CANADA - DIA 21. Capilano park y tarde en Vancouver

20 de Julio de 2012.

Amanecía lloviendo y con un día más que feo, lo que suponía que era nuestro primer día desde que comenzamos el viaje por Canadá que teníamos que afrontar un tiempo de perros. Uno se acostumbra rápido a lo bueno y aunque no podíamos quejarnos, la verdad, que nos costó un poco decidir que hacer con un día como el que hacía. Al final decidimos continuar con los planes y con el chubasquero puesto, nos dirigimos en el coche hacia Capilano Park, que se encuentra en el norte de Vancouver, saliendo por el Lions Bridge. Sólo tardamos 25 minutos en llegar en coche. También vimos que iban para allá shuttles que te dejan en la misma puerta, pero ya no sé donde se toman y lo que cuestan.

Una vez allí, dejamos el coche en el parking que se encuentra justo en frente de la entrada por el que te cobran cinco dólares y cruzamos la carretera para llegar hasta las taquillas donde pudimos comprar los tickets (32 dólares por cada uno). Junto con estos te dan también un pasaporte, el cual tienes que ir sellándolo en distintos puntos del recorrido que haces por el interior del parque, para que al final te den un certificado de que has estado allí. Es una tontería, pero a mí me hacía ilusión tenerlo, por lo que lo fui sellando poco a poco. En este parque estaríamos toda la mañana, ya que da para recrearte bastante, entre unas cosas y otras.


Puerta de acceso a Capilano Suspension Bridge Park


Pudimos ver, de nuevo, tótems, nada más entrar, para unos minutos después llegar hasta lo más famoso e importante del lugar, el espectacular puente colgante de Capilano, uno de los más largos del mundo.


Totems.Capilano Suspension Bridge Park

Mide 140 metros de largo y 70 metros de alto y tiene un importante balanceo en el momento que unas cuantas personas comienzan a moverse por lo que da algo de sensación. Estuvimos yendo de un lado a otro varias veces para tomar distintas perspectivas del puente y disfrutar un poco de donde estábamos. A mí me hacía bastante ilusión el estar aquí, ya que hacía muchos años que sabía de este lugar y habían sido muchas las veces que me había metido en internet para ver fotos del mismo, por lo que el encontrarme sobre él, me causaba un sentimiento de incredulidad extraño, ya que fueron muchos los momentos que pensé que nunca lo conocería y al estar ahora cruzándolo, hacía que todavía estuviera un poco en una nube y que no fuera muy consciente de que por fin estaba en este sitio.


Capilano Suspension Bridge

Capilano Suspension Bridge

Capilano Suspension Bridge

Cuando me di por satisfecho de disfrutar de tan ansiado momento, seguiríamos por los distintos senderos que conforman el parque y de esta manera llegar, mientras continuaba lloviendo, hasta la otra gran atracción del lugar. Una aventura sobre los árboles, donde por distintas pasarelas de madera enclavadas en lo más alto de los troncos que forman el parque, te permiten ir pasando de un árbol a otro, sintiéndote como Tarzán y disfrutando de unas vistas espectaculares. Estos puentes también se tambalean, aunque al ser más pequeños no con tanta intensidad como el de Capilano, pero son igualmente divertidos.


Treetops Adventure

Treetops Adventure

De nuevo con los pies en la tierra, seguimos caminando fijándonos en algunos de  los muchos paneles interpretativos que hay por todas partes, hasta llegar hasta otro nuevo invento, casi recién creado. Se trataba de un medio círculo metálico suspendido en el vacío y anclado fuertemente a la pared de roca de la montaña por el que puedes andar mientras vas viendo el sobrecogedor paisaje que se encuentra bajo tus pies, además de las vistas del fabuloso puente. Además tanto antes como después de la media circunferencia, tienes otros pequeños tramos por los que sigues caminando por un estrecho camino, igualmente amarrado a la piedra de la pared y con la nada debajo tuyo, como acompañante. Así que como se ve no te aburres ni un segundo, aunque evidentemente no es muy apto para gente que padezca de vértigo.


Capilano Cliff Walk

Capilano Cliff Walk

Capilano Cliff Walk

Con esta última aventura se nos había pasado la mañana volando, por lo que volvimos al centro de Vancouver a comer. Elegimos para ello una hamburguesería de no sé qué franquicia con la que no andamos muy afortunados, ya que las hamburguesas no estaba muy allá, ya que se notaba que estaban recalentadas, pero bueno como había hambre cayeron igualmente.

Cuando terminamos, dado que había parado de llover, decidimos empezar el circuito que tenía preparado para la tarde por el centro de la ciudad. De esta manera nos fuimos andando hasta Coul Harbour, el pequeño puerto cercano a Stanley Park, donde ayer empezaríamos el paseo en bicicleta, para desde aquí y en sentido contrario, ir paseando pegados a la costa, disfrutando del mar por un lado y de los rascacielos por el otro, además de los pequeños parquecillos que te vas encontrando en el recorrido, como el Coal Harbour Park y el Harbour Green Park.


