7 de Septiembre de 2019.
Como decía ayer, todavía tenía
por delante día y medio para seguir disfrutando de Suecia, antes de que este
viaje por el país nórdico, de algo más de dos semanas, terminase, habiéndome llevado
a muchos de los lugares más importantes y significativos de su parte central.
Era el momento de empezar a deshacer
el camino y para llevarlo a cabo que mejor que no afrontar todo y golpe y
realizar algunas paradas que me permitieran descansar y ya de paso añadir algún
nuevo lugar a los ya visitados.
Comenzaría recorriendo 110
kilómetros, los necesarios para llegar hasta el castillo de Läckö, con una ubicación perfecta en la cima de un
acantilado y rodeado en tres de sus lados por las preciosas aguas del lago Vänern, el lago más grande de
Suecia y de toda Escandinavia. No es de extrañar, por tanto, que en varias
ocasiones haya sido declarado como el más bello del país.
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Castillo de Läckö |
La fortaleza comenzaría a
construirse por un tal Brynolf Algotsson en 1298, obispo de la gran diócesis de
Skara y una de las figuras más poderosas del condado, decidiendo colocarlo
justo en el corazón de esta gran área. El castillo también era un centro de
administración y el lugar donde el obispo recibía invitados. Tenía apartamentos
y una capilla, rodeada por un muro con una torre orientada hacia el interior.
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Castillo de Läckö |
En la zona hay otros castillos ya
que hasta 1658, la provincia era la frontera más occidental de Suecia y el área
a menudo era atacada, debiendo cubrir esas necesidades defensivas.
El castillo continuaría
perteneciendo a los sucesivos obispos de Skara hasta la Reforma de 1527, cuando
el rey Gustav Vasa tomó la propiedad de la iglesia y reemplazó el catolicismo
por el protestantismo.
Entre 1615 y 1681, Läckö se
transformó en el magnífico castillo que se puede ver hoy, siendo dirigido en aquellos
años por los condes De la Gardie, dos de los más grandes terratenientes y
constructores de Suecia, hasta que finalmente la corona se hizo con la
posesión, desarrollándose la agricultura en sus alrededores y dejando el
castillo intacto.
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Castillo de Läckö |
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Lago Vänern desde Castillo de Läckö |
Tras un periodo de abandono que
duraría hasta principios del siglo XX, el turismo llegaría a la fortaleza y
sería restaurado, siendo administrado hoy en día por organismos oficiales.
No obstante, me conformaría con
disfrutar de sus exteriores y de los patios interiores, así como de su bonito
jardín, es decir todo aquello que era gratuito. No entraría primero porque la
entrada costaba 80 SEK y segundo porque todas las visitas de la mañana eran en
sueco a excepción de la última que era en inglés y esta era a las 14:00 y aun
así tampoco la hubiera hecho porque como bien sabéis mi nivel también deja
bastante que desear. No se puede visitar por libre.
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Castillo de Läckö |
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Castillo de Läckö |
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Castillo de Läckö |
Aprovechando que hacía buen
tiempo y tras los últimos paseos por el entorno del castillo, volvería al coche
y me desplazaría hasta un cercano pueblo de pescadores llamado Spikens Fiskehamn, situado en
Kallandsö, a sólo cinco kilómetros. Este lugar se ha convertido en una
atracción turística como consecuencia de ser uno de los lugares de pesca más
importantes del país, capturándose lucio, perca, trucha, pero sobre todo de un
pequeño salmón conocido como “Sil”, habiéndose creado alrededor del mismo todo
un mundo, con restaurantes, cafeterías, un pequeño mercado de artesanías e
incluso pequeños alojamientos rurales. El lugar es apacible y encantador, sobre
todo por el entorno idílico que crea el lago Vänern, con un pequeño muelle
donde poder perder la vista y extasiarte indefinidamente.
