No es extraño comprender por qué Charles Darwin y Julio
Verne cayeron bajo el hechizo de esta región del fin del mundo. La plenitud del
aire, la luz, el tiempo y el espacio te hacen desconectar de la vida tal y como
se la conoce, además de cortar por lo sano con la tecnología y es que no
olvidemos que no existe cobertura durante todo el circuito salvo que quieras
pagar una fortuna por ella en alguno de los refugios que te encuentras en el
camino. Viviendo en la época que vivimos creo que es una cura en salud y a
punto de comenzar el cuarto día en el parque, tengo que reconocer que ya me
había olvidado del móvil y otros aparatos electrónicos hacía tiempo y tampoco había
supuesto un drama, sino que podría incluso decir, que todo lo contrarío,
conllevando una auténtica liberación.
Comentaba ayer que hoy tocaba un buen madrugón y es que los
guardias te obligan a que empieces a caminar entre las 06:30 y las 07:00 de la
mañana si haces la ruta directa al refugio Grey. Ello se debe a que es la etapa
más dura del circuito y tienes que afrontar unos 1200 metros de subida y unos
1800 de bajada, vamos todo un rompepiernas que implica tomarse la travesía con
mucha calma para no morir en el intento. Además, por si fuera poco, se atraviesa el temido paso John Gardner, donde dicen que los
vientos son casi huracanados, aunque a cambio te ofrece una de las mejores
vistas de todo el circuito con el glaciar Grey y el Campo de Hielo Sur a lo
lejos. Así que no voy a negar que la jornada imponía lo suyo.
Existe la posibilidad de hacer noche en el campamento El
Paso, ahorrándote así más de tres horas extras que supone llegar al refugio
Grey. Yo valoraría esta opción pero si lo hacía así me trastocaba el resto del
viaje, por lo que no me quedaba más remedio que hacer el sobreesfuerzo
esperando que no me pasase factura más tarde.
Como decía, te exigen no salir más tarde de las 07:00, creo
que con buen criterio, pues es una ruta que puede suponer más de diez horas de
caminar con fuertes desniveles y de esta manera ellos se curan en salud, por un
lado, y por otro guardan por tu seguridad con la intención de que no se te haga
de noche y si ocurre algo haya tiempo suficiente para reaccionar.
Con esa premisa empezaba a dar los primeros pasos a las
06:30, pues el frío me había hecho levantarme antes de la hora que tenía
prevista, en la peor noche que había pasado hasta este momento, a pesar de
contar con un buen saco, y es que la humedad que hacía en este lugar era
realmente insoportable.
Saliendo del Campamento Los Perros |
El cielo estaba nublado, pero no llovía, por lo que era de
agradecer después de cómo empezó la jornada de ayer. Eso sí, nada más salir del
campamento Los Perros, me encontraría, de primeras, con un fuerte desnivel que
ya no me abandonaría en toda la etapa. Durante la primera hora, por el interior
de un bosque con el suelo repleto de barro y lleno de raíces y piedras de lo
más resbaladizas que hacían que tuviera que ir con mil ojos para no caer,
consiguiendo evitarlo, no así el volver a meter el pie, como ya me pasaría
ayer, en un barrizal que me haría tener que llevar el calcetín empapado lo que
restaba de camino.
Bosque camino al paso John Gardner |
Pasados los 700 metros de altitud, la vegetación daría paso
a un gran pedregal, desde donde, si hechas la vista atrás, podrás ver la laguna de Los Perros al fondo y
todo el bosque por el que has ido transitando, y de frente, en la lejanía, el temido paso John Gardner, al que todavía
me quedaba bastante para llegar. Una vez más los paisajes eran fascinantes,
dignos de cualquier esfuerzo.
Laguna Los Perros camino hacia el Paso John Gardner |
Camino hacia el paso John Gardner |
La ruta se encuentra muy bien indicada, con marcas de
pintura naranja e hitos cada pocos
metros, por lo que es imposible perderse.
Muy despacio y con pasos cortos continué avanzando,
situándome, antes de afrontar el famoso paso, delante del glaciar Punta Puma,
de grandes dimensiones y no menos impresionante que el resto de los que ya
llevaba vistos. Algo más arriba una pequeña laguna con nieve hacía que me
sorprendiera, pues se unía a varios tramos donde tendría que poner a prueba mi
destreza al tener que atravesar esa misma nieve, la cual estaba un poco dura,
pero que golpeándola con fuerza con los talones permitía hacer paso en ella sin
necesidad de utilizar crampones, los cuales no llevaba.
Glaciar Punta Puma desde Paso John Gardner |
Paso John Gardner |
Paso John Gardner |
Paso John Gardner |
Y ahora sí, después de un último esfuerzo, conseguía llegar,
después de una hora y media, desde que dejé el bosque, y de tres horas, desde
que lo hice del campamento Los Perros, al increíble paso John Gardner, más que
por el paso en sí, por las vistas excepcionales que ofrece del glaciar Grey y
del inicio del Campo de Hielo Sur.
Campo de Hielo Sur y Glaciar Grey desde Paso John Gardner |
Campo de Hielo Sur desde Paso John Gardner |
Campo de Hielo Sur desde Paso John Gardner |
Glaciar Grey desde Paso John Gardner |
Sólo por este momento, sinceramente, merece la pena el
esfuerzo realizado, pues esta era una de esas imágenes que más ansiaba llevarme
de Torres del Paine, y por fin la tenía
ante mis ojos, para no olvidarme de ella jamás.
