COREA DEL SUR - DIA 6. Seúl:De la tradición de Dongdaemun al horror de Seodaemun y alguna sorpresa más

18 de Septiembre de 2015.


Ayer disfrutaría mucho por las calles de Insa-dong, por lo que decidí empezar la jornada por una zona que me ofreciera algo parecido y que no supusiera empezar de primeras con un bombardeo de datos e historia coreana. Es por ello que elegiría el mercado de Namdaemun, un espacio al aire libre, mucho más tradicional que el que pude ver ayer y bastante diferente al mismo. Tiene el honor de ser el mercado más conocido de Corea y es el centro de ventas del país, pudiéndose encontrar en él cualquier cosa.


Mercado de Namdaemun

Cientos de locales y puestos callejeros se iban sucediendo, pasando, en un instante, de encontrarme viendo puestos de comida tradicional a otros de accesorios, ropa o souvenirs. La atmósfera y el ambiente eran increíbles y eso que era temprano. Había mucha gente y el ajetreo y el ir y venir de los comerciantes, clientes y turistas era constante. La verdad, que disfruté mucho con este sitio.


Mercado de Namdaemun

Mercado de Namdaemun

A sólo cinco minutos caminando me encontraría con la descomunal puerta Namdaemun, del mismo nombre que el mercado. Esta considerada el Tesoro Nacional número uno de Corea, lo que permite hacerse una idea de su importancia. Es la mayor construcción de entrada hecha en piedra con una puerta en arco en el centro. Hay una columna sobre una plataforma, levantando el techo y distinguiendo entre los niveles superiores y los inferiores de la construcción. En los extremos este y oeste se encuentran sendos pasajes abiertos al tráfico.


Puerta Namdaemun o Sungnyemun

Para llegar a toda esta zona tomaría el metro, bajándome en la estación Hoehyeon de la línea cuatro. El billete cuesta 1350 wones más otro 500 wones más que pagas como depósito. Sí, es algo curioso. Al sacar el billete en cualquiera de las máquinas distribuidas por las estaciones tienes que poner el destino al que te diriges, indicándote el importe hasta él más esos 500 wones extras, proporcionándote así una tarjeta. Al llegar a tú destino y a la salida sólo tienes que introducirla en otra máquina y te devuelven los 500 wones extras. Nunca me enteraría de la razón por la que se hace así, pero bueno no era nada complicado.

Desde la puerta Namdaemun comenzaría un largo paseo por una amplia avenida que me llevaría hasta algunos de los lugares más significativos de la capital.

Tras un tramo, en el que lo más destacable fueron los inmensos rascacielos que me iba encontrando a ambos lados, llegaba hasta la plaza de Seúl, donde destacan dos importantes edificios: el Ayuntamiento, representando la actualidad y la arquitectura más moderna y el gran palacio Deoksugung, símbolo de la historia y del pasado coreano.


Rascacielos inmediaciones Puerta Namdaemun

Plaza de Seúl y Ayuntamiento

Esta gran plaza ovalada, cubierta de césped, antes de ser el tranquilo lugar que es ahora, fue un sitio histórico donde se produjeron hechos tan trascendentales como el Movimiento por la Independencia de 1919 y el Movimiento prodemocrático de junio de 1987. Más recientemente, la plaza de Seúl fue un lugar donde decenas de miles de “Diablos Rojos”, seguidores de la selección nacional de fútbol, se reunieron para animar y festejar los éxitos del equipo nacional en la Copa Mundial de 2002. La plaza sería remodelada y reabierta en 2004, y es usada para acontecimientos y festivales culturales, además para diversos conciertos.

Sólo tendría que atravesar el cruce más transitado de Seúl, para llegar hasta la puerta del palacio Deoksugung (1000 wones). Este es famoso por su elegante pavimento de piedra y es el único que comparte ubicación con una serie de construcciones de estilo occidental.

Originalmente construido durante el periodo Joseón, este histórico palacio jugó un importante papel en la historia más reciente y contemporánea.

