BUDAPEST - DIA 02. Pest

25 de Junio de 2016.

Budapest la han llamado de muchas maneras: la “perla del Danubio”, la “dama del Danubio”, etc. Y es que es evidente que el río es la esencia y el nexo de unión de esta ciudad que en realidad son tres: Óbuda, Buda y Pest, que en noviembre de 1873 formaron un todo unido por el imponente y lento transcurrir del Danubio, el más europeo de los ríos.

Nuestro objetivo era conocer lo mejor posible todo lo que pudiéramos de las tres, por lo que teníamos por delante cuatro intensos días, antes de dirigirnos hacia otras zonas de Hungría.

Situada en pleno corazón de la Europa central, la capital húngara nos recibía con los brazos abiertos y con un tiempo excepcional. Cielos despejados y una temperatura de unos treinta grados, era lo que nos encontrábamos al salir a la calle en nuestro primer día, por lo que aunque medio zombies por haber dormido tan sólo cuatro horas, es verdad que estábamos pletóricos y dispuestos a darlo todo.

A tan sólo unos metros de nuestro apartamento nos encontrábamos con dos impresionantes plazas. Eran descomunales y monumentales. Hablo de Vörösmarty Ter y Erzsébet Ter. En la primera de ellas destaca la escultura del poeta Mihály Vörösmarty que da nombre a la plaza, además de edificios señoriales que albergan desde la embajada del Reino Unido hasta el histórico Café Gerbeaud. También por ella pasa la calle comercial por excelencia de Pest, es decir, Vaci Utca, por la que ya tendríamos tiempo de pasear más adelante.

Vörösmarty Tér


Vörösmarty Tér

Respecto a la otra plaza que mencionaba, es un agradable espacio verde que cuenta con zonas ajardinadas y bancos para sentarte, donde poder ver el trasiego constante de unos y otros al estar en pleno centro de esta parte de la ciudad.  Cuenta además con la preciosa fuente de Danubius, que simboliza los ríos de Hungría.

Erzsébet Tér

Tras disfrutar un rato de ambas nos iríamos directos hacia la primera actividad importante que teníamos reservada desde hacía ya unos meses: la visita del Parlamento húngaro.

El edificio es espectacular y te sobrecoge desde que lo observas por primera vez. Se inspiró en el palacio de Westminster y es un mezcla de estilos neogótico, neorrenacentista y neobarroco, siendo además uno de los mayores edificios del mundo dedicado a cámara legislativa. Tiene 268 metros de longitud y se tardó 19 años en terminarlo.

Parlamento Húngaro

Parlamento Húngaro

Las entradas las compraríamos a través de la página www.jegymester.hu, donde puedes seleccionar el día, la hora y la lengua en la que quieres realizar la visita guiada. En castellano son a las 10:15, 13:15, 14:15 y 16:00. El precio es de 2000 florines por entrada.

Conviene estar un cuarto de hora antes para ir con tranquilidad. Nosotros llegaríamos veinte minutos antes y nos sobró tiempo para aburrir, pero bueno más vale prevenir.

Parlamento Húngaro

Parlamento Húngaro

A la hora indicada en nuestra entrada, las 10.15, una señora entrañable, tipo la señora Doubtfire nos daba unos auriculares para que pudiéramos escucharla sin problema sin necesidad de estar encima de ella.

Pasaríamos los controles de seguridad respectivos, similares a los del aeropuerto, y ya estábamos listos para comenzar la visita.

El primer dato curioso, y que confirma lo expresado unos párrafos atrás, es que el Parlamento de Budapest es el tercero más grande del mundo después de los de Londres y Bucarest.

El interior no le va a la zaga al exterior y sus salas están adornadas de pan de oro, estatuas de reyes, frescos, columnas de granito, etc

La visita nos iría llevando por la escalera principal, el gran salón de la cúpula de 96 metros que parece un estallido de fuegos artificiales, la santa corona, la antigua cámara de los Lores y el hemiciclo donde se desarrollan las sesiones parlamentarias.