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Spikens Fiskehamn. Kållandsö |
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Spikens Fiskehamn. Kållandsö |
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Lago Vänern desde Spikens Fiskehamn |
De nuevo volvería al coche y
continuaría deshaciendo kilómetros, esta vez serían 190 para llegar a las
cercanías de la ciudad de Örebro, donde pasaría la noche, tardando en realizar
el trayecto algo más de dos horas, con otra media para comer algo en un Burguer
King que se encontraba en una zona de descanso de la autovía.
El alojamiento elegido sería Hagbackensgard, una entrañable casita
de campo situada en una enorme parcela privada. Era un Bed and Breakfast super
agradable compuesto por unas cuatro habitaciones y un enorme salón, cocina y
dos baños. Cuando llegué no había ningún huésped y entraría a la casa con el
código que me había facilitado la señora por el móvil. Seguiría las
instrucciones que me habían indicado los dueños y abriría el número de mi
habitación con la llave que estaba ya colocada en la puerta. Era más que
acogedora e invitaba a tumbarte en la mullida cama y no moverte de allí. El
precio de una noche me saldría por 400 SEK.
Pero era evidente que me podría
más tener a sólo diez kilómetros la importante y monumental ciudad de Örebro, por lo que tras acomodarme y descansar
unos minutos me volví a poner en marcha y me dirigí hacia allí. Conseguiría
aparcar en una zona situada como a un kilómetro del centro donde los sábados
era gratuito a partir de las 13:00. Sólo me quedaba ya empezar a disfrutar de
la ciudad teniendo toda la tarde para ello.
Örebro se encuentra situada en la
zona central del país y es la capital del condado del mismo nombre, una
agradable y elegante ciudad industrial y universitaria. Es la séptima más
poblada de Suecia con una población de unos 130.000 habitantes. Ocupa las dos
orillas del río Svartan, en su desembocadura en el lago Hjälmaren. La industria
del calzado es la actividad más importante, junto con la explotación de las
minas de cinc, hierro y cobre ubicadas en sus proximidades. El transporte de
esos minerales hasta Gotemburgo y Estocolmo se lleva a cabo mediante la extensa
red de canales que une los lagos del interior con las ciudades portuarias a
orillas del mar.
Su principal monumento es, sin
lugar a dudas, su enorme castillo
que ocupa el centro de la ciudad, en torno al cual se sitúan las principales
calles comerciales, mercados y otros puntos de interés.
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Castillo de Örebro |
Sería aquí donde se decretó la
Reforma protestante en 1529, donde se eligió al mariscal francés Bernadotte
como sucesor de la corona de Suecia en 1810, o donde se aprobó la primera ley
del Parlamento sueco en 1617.
La inmensa fortaleza es
espectacular y bien merece una parada en la urbe aunque sólo sea por contemplar
esta. Fue construida en el siglo XIII sobre una isla situada en medio del río y
posteriormente reconstruida en el XVI, para fortificarla y conservar sus
impresionantes torreones redondos. Durante las guerras con los daneses ocupó
una posición defensiva muy importante, siendo más tarde utilizada como cárcel y
en la actualidad tiene un uso administrativo, excepto su antigua cámara de
torturas que se ha convertido en un restaurante y la torre noroeste donde se
exhibe una pequeña colección de objetos históricos. El último pase sería a las
15:00 por lo que no podría acceder a la misma, sí al restaurante mencionado,
aunque sólo fuese para echar un vistazo.
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Castillo de Örebro |
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Castillo de Örebro |
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Castillo de Örebro |
Muy cerca del anterior, a sólo
cien metros, tendría oportunidad de ver también la iglesia de San Nicolás la cual ha sufrido numerosas restauraciones,
aunque conserva las entradas norte y sur de su construcción original,
presentado relieves sobre su piedra caliza. El resto es un ejemplo típico del
neogótico inglés, e incorpora una torre de finales del siglo XIX.
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Iglesia de San Nicolás. Örebro |
Justo enfrente se puede observar
el majestuoso Ayuntamiento neogótico,
el cual marcó todo un hito en su época. El rey Carlos XV consideró que este
edificio con aspecto de castillo era inapropiado para una ciudad provinciana y
lo describió como “vino espumoso y no cerveza corriente”. Cuando suena el reloj
a determinadas horas aparecen en su fachada unos autómatas que representan
personajes históricos de la ciudad.
