18 de Julio de 2012.
Aproximadamente una hora de
camino nos separaba de la entrada del primer parque que visitaríamos hoy, aún
así, nos levantaríamos a las ocho para darnos un pequeño respiro y descansar un
poco más. Desayunaríamos un rico desayuno casero hecho por la señora de la casa
consistente en huevos fritos, bacón, zumo, té, tostadas, melón, etc. Estaba
todo de muerte y me supo a gloria después de tanto bollo y brick de leche.
Coincidiríamos en la mesa con una mujer de Ontario y sus padres y nos estuvimos
poniendo al día de los destinos visitados y de los detalles del viaje que
llevábamos cada uno, para así coger alguna posible nueva idea, ya que íbamos en
sentidos opuestos.
Acabada la charla y la comida,
nos despedimos de nuestros comensales y nos dirigimos hacia Glacier National
Park, donde una vez atravesado el cartel que te da la bienvenida y cinco
túneles de gran longitud, haríamos dos pequeñas paradas. Una en el centro de
interpretación Roger Pass, donde existe una amplia representación de los
animales que componen el ecosistema de las rocosas, por supuesto, que disecados,
y la interesante explicación de los problemas que causaban las temidas
avalanchas de nieve en el paso de montaña que lleva el mismo nombre del centro.
Te cuentan todas las personas que murieron en la construcción de la carretera
que lo atraviesa y de los graves peligros a los que tenían que enfrentarse día
tras día los que por aquí pasaban. Se explica, también como hoy el servicio de
Parques de Canadá desarrolla en este lugar el mayor programa mundial de control
de avalanchas móvil para mantener la autopista Trans-Canadá y la Canadian
Pacific Railway operativas a través del Roger Pass. La verdad que me resultó
curioso el ver todo lo que daba de sí este evento.
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Rogers Pass Discovery Center |
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Rogers Pass Discovery Center |
La segunda parada la haríamos un
poco más adelante en un lateral de la carretera para encontrar aquí un enorme
arco memorial que conmemora la finalización de la autopista Trans Canadá sobre
el paso en 1962, habiendo vencido a aquel terreno montañoso y escarpado.
Significando además el hecho de que se conseguía unir el país desde la costa
este a la oeste, atravesando todos y cada uno de los estados. Hay curiosos
paneles explicativos con fotos y anécdotas de entonces.
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Trans-Canada Highway Monument |
Siguiendo nuestro camino, después
de estas lecciones de historia, un poco más adelante tomaríamos el desvío hacia
Illecillewaet Campground, el cual te lleva directo hasta el aparcamiento desde
donde salen la mayoría y más importantes rutas de senderismo de este parque.
Aquí el inconveniente que teníamos a la hora de seleccionar una de estas es que
prácticamente todas ellas tienen un importante desnivel que salvar y son
bastante largas. Estamos hablando de entre 300 y 800 metros de subida en
vertical, lo que supone ir constantemente cuesta arriba y por pendientes nada
condescendientes con las piernas. Al final nos decidimos por una de las más
facilitas, entre comillas, de todas ellas, la que te lleva al Marian Lake, que
dura 4,4 kilómetros, ida y vuelta, y dura aproximadamente unas dos horas y
media. Creímos que era lo mejor por todo el tute que ya llevábamos encima y por
lo que faltaba por venir.
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Glacier House al inicio de la ruta hacia Marion Lake |
Nos pusimos a caminar y ¡joder!
¡Menos mal que era fácil! Porque no dejas de subir cuestas de aúpa hasta que
llegas al pequeño lago, al que te conduce esta senda. Estaba muy bonito ya que
había parte de sus orillas nevadas, lo que hacía que el paisaje tuviera aún más
encanto.
Aquí nos encontraríamos con unos canadienses
del estado de Manitoba, en el centro de Canadá, y que se defendían bastante
bien en castellano, por lo que estuvimos de charleta con ellos un buen rato
hablando de nuestros respectivos países, antes de acercarnos por un pequeño
sendero que sale a la derecha, un poco más arriba del lago y a unos 200 metros de
este, a un mirador natural que te permite ver unas vistas alucinantes de
algunos de los más de cuatrocientos glaciares que conforman este parque y de
parte del complicado trazado de la carretera transcanadiense.
