SUECIA - DIA 13. Bohuslän: Marstrand y Kungälv

4 de Septiembre de 2019.

El desastroso tiempo que daban para hoy en cualquier punto de la costa de Bohuslän, parecía indicar que apenas iba a haber un momento de tregua en ninguna parte, pero no me quejaría  pues en prácticamente todo el viaje había disfrutado de una climatología excepcional, así que pondría buena cara y optaría por elegir los lugares donde más posibilidades tenía de ponerme a cobijo y no calarme demasiado y sin duda eso me lo iban a brindar las dos fortalezas más importantes y espectaculares de todo el oeste sueco: Marstrand y Kungälv.

Comenzaría desplazándome hasta Marstrand, situado a 75 kilómetros de Uddevalla, tardando en llegar una hora. Según llegas a la población encuentras un parking gigantesco habilitado para vehículos, tanto privados como turísticos, donde se puede estacionar. Sólo hay que buscar los de pago que tienen las máquinas para sacar el ticket respectivo al lado. En estas fechas sólo cobraban 30 SEK por un día, por lo que no dudé en echar el importe máximo para ir tranquilo.

Acto seguido continuaría caminando a la contigua terminal de ferries donde compraría el ticket para llegar a la isla donde se encuentra la fortaleza de Carlsten, que así se llama (ida y vuelta por 30 SEK). No recomiendo llegar allí con el coche pues apenas hay sitio y todo se puede hacer andando. En tan sólo cinco minutos se cruza el estrecho que separa la isla del continente.

Marstrand y Fortaleza de Carlstens Fästning

Diluviaba, por lo que no dudé en entrar en una pequeña tiendecita, situada enfrente del muelle, que hacía también las funciones de puesto de información turística. Aquí me darían información sobre el castillo y las rutas de senderismo que se pueden hacer por la isla, aconsejándome eso sí que hoy no era el mejor día para ello, algo con lo que, por una vez, estaría de acuerdo y suprimiría de mis planes.

De repente, la lluvia comenzaría a amainar, lo que aprovecharía para dirigirme hacia la fortaleza y tomar una pequeña senda que rodeaba toda la construcción y permitía obtener diferentes perspectivas de la misma, así como una parcial visión de la costa. La alegría me duraría media hora escasa, poniéndose, de nuevo, a diluviar, por lo que no me lo pensé, busqué la entrada del castillo y me metí en su interior. (95 SEK).

Fortaleza de Carlstens Fästning. Marstrand

Fortaleza de Carlstens Fästning. Marstrand

Fortaleza de Carlstens Fästning. Marstrand

Fortaleza de Carlstens Fästning. Marstrand

Cuando el tratado de paz fue firmado en Roskilde, Dinamarca, en el año 1658, la región de Bohus pasó a ser sueca. El rey sueco Carl X inmediatamente se dio cuenta de la importancia del puerto de Marstrand y dio orden de que construyeran atrincheramientos y así poder protegerlo.

La primera “fortificación” fue construida de tierra y madera, pero pronto comenzó la construcción en piedra. Una torre cuadrada era un costado de la fortaleza y los otros tres, que encerraban el patio, fueron edificados en piedra. Los muros contenían cuartos para las guarniciones. En 1667 estaría lista por fin, aunque posteriormente se darían cuenta de que necesitaba más ampliaciones. Es por ello que en la década de 1680 la torre fue construida y obtuvo una forma circular, además de realizarse el segundo patio. La construcción continuaría con más muros exteriores, baterías, fosos secos y de agua, hasta que en 1860 el portentoso castillo fue declarado totalmente completado.

Como curiosidad hay que contar que al inicio de su construcción no había suficientes trabajadores para ello, por lo que hubo que recurrir a los presos como fuerza de trabajo. “El trabajo de Marstrand” fue introducido como castigo en la ley sueca en el año 1680, durando hasta 1854, pues por el riesgo de guerra no era bueno tener tantos presos en una de las fortalezas más importantes del país.

Fortaleza de Carlstens Fästning. Marstrand

Fortaleza de Carlstens Fästning. Marstrand

Fortaleza de Carlstens Fästning. Marstrand

A lo largo de los siglos la construcción ha sido objeto de numerosos ataques por parte de noruegos y daneses cayendo la mayoría de las ocasiones en manos del invasor como consecuencia de la psicología y el sitio pero no de la fuerza.

La visita es apasionante y merece mucho la pena, pues está repleta de recovecos, rincones, pasadizos, túneles, escaleras que te llevan de una habitación a otra, retrocediendo a su época histórica y haciéndote olvidar la actual.

