26 de Agosto de 2019.
El archipiélago de
Estocolmo es un pequeño paraíso compuesto, nada más y nada menos, por entre
24.000 y 30.000 islas, pues es casi imposible precisar el número exacto de las
mismas. Comienza a pocos minutos de la ciudad de Estocolmo y se extiende
aproximadamente sesenta kilómetros en dirección este, y sigue, principalmente,
la costa de los condados de Södermanland y Uppland.
Hay islotes deshabitados, así como islas con sólo unas pocas
casas de verano e islas más grandes con comunidades más amplias y aldeas
históricas. Hacia 1719, el archipiélago tenía una población estimada de 2900
habitantes, en su mayoría de pescadores. Hoy, sin embargo, es un popular
destino con hasta 50.000 casas de vacaciones.
Dado que iba a permanecer cinco días en Estocolmo me pareció
buena idea dedicar al menos medio día a recorrer, en mayor profundidad que las
típicas excursiones de la capital, una pequeña parte del mismo eligiendo un
destino apetecible, llegando hasta él navegando, y de esta manera llevarme una
ligera idea de su excepcional belleza natural.
Tengo que reconocer que me costaría mucho trabajo decantarme
por una opción, pues son exageras las posibilidades que hay entre pueblos
idílicos, castillos majestuosos y asentamientos prehistóricos, pero entre las
finalistas dejé las siguientes: el palacio Real de Drottningholm y el complejo
que lo rodea de jardines y pabellones; el castillo de Gripsholms en Mariefred;
y finalmente el asentamiento vikingo de Birka. Cómo digo estas fueron las
finalistas pero al principio tuve sobre la mesa otras muchas opciones.
Al final optaría por la más llamativa para mí que era Birka,
pues es cierto que a lo largo del viaje iba a tener la oportunidad de ver otros
castillos y palacios, por lo que esa fue la razón, además de por su importancia
histórica, por la que la elegiría.
Me dirigiría hacia el Ayuntamiento, exactamente a la zona de
muelles que hay enfrente que es desde donde parten los barcos hacia diferentes
lugares del archipiélago. Allí mismo hay una oficina donde se venden los
tickets si lo has improvisado en el último momento.
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Stadshuset o Ayuntamiento |
Iba con tiempo más que de sobra por lo que optaría por
desayunar el zumo y el bollo de canela tradicional en unas tumbonas con vistas
al Ayuntamiento. El tiempo, efectivamente, seguía siendo excepcional, haciendo
incluso calor en muchos momentos del día.
A las 09:00 me ponía en la fila del muelle que indicaba Birka. Esta excursión está incluida en
la Stockholm pass y por tanto no tendría que sacar ningún tipo de entrada. Si
no el precio de la misma supone 410 SEK. Eso sí, hay un pero al respecto y es
que hasta el último momento no sabes si vas a poder embarcar o no, dado que la
empresa que lo gestiona, Strömma, da preferencia el resto de entradas frente a
la tuya, es decir las reservas realizadas por internet, la compra anticipada y
las obtenidas en las taquillas en el último momento. Puede no dársele
importancia, pero creerme que las plazas se pueden acabar con facilidad y la
prueba está en que me entraron algunos sudores cuando a punto de embarcar, de
repente apareció un grupo de unos cincuenta estudiantes que haría que los que
teníamos el pase, tuviéramos que dejarles pasar. Afortunadamente era temporada
baja y había sitio de sobra en el barco, pero en temporada alta la cosa puede
cambiar y quedarte con cara de circunstancia viendo cómo se va el barco sin ti,
por falta de plazas.
También tendría suerte con respecto a las plazas de la
cubierta superior al aire libre, pues mucho de los susodichos estudiantes
optaron por la zona a cubierto de abajo, dejando las suficientes plazas libres
en dicha zona de la embarcación, por lo que ya estaba listo para disfrutar al
máximo de la excursión. Por cierto, es muy recomendable echarse crema de alta
protección en cara, cuello y hombros, pues en días soleados como el de hoy y si
no tienes la piel curtida puedes acabar achicharrado, como de hecho vi en más
de una persona, así que avisados estáis.
