28 de Agosto de 2011.
Como no
tenía despertador, al no tener móvil, le pedí a la señora de recepción que me
despertase a las 04.45. Aún así se me pegaron un poco las sábanas y no bajé a
desayunar hasta las 05.30. Este fue uno de los más completos y ricos que tomé
hasta ahora. Te hacen huevos revueltos con jamón en el momento, acompañado de
un zumo de naranja natural y macedonia de frutas. ¡Dios, que bien me sentó!
Pasadas las
06.00 estaba cogiendo uno de los autobuses que te suben hasta la misma puerta
de Machu-Pichu. El boleto lo sacaría el día anterior, antes de subir al
Putucusi. (8 dólares, sólo la ida. Con la vuelta sube a 14 dólares, pero yo
esta la haría andando).
En quince
minutos me había plantado en las taquillas. Entregué mi ticket, que había
sacado por internet, junto con el pasaporte y sin problema. Ya estaba dentro del
recinto de Machu Pichu. Entre las distintas opciones que te ofrece la página
web, yo me decantaría por el combinado de la entrada a MAPI más la subida al
Wayna Pichu (150 soles). Las distintas alternativas que hay pueden consultarse
en la página www.machupicchu.gob.pe
y sacarse desde ahí mismo.
|
Entrada a Machu Picchu |
Corría el
mes de Julio de 1911 cuando un campesino de la zona le indicaba a Hiram
Bingham, un profesor e historiador de Yale, que siguiendo más allá de unos
cerros podría llegar hasta unas ruinas situadas en la llamada Machu Picchu,
cuya traducción era montaña vieja.
El
explorador estadounidense no lo dudaría y saldría disparado a comprobar que la
información proporcionada era correcta. Tras atravesar bosques, acantilados y
torrentes llegarían hasta un amplio escalonamiento de terrazas que le hacían sospechar, desde la
primera visión, que lo que acababa de hallar iba a tener una trascendencia y
magnitud épica.
No se
equivocaría pues en poco tiempo su hallazgo daría la vuelta al mundo y se
convertiría en uno de los destinos más bellos y solicitados del planeta.
Estaba
nervioso y con relativa ansiedad, plasmaría el sello de los cien años del
descubrimiento del yacimiento en mi pasaporte (está nada más atravesar el
control de entradas) y comencé a seguir una senda que se dirigía hacia arriba. No
me dio tiempo a poder intuir nada, de repente y tras unos minutos… ¡wow! Me
encontré la mítica imagen de las ruinas de Machu Pichu con el Wayna Pichu al
fondo. ¡Fue emocionante, me quedé sin palabras! Allí tenía delante de mí la
genial obra de los incas con su pétrea arquitectura, rodeada por las verdes
montañas de la cordillera Urubamba.
|
Machu Picchu |
Seguí
subiendo un poco más, para alejarme del barullo de gente y seleccioné un sitio
desde donde poder deleitarme con el espectáculo. Cerca de la casa del Guardián,
pero más hacia su derecha, en uno de los balcones, me sentaría para contemplar
semejante maravilla durante más de una hora. El cielo estaba despejado, no
hacía frío, ¿estaba soñando? No, era real y cumplía un sueño más en mi vida.
Estaba sin habla y ni las fotos que había visto, ni los libros que había leído,
ni las experiencias que me habían contado, se correspondían con la realidad. La
belleza de Machu Picchu es sublime y transmite una energía y una fuerza
interior únicas que hacen imposible poder expresarlas con palabras.
|
Machu Picchu |
Una vez que
había asumido que me encontraba donde me encontraba, sólo tuve que andar unos
pasos para comenzar a seguir la senda que se dirige hacia el puente Inca. Para
poder realizarla tienes que registrarte, antes de empezarla, en un control,
para que en el caso de que suceda algo seas tú el responsable. La verdad, que el
paseo es muy sencillo y apto para cualquier persona. Es una mini ruta del
Cares, pero con unas vistas todavía más increíbles. En quince minutos llegaba
al puentecillo, que no es gran cosa, y tras deleitarme un rato con las vistas
del entorno, desande lo andado. No se puede cruzar ya que murieron varias
personas al precipitarse al vacío y decidieron cerrar el acceso.
|
Desfiladero de camino al Puente Inca |
|
Puente Inca |
|
Puente Inca |
Justo a la
vuelta me cruzaría con llamas y, cómo parecía que venían en son de paz, con
cuidado las acariciaría el lomo y me haría unas cuantas fotos con los
animalitos. Afortunadamente no tendría que sufrir en mis carnes ningún
escupitajo desagradable.