Fortaleza de Carlstens Fästning. Marstrand

Marstrand desde Fortaleza de Carlstens Fästning

Marstrand desde Fortaleza de Carlstens Fästning

Otra de sus historias más fascinantes es la de su preso más famoso de nombre Lasse – Maja, el maestro ladrón alias Lars Larsson Molin. Este hombre fue encarcelado en el año 1813 después de haber sido sentenciado a trabajo perpetuo en la fortaleza. Así lo hizo acarreando piedras con los otros presos hasta que el comandante se dio cuenta de que sabía cocinar. Entonces Lasse – Maja pasó a ser cocinero para los oficiales hasta 1839 cuando fue indultado por el rey Carl XIV por haberle preparado una magnífica cena francesa.

Tras dos horas de apasionada visita me dispondría a abandonar su interior, encontrándome que la lluvia seguía siendo igual de intensa que cuando entré. Si el tiempo hubiese sido bueno me habría entretenido haciendo alguna de las rutas de senderismo que rodean la isla, pero con el panorama que había hubiese sido una locura hacer tal actividad, así que optaría por volver a coger el ferry y una vez en tierra firme encaminarme al coche y comerme allí los sándwiches de rigor.

Al terminar recorrería 26 kilómetros hasta la localidad de Kungälv, donde me esperaba otra espectacular fortaleza que impresiona más  si cabe que la de Marstrand, al menos exteriormente, porque en lo que se refiere a su interior la otra gana por goleada, al sólo quedar ruinas de la de Kungälv. La entrada cuesta 100 SEK, aunque si tienes la Gotemburgo pass está incluida en el pase. De hecho yo lo valoré cuando tuve el pase, pero suponía abarcar demasiado aquel día, por lo que desistí de ello.

Fortaleza de Bohus Fästning. Kungälv

La fortaleza de Bohus, que así se llama, se alza en una privilegiada posición estratégica entre dos ríos, ocupando un antiguo asentamiento vikingo del siglo X. La construcción la mandaría realizar el rey noruego Haakon Magnusson en 1308, siendo erigida en un primer momento en madera y luego en piedra, estando siempre en primera línea de fuego durante las guerras entre Suecia, Noruega y Dinamarca. Sólo en la paz de Roskilde, en 1658, pasaría definitivamente a manos suecas, pero aún así fue objeto de catorce asedios, aunque nunca llegó a ser conquistada.

Fortaleza de Bohus Fästning. Kungälv

Fortaleza de Bohus Fästning. Kungälv

En 1678, 900 suecos resistieron el ataque de 9000 noruegos y 7000 mercenarios alemanes. En el siglo XVIII, el castillo fue transformado en prisión y en 1789 se destruyeron todas las torres salvo la principal, conocida como Fars Hatt (Sombrero del Padre).

El día más dramático en la historia de la fortaleza tendría lugar en 1566 en la Torre Roja. Esta sería volada y varios cientos de soldados suecos murieron, describiendo, un observador de la época, la escena como dantesca, en la que los soldados volaban por los aires como si de cuervos se tratasen, sin que nadie lograra escapar con vida de allí.

Entre sus muros también vivirían ilustres personajes, como el rey Magnus Eriksson y la reina Blanka que ocuparon las cámaras reales mientras gobernaban y asistían a la primera unión entre Noruega y Suecia. Hay incluso una canción sobres este hecho histórico.

Fortaleza de Bohus Fästning. Kungälv

Fortaleza de Bohus Fästning. Kungälv

Como decía líneas atrás el castillo se encuentra en ruinas por lo que no hay demasiadas habitaciones que se puedan visitar, siendo buena parte de la ruta en exteriores, por lo que me tocaría ir con chubasquero durante casi la totalidad del recorrido. Ello me supondría acabar casi calado, pues aunque pueda parecer mentira seguía lloviendo a cántaros.

Fortaleza de Bohus Fästning. Kungälv

Entorno Fortaleza de Bohus Fästning. Kungälv

Tras casi hora y media entretenido decidiría zanjar aquí las visitas culturales de hoy, pues el tiempo, cada minuto que pasaba, era cada vez más endiablado y era desmoralizante. Aún así estaba contento con lo que había conseguido hacer en semejante día de perros.

Fortaleza de Bohus Fästning. Kungälv

Fortaleza de Bohus Fästning. Kungälv

Había leído que muy cerca de donde estaba había un supermercado que vendía las famosas galletas suecas a precios irrisorios como consecuencia de que la fecha de caducidad de las mismas estaba cercana, aunque estamos hablando de más de 6 meses vista. Así que no lo dudaría y me dirigiría hacia allí. Su nombre es Goteborgs Kex.

Tras hacerme con un buen número de ellas, volvería al coche para afrontar los sesenta kilómetros que me separaban de mi alojamiento. Serían un auténtico infierno pues me tocaría hacerlos bajo un aguacero infernal donde casi no se veía la carretera. Afortunadamente llegaría sano y salvo, comprobando como las gastas la meteorología sueca cuando está de malas.

El resto de la tarde – noche sería para descansar, recuperar fuerzas y poner un poco las cosas al día, viniéndome realmente bien, la verdad.



No hay comentarios :

Publicar un comentario