2 de Julio de 2012.
Después de vivir el día tan
intenso de ayer, hoy cambiaríamos el asfalto y el bullicio de la ciudad, por la
tranquilidad de la naturaleza, sin alejarnos demasiado de la capital, pues a
tan sólo treinta minutos en coche, se encuentra un parque natural con una buena
oferta de posibilidades para disfrutar de él durante varios días si uno quiere.
Nosotros al disponer únicamente de esta jornada decidimos hacer
algunas rutas de senderismo para llevarnos la esencia de lo que este lugar puede
ofrecer a sus visitantes.
Y así la primera parada que
haríamos sería en el lago Rosa, aunque no hace nada de honor a su nombre, ya
que las aguas aunque bonitas, no tienen un ápice de este color. Desde el
aparcamiento tomaríamos un sendero circular que rodea completamente la masa de
agua y que te permite apreciar las distintas tonalidades del lago, aunque
ninguna rosa, como consecuencia de los sedimentos que lo componen. Además el
denso bosque que llega hasta la orilla y los pequeños acantilados que lo rodean,
hace que se convierta en un sitio encantador. La ruta son 2,5 km y nosotros
tardamos en hacerla como una hora y cuarto, pero hay que tener en cuenta que
nos estuvimos recreando con las fotos a cada rato, por lo que se puede hacer en
menos tiempo ya que es casi todo llano y no tiene ninguna dificultad.
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Pink Lake |
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Sendero rodeando el Pink Lake |
Y de este lugar encantador,
pasaríamos a otro algo más decepcionante, ya que la ruta de las cascadas
situada en la finca Mackenzie King, nos dejaría algo desilusionados. Esta
propiedad privada situada dentro del parque fue la residencia de verano del
Primer Ministro de Canadá en la década de 1920, finales de 1930 y principios de
los 40. King fue un excéntrico orador que hablaba a su perro muerto y a su
madre fallecida, por lo que claramente se le iba un poco la cabeza.
Y comentaba que tampoco era para
tirar cohetes porque, lo primero que por aparcar, como en la mayoría de lugares
privados, te tratan de chupar la sangre y este sitio no iba a ser menos,
cobrándote la friolera de 7 dólares. Lástima no haber sabido antes, que unos
segundos después de pasar el desvío a esta finca, hay un parking completamente
gratuito, así que cuando esto lo descubrimos, después de hacer la ruta, se nos
quedo una cara de tontos que ni contar. Si a esto le sumas que los casi 3 km que
tardas en hacer el paseo nos llevaron a un paraje sin una gota de agua y que
allí no te avisa ni Dios, cuando entras en el aparcamiento, pues te suena un
poco a tomadura de pelo. Durante este camino de ida y vuelta te vas encontrando
algunas cosas como las ruinas de una abadía, pero a saber si no las ha
esculpido el propio dueño, pues tampoco son una maravilla en comparación con
las que se ven en otros lugares. Así que nada, para mi gusto, la segunda ruta
del día era más que prescindible.
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Mackenzie- King.Moorside Cottage |
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Mackenzie King.The Abbey Ruins |
Para desquitarnos de la caminata
anterior, seguiríamos con el coche unos cuantos kilómetros más adelante hasta
llegar al inicio de la llamada ruta del Rey de la Montaña (Mountain Trail
King). Un sendero de poco más de 2 km que nos llevaría hasta una vista
espectacular del valle del río Ottawa y los pueblos cercanos. Aquí nos
sentaríamos un rato a deleitarnos con las vistas, hasta que el calor empezó a
apretar y nos animó a continuar hasta llegar de nuevo al vehículo.
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Valle del Río Ottawa desde King Mountain Trail |
Y para terminar la mañana
decidiríamos realizar otra pequeña rutilla a muy poco kilómetros de aquí,
conocida como el sendero Champlain de tan sólo 1,3 km. Esta se inicia en un
mirador, donde la perspectiva que se puede observar es parecida a la que se
tiene desde lo más alto de la ruta anterior, con lo que aunque bonita, tampoco
te aporta nada nuevo. Luego la ruta en sí, te permite ir aprendiendo algo de
las plantas únicas que aquí se encuentran gracias a los paneles informativos
con los que te vas encontrando en el camino. También nos encontramos con otro mirador,
el Champlain, que vuelve a proporcionarte unas vistas similares a las que
llevábamos contempladas, del valle del río Ottawa.