Accedería a sus instalaciones a través de la puerta Daehanmun, para inmediatamente después encontrarme a la derecha un pequeño estanque en el que había una cafetería, con terraza a la sombra, donde no podría evitar sentarme a tomar una coca cola bien fría. Hoy apretaba el calor más que ningún día y había que hidratarse.


Puerta Daehanmun.Palacio Deoksugung

Jardines Palacio Deoksugung

Tras este pequeño tentempié, cruzaría un puente y llegaría a los inmensos patios que albergan los diferentes pabellones que componen el palacio: el salón del trono, la casa de piedra o residencia del Rey, el lugar de coronación de varios reyes, una sala de recepción de personalidades extranjeras y otra serie de pabellones de menor importancia. Novedosos son los edificios modernistas que rodean un bonito estanque en la parte posterior del recinto. Al final todos los palacios tienen las mismas o similares distribuciones por lo que llega un momento que es cierto que buscas algún motivo que destaque de los demás para conseguir un pequeño impacto visual. Aquí sin duda serían las extraordinarias vistas que se obtienen, desde el pabellón central, de los rascacielos que rodean el recinto, consiguiendo una fusión entre lo clásico y tradicional y lo futurista y novedoso.


Palacio Deoksugung

Seokjojeon Area. Palacio Deoksugung

Palacio Deoksugung

Tras deleitarme un buen rato con el horizonte de ladrillo y cristal, saldría del palacio y, para mi sorpresa, encontraría que estaba a punto de empezar el cambio de guardia. Había leído en varios sitios que los horarios eran 11.00, 14.00 y 15.30, pero al final no te puedes fiar de ellos porque eran las 12.00 cuando empezaba el acto.

La representación es de lo más vistosa e impresiona bastante por los movimientos que realizan los guerreros y guardianes con sus lanzas, arcos y otras armas en combinación con la vistosidad y colorido de sus trajes. Aunque también es cierto que es bastante peliculera y muy orientada al turista. Realizan hasta una lucha en plan artes marciales de cintas americanas y sale una procesión de músicos con banderas, estandartes y varios instrumentos que hacen que todavía sea todo más pomposo y exagerado. Pero hay que reconocer que es divertido e impresiona por ser diferente a muchos otros cambios de guardias de otros países que se ajustan más a los mismos parámetros y seriedad. Además te permiten fotografiarte con los guardianes al acabar la ceremonia.


Cambio de Guardia. Palacio Deoksugung

Cambio de Guardia. Palacio Deoksugung

Cambio de Guardia. Palacio Deoksugung

Un nuevo tramo de avenida me llevaría hasta la plaza Cheonggye, repleta de gente, y comienzo o final, según la dirección de donde se venga, del arroyo Cheonggyecheon, originalmente un arroyo natural, pero que fue cubierto por asfalto en 1958 para construir una carretera. Tras una restauración que comenzó en el año 2003 y duró más de dos años, el arroyo vuelve a ser un refrescante curso de agua de casi seis kilómetros en pleno centro urbano.

Es un lugar relajante y un auténtico oasis entre tantos rascacielos para la gente que sale de trabajar y quiere evadirse un poco de los problemas laborales. Había una gran afluencia de coreanos  trajeados comiendo por la zona, echándose un sueñecito o paseando tranquilamente. También había un buen número de familias y parejas haciéndose fotos con la pequeña cascada que había en su extremo. La verdad que este remanso de paz me encantaría y no pude evitar ir a comprarme una tarrina de frutas y comérmela relajadamente aquí.


Arroyo Cheonggyecheon

De vuelta a la plaza Cheonggye, me detendría unos instantes para admirar la gran escultura del almirante Yi Sun Sin, un héroe coreano que consiguió vencer en 1597 a la flota japonesa en unas condiciones muy inferiores en número de barcos y hombres, logrando una auténtica proeza. La frase con que alentó a sus hombres al combate hace que se te pongan los pelos de punta: “Morirá aquel que busque vivir, vivirá aquel que busque morir”


Escultura de Yi Sun-sin.Plaza Gwanghwamun

Unos metros más adelante me recibiría una nueva plaza, continuación de la misma avenida, llamada Gwanghwamun, en el que me encontraría con una nueva e inmensa escultura, más grande si cabe que la anterior. Es la dedicada al rey Sejong, cuarto soberano de la dinastía Joseón, el cual representa la época de oro de Corea, ya que su reinado sirvió para desarrollar de una manera asombrosa todo tipo de disciplinas, desde la misma política hasta la medicina o la agricultura, sin olvidarse de las ciencias, las letras y las artes y todo enfocado al progreso y beneficio de su pueblo. No es de extrañar que tenga este gran homenaje.


