A Budapest la han llamado de muchas maneras: la “perla del Danubio”, la “dama del Danubio”, etc. Y es que es evidente que el río es la esencia y el nexo de unión de esta ciudad que en realidad son tres: Óbuda, Buda y Pest, que en noviembre de 1873 formaron un todo unido por el imponente y lento transcurrir del Danubio, el más europeo de los ríos.
Nuestro objetivo era conocer lo mejor posible todo lo que
pudiéramos de las tres, por lo que teníamos por delante cuatro intensos días,
antes de dirigirnos hacia otras zonas de Hungría.
Situada en pleno corazón de la Europa central, la capital
húngara nos recibía con los brazos abiertos y con un tiempo excepcional. Cielos
despejados y una temperatura de unos treinta grados, era lo que nos
encontrábamos al salir a la calle en nuestro primer día, por lo que aunque
medio zombies por haber dormido tan sólo cuatro horas, es verdad que estábamos
pletóricos y dispuestos a darlo todo.
A tan sólo unos metros de nuestro apartamento nos
encontrábamos con dos impresionantes plazas. Eran descomunales y monumentales.
Hablo de Vörösmarty Ter y Erzsébet Ter. En la primera de ellas destaca la
escultura del poeta Mihály Vörösmarty que da nombre a la plaza, además de
edificios señoriales que albergan desde la embajada del Reino Unido hasta el
histórico Café Gerbeaud. También por ella pasa la calle comercial por
excelencia de Pest, es decir, Vaci Utca, por la que ya tendríamos tiempo de
pasear más adelante.
Vörösmarty Tér |
Vörösmarty Tér |
Respecto a la otra plaza que mencionaba, es un agradable
espacio verde que cuenta con zonas ajardinadas y bancos para sentarte, donde
poder ver el trasiego constante de unos y otros al estar en pleno centro de
esta parte de la ciudad. Cuenta además
con la preciosa fuente de Danubius, que simboliza los ríos de Hungría.
Erzsébet Tér |
Tras disfrutar un rato de ambas nos iríamos directos hacia
la primera actividad importante que teníamos reservada desde hacía ya unos
meses: la visita del Parlamento húngaro.
El edificio es espectacular y te sobrecoge desde que lo
observas por primera vez. Se inspiró en el palacio de Westminster y es un
mezcla de estilos neogótico, neorrenacentista y neobarroco, siendo además uno
de los mayores edificios del mundo dedicado a cámara legislativa. Tiene 268
metros de longitud y se tardó 19 años en terminarlo.
Parlamento Húngaro |
Parlamento Húngaro |
Las entradas las compraríamos a través de la página www.jegymester.hu, donde puedes seleccionar
el día, la hora y la lengua en la que quieres realizar la visita guiada. En
castellano son a las 10:15, 13:15, 14:15 y 16:00. El precio es de 2000 florines
por entrada.
Conviene estar un cuarto de hora antes para ir con
tranquilidad. Nosotros llegaríamos veinte minutos antes y nos sobró tiempo para
aburrir, pero bueno más vale prevenir.
Parlamento Húngaro |
Parlamento Húngaro |
A la hora indicada en nuestra entrada, las 10.15, una señora
entrañable, tipo la señora Doubtfire nos daba unos auriculares para que
pudiéramos escucharla sin problema sin necesidad de estar encima de ella.
Pasaríamos los controles de seguridad respectivos, similares
a los del aeropuerto, y ya estábamos listos para comenzar la visita.
El primer dato curioso, y que confirma lo expresado unos
párrafos atrás, es que el Parlamento de Budapest es el tercero más grande del
mundo después de los de Londres y Bucarest.
El interior no le va a la zaga al exterior y sus salas están
adornadas de pan de oro, estatuas de reyes, frescos, columnas de granito, etc
La visita nos iría llevando por la escalera principal, el
gran salón de la cúpula de 96 metros que parece un estallido de fuegos
artificiales, la santa corona, la antigua cámara de los Lores y el hemiciclo
donde se desarrollan las sesiones parlamentarias.