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Sendero Champlain |
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Valle del Río Ottawa desde Mirador de Champlain |
Cuando terminamos, pusimos rumbo
hacia el lago Meech, donde la idea era
alquilar unas canoas para pasar la tarde, pero allí pudimos comprobar que no
había ni una sólo caseta para contratar este servicio, por lo que nos
conformamos con ir parando en pequeños huecos del arcén para hacer algunas
fotos de esta espectacular masa de agua y de su entorno hasta dar con dos
playas en las que queríamos parar para darnos un buen baño. Lo que no
esperábamos es que estas estuvieran hasta arriba de gente y que en sus
aparcamientos no cupiera ni un alfiler, así que tuvimos que desistir después de
estar un buen rato por allí pululando a ver si teníamos suerte y se iba
alguien, pero imposible.
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Meech Lake |
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Playa de Meech Lake |
Visto lo visto y dado que ya eran
casi las tres de la tarde, decidimos parar a comer en una gasolinera que se
encontraba a ras de la carretera. Aquí sacaríamos los sándwiches que habíamos
comprado el día anterior y junto con unas bebidas frías recién compradas,
saciamos el gusanillo.
Una vez que acabamos con este,
era el momento de decidir que hacer, si volvíamos al lago a ver si teníamos más
suerte para encontrar sitio, si veíamos alguna otra cosa por allí cerca o si
directamente nos marchábamos para el destino que nos esperaba mañana. Al final
optamos por esta última opción y nos pusimos rumbo a la famosa Montreal, pues
todavía nos separaban de ella unos 230 km y unas dos hora y media de recorrido.
De esta manera aprovechábamos algo de la tarde y comenzábamos a ver algo de la
ciudad.
Nada más llegar nos dirigimos al
hotel que nos serviría de alojamiento las siguientes dos noches, el Novotel
Montreal, y una vez asentados y como todavía eran las 19.00, decidimos
dirigirnos hacia el Parque Mont Royale, un hermoso conjunto de prados y lagos
surcado por veredas que diseñó Frédéric Law, el paisajista del Central Park
neoyorquino. Y dentro de este el primer destino elegido sería el famoso mirador
Kondiaronk con su Chalet du Mont-Royal. A este llegaríamos tras subir la
interminable escalera rompe piernas que te hace llegar empapado en sudor y
exhausto. La recompensa por este esfuerzo no sería desagradecida, pues la
panorámica de la ciudad es para quitarse el sombrero y es realmente soberbia.
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Mirador Kondiaronk. Parque Mont-Royal |
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Mirador Kondiaronk. Parque Mont-Royal |
Aquí permaneceríamos hasta que el
sol empezaba a caer deleitándonos con las vistas, pero como todavía la noche se
resistía y no llegaba, seguiríamos dando un paseo por este inmenso parque hasta
llegar a otro bonito lugar repleto de grupos de jóvenes tirados en la hierba y
haciendo actividades. Era el lago de los Castores, otro idílico lugar en el que
se respiraba paz y tranquilidad.
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Lago de los Castores.Parque Mont-Royal |
Ahora sí que los últimos rayos de
sol se estaban escondiendo, por lo que seguimos caminando hacia el hotel y poco
antes de llegar nos encontraríamos de bruces con la iglesia de San Pedro y San
Pablo y los tres edificios que componen el museo de Bellas Artes. Estos crean
una peculiar sintonía entre lo moderno y lo antiguo en pleno centro de la
ciudad.
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Museo de Bellas Artes |
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Iglesia de San Pedro y San Pablo. Museo de Bellas Artes |
Además en la Avenida del Museo,
la calle que separa a dos de ellos, habían establecido una peculiar obra
consistente en pequeñas placas reflectantes distribuidas por toda la calzada,
que plasmada desde la cera de en frente y añadiendo el paso de alguna persona,
daba un efecto de juego de sombras y luces bastante sorprendente, por lo que
nos estuvimos entreteniendo haciendo un buen rato el chorra.
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Avenida del Museo de Bellas Artes |
Cuando ya nos cansamos de ello,
decidimos que era la hora de cenar y al final nos decidimos por una
hamburguesería llamada Burger Bar, en la famosa calle de marcha y restaurantes
Rue Crescent, donde nos pusimos ciegos a base de las riquísimas hamburguesas
que aquí te preparan. Acompañada además, en mí caso, por un batido de galletas
buenísimo. (28 dólares por persona). Buena manera esta de dar por finalizado el
día.
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Hamburguesa en Burger Bar |
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