Escultura Rey Sejong.Plaza Gwanghwamun

Detrás de la escultura se hallaban una nueva e inmensa puerta, del mismo nombre que la gran plaza. Sería fundada en 1395 por el primer rey de la Dinastía Joseon. Gwanghwamun es la puerta de entrada principal del Palacio Gyeongbokgung. La traducción literal de su nombre es “que la luz de la ilustración cubra el mundo”, en referencia a la absoluta dedicación de los miembros de la Dinastía Joseon en crear una nueva dinastía. Está construida enteramente en granito y el centro es una entrada semejante a un arco iris, sobre el que hay una torre.


Puerta Gwanghwamun

Casualidades de la vida y sin buscarlo, de nuevo, me encontraría con otro cambio de guardia bastante similar al que había visto hacía unas horas en la puerta principal del palacio Deoksugung, pero como me gustó bastante, me quedaría a verlo y así volvería a aprovechar para hacerme unas fotos con los guardias, pues te dejan interactuar con ellos terminado el acto.


Cambio de Guardia. Palacio Gyeongbokgung

El palacio Gyeongbokgung es uno de los más completos de los cinco de la época y alberga el Museo Nacional del Palacio de Corea y el Folclórico, pero en esta ocasión renunciaría a todo ello con la intención de llevar a cabo una visita diferente y  que había preparado desde hacía unos cuantos meses desde Madrid. Se trataba, nada más y nada menos, de poder conocer parte de las instalaciones de la residencia oficial del presidente de la República de Corea.

Se la conoce con el nombre de Cheongwadae o Casa Azul, debido al color de sus tejas. Es un complejo de edificios de estilo tradicional que comprende la Primera Sala Oficial, la Residencia Presidencial, la Casa de Recepciones de Estado, la Sala de Prensa, y los edificios del Secretariado.

Por cierto que desde hace casi tres años hay que hablar en femenino, pues el cargo lo ostenta Park Geun – hye.

Si alguien ha leído algún que otro diario, habrá comprobado que siempre me ha gustado la política y es por ello que, si tengo oportunidad, aprovecho para conocer las instituciones gubernativas o estatales más importantes de ese Estado, pues son, sin duda, la esencia de una Nación. Así lo hice en su momento con lugares como el Parlamento Inglés, el suizo, La Dieta japonesa y otras importantes instituciones mundiales.

En esta ocasión elegiría la vivienda de la Presidenta coreana, al ser bastante sencilla la reserva para poder conocer sus instalaciones. Sólo tendría que meterme en la página http://english.president.go.kr/ y una vez en esta pinchar en “cheong wa dae tours” y seguir las instrucciones. Se necesitan al menos tres semanas para poder llevarla a cabo, aunque conviene hacerla antes porque últimamente está siendo muy solicitada. La misma es gratuita. Y siguiendo estos sencillos pasos ya tenía mi reserva para el día de hoy.

En uno de los extremos del inmenso patio que hace de entrada al palacio Gyeongbokgung, había unos pequeños puestos de madera que funcionaban a modo de oficina de turismo, por lo que me acercaría hasta ellos para preguntar dónde estaba el punto de encuentro de la visita a la Casa Azul. La chica que me atendería se echaría a reír, ya que lo tenía justo detrás de donde me encontraba. Allí me pedirían el pasaporte, el cual es imprescindible por mucho que tengas la reserva hecha, y me invitarían a pasar a una sala donde tuve que esperar escasos diez minutos. Por cierto que era el único occidental que iba a acceder a las instalaciones. El resto eran todos orientales, entre coreanos, chinos y japoneses. Acto seguido, todos los allí presentes, montaríamos en un autobús que recorrería una línea recta en apenas cinco minutos. Este nos dejaría en la puerta de control de acceso, donde permaneceríamos como diez minutos más en el interior del vehículo hasta que, por lo que pude ver por la ventanilla, vuelven a comprobar el listado de visitantes. Una vez en tierra pasaría el detector de metales, en el que vuelven a pedirte el pasaporte y revisarían mi mochila de forma milimétrica. Como se ve no se andan con tonterías y tienes la sensación de estar en una película de espías.