Parlamento Húngaro

Parlamento Húngaro

Parlamento Húngaro

Parlamento Húngaro

Todo te sorprende pero especialmente la sala donde está la santa corona, custodiada constantemente por varios guardias y donde no está permitido realizar fotografías. El rey sólo tenía derecho a llevarla una sólo vez en su vida, durante la coronación. Sería regalada por el Papa Silvestre II a San Esteban, el primer rey coronado como rey cristiano. La corona está hecha de oro y con piedras preciosas.

Cuando salimos estaríamos un rato paseando por la gran plaza que se abre en frente del Parlamento llamada Kossuth Lajos Ter y donde también destaca con fuerza el edificio que alberga el museo de Etnografía, el cual no visitaríamos. Antiguamente hacía las veces de Palacio de Justicia y su fachada de piedra está decorada con columnas y estatuas que hacen que no pase desapercibida.

Museo de Etnografía.Antiguo Palacio de Justicia

En esta misma plaza también ondea una enorme bandera húngara en la que nos sorprendería, haciéndonos unas fotos, el cambio de guardia, por lo que sólo tuvimos que acercarnos unos pasos para ver este que dura realmente poco.

Cambio de Guardia en el Parlamento Húngaro

Ya que estábamos muy cerca decidiríamos acercarnos a la ribera del Danubio para ver la famosa pero triste escultura “Zapatos en la ribera del Danubio”, donde 60 pares de zapatos de la época de 1940 hechos de hierro conmemoran las víctimas que fueron arrojadas al río por los miembros de la Cruz Flechada. De esta manera la ciudad quiere hacer saber al visitante que se sigue acordando de las víctimas de aquel terrible suceso histórico.

Zapatos en la Ribera del Danubio

Zapatos en la Ribera del Danubio

Volveríamos, nuevamente, a las calles aledañas del Parlamento y callejeando por una de ellas llegaríamos a la bonita plaza de la Libertad o Szabadság Ter. Con la intención de olvidar el despotismo de los Habsburgo, este espacio adopta hacia 1900 el nombre de Libertad y reúne varios memoriales. El más importante es el construido en honor y agradecimiento a las tropas rusas que liberaron Budapest de los nazis. Los edificios que rodean la plaza son armónicos y entre ellos destacan el de la Bolsa. En el centro hay un obelisco que exalta a los libertadores de 1944 – 1945 y en uno de los extremos una llama perenne honra a los insurgentes de 1848.

Plaza de la Libertad o Szabadság Tér

Plaza de la Libertad o Szabadság Tér

Plaza de la Libertad o Szabadság Tér

Sería este el momento elegido para tomarnos un respiro y descansar un poco con unas buenas cervezas en una terraza, mientras en una pantalla ponían algunas de las mejores jugadas de lo que se llevaba de Eurocopa. (2800 florines las tres consumiciones)

Tras este descanso y sólo varias manzanas más allá de donde estábamos, accedíamos a la plaza donde se encuentra la colosal Basílica de San Esteban, de estilo neorrenacentista y dedicada al primer rey de Hungría. Es el mayor templo cristiano de la ciudad y se comenzó a mediados del siglo XIX, no siendo consagrado hasta 1905. Por lo tanto fueron necesarios cincuenta años para poder verla terminada. El acceso interior es gratuito.

Basílica de San Esteban

Es importante prestar atención a los mosaicos de la cúpula de 96 metros de altura, los paneles que, tras el altar mayor, ilustran la vida del santo rey Esteban y el lienzo de Benczúr que lo representa ofreciendo la corona de Hungría a la Virgen.

Basílica de San Esteban

Basílica de San Esteban

Como curiosidad, además comentar que Puskás, el jugador del Real Madrid, está enterrado bajo el suelo de la cúpula.

Y, por supuesto, tampoco hay que olvidarse de observar la reliquia de la mano diestra de San Esteban que sería santificada porque con ella donaba mucho dinero a los pobres. La mano tiene más de mil años.

Después de admirar el interior decidiríamos subir a ver las vistas de la ciudad desde una de sus torres. Tienes dos opciones: o bien subir andando o bien en ascensor. Nosotros optaríamos por esta segunda posibilidad, costándonos 500 florines por entrada.