|
Llamas al regreso del Puente Inca |
|
Llama al regreso del Puente Inca |
|
Llama en Machu Picchu |
|
Machu Picchu |
Desde aquí
me iría sin prisa, pero sin pausa, atravesando todas las ruinas incas, sin
detenerme de momento en ellas, ya habría tiempo después, a la entrada desde
donde se sube al Wayna Pichu o montaña joven.
|
Entrada al Wayna Picchu |
Mi turno
comenzaba a las diez. El cupo se encuentra limitado a 400 personas al día,
repartidas en dos turnos de 200 personas cada uno. El primero de ellos es a las
siete pero es más probable que te encuentres con las nieblas y la bruma de
primera hora de la mañana, por lo que yo recomiendo el segundo. Hace unos años los
pases se cubrían según el orden de llegada, pero ahora es mucho más fácil
conseguir un puesto ya que por internet, en todo momento, te indican las
entradas disponibles para cada día, así que haciéndolo con unos dos meses de
antelación, especialmente en temporada alta, no tiene porqué existir ningún
problema para conseguir la entrada.
|
Ascensión al Wayna Picchu |
|
Ascensión al Wayna Picchu |
|
Ascensión al Wayna Picchu |
Con un poco
de forma física, la subida no tiene la mayor complicación, a pesar de que algún
tramo tenga un poco más de verticalidad, pero agarrándote bien a las
barandillas que hay, se salva sin problemas. Las vistas desde esta otra
perspectiva, totalmente distinta, son también espectaculares.
|
Machu Picchu desde la ascensión al Wayna Picchu |
En la subida
me encontraría con un señor que se parecía un montón a un actor de Hollywood,
John Amos. Total que sin cortarme le pregunté y claro está que no era. Pero el
caso es que cuando se lo dije le hizo muchísima gracia y estuvo un buen rato
descojonándose y luego ya con la coña, cada vez que nos cruzábamos, decíamos
alguna tontería sobre jungla de cristal u alguna otra peli que había
protagonizado ese actor. Al final nos haríamos una foto en la cumbre para
inmortalizar el momento con la supuesta celebrity.
En llegar a
la cima tardaría como una hora y cuarto, pero me fui parando bastante a hacer
fotos. Una vez allí me tiraría como una hora observando el dibujo de cóndor de
las ruinas y las magníficas perspectivas del entorno que me rodeaba.
|
Machu Picchu desde la cima del Wayna Picchu |
|
Vistas desde la cima del Wayna Picchu |
|
Vistas desde la cima del Wayna Picchu |
Y aunque
hubiera permanecido allí todo el día no quedaba más remedio que bajar porque
todavía me quedaban muchos lugares por descubrir.
|
Descenso del Wayna Picchu |
|
Descenso del Wayna Picchu |
Después de
firmar a la salida, pues tienes que registrarte, al igual que en el puente
inca, como estaba muerto de hambre y ya eran la 13.30, decidí sentarme en los bancos
de las cabañas que salvaguardan la piedra sagrada. (Al lado del puesto de
control del Wayna).
Allí sacaría
mi botella de 2 litros y medio de agua, las oreo y las pringles y empecé a
ponerme como el Kiko. Como podéis comprobar, últimamente no miran absolutamente
nada. Yo me enteré gracias a la pareja de Bilbao que me lo dijeron cuando
volvimos a coincidir en Cuzco y les hice caso. Y la cosa me salió bien. Lo que
ya no sé si es según les dé y otro día, lo mismo, sólo dejan pasar lo mínimo.
Con la tripa
llena me dispondría a conocer el gran recinto formado por templos almacenes,
casas, bancales y escaleras.
Se piensa
que Machu Picchu fue construido a mediados del siglo XV por el líder
Pachacutec. Su finalidad, dicen las teorías más sólidas, era hacer las veces de
asentamiento concebido para administrar la economía de las zonas conquistadas
por este Imperio y posiblemente también para poder albergar a los miembros más
selectos de su aristocracia en caso de que fuera en algún momento necesario,
hecho que ocurrió con la conquista española de Cuzco en 1532, tras la que Machu
Picchu fue el refugio, sobre todo, de las llamadas acllas, es decir las
elegidas para servir al dios Sol, hasta que la ciudad fue abandonada
probablemente al ser capturado el último inca rebelde, Tupac Amaru.