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Navegando hacia la Isla de Björkö |
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Navegando hacia la Isla de Björkö |
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Navegando hacia la Isla de Björkö |
A lo largo de la hora y media de travesía por los recovecos
del archipiélago tendría oportunidad de observar una variada fauna, hermosas
islas donde no se atisba la presencia humana y algunas repletas de bosques y
vegetación. Sólo esta parte del viaje ya estaba mereciendo la pena, la cual
pude ir comentando con un napolitano bastante salado que chapurreaba el
español.
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Navegando hacia la Isla de Björkö |
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Navegando hacia la Isla de Björkö |
A las 11:00 divisábamos la isla de Björkö, donde se
asentó Birka, para pocos minutos después llevar a cabo el desembarco. Ya en
tierra, una parte de los pasajeros se quedaban con un guía que realizaría una
excursión guiada, mientras que los que optamos por ir por libre, tan sólo
tendríamos que tener en cuenta que a las 14:30 salía el barco de vuelta.
Durante ese tiempo podíamos hacer lo que nos apeteciese.
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Isla de Björkö |
Hay que tener en cuenta que el asentamiento vikingo de Birka
se encuentra bastante aislado, por lo que los restos arqueológicos que han
llegado hasta nuestros días se conservan prácticamente completos e intactos.
Por ello se trata de una importante fuente de información acerca de los
vikingos. El asentamiento se fundó en el siglo VIII y estuvo habitado hasta el
siglo X. Fue abandonado hacia el año 960, cuando Sigtuna reemplazó a Birka como
principal centro de comercio.
Birka fue el primer poblado construido en Suecia y uno de
los primeros de toda Escandinavia. Su fundación se realizó para controlar y
expandir el comercio, y se convirtió en un importante centro de intercambio
mercantil gracias a su situación estratégica, pues era el vínculo báltico en la
ruta con el Imperio bizantino y el
califato abasí, y por tanto formó parte de una red comercial global, intercambiándose
plata árabe y perlas rusas por hierro y pieles.
El comercio creció durante siglos en paralelo al desarrollo
del cristianismo. Este credo entró en la región hacia el año 800, cuando San
Óscar, un joven monje benedictino, llegó a la zona para predicar el evangelio.
Su misión duró un año y medio, y para entonces muchos se habían bautizado.
Hacia 831 se fundó la primera congregación cristiana. Sin embargo, la comunidad
de Birka nunca fue exclusivamente cristiana, ya que también acogió a paganos.
Mi primera parada sería en su museo que arroja luz sobre la vida de sus habitantes y la historia
del asentamiento con numerosos restos arqueológicos y excelentes maquetas que
permiten entender mejor todo lo que acabo de explicar. Se pueden ver desde
alijos de monedas hasta joyas, pasando por espadas, un broche de bronce y otras
interesantes piezas.
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Museo de Birka |
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Museo de Birka |
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Museo de Birka |
Casi enfrente, se encuentra lo más interesante de la isla,
un pequeño poblado vikingo
reconstruido de la misma manera y con las mismas técnicas que utilizaban
entonces. Hay incluso corrales y un diminuto embarcadero con algunos barcos, lo
que te permite que te sientas transportado hasta los años 700 de nuestra era y
así imaginar cómo era el día a día del pueblo vikingo.
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Poblado Vikingo |
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Poblado Vikingo |
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Poblado Vikingo |
Tras esas dos actividades, para mí, vendría lo mejor, la
ruta de senderismo que me llevaría hasta la colina donde se asienta la cruz de Ansgar, realizada para celebrar
los mil años desde la llegada del primer misionero a la isla. Se encuentra a no
más de un kilómetro y el desnivel es mínimo por lo que bien merece la pena el
paseo ya que las vistas que se consiguen de la isla son fabulosas, que unidas
al misticismo de la cruz, te hacen sentir una energía especial.