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Marion Lake.Glacier National Park |
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Mirador de la Trans-Canada Highway en Marion Lake |
Desde aquí te das cuenta del
trabajo que supuso hacer esta obra descomunal y de lo insignificante que es el
ser humano al compararse con la grandiosidad de la naturaleza. Desharíamos el
camino, después de deleitarnos un buen rato con las vistas, y una vez que casi
nos habíamos dejado las rodillas en la bajada por lo que había que ir
reteniendo, por fin, nos dispusimos a festejar lo visto y vivido con: ¡los
súper sándwiches! ¡Guau! Pfff
Retomamos el camino y muy pronto
entraríamos por esta famosa carretera en el pequeño Parque Nacional de
Revelstoke para, nada más acceder a sus dominios, realizar una parada para
hacer una mini ruta de un kilómetro por un bosque de cedros gigantes.
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Paneles Informativos de los Cedros Gigantes en Mount Revelstoke National Park |
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Cedros Gigantes en Mount Revelstoke National Park |
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Cedro Gigante en Mount Revelstoke National Park |
Eran inmensos e impresionaban
bastante, especialmente aquellos que se encontraban caídos sobre el suelo.
Estuvimos paseando, tranquilamente, por la senda de pasarelas de madera por la
que discurre la ruta y entreteniéndonos, como siempre, con las fotos y de esta
manera, cuando terminamos, seguimos avanzando con el coche para realizar la
última parada del día: la subida al Monte Revelstoke por la conocida carretera
“Meadows in the sky parkway”, que es la única que te permite alcanzar una cima
de las cordilleras Monashee y Selkirk, a las que pertenece esta montaña, en
coche.
Son 26 kilómetros por una
carretera llena de curvas que te permite ir viendo excelentes vistas de las
montañas y del valle del río Columbia. Se suele abrir de Junio a Septiembre,
como consecuencia de las fuertes nevadas que caen. De hecho, nosotros tuvimos
que dejar el coche a tan sólo dos kilómetros de la cima, en el lago Balsam,
porque a partir de este punto ya había nieve y estaba cortada.
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Balsam Lake.Mount Revelstoke National Park |
Así que nada cogimos lo imprescindible
y nos pusimos a andar la pequeña distancia. Fuimos caminando entre bosques de
cedros y abetos hasta la pradera donde se encuentra un observatorio conocido
como la Fire Tower en la cima del monte Summit. Parece mentira, pero la verdad
que llegué fundido, seguramente consecuencia de la excursión de la mañana y de
todo lo que ya llevábamos a nuestras espaldas en los días anteriores. Pero una
vez en este mirador y ante el panorama que tenía delante de mí, se me quitó
rápidamente el agotamiento y es que había unas vistas excepcionales de las
montañas rocosas nevadas por los cuatro costados de donde nos encontrábamos,
unido a que las praderas subalpinas que nos rodeaban también estaban a rebosar
de nieve, por lo que el paisaje era sublime.
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Rocky Mountains desde Mount Revelstoke |
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Rocky Mountains desde Mount Revelstoke |
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Mount Revelstoke |
Era esta una manera inmejorable
de decir adiós a las Rocky Mountains y sus estribaciones y es que después de
tantos buenos momentos vividos en ellas y de vivir y sentir tantos parajes
inconmensurables en las jornadas pasadas, llegaba el momento de la despedida
entre una mezcla de alegría y tristeza, por haber tenido la fortuna de
contemplar tantos lugares únicos en el mundo y por tener que decirles adiós.
Todo lo bueno se acaba y había que seguir, en nuestro caso, rumbo hacia
Kamloops, donde después de 200 km, llegaríamos a eso de las 23.00 al Maverick
Motor Inn, nuestro hotel, para después de cenar algo en un Mc Donald cercano
(10 dólares por persona), caer rendidos en nuestras camas.
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