Recepción. Cheongwadae o Casa Azul

Tras todo lo anterior proceden a darte un número que has de colgarte al cuello y un audio guía en inglés, coreano, chino o japonés. No hay más idiomas, por lo que tampoco es que me sirviera de mucho. También en este momento proceden a quitarte el pasaporte, señalándote que te lo devuelven a la salida, una vez que hagas entrega de todo el material que te facilitan.

A todo lo relatado, hay que sumarle que, mientras se van realizando todos esos trámites, te encuentras rodeado de policía y militares que no te quitan ojo de encima y con cara de muy pocos amigos. La seguridad, como se ve, es máxima y no quiero ni pensar en las consecuencias que podría ocasionar alguna broma imprudente de algún gracioso.

Realizados todos los prolegómenos, una chica saldría para entregarnos una tabla plastificada donde se podía leer, en el idioma elegido, la información de las áreas a visitar y en qué lugares se podían hacer fotografías  y en cuales no, para que no hubiese ningún tipo de confusión al respecto.

Tras un video inicial en coreano, con imágenes de la presidenta reunida con mandatarios de diferentes partes del mundo, especialmente con Obama, comenzaría la visita a pie por las instalaciones, en las que nos mostrarían los siguientes puntos de interés:

Nok ji Won: Un enorme jardín con más de 120 árboles de diferentes especies que acabó de construirse en 1968. Algunos de dichos árboles serían plantados por presidentes anteriores para conmemorar ocasiones especiales. El más importante de todos ellos es el llamado Bansong, o árbol paraguas, que se encuentra en medio del jardín, tiene 17 metros de alto y se piensa que fue plantado hacia 1850. En este lugar también se celebran recepciones al aire libre de cuerpos diplomáticos extranjeros y otras personalidades importantes.


Jardines de Cheongwadae o Casa Azul

Gyeong Mu Dae: Se muestra una placa conmemorativa en el que se rinde homenaje al primer edificio que se construyó como oficina y residencia presidencial, aprovechando las antiguas instalaciones japonesas que se hallaban aquí. Ello se haría cuando se estableció el primer gobierno de la república de Corea en 1948. Sin embargo, llegaría un momento en que las instalaciones se quedarían pequeñas y obsoletas, abandonándose para construir los edificios que hoy se puede ver. Esto unido a que eran un símbolo de la dominación colonial japonesa, motivaría la definitiva demolición de los mismos, quedando este pequeño monumento para recordarlos.

Cheong  Wa Dae: Como comentaba en el párrafo anterior, debido a que no se consideraba adecuada la anterior residencia por estar ligada a la, no demasiada lejana, era colonial japonesa (1910 – 1945), además de por el tamaño, se construiría la casa azul, completándose su edificio principal en 1991. Además de la oficina privada de la Presidenta, alberga también varias salas de reuniones. La construcción está considerada como una de las más atractivas y refinadas de la arquitectura tradicional coreana. El edificio principal y sus dos anexos se cubren con un total de 150000 azulejos azules, de ahí su nombre. Esta tejas tienen mucha fama por su color único que no se decolora y por su excelente durabilidad de más de cien años.


Cheongwadae o Casa Azul

La oficina privada de la Presidenta se encuentra en la segunda planta. Cuenta también con varias salas de reuniones y conferencias, entre ellas aquella donde la Presidenta se reúne con su personal directivo o con otros Jefes de Estado. Asimismo, existen un comedor privado y más salas para discursos y otros actos políticos de relevancia.

Yeong Bin Gwan: Sería construida en 1978 como casa de huéspedes presidenciales, debido a que hasta ese momento los mandatarios extranjeros debían alojarse en los hoteles del centro de la ciudad, con las consiguientes molestias para la ciudadanía y la propia seguridad personal de esas personalidades.