Las panorámicas son espectaculares pues se divisa desde la misma plaza de la Basílica hasta el Parlamento, pasando por la ópera y el propio Danubio desde diferentes perspectivas.

Budapest desde la Torre de la Basílica de San Esteban

Budapest desde la Torre de la Basílica de San Esteban

Después de disfrutar suficientemente de las vistas por los cuatro puntos cardinales y otra vez en el suelo, nos dirigimos a comprar las entradas para poder hacer la visita guiada de la Ópera, otro edificio imprescindible en cualquier visita a Budapest. No se puede entrar por libre.

Las visitas en castellano son a las 15:00 y a las 16.00, eligiendo nosotros la primera de ellas. La entrada cuesta 2900 florines. Nosotros además pagamos 500 florines más para poder ver un mini concierto que te ofrecen al finalizar la visita, de cinco minutos de duración. Yo además pagaría otros 500 florines para poder realizar fotografías y vídeos. Para estas dos últimas actividades de dan unas pulseras distintivas para que el guía pueda controlar lo que tiene incluido cada uno.

Ópera Nacional Húngara

Ópera Nacional Húngara

Aprovechando que todavía nos quedaba una hora, decidiríamos comer en un restaurante que estaba justo en frente llamado Muvesz Kavehaz, donde optaríamos por unos sandwichs vips club y un wrapp y unas limonadas. (13400 florines)

Restaurante Muvesz Kavehaz

Un cuarto de hora antes de las 15:00 ya estábamos en el hall del edificio y a la hora en punto, enseñamos nuestras entradas y nos distribuyeron por grupos según el idioma seleccionado.

La Ópera sería construida con el apoyo económico del emperador Francisco José, que puso como condición que su tamaño no fuera superior a la de Viena, pues la rivalidad ya era patente en ese momento entre varias capitales europeas. Abriría sus puertas en 1884 y en la fachada se pueden ver estatuas de compositores.

Nuestra joven guía nos conduciría por una escalera principal hasta algunas de las salas que anteceden al gran patio de butacas y al escenario. La entrada a este te deja atónito ante la araña de bronce, los frescos y la sala de 1285 plazas con el espectacular Palco Real. Sentados en el mencionado patio de butacas la guía nos contaría unas cuantas anécdotas  y algo más de la historia del edificio antes de conducirnos a la cafetería y la terraza exterior del primer piso.

Ópera Nacional Húngara

Ópera Nacional Húngara

Ópera Nacional Húngara

Por último, nos concentrarían a una buena parte de los grupos que habíamos realizado la visita en la escalera principal y tras esperar unos minutos, aparecería una soprano que nos deleitaría con dos breves piezas de óperas famosas. Una lástima que durase justo los cinco minutos pactados.

Mini Concierto Ópera Nacional Húngara

Es una visita muy recomendable y a la que conviene llegar con tiempo para conseguir las entradas, pues suelen estar bastante solicitadas.

Cuando salimos, decidiríamos pasear un rato por la calle Andrássy Utca, repleta de restaurantes, cafés y algunas de las marcar internacionales de más renombre como Armani, Dior, Burberry o Louis Vuitton, hasta que nuestro pies dijeron basta y optamos por coger el metro de la línea 1 hasta la estación de Széchenyi fürdö, donde nos esperaban varios monumentos y lugares de interés. (350 florines el billete)

En el Metro hacia la Plaza de los Héroes

En el Metro hacia la Plaza de los Héroes

Nada más salir y en un breve paseo de no más de diez minutos nos plantábamos en la plaza de los Héroes, el remate de la larga y vasta avenida Andrássy con la que no habíamos podido. En ella se yergue el monumento al Milenario, erigido en 1896 para conmemorar los diez siglos de la llegada de las tribus magiares.

Plaza de los Héroes o Hösök Tere

El inmenso espacio impresiona por las estatuas, alegorías y héroes de la patria que se muestran implacables al abrigo de las dos columnatas en semicírculo y el arcángel Gabriel que domina, desde lo alto de la columna central, a unos jinetes preparados para saltar.