Bahía de Coal Harbour

Paseo Marítimo

Y así, y con tan sólo una pequeña tregua de no más de una hora, comenzaba de nuevo a llover, por lo que como estábamos al lado, nos metimos dentro del centro comercial y de convenciones, Cánada Place, famoso por la forma de varias velas proyectadas hacia el cielo por encima del puerto. Es además la terminal de cruceros internacionales y pudimos ver amarrado uno de estos grandes barcos.


Canadá Place

Vancouver desde Canadá Place

Aquí estaríamos un rato, mirando alguna tienda que otra, hasta que pensando si volver o no al hotel debido a la lluvia, está empezó a ser más débil y, finalmente, parar, así que pudimos continuar con los planes. Muy cerca, a tan sólo unas manzanas estaba el Marine Building, un rascacielos de estilo art decó dedicado al paseo marítimo de la ciudad con caballitos y estrellas de mar, langostas, etc. representados en el exterior. Lo veríamos por fuera y en pocos minutos pasaríamos por la puerta del Vancouver Lookout, una torre de 169 metros de altura desde la que se consigue obtener una buena panorámica de varios kilómetros a la redonda. Pensamos en entrar, pero como todavía quedaba todo el día de mañana, decidimos dejarlo para entonces.


Marine Building

Nos dirigimos entonces al encantador barrio de Gastown, con sus calles adoquinadas de color rojizo. Aquí nació la ciudad y se conservan muchos edificios históricos que albergan bares y tiendas de recuerdos. Entre estas últimas había una donde vendían tótems artesanos labrados y pintados a mano. Entramos dentro y ¡wow! Había infinidad de estas esculturas de todo tipo de tamaños y realizados con un gusto excepcional, sin nada que envidiar a muchos de los que llevábamos vistos en el viaje. Me hubiera encantado llevarme uno, pero desgraciadamente eran carísimos todos ellos, incluso los más pequeños. Así que salí de allí un poco decepcionado, porque realmente eran preciosos, y cuando se me pasó, continuamos hacia uno de los monumentos más emblemáticos de Vancouver: el reloj de vapor, que funciona con el vapor generado por el sistema que solía calentar a los bloques de oficinas del siglo pasado y del que no deja de emanar una continua humareda que lo hace único.


Reloj de Vapor. Barrio de Gastown

Igual de simbólica, que este único reloj, es la estatua dedicada a Gasy Jack apoyado sobre su barril de whisky. Así se le rinde tributo al  que fuera el primer residente de Vancouver y del que dicen los historiadores que consiguió abrir su establecimiento de un día para otro al prometer a los molineros del lugar todo el whisky que pudieran beber, si le ayudan en la construcción del mismo, lo cual parece que no dudaron mucho en ponerse manos a la obra.


Estatua de Gassy Jack.Barrio de Gastown

Tras unas fotos con este singular personaje y recrearnos durante unos minutos en la encantadora plaza donde se encuentra, además de ver, justo en frente, un curioso edificio que me recordó al famoso Flat Iron de New York, pero en miniatura, seguimos avanzando hacia China town y su altísima puerta del milenio, sin pararnos demasiado, ya que había un montón de vagabundos y la zona no infundía demasiada confianza. Además aunque en principio no se meten con nadie, sin embargo si van borrachos la cosa puede cambiar, por lo que salimos de allí lo antes posible para evitar algún incidente desagradable con ellos.


Millennium Gate. Barrio Chino

Tratamos de visitar, al poco tiempo, unos jardines chinos que tenían bastante buena fama por lo bonitos que eran, pero justo en la puerta de los mismos nos encontramos con que ese día había una celebración y ya no permitían la entrada cuando nosotros llegamos, así que tuvimos que irnos con las ganas de entrar en su interior.

Muy cerca de aquí comenzamos a escuchar un tremendo alboroto y el ruido ensordecedor que provenía del BC Place Stadium, que teníamos delante de nosotros, y es que había algún evento y parecía que se lo estaban pasando a lo grande, como es propio de los buenos espectáculos que saben montar los canadienses y americanos. Al lado de este está el Cooper´s Park, desde donde pudimos ver a lo lejos la esfera del Science World.


BC Place Stadium

Science World y False Creek

El sol empezaba a caer, mientras seguíamos caminando por la ribera del False Creek en dirección al hotel, pasando por Sunset Beach Park e English Bay, hoy solitaria y sin un alma, la otra cara del ambiente que pudimos ver ayer y lo que parece lo normal durante gran parte de los meses del año en esta parte del Pacífico. Menuda diferencia.


False Creek

Decidiríamos cenar en un restaurante pegado al hotel, que se llamaba “Checkers Bar” (30 dólares por persona), donde tienen un montón de variedades de cerveza, pudiendo degustar alguna de ellas, buena comida y un pequeño escenario donde estaba tocando un grupo con una cantante con una voz que te dejaba los pelos de punta. Cantaba canciones de los años 70 y 80 y poco a poco la gente se iba animando a salir a la pequeña pista del local a mover el esqueleto. Nosotros nos conformaríamos con dar palmas, ya que el baile no es lo nuestro. El ambientazo era genial, por lo que el tiempo fue pasando y al final nos dio la una, por lo que no se podía pedir más por hoy.

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