Yeong Bin Gwan. Casa Azul

Chil Gung: Es la última parte del recorrido y es opcional, pudiéndote marcharte en el anterior punto. Una guía te lleva a visitar varias tumbas o mausoleos donde fueron enterradas reinas y concubinas.


Chil Gung.Casa Azul

Como se puede apreciar todo el circuito se desarrolla por los exteriores de los edificios, por lo que al final me llevaría una pequeña decepción al pensar que, por lo menos, nos mostrarían una pequeña parte del interior de alguno de ellos. Pero mi gozo en un poco, porque por seguridad no se hace, así que tendría que conformarme  con haber estado a sólo unos metros de la entrada a los mismos.

Es en este punto donde te solicitan que devuelvas la acreditación y la audio guía y donde te vuelven a entregar tú pasaporte, lo que suponía no tener que quedarme a vivir en Corea.

Habían sido dos horas de visita, por lo que cuando salí de allí eran ya las cuatro de la tarde, así que me compraría algo de picar en un puesto callejero cercano y tras un paseo, tomaría la línea tres de metro, una sola estación.  Exactamente de Gyeongbokgung a Dongnimmun. Ya en esta saldría por su salida número cinco, llevándome, en sólo unos metros, a la entrada del museo de la Prisión de Seodaemun (3000 wones), la cual sería construida por Japón en 1908 para que sus soldados pudieran torturar y ejecutar a los activistas independentistas coreanos. El museo fue construido en recuerdo de la prisión, y como homenaje a los patriotas coreanos.


Prisión de Seodaemun

Es un lugar importante para conocer algo más de la historia de Corea, permitiéndote, a través de sus diferentes salas, ser consciente del valor y la heroicidad de un pueblo que no lo ha tenido nada fácil. El recorrido y lo que se muestra no es, ni mucho menos, agradable, pues exhibe escenas reales de varias torturas realizadas, en interrogatorios, a activistas independientes, incluyendo testimonios de voz de aquellos que sobrevivieron y pudieron narrar la realidad de las brutalidades de la dominación colonial opresiva japonesa.


Prisión de Seodaemun

Los edificios que controlaban y supervisaban las instalaciones, los módulos donde se metía a los activistas, las celdas individuales donde se les encarcelaba reproduciendo algunos de los códigos cifrados que estos utilizaban para comunicarse, son algunos de los lugares que te vas encontrando, pudiendo experimentar, por unos instantes, una mínima parte de lo que pudieron vivir entrando en alguna de esas celdas y cerrando la puerta tras de ti. Es sobrecogedor.


Prisión de Seodaemun

Prisión de Seodaemun

Prisión de Seodaemun

En la parte final del recorrido te muestran el edificio donde se llevaban a cabo las ejecuciones; el pasaje secreto a través del cual, los imperialistas japoneses, trataban de deshacerse de los cadáveres para no dejar rastro de sus crímenes; un monumento dedicado a recordar las almas de aquellos activistas que sacrificaron sus vidas mientras estuvieron presos aquí; las instalaciones deportivas para que los presos pudieran hacer ejercicio, pero con la particularidad de estar formadas por compartimentos separados por muros para que los prisioneros no pudieran comunicarse entre sí; el módulo de las mujeres; y finalmente donde se hallaban la cocina y la sala de calderas.


Prisión de Seodaemun

Prisión de Seodaemun

Tras hora y cuarto de visita por libre, los encargados de las instalaciones nos invitarían, a los pocos que quedábamos, a abandonarlas por ser las 18.00, su hora de cierre.

Poco más me quedaba por hacer hoy, por lo que volvería al barrio en el que estaba alojado y acabaría por hacer una merienda – cena en un restaurante que se llamaba Secret Garden, comiéndome dos sándwiches enormes con otras dos coca colas, pues estaba desfallecido. (8500 wones).

Ya en el Hostel no tardaría mucho en acostarme, pues aunque mañana era el último día en Corea del Sur y el viaje llegaba a su fin, después de un mes, iba a ser otro día de lo más intenso y había que estar descansado.

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