Plaza de los Héroes o Hösök Tere

Plaza de los Héroes o Hösök Tere

Plaza de los Héroes o Hösök Tere
    
Justo al lado del anterior monumento, se despliegan las casi cien mil hectáreas  del verde parque municipal o Városliget que alberga el castillo de Vagdahunyad, un conglomerado de elementos medievales, renacentistas y barrocos, que es copia de unos de los castillos situados en Transilvania en Rumanía.

Castillo de Vajdahunyad

Castillo de Vajdahunyad

Aunque sólo quieras entrar al recinto exterior del mismo, como era nuestro caso, tienes que pagar, igualmente, la entrada normal que cuesta 1500 florines. En este espacio se puede visitar una iglesia con un bonito claustro y la famosa estatua del inquietante monje sin rostro, Anonymus. Dicen que quien toca su pluma, en el futuro, podría llegar a ser un escritor famoso o al menos escribir un libro. Yo me conformaría, después de ello, con mejorar en algo mi manera de escribir.

Castillo de Vajdahunyad

Escultura Anonymus.Castillo de Vajdahunyad

El interior del castillo alberga el museo de la agricultura, al que decidimos no entrar.

A la salida del recinto y tras hacernos unas fotos con el entorno del lago y las peculiares barcas de coches que surcaban sus aguas, nos encaminamos a la última parada de hoy: el cercano balneario de Széchenyi.

Lago del Parque de la Ciudad o Városliget

Baños Termales Széchenyi

La entrada nos costaría 4900 florines por persona y por tres horas. Te dan una pulsera electrónica que te permite abrir y cerrar la taquilla asignada cuantas veces quieras y que tiene grabada la hora de entrada para que si te pasas tengas que abonar el extra correspondiente. Esta además la puedes sumergir sin problema. La toalla te cuesta 1000 florines y te hacen dejar otros 2000 de fianza que te devuelven al entregarla. Lo mejor creo que es llevar la tuya propia y así te ahorras este gasto. También es recomendable llevar chanclas, ya que los suelos de las zonas comunes de vestuarios, servicios y demás instalaciones están algo sucios.

Ya preparados, en traje de baño, nos dirigimos hacia las piscinas exteriores para disfrutar en ellas de las aguas termales a diferentes temperaturas, acompañados de un entorno de auténtico lujo: paredes doradas, puertas labradas y estatuas de museo que derramaban agua curativa.

Baños Termales Széchenyi

Baños Termales Széchenyi

En el interior de una de las piscina podríamos ver la famosa imagen de gente jugando al ajedrez y en el de otra disfrutar como niños de una espiral que según te metes en ella te lleva a toda velocidad por el interior de la misma. Dentro de esta también existe un jacuzzi en el que se puede relajar uno con agradables masajes provocados por las burbujas y los chorros que este forma.

Baños Termales Széchenyi

Si a todo lo anterior le añades unas cervezas frías (650 florines cada una), mientras veíamos en una pantalla gigante, colocada para ser vista desde cualquier punto de la piscina, el partido de la Eurocopa Gales – Irlanda del Norte, pues ya no se podía pedir más.

En la zona cubierta hay baños termales y salas de masaje pero preferimos disfrutar de todo lo que estaba al aire libre.

Para volver a casa sólo tendríamos que tomar de nuevo el metro y bajarnos en la parada Deák Tér, la cual estaba a sólo cinco minutos caminando.

Una vez que nos habíamos repuesto un poco del agotamiento que ya teníamos encima, saldríamos a cenar muy cerca. Lo encontraríamos de pura casualidad y el lugar tenía pinta de ser uno de los sitios de moda, donde había mucha gente de todas las edades. Se trataba de la Galería Gozsdu la cual está a rebosar de todo tipo de restaurantes, cafés, bares y pubs.

Nos dejaríamos convencer por una chica, de lo más agradable, para cenar en la Trattoria Gozsdu, cuya terraza estaba al aire libre y había una hermosa mujer cantando canciones  en vivo y en directo. Pediríamos pizzas y bebida y nos saldría todo por 10600 florines. La calidad era bastante buena, pues las pizzas se deshacían en la boda, aparte de ser enormes.

A medianoche, llegaríamos otra vez al apartamento para esta vez sí, caer baldados en nuestras respectivas camas.

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