Parlamento Húngaro |
Parlamento Húngaro |
Parlamento Húngaro |
Parlamento Húngaro |
Todo te sorprende pero especialmente la sala donde está la
santa corona, custodiada constantemente por varios guardias y donde no está
permitido realizar fotografías. El rey sólo tenía derecho a llevarla una sólo
vez en su vida, durante la coronación. Sería regalada por el Papa Silvestre II
a San Esteban, el primer rey coronado como rey cristiano. La corona está hecha
de oro y con piedras preciosas.
Cuando salimos estaríamos un rato paseando por la gran plaza
que se abre en frente del Parlamento llamada Kossuth Lajos Ter y donde también
destaca con fuerza el edificio que alberga el museo de Etnografía, el cual no
visitaríamos. Antiguamente hacía las veces de Palacio de Justicia y su fachada
de piedra está decorada con columnas y estatuas que hacen que no pase
desapercibida.
Museo de Etnografía.Antiguo Palacio de Justicia |
En esta misma plaza también ondea una enorme bandera húngara
en la que nos sorprendería, haciéndonos unas fotos, el cambio de guardia, por
lo que sólo tuvimos que acercarnos unos pasos para ver este que dura realmente
poco.
Cambio de Guardia en el Parlamento Húngaro |
Ya que estábamos muy cerca decidiríamos acercarnos a la
ribera del Danubio para ver la famosa pero triste escultura “Zapatos en la
ribera del Danubio”, donde 60 pares de zapatos de la época de 1940 hechos de
hierro conmemoran las víctimas que fueron arrojadas al río por los miembros de
la Cruz Flechada. De esta manera la ciudad quiere hacer saber al visitante que
se sigue acordando de las víctimas de aquel terrible suceso histórico.
Zapatos en la Ribera del Danubio |
Zapatos en la Ribera del Danubio |
Volveríamos, nuevamente, a las calles aledañas del
Parlamento y callejeando por una de ellas llegaríamos a la bonita plaza de la
Libertad o Szabadság Ter. Con la intención de olvidar el despotismo de los
Habsburgo, este espacio adopta hacia 1900 el nombre de Libertad y reúne varios
memoriales. El más importante es el construido en honor y agradecimiento a las
tropas rusas que liberaron Budapest de los nazis. Los edificios que rodean la
plaza son armónicos y entre ellos destacan el de la Bolsa. En el centro hay un
obelisco que exalta a los libertadores de 1944 – 1945 y en uno de los extremos
una llama perenne honra a los insurgentes de 1848.
Plaza de la Libertad o Szabadság Tér |
Plaza de la Libertad o Szabadság Tér |
Plaza de la Libertad o Szabadság Tér |
Sería este el momento elegido para tomarnos un respiro y
descansar un poco con unas buenas cervezas en una terraza, mientras en una
pantalla ponían algunas de las mejores jugadas de lo que se llevaba de
Eurocopa. (2800 florines las tres consumiciones)
Tras este descanso y sólo varias manzanas más allá de donde
estábamos, accedíamos a la plaza donde se encuentra la colosal Basílica de San
Esteban, de estilo neorrenacentista y dedicada al primer rey de Hungría. Es el
mayor templo cristiano de la ciudad y se comenzó a mediados del siglo XIX, no
siendo consagrado hasta 1905. Por lo tanto fueron necesarios cincuenta años
para poder verla terminada. El acceso interior es gratuito.
Basílica de San Esteban |
Es importante prestar atención a los mosaicos de la cúpula
de 96 metros de altura, los paneles que, tras el altar mayor, ilustran la vida
del santo rey Esteban y el lienzo de Benczúr que lo representa ofreciendo la
corona de Hungría a la Virgen.
Basílica de San Esteban |
Basílica de San Esteban |
Como curiosidad, además comentar que Puskás, el jugador del
Real Madrid, está enterrado bajo el suelo de la cúpula.
Y, por supuesto, tampoco hay que olvidarse de observar la
reliquia de la mano diestra de San Esteban que sería santificada porque con
ella donaba mucho dinero a los pobres. La mano tiene más de mil años.
Después de admirar el interior decidiríamos subir a ver las
vistas de la ciudad desde una de sus torres. Tienes dos opciones: o bien subir
andando o bien en ascensor. Nosotros optaríamos por esta segunda posibilidad,
costándonos 500 florines por entrada.
