me diera derecho a realizar la
excursión en barco conocida como “Canal
Real” de cincuenta minutos de duración. Con la Stockholm pass es gratis y
sin ella supone 230 SEK.
Tengo que decir que en el caso de que no se disponga del
pase, yo recomendaría no hacer esta y optar mejor por la denominada “Estocolmo
bajo los puentes”, pues el recorrido es bastante más completo y hay muchos
lugares que coinciden con la primera, siendo la diferencia entre una y otra de
sólo 50 SEK, compensados más que de sobra con las dos horas y cuarto que dura
la misma.
El recorrido consiste básicamente en rodear la isla de
Djurgarden, entrando en el canal del mismo nombre, por lo que es la misma ruta
que haría caminando el segundo día completo en Estocolmo, pero con vistas desde
el barco, lo que te permite perspectivas diferentes de los mismos lugares.
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Isla de Djurgarden desde Paseo en Barco |
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Isla de Djurgarden desde Paseo en Barco |
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Isla de Djurgarden desde Paseo en Barco |
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Isla de Kastellholmen desde Paseo en Barco |
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Af Chapman desde Paseo en Barco |
Sinceramente me serviría para relajarme y coger fuerzas pero
no me aportaría nada nuevo. Así que con las pilas cargadas y una vez
desembarcado me dirigí hacia el Museo
Nacional que también es gratuito, independientemente tengas la Stockholm
pass o no. Eran las 16:15 y apenas quedaban cuarenta minutos para que cerraran,
pero mi interés residía tan sólo en ver el inmenso y espectacular hall con su
gran escalera principal, pudiéndose ver al fondo el mural monumental de Carl
Larsson “Entrada de Gustavo Vasa de Suecia en Estocolmo”, así como “Sacrificio
de Invierno”. Daría también un breve paseo por la sala de escultura y poco más,
pues apenas tuve tiempo.
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Museo Nacional |
A la salida me dirigiría a conocer dos nuevas islas de
nombre Skeppsholmen y Kastellholmen,
muy cerca de donde estaba y perfectamente asumibles para recorrerlas paseando.
Accedería a la primera de ellas por el famoso puente Skeppsholmsbron conocido por sus
dos coronas doradas y por las bonitas panorámicas que se consiguen desde el
mismo del casco histórico, por un lado, y de la isla de Djurgarden, por el
otro. Tales objetos decorativos se han convertido casi en un emblema de la
ciudad y no pueden faltar en las fotos míticas de la capital sueca.
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Estocolmo desde Skeppsholmsbron |
Hay que decir que debido a su posición estratégica a la
entrada de Estocolmo, esta isla se convirtió en el lugar adecuado para la
construcción de edificios militares. Durante mucho tiempo fue una base naval,
pero actualmente la presencia militar es muy reducida y es uno de los lugares
preferidos de los habitantes de Estocolmo para pasear, debido a su situación
idílica y a sus calles repletas de vegetación.
Según estás cruzando el puente que te lleva a la misma, lo
primero que te impacta es el impresionante y viejo velero de tres palos
conocido como Af Chapman. Fue
construido en 1888 como buque de carga en Reino Unido y navegó hasta 1908. Hoy
hace las veces de albergue juvenil y restaurante.
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Velero Af Chapman |
Inmediatamente después del anterior, los edificios que
visualmente más me llamarían la atención serían el Almirantazgo y la iglesia de Skeppsholmen, de estilo imperio y muy
bien conservada.
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Almirantazgo. Skeppsholmen |
Continuaría mis pasos, dejando a la izquierda el museo de arte Moderno, hasta el extremo
de la península, atravesando un nuevo puente y accediendo así a la isla de Kastellholmen, otra isla típica
del archipiélago, con rocas de granito y recortados acantilados. Aquí se
encuentra un pequeño castillo en el que se iza cada mañana la bandera de Suecia
y se lanzan salvas a las 12:00 cada día de la semana y a las 13:00 los fines de
semana. Desde este lugar saldría el buque de guerra Vasa para naufragar
inmediatamente durante su botadura en 1628.
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Kastellholmen |
Justo al final de la isla se alza una cruz en un terreno
rocoso ideal para sentarse y contemplar las vistas de Gamla Stan y Djurgarden,
mientras el sol se va escondiendo en el horizonte. Esperaría a quedarme sólo
para poco después deshacer el camino andando hasta el metro y en él desplazarme
hasta la estación de Slussen.
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Cruz de Kastellholmen |
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Djurgarden desde Kastellholmen |
Estaba cansado pero me pudieron más las ganas de visitar el museo Fotografiska, pues me encanta ver
buenas fotografías. Con la stockholm pass es gratuito, sino el precio de la entrada
es de 165 SEK.
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Museo Fotografiska |
Se encuentra en un antiguo edificio de ladrillos (antigua
aduana), al lado del puerto de Estocolmo y, a lo largo de los años ha
presentado importantes exhibiciones con muchos de los mejores fotógrafos del
mundo. En mi caso encontraría en la planta baja fotografías referentes a
desgracias creadas por el propio ser humano como guerras, hambre, drogas,
desplazados, etc. Serían imágenes crudísimas y que te dejan bastante tocado,
tanto que no habría ganas de sacar la cámara. El trabajo de los fotógrafos es
excepcional, pues consiguen transmitir al espectador la dureza de cada
situación.
Afortunadamente en la segunda planta, la cosa cambiaría,
dando paso a famosos paisajes del planeta como el Salar de Uyuni o la isla de
Islandia, pero con la salvedad que en cada uno de ellos se incorpora alguna
situación original y espontánea que te deja sorprendido. A continuación podría
contemplar los retratos de personajes famosos vinculados al cine, a la canción
y al espectáculo, viendo caras tan conocidas como Penélope Cruz, Emma Watson,
Cindy Crawford y muchos más.
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Museo Fotografiska |
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Museo Fotografiska |
Eran las 22:00 cuando salía al exterior, la mar de
satisfecho, aunque agotado, por lo que tardaría lo justo en comprar algo en el
supermercado de siempre a la salida del metro, cenar en el hostel y meterme en
la cama.
Los gastos de hoy sin la Stockholm pass hubieran
ascendido a 395 SEK que sumados a los 1260 SEK de días anteriores hacían un
total de 1655 SEK, por lo que en estos momentos amortizaba el famoso pase,
sobrándome casi 200 SEK respecto a los 1457 SEK que me había costado. Todo ello
sin esforzarme demasiado en conseguir dicho objetivo, por lo que si hubiera
agrupado las actividades de hoy en los días anteriores, hubiera podido sacar el
de tres días y ahorrarme más dinero todavía. Por otro lado todavía hubiera
tenido mañana para seguir utilizándolo y visitar interesantes museos que me
quedaban pendientes, pero preferí optar, como se verá, por otro plan que me
convencía muchísimo más ante el buen tiempo que me iba a acompañar. Por tanto,
si vas a visitar varios museos y a realizar alguna excursión en barco y te
organizas bien, sin duda que es recomendable el Stockholm pass. Aunque creo que
también es importante tener en cuenta la época del año en que se vaya a visitar
la ciudad, pues fuera del verano, los horarios y las actividades pueden estar
mucho más limitados.
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