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Cruz de Ansgar |
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Cruz de Ansgar |
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Isla de Björkö desde Cruz de Ansgar |
Aquí pasaría el resto del tiempo hasta que tuve que
marcharme hacia el barco, incluso aprovecharía para comer los sándwiches que
había traído, pues era el mirador perfecto. Para quienes no traigan comida hay
un restaurante al lado del embarcadero, pero es caro, por lo que si te quieres
ahorrar dinero te recomiendo traigas tu propia comida y bebida. Otra zona muy
agradable para comer al aire libre es la que se sitúa a la izquierda mirando
hacia la embarcación que te trae, pues son pequeñas colinas que se encuentran
escondidas entre los árboles y donde no suele haber mucha gente, respirándose
paz y tranquilidad.
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Vistas desde Isla de Björkö |
A las 14:30 en punto zarpábamos de regreso a Estocolmo,
llegando sobre las 16:15, un cuarto de hora más que a la ida. Tenía toda la
tarde por delante y no pensaba desaprovecharla por lo que decidiría encaminarme
al barrio de Södermalm.
Este barrio se alza en una pequeña colina y podría decir que
casi es una ciudad en sí misma, con su propio ambiente y dialecto, conocido por
sus gentes como Söder. Las cuestas están flanqueadas por antiguas casitas que
gozan de estupendas vistas, además de poseer agradables espacios verdes, un
sinfín de tiendas y restaurantes y una arquitectura vanguardista.
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Barrio de Södermalm |
Esta vez no me iba a andar con rodeos y me iba a dirigir de
forma directa al lugar más famoso de esta zona de la ciudad, correspondiente a
un mirador llamado Monteliusvägen. Para ello sólo tendría que subir la empinada cuesta
Bastugatan y torcer a la derecha, siguiendo la indicación del pequeño letrero
donde se indica, y tras unos pocos metros haría acto de presencia la magia: una
panorámica completa de Gamla Stan y Kungsholmen, alineándose sobre el agua y el
cielo del norte abriéndose sobre mí. Un lugar encantador, ideal para las
primeras citas, paseos nocturnos o perderte en tus pensamientos, mientras te
sientes un poco más parte de Estocolmo.
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Estocolmo desde Monteliusvägen |
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Estocolmo desde Monteliusvägen |
Ya no se puede evitar que el anterior mirador sea un secreto
a voces, creo que ya incluso ha perdido esa condición de confidencialidad, pero
a cambio hay un lugar que sí que puede sustituirle y adquirir esa nueva
condición de incógnito y que todavía no hay mucha gente, fuera de los
lugareños, que lo conocen. No se encuentra lejos de Monteliusvägen, alrededor
de diez minutos y a cambio del pequeño esfuerzo que requiere subir nuevas
cuestas, se obtiene una vista, no voy a decir mejor, pero sí más elevada y abarcando
todavía más zonas de la ciudad. Además es un punto donde vienen a pasar la
tarde y ver atardecer muchas familias y parejas de Estocolmo, montando
increíbles cenas románticas con mantel, copas de champán y fruta. Este lugar
recibe el nombre de Skinnarviksberget
y os aseguro que produce una fuerte atracción, pues me costaría muchísimo
marcharme de él, más incluso que otros que había visitado, pero al final me
podría más las ganas de conocer nuevos lugares antes de que anocheciera.
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Estocolmo desde Skinnarviksberget |
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Estocolmo desde Skinnarviksberget |
Por ello descendería de las alturas hasta Hornsgatan, una de las calles más
animadas y famosas de Söder, repleta de locales de moda, restaurantes de
calidad, tiendas originales y un buen número de de pequeñas galerías de arte
interesantes.
Siguiendo por la misma avenida encuentro a mi derecha el
parque Mariatorget, un pequeño
remanso de paz con numerosas esculturas decorándolo, y unos metros más hacia
adelante hallo la iglesia de María Magdalena, diseñada por los mismo
arquitectos del Palacio Real.