Las panorámicas son espectaculares pues se divisa desde la
misma plaza de la Basílica hasta el Parlamento, pasando por la ópera y el
propio Danubio desde diferentes perspectivas.
Budapest desde la Torre de la Basílica de San Esteban |
Budapest desde la Torre de la Basílica de San Esteban |
Después de disfrutar suficientemente de las vistas por los
cuatro puntos cardinales y otra vez en el suelo, nos dirigimos a comprar las
entradas para poder hacer la visita guiada de la Ópera, otro edificio
imprescindible en cualquier visita a Budapest. No se puede entrar por libre.
Las visitas en castellano son a las 15:00 y a las 16.00,
eligiendo nosotros la primera de ellas. La entrada cuesta 2900 florines.
Nosotros además pagamos 500 florines más para poder ver un mini concierto que
te ofrecen al finalizar la visita, de cinco minutos de duración. Yo además
pagaría otros 500 florines para poder realizar fotografías y vídeos. Para estas
dos últimas actividades de dan unas pulseras distintivas para que el guía pueda
controlar lo que tiene incluido cada uno.
Ópera Nacional Húngara |
Ópera Nacional Húngara |
Aprovechando que todavía nos quedaba una hora, decidiríamos
comer en un restaurante que estaba justo en frente llamado Muvesz Kavehaz,
donde optaríamos por unos sandwichs vips club y un wrapp y unas limonadas.
(13400 florines)
Restaurante Muvesz Kavehaz |
Un cuarto de hora antes de las 15:00 ya estábamos en el hall
del edificio y a la hora en punto, enseñamos nuestras entradas y nos
distribuyeron por grupos según el idioma seleccionado.
La Ópera sería construida con el apoyo económico del
emperador Francisco José, que puso como condición que su tamaño no fuera
superior a la de Viena, pues la rivalidad ya era patente en ese momento entre
varias capitales europeas. Abriría sus puertas en 1884 y en la fachada se
pueden ver estatuas de compositores.
Nuestra joven guía nos conduciría por una escalera principal
hasta algunas de las salas que anteceden al gran patio de butacas y al
escenario. La entrada a este te deja atónito ante la araña de bronce, los
frescos y la sala de 1285 plazas con el espectacular Palco Real. Sentados en el
mencionado patio de butacas la guía nos contaría unas cuantas anécdotas y algo más de la historia del edificio antes
de conducirnos a la cafetería y la terraza exterior del primer piso.
Ópera Nacional Húngara |
Ópera Nacional Húngara |
Ópera Nacional Húngara |
Por último, nos concentrarían a una buena parte de los
grupos que habíamos realizado la visita en la escalera principal y tras esperar
unos minutos, aparecería una soprano que nos deleitaría con dos breves piezas
de óperas famosas. Una lástima que durase justo los cinco minutos pactados.
Mini Concierto Ópera Nacional Húngara |
Es una visita muy recomendable y a la que conviene llegar
con tiempo para conseguir las entradas, pues suelen estar bastante solicitadas.
Cuando salimos, decidiríamos pasear un rato por la calle
Andrássy Utca, repleta de restaurantes, cafés y algunas de las marcar
internacionales de más renombre como Armani, Dior, Burberry o Louis Vuitton,
hasta que nuestro pies dijeron basta y optamos por coger el metro de la línea 1
hasta la estación de Széchenyi fürdö, donde nos esperaban varios monumentos y
lugares de interés. (350 florines el billete)
En el Metro hacia la Plaza de los Héroes |
En el Metro hacia la Plaza de los Héroes |
Nada más salir y en un breve paseo de no más de diez minutos
nos plantábamos en la plaza de los Héroes, el remate de la larga y vasta
avenida Andrássy con la que no habíamos podido. En ella se yergue el monumento
al Milenario, erigido en 1896 para conmemorar los diez siglos de la llegada de
las tribus magiares.
Plaza de los Héroes o Hösök Tere |
El inmenso espacio impresiona por las estatuas, alegorías y
héroes de la patria que se muestran implacables al abrigo de las dos columnatas
en semicírculo y el arcángel Gabriel que domina, desde lo alto de la columna
central, a unos jinetes preparados para saltar.