Tendría mucha suerte, pues el famoso viento huracanado que
dicen no deja de soplar aquí, brillaba por su ausencia y apenas había rastro de
él, por lo que aprovecharía para estar allí veinte minutos disfrutando del
sobrecogedor espectáculo. Este tendría que acabar, cuando, por un lado, empezó
a hacer acto de presencia la nieve y, por otro, la mitad de la panorámica que
tenía se tapó por las nubes bajas, así que mejor así porque si no corría el
riesgo de quedarme allí paralizado.
Empezaba el descenso sin el mayor problema, pues el camino
es de tal anchura, que podría hacerse una autopista. Exagero bastante, pero de
verdad que no existe ningún tipo de riesgo incluso aunque sople viento fuerte.
Desde el momento que empiezas el descenso accedes ya al
sector occidental del parque, realizándolo por una inmensa morrena desde la que
todavía se tienen unas vistas preciosas de todo lo mencionado anteriormente,
hasta que, poco a poco, te vas sumergiendo en un bosque que sólo te permite ver
el blanco del glaciar entre la maleza. Mejor así, porque es muy importante ir,
en este sector, con pies de plomo, pues el firme vuelve a ser bastante
peligroso al estar repleto de barro y ramas mojadas. Afortunadamente todo iría
bien y lo superaría sin ningún incidente.
Glaciar Grey bajando del Paso John Gardner |
Sobre las 12:00, después de casi seis horas de caminata,
entraba en el campamento El Paso, donde tendría que registrarme, como ya haría
en los anteriores alojamientos dentro del Parque. Aquí daría gracias por no haber
decidido pernoctar, pues era igual o más cutre que el de Los Perros y estaba
todo hecho un barrizal por las lluvias acontecidas durante la noche. Sí que
aprovecharía para comer en un espacio habilitado para ello, compartiendo el
momento con Felipe y Paula, una pareja chilena, muy agradable, con la que ya
había coincidido en otras ocasiones, pero no nos habíamos detenido mucho tiempo
para charlar. Compartiríamos comida y anécdotas durante algo más de una hora,
hasta que sobre las 13:15 decidiríamos ponernos en marcha e ir juntos el resto
de la ruta.
Avifauna en el Campamento Paso |
Seguiríamos bajando, aunque por lo menos parecía que el
desnivel no era tan fuerte, algo que agradecerían especialmente mis pobres
rodillas, que empezaban a convalecerse del esfuerzo realizado.
En este nuevo tramo había momentos que el bosque dejaba paso
a algún pequeño mirador natural desde el que poder volver a deleitarme con las
vistas del glaciar Grey. Pronto empezamos también algunas subidas que se
entremezclaban con las bajadas por lo que la ruta empezaba a hacerse cada vez
más dura.
Campo de Hielo Sur camino al Refugio Grey |
Campo de Hielo Sur camino al Refugio Grey |
Glaciar y Lago Grey desde Tramo El Paso - Refugio Grey |
Y tras unos cuantos kilómetros más, llegarían nuevas
sorpresas que harían que nos animáramos bastante por la novedad que suponían, y
es que con una diferencia de entre quince y veinte minutos, se suceden tres
puente colgantes que salvan el mismo número de quebradas y que atravesándolos
te sientes como si fueras Indiana Jones.
Son una pasada y están muy bien construidos, siendo completamente seguros, pues
han sido renovados no hace demasiado tiempo. Eso sí, es importante que no sean
atravesados por más de cuatro personas a la vez por seguridad, además de no
hacer tonterías si sopla demasiado viento, pues puede ser arriesgado.
Puente Colgante camino al Refugio Grey |
Puente Colgante camino al Refugio Grey |
Glaciar y Lago Grey desde Tramo El Paso - Refugio Grey |
El camino parecía que empezaba a llegar a su fin, pues la
bajada empezó a desaparecer progresivamente y a convertirse en recta,
consiguiendo llegar al campamento y refugio Grey a las 17:00, es decir, casi
cuatro horas después de la salida de El Paso y más de diez de la de Los Perros,
contabilizando paradas y comida.
Sería aquí de donde me despediría de mis amigos chilenos,
pues ellos habían optado por el campamento, mientras que yo me decanté, en su
momento, por elegir una cama de alguna de las habitaciones de cuatro plazas del
refugio Grey. (32 dólares). Desde luego que sería todo un acierto, pues aquello
era un hotel cinco estrellas en cuanto a refugios se refiere: habitaciones
impolutas, baños con duchas de agua caliente, toallas de alquiler e incluso bar
donde tomar lo que te apeteciese.
La amable chica de recepción me preguntaría al hacer mi
registro si quería cena, a lo que no podría resistirme a pesar de los 15000
pesos que suponía, pero tras el duro día de hoy, bien me merecía un homenaje.
Esta se sirve de 19:00 a 21:00, pudiendo elegir, dentro de esa franja horaria, el
momento que prefieras, así que era perfecto porque así me daría tiempo a
ducharme, descansar un poco e incluso tener una animada charla con un guía, del
que prefiero omitir el nombre, que me desvelaría las miserias de Torres del
Paine, contándome la falsedad y contradicción que supone poner limitaciones de
reserva en los campamentos y refugios de cada sector, mientras que por otro
lado, el 75% de las ganancias que se obtienen en este espacio natural no se
destinan al mismo y se lo lleva el Gobierno Central, a los responsables de las
expediciones no se les permite crear un sistema de rescate a pesar de la gran
afluencia de senderistas que acceden al Parque, las embarcaciones que cruzan
los lagos no respetan el vaciado legal de sus residuos o que las mejoras de
puentes y otros lugares las hacen voluntarios extranjeros. Todo ello por el
dinero y los intereses políticos de siempre.
Tras esa instructiva y amena charla, me marcharía a cenar,
disfrutando de una crema de champiñones, filetes de ternera con verdura y un
brownie de chocolate, de postre. Como se puede imaginar casi que me como
también el plato.
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