|
Ruinas de Machu Picchu |
|
Ruinas de Machu Picchu |
Son muchos
los lugares significativos a visitar, sumando hasta 140 construcciones, por lo
que me dedicaría a conocer lo más representativo. A través del laberinto de
escalinatas y terrazas llegaría hasta la zona ceremonial en la que se encuentra
el aposento de la Princesa, del que se especula que fue morada del sumo
sacerdote. Encima, el templo del Sol, un edificio de planta circular,
posiblemente con funciones de observatorio de los astros.
|
Ruinas de Machu Picchu |
|
Ruinas de Machu Picchu |
|
Ruinas de Machu Picchu |
Más al
norte, el palacio del Rey, un conjunto de edificios donde se cree que habitaba
el Inca. Avanzando en la misma dirección, accedería a la Plaza Sagrada, en un
extremo de la cual se sitúa la Roca Sagrada, un monolito de tres metros en el
que se depositaban ofrendas a la Madre Tierra. A un lado de la plaza se hallan
el templo de las Tres Ventanas, de grandes bloques de piedra; la Casa del
Sacerdote; el Templo Principal, un edificio en forma “U” que preside la plaza,
y la Sala Ceremonial. Al oeste de la plaza se alza el Intihuatana, una pilastra
de piedra coronada por un prisma misterioso que pudo ser calendario solar.
|
Ruinas de Machu Picchu |
|
Ruinas de Machu Picchu |
|
Ruinas de Machu Picchu |
|
Ruinas de Machu Picchu |
|
Ruinas de Machu Picchu |
Todo lo
anterior unido a muchos otros ejemplos de grabados, canales de agua y nuevos e
interesantes barrios que formaban parte del complejo me harían sobrepasar las
tres horas de visita al lugar.
|
Ruinas de Machu Picchu |
|
Ruinas de Machu Picchu |
|
Ruinas de Machu Picchu |
|
Ruinas de Machu Picchu |
|
Ruinas de Machu Picchu |
Pasadas las
cuatro, me encontraba agotado por lo que desistí de la idea que me rondaba en
la cabeza, desde hacía media hora, de acercarme hasta la puerta del sol, otro
lugar clave al ser el final del camino inca. (Se tarda como tres cuartos de
hora en llegar). Una buena excusa para volver algún día a este mágico lugar.
|
Ruinas de Machu Picchu |
|
Ruinas de Machu Picchu |
|
Ruinas de Machu Picchu |
Decidí
emplear el tiempo que restaba para volver a la cabaña del Guardián y ver como
atardecía sobre una de las nuevas maravillas del mundo. A eso de las cinco,
comenzarían a sonar silbatos, señal ineludible de que había que irse, pues
Machu Pichu cerraba sus puertas por el día de hoy. Sin apenas ya gente en las
instalaciones me encaminaría despacio hacia la salida sin poder retirar la
mirada de las ruinas, de las que me fui alejando hasta que poco a poco
desaparecieron.
|
Ruinas de Machu Picchu |
|
Ruinas de Machu Picchu |
|
Machu Picchu |
Fuera del
recinto, la bajada hasta Aguas Calientes la haría por el camino de escaleras
habilitado al efecto. Un auténtico rompe piernas y que no ofrece absolutamente
nada, pues te encuentras constantemente envuelto por la vegetación. Así que
tengo que reconocer que sería un calvario para mí y más después del día que
llevaba de no parar. Así que recomiendo sacar el trayecto de ida y vuelta en el
autobús. Por cierto que, antes de llegar a las afueras del pueblo, di mil
gracias por haberme echado el repelente, ya que si no los mosquitos me hubieran
acribillado al atravesar la ribera del río.
|
Río Urubamba cerca de Aguas Calientes |
A eso de las
seis, llegaba al hotel para pegarme una buena ducha y descansar un rato. En
principio tenía pensado ir a los baños termales, pero estaba roto y no me
apetecía preparar toda la parafernalia de la mochila.
Sobre las
ocho saldría a cenar al restaurante Chasqui, en el paseo de las vías del tren.
Utilicé la técnica para elegirlo, de aquel que estuviera más lleno y creo que
acerté.
Me pedí unos
espagueti a la carbonara, un plato de patatas fritas y una coca cola. (36
soles) Todo estaba bueno, me pusieron mucha cantidad y fue barato en
comparación con otros restaurantes de la zona, cuyos precios son un atraco a
mano armada.
Era ya el
momento de retirarme y que mis sueños me volvieran a trasladar hasta la
legendaria ciudad de los incas.
No hay comentarios :
Publicar un comentario