Plaza de los Héroes o Hösök Tere |
Plaza de los Héroes o Hösök Tere |
Plaza de los Héroes o Hösök Tere |
Justo al lado del anterior monumento, se despliegan las casi
cien mil hectáreas del verde parque
municipal o Városliget que alberga el castillo de Vagdahunyad, un conglomerado
de elementos medievales, renacentistas y barrocos, que es copia de unos de los
castillos situados en Transilvania en Rumanía.
Castillo de Vajdahunyad |
Castillo de Vajdahunyad |
Aunque sólo quieras entrar al recinto exterior del mismo,
como era nuestro caso, tienes que pagar, igualmente, la entrada normal que
cuesta 1500 florines. En este espacio se puede visitar una iglesia con un
bonito claustro y la famosa estatua del inquietante monje sin rostro, Anonymus.
Dicen que quien toca su pluma, en el futuro, podría llegar a ser un escritor
famoso o al menos escribir un libro. Yo me conformaría, después de ello, con
mejorar en algo mi manera de escribir.
Castillo de Vajdahunyad |
Escultura Anonymus.Castillo de Vajdahunyad |
El interior del castillo alberga el museo de la agricultura,
al que decidimos no entrar.
A la salida del recinto y tras hacernos unas fotos con el
entorno del lago y las peculiares barcas de coches que surcaban sus aguas, nos
encaminamos a la última parada de hoy: el cercano balneario de Széchenyi.
Lago del Parque de la Ciudad o Városliget |
Baños Termales Széchenyi |
La entrada nos costaría 4900 florines por persona y por tres
horas. Te dan una pulsera electrónica que te permite abrir y cerrar la taquilla
asignada cuantas veces quieras y que tiene grabada la hora de entrada para que
si te pasas tengas que abonar el extra correspondiente. Esta además la puedes
sumergir sin problema. La toalla te cuesta 1000 florines y te hacen dejar otros
2000 de fianza que te devuelven al entregarla. Lo mejor creo que es llevar la
tuya propia y así te ahorras este gasto. También es recomendable llevar
chanclas, ya que los suelos de las zonas comunes de vestuarios, servicios y
demás instalaciones están algo sucios.
Ya preparados, en traje de baño, nos dirigimos hacia las
piscinas exteriores para disfrutar en ellas de las aguas termales a diferentes
temperaturas, acompañados de un entorno de auténtico lujo: paredes doradas,
puertas labradas y estatuas de museo que derramaban agua curativa.
Baños Termales Széchenyi |
Baños Termales Széchenyi |
En el interior de una de las piscina podríamos ver la famosa
imagen de gente jugando al ajedrez y en el de otra disfrutar como niños de una
espiral que según te metes en ella te lleva a toda velocidad por el interior de
la misma. Dentro de esta también existe un jacuzzi en el que se puede relajar
uno con agradables masajes provocados por las burbujas y los chorros que este
forma.
Baños Termales Széchenyi |
Si a todo lo anterior le añades unas cervezas frías (650
florines cada una), mientras veíamos en una pantalla gigante, colocada para ser
vista desde cualquier punto de la piscina, el partido de la Eurocopa Gales –
Irlanda del Norte, pues ya no se podía pedir más.
En la zona cubierta hay baños termales y salas de masaje
pero preferimos disfrutar de todo lo que estaba al aire libre.
Para volver a casa sólo tendríamos que tomar de nuevo el
metro y bajarnos en la parada Deák Tér, la cual estaba a sólo cinco minutos
caminando.
Una vez que nos habíamos repuesto un poco del agotamiento
que ya teníamos encima, saldríamos a cenar muy cerca. Lo encontraríamos de pura
casualidad y el lugar tenía pinta de ser uno de los sitios de moda, donde había
mucha gente de todas las edades. Se trataba de la Galería Gozsdu la cual está a
rebosar de todo tipo de restaurantes, cafés, bares y pubs.
Nos dejaríamos convencer por una chica, de lo más agradable,
para cenar en la Trattoria Gozsdu, cuya terraza estaba al aire libre y había
una hermosa mujer cantando canciones en
vivo y en directo. Pediríamos pizzas y bebida y nos saldría todo por 10600
florines. La calidad era bastante buena, pues las pizzas se deshacían en la
boda, aparte de ser enormes.
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