16 de Julio de 2012.
Queríamos comenzar la mañana con
algo tranquilo que nos permitiera relajarnos y ello sin tener que pegarnos
ninguna caminata, para de esta manera recuperarnos un poco del cansancio
acumulado, después de tantos días haciendo rutas. Así que pusimos rumbo hacia
la carretera Maligne y una vez en esta hacia el lago del mismo nombre. Este se
encuentra como a 50 km de Jasper y es uno de los grandes lagos glaciares del
mundo, extendiéndose sobre 22 km y con una profundidad de 97 metros. Está
rodeado de inmensos picos de más de tres mil metros y su agua azul celeste y
las vistas te dejan con la boca abierta, lo mires desde donde lo mires.
Desde la orilla próxima al
parking salen unas excursiones en barco, que te llevan a navegar por la mitad
del lago y hasta la famosa isla del espíritu, que es un pequeño promontorio con
algunos árboles encima de él, pero que por su situación y su entorno
maravilloso hace que sea uno de los sitios más bonitos de las rocosas
canadienses. Los barcos no siguen más allá de este punto, dado que es una zona
de protección especial, pero el lago sigue todavía unos cuantos kilómetros, lo
que te permite hacerte una idea de lo inmenso que es todo aquí.
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Embarcadero Maligne Lake |
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Recepción de Maligne Lake |
Pues bien, ante lo que teníamos
tan cerca, no pudimos evitar contratar una de esas mini escapadas de hora y
media de duración por un precio de 57,65
dólares por billete. Evidentemente es caro, pero creo que es otro de esos
sitios únicos y especiales que no puedes perderte. Vamos que a mí me encantó,
no ya por la isla en si, sino por la espectacularidad del lago en cuestión y de
los glaciares que cuelgan de esos colosos de piedra que te rodean por todas
partes.
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Glaciares Maligne Lake |
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Maligne Lake |
Además haces una pequeña parada
de quince minutos para poder realizar una pequeña caminata que te permite ver y
fotografiar la pequeña isla en cuestión, ya que está sólo a unos metros de la
orilla de donde se detiene el barco. A esto hay que sumarle las explicaciones y
anécdotas del lago y de la historia de este, contadas por un simpático y
dicharachero guía que te lo va narrando todo con sumo detalle. Parece que
tantos días por aquí, empezaban a surtir efecto y me empezaba a enterar de algo
y el resto me lo traducía mi amigo. Esto cuando estaba en el interior del
barco, ya que buena parte del tiempo me lo pasé en la popa de la embarcación,
disfrutando del entorno y, como no, haciendo algunas fotos.
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Spirit Island.Maligne Lake |
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Glaciares Maligne Lake |
Cuando llegamos de nuevo al
embarcadero, bastante relajados, por cierto, tomaríamos una senda, que bordea
la orilla izquierda de este, llamada Mary Schäffer Loop y dimos un pequeño
paseo por ella para ver otra perspectiva distinta. El camino tiene una longitud
de 3,2 km, sólo de ida, pero nosotros sólo hicimos como 1,5 km ya que no
teníamos más ganas de caminar, así que volvimos al coche y empezamos a
retroceder por la carretera que habíamos llegado y pronto encontraríamos el
lago Medicine, que ya habíamos visto de pasada a la ida.
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Ocas en Maligne Lake |
En este nos dedicamos a ir
parando en pequeños espacios que el arcén de tierra ganaba a la carretera e ir
haciendo unas cuantas fotos. La historia de este lago es cuanto menos curiosa,
ya que aparece y desaparece según la época del año en la que te encuentres. Es
decir, por otoño no hay ni una gota de agua en la superficie que ocupa y cuando
llega la primavera te lo encuentras a rebosar. Esto se debe a un conjunto de
canales subterráneos que drenan el lago por el que discurre, durante unos
kilómetros, el río Maligne, que es el que aporta gran parte del agua, junto a
el deshielo de las montañas que lo rodean. Todo este conjunto de cuevas y
pasadizos, creen los expertos que es el más grande e inaccesible del mundo. El
nombre proviene de los supuestos poderes curativos que posee y es considerado
como un lugar sagrado por los indios de las rocosas.
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Medicine Lake |
En el último de los miradores que
paramos, o el primero, según vengas de un lado o de otro, hay una explanada,
tampoco excesivamente grande, con suficiente espacio para unos cuantos coches.
Aquí estaríamos un largo rato debido a que las aguas del lago estaban en una
calma total, no se movían ni un ápice, lo que permitía que hicieran de un
improvisado espejo que reflejaba al más mínimo detalle cada uno de los picos que
rodean el lago, dudando en algún momento cuales eran los verdaderos y trasladándome
en mi imaginación a algún pequeño mundo imaginario que te invitaba a correr
infinidad de aventuras.
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Medicine Lake |
Pronto volvería a la realidad,
gracias a unas piedras que tiraban unos niños japoneses y que lograban que las
imágenes perfectas desaparecieran en décimas de segundo. Momento que
aprovecharíamos para continuar nuestro viaje hasta la siguiente parada en el
aparcamiento del cañón Maligno, donde nos comeríamos los aburridos sándwiches
de siempre y de los que estaba ya hasta las mismísimas narices, para después
hacer la ruta que comenzaba en este mismo lugar.
Este cañón consiste en una enorme
garganta que ha sido esculpida por el agua a lo largo de miles de años con un
sinfín de cuevas y túneles por donde se desliza el río. Está compuesto por
paredes de roca caliza, algunas de ellas de más de 50 metros, y un gran número
de cascadas que se pueden ver desde sus pasarelas. La sencilla senda nos
permitió ir cruzando los distintos puentes desde donde pudimos ver los
entresijos del cañón y la fuerza del agua golpeando con rabia cada recodo que
encontraba a su paso. Son seis de estos, pero nosotros decidimos que haríamos cinco ya que el último de ellos
estaba bastante alejado. Además el quinto que también está algo lejos, en
comparación con los otros no ofrece ya la espectacularidad y las vistas de los
primeros, por lo que para mí lo mejor es quedarse en el cuarto. Al final con la
tontería del quinto, haríamos más de cuatro kilómetros entre la ida y la
vuelta.
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Maligne Canyon |
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Maligne Canyon |
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Maligne Canyon |
Antes de volver al hotel y como
nos pillaba de camino, haríamos dos pequeñas paradas más para ver desde la
orilla los lagos Annette y Edith, muy cerca de Jasper. En ellos encontraríamos
alguna que otra persona bañándose, pues hacía algo de bochorno. Nosotros nos
conformamos con estar un rato en la orilla de cada uno y estar un poco a
nuestro aire. Eran bonitos pero tengo que reconocer que ya no me sorprendieron
tanto como los que llevábamos vistos y es que ya eran unos cuantos.
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Edith Lake |
Ahora sí, llegábamos a la
habitación a eso de las 18.30, donde descansaríamos un rato, antes de salir a
dar una vuelta por Jasper para comprar algunos regalos para la familia y los amigos
e irnos después a cenar al D`Dog, el típico bar canadiense con música country,
billares y partidos de beisbol en sus televisores (20 dólares por persona). Así
terminaba el día.
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