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Parque Mariatorget |
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Iglesia de María Magdalena |
Tras la visita anterior, no tardaría mucho en salir de la
arteria principal que llevaba siguiendo un buen rato, dándome de bruces con un
gigantesco espacio abierto llamado Slussen,
uno de los centros neurálgicos de Estocolmo pero que se encontraba
completamente tomado por máquinas, andamios y pasarelas, como consecuencia de
estar siendo reformado, al ser uno de los cruces más transitados de la ciudad y
necesitarlo desde hacía ya mucho tiempo.
Aquí me interesaba subir a una gran torre metálica de hierro
denominada Katarinahissen y que
supuestamente cuenta con un ascensor para llegar a lo más alto, pero
desgraciadamente este estaría clausurado y me tocaría hacer piernas para
acceder a la pasarela donde te deja y desde donde supuestamente se consiguen
una buenas vistas del puerto y de Gamla Stan. Y digo supuestamente porque hoy
por hoy lo que se ven son obras por todas partes que afean el conjunto en
general, aparte que, desde mi punto de vista, creo que hay mejores miradores. Hoy
en esa pasarela hay instalado un restaurante y bar de copas, pero puedes pasar
entre medias de las mesas y llegar hasta el final, sin ningún problema. También
es este un buen lugar para fijarse en el rótulo de neón “Stomatol” el más
antiguo de Suecia, aunque en estos momentos estaba todavía apagado.
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Djurgarden desde Katarinahissen |
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Cartel de Stomatol en Slussen |
Continuando mi camino por el barrio de Mosebacke, me cruzaría con Katarina Kyrka, una iglesia maravillosamente restaurada después de
los devastadores incendios que la
asolaron en 1723 y 1990, utilizando para ello las mismas técnicas que se utilizaron
para su construcción en el siglo XVII.
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Katarina Kyrka |
Finalmente y aunque estaba agotado, conseguiría llegar hasta
Fjällgatan, una callejuela antigua que discurre por la cima de la colina con un
empedrado bien conservado y farolillos que sobresalen de las casas. Cuando la
calle se va abriendo, ofrece una vista magnífica de la ciudad y del agua,
respirándose el auténtico Söder y su característico ambiente.
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Estocolmo desde Fjällgatan |
Las mencionadas casas tienen más de 300 años de antigüedad y
sus jardines escalonados son el complemente perfecto a otro de esos rincones de
Estocolmo imprescindibles en una visita. Por cierto, no te olvides de pasar por
la calle Stigbergsgatan, donde pueden verse las casitas típicas de madera, bien
conservadas. También puedes optar por degustar uno de los magníficos helados u
otros dulces en una cafetería que se encuentra en el paseo principal, pero hay
que decirlo, son realmente caros.
Me dolían los pies una barbaridad, así que era un buen
momento para finalizar los planes de hoy y encaminarme al restaurante que había
elegido de antemano para cenar, pero cuando llegué me encontré una fila que
salía a la calle y una lista de espera de más de una hora, por lo que,
evidentemente, desistí de la idea. Por si alguien tiene más suerte que yo el
seleccionado era “Meatballs for the
people”, y dicen que ponen las mejores albóndigas de Estocolmo.
Al final decidí ir a lo fácil y optar por el Mc Donalds,
haciéndose de noche mientras cenaba, el escenario buscado para volver al
mirador de Monteliusvägen, donde
volvería a disfrutar de las maravillosas vistas nocturnas de Estocolmo, la
mejor imagen que se puede tener antes de irse a dormir.
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Estocolmo desde Monteliusvägen |
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Estocolmo desde Monteliusvägen |
Hoy el
único gasto que hubiera tenido sin la Stockholm pass hubiera sido el de la isla
de Birka, suponiéndome 410 SEK. Esto supondría que en estos momentos llevaría
gastadas 1260 SEK, habiéndome costado el pase 1457 SEK, por lo que estaba tan
sólo a menos de 200 SEK para amortizarlo y todo ello sin agobios.
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