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Ayuntamiento. Örebro |
A
continuación me internaría por el Stadsparken,
considerado uno de los parques urbanos más bonitos de Suecia. Alberga jardines
temáticos, como uno de rosas, otro de magnolias y otro de hierbas aromáticas.
También hay un montón de esculturas, un teatro y hasta una isla infantil con su
propio tren y un zoo.
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Stadsparken. Örebro |
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Stadsparken. Örebro |
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Stadsparken. Örebro |
Sólo tendría que dejarme llevar y
continuar por la orilla del río Svartan, para llegar hasta Wadköping, otro museo al aire libre de los muchos que llevaba ya
vistos en Suecia, pero no por ello menos encantador, al contrario. A este
centro cultural se han trasladado edificios antiguos y bonitas casas de madera
para ganar espacio para la ciudad moderna. Conforma una comunidad llena de
actividades, con talleres, tiendas y viviendas donde reside un gran número de
personas.
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Wadköping. Örebro |
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Wadköping. Örebro |
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Wadköping. Örebro |
Cada rincón, cada recodo, cada
calle cuenta con una imagen a cada cual más sorprendente y encantadora, con
pequeños detalles adornando cada lugar como flores, fuentes, estatuas de
animales, que te hacen retrotraerte a otra época. Sería el lugar que más me
gustaría con diferencia y lo mejor de todo que es totalmente gratuito y al
estar al aire libre puedes acercarte a cualquier hora, cuanto más avanzada este
la tarde menos gente encontrarás.
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Wadköping. Örebro |
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Wadköping. Örebro |
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Wadköping. Örebro |
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Wadköping. Örebro |
De repente, y cuando volvía a
estar por los alrededores del castillo, escucharía un gran estruendo y
bullicio, por lo que me desplazaría rápidamente a la avenida principal que era
de donde provenía el ruido. Allí me encontraría un desfile de coches de época,
a cada cual más peculiar y estrambótico, de los años sesenta y setenta. Eran
realmente espectaculares, pero más lo eran sus conductores y sus ocupantes, con
una vestimenta que más parecían disfraces, la música a todo volumen y lo más
curioso era que iban conduciendo con litronas y otras bebidas alcohólicas.
Verlo para creerlo.
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Coches Antiguos por el Centro de Órebro |
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Coches Antiguos por el Centro de Órebro |
Quedaba ya poco tiempo para que
se hiciera de noche, por lo que abandonaría el desfile y decidiría pegarme otro
buen paseo hasta poder contemplar, un poco lejos, la denominada Svampen, una peculiar torre de color
blanco y con forma de champiñón. Aunque no llegaría hasta ella, para aquellos
que estén interesados alberga un excelente mirador que ofrece una espectacular
panorámica de la ciudad.
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Svampen. Örebro |
De regreso al centro de la
ciudad, pues la anterior torre está casi en las afueras, lo haría ya
prácticamente de noche y sería aquí cuando me llevaría una desagradable
sorpresa y es que cuando fui a mirar la hora del móvil me encontré con que se
había quedado sin batería. Esto suponía que no tenía disponible la clave de
acceso a la casa, pues no se me había ocurrido apuntarla en un papel.
Afortunadamente tendría muchísima suerte y es que en el primer bar que entré a
preguntar que si tenían un cargador, la respuesta fue afirmativa, por lo que
mientras se cargaba, aprovecharía para tomarme una buena cerveza (67 SEK).
A la salida y ya de camino al coche, podría volver a
admirar, iluminada de forma tenue, la imponente silueta del castillo, lo que le
daba un aire misterioso y tétrico, para desde este continuar hasta el vehículo
y seguir hasta el alojamiento, donde cenaría algo de fiambre, prepararía todo y
me acostaría temprano, pues mañana tocaba madrugar, ya que todavía quería
realizar alguna que otra parada, antes de abandonar definitivamente Suecia.
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Castillo de Örebro |
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