Dado que durante el día la familia tenía sus obligaciones,
lo que haríamos sería aprovechar el tiempo y conocer un poco la zona. Y para
ello, lo primero era, nada más levantarnos, cambiar euros a kunas, la moneda
oficial del país. A día de hoy el cambio estaba a 1 euro = 7,35 kunas.
Lo segundo era conseguir un coche de alquiler para movernos
con libertad, el cual conseguiríamos con la ayuda de mi tío, que nos pondría en
contacto con una empresa croata de alquiler de coches, de la que no recuerdo su
nombre. El coche que nos proporcionaron fue un Opel Corsa y nos cobrarían 170
euros con seguro a todo riesgo por tres días. Hay que decir que el precio era
especial y que si hubiera sido por nuestra cuenta nos hubiera costado casi el
doble.
Ya con los deberes hechos nos pondríamos rumbo hacia el sur
de la costa occidental de Istria.
Esta pequeña porción de territorio croata supone un viaje en
el tiempo. En la Antigüedad fue ilírica y romana. A partir del siglo VI la
poblaron eslavos. Fue dominio de los francos y en el año 830 pasó a ser
veneciana. Austria la heredó en 1818 y un siglo más tarde quedó anexionada a
Italia. La segunda guerra mundial la hizo parte de Yugoslavia. Desde 1991
comparte la soberanía nacional de Eslovenia y de Croacia.
La península, que
está en el extremo norte del mar Adriático, figura entre los destinos
vacacionales más populares de Europa y posee algunos pueblecitos que bien
merece la pena ser descubiertos, tanto por méritos propios como por el entorno
que les rodea.
Así que a eso nos dedicaríamos, llegando por la carretera de
la costa al primero de ellos: Porec (Parenzo). Los nombres vienen en croata e
italiano en la gran mayoría de paneles indicadores. El motivo es que cuando
terminó la primera guerra mundial, la península sería adjudicada a Italia por
su apoyo a los aliados, siendo luego, como ya hemos visto, devuelta a la
antigua Yugoslavia.
Pues bien, en esta pequeña ciudad dejaríamos el coche, en un
parking público, en pleno centro (15 kunas por más de dos horas) y
comenzaríamos a pasear por el paseo marítimo que, entre un sol espléndido y
unas cuantas fotos, nos llevaría, casi por casualidad, hasta la basílica de
Eufrasio (30 kunas por persona), que en 1997 la Unesco declaró Patrimonio de la
Humanidad y cuyo ábside está tapizado con hermosos mosaicos bizantinos del
siglo VI. En ella son también dignas de destacar: las tres amplias naves
separadas por columnas de mármol griego; el Baptisterio, con nuevos mosaicos
espectaculares del S. XI; el atrio o patio porticado, donde se exhiben lápidas
y algunas piezas arqueológicas del periodo medieval; y, por último, su torre desde donde podríamos
disfrutar de unas panorámicas increíbles de la villa y los alrededores.
Porec |
Basílica de Eufrasio. Porec |
Basílica de Eufrasio. Porec |
Porec desde torre de la Basílica de Eufrasio |
Cuando salimos nos picaría el gusanillo y no pudimos evitar
caer en comernos unas porciones de pizza acompañadas por unos refrescos (35
kunas).
Después seguiríamos caminando para rodear la pequeña
península en la que se encuentra el centro histórico, perdiéndonos por sus
callecitas repletas de casas góticas y viviendas de los siglos XII Y XIII e
incluso un palacio barroco.
Casco Histórico. Porec |
Casco Histórico. Porec |
Casco Histórico. Porec |
Para finalizar la visita llegaríamos hasta la cercana
iglesia de San Francisco, que fue remodelada durante el periodo barroco, y el
puerto deportivo, donde aprovecharíamos para sentarnos un rato a descansar.
Casco Histórico. Porec |
Puerto Deportivo. Porec |
Cuando acabamos de recrearnos nos dirigimos al coche para
marcharnos a conocer la pintoresca y marinera Rovinj (Rovigno), la cual atesora
otro bello casco antiguo acotado por murallas y edificios venecianos.
Rovinj |
Llegando en coche y siguiendo la misma carretera que te introduce
en el centro de la ciudad y el puerto, tienes hasta tres parkings, donde puedes
estacionar sin problema el vehículo, al menos en estas fechas en las que nos
encontrábamos. Hecho esto y como ya eran casi las tres, estuvimos pululando un
rato por la parte antigua hasta decantarnos, para comer, por una pizzería,
donde nos pedimos dos pizzas medianas, que por otro lado eran inmensas. Se
llamaba Pian del Forno. (109 Kunas). Ya con la tripa llena, nos perderíamos por
las callejuelas que parten de la plaza principal y que están flanqueadas por
edificios barrocos y renacentistas, dando muchas de esas fachadas directamente
al mar, lo que hizo que nos gustara bastante.
Casco Histórico. Rovinj |
Casco Histórico. Rovinj |
Entre calle por aquí y calle por allá, subiendo cuestas y
más cuestas, llegaríamos a lo más alto de Rovingno, donde se asienta la
catedral de Santa Eufemia, dominando todo el horizonte y el conjunto urbano. De
origen paleocristiano, la iglesia fue reconstruida en 1736. En el ábside de la
derecha descansan, en un sarcófago, los restos de la santa. El campanario
colindante se construyó siguiendo el modelo del campanil de San Marcos, en
Venecia y mide 62 metros de altura, siendo el segundo más alto de Istria.
Catedral de Santa Eufemia.Rovinj |
Rovinj desde Cerro de Santa Eufemia |
Faro.Rovinj |
Aquí estaríamos un ratito relajándonos y contemplando las
vistas, para sobre las 16.45 poner rumbo hacia Pula, el último destino del día.
No terminábamos con la visita de cualquier lugar, no.
Habíamos dejado para el final, ni más ni menos, que la ciudad de mayor
antigüedad de toda la costa oriental del Adriático, hasta el punto de que la
leyenda remonta su mítica fundación a Jasón, el capitán de los argonautas.
A ella llegaríamos en una media hora, donde, de nuevo,
aparcaríamos cerca del puerto, utilizando los parquímetros.
Parece que la nostalgia por la tierra a la que uno pertenece
ha sido algo que ha ocurrido desde el principio de los tiempos. Y eso parece
que también les sucedería a los colonos latinos que, lejos de casa, quisieron
emular la Roma que habían dejado a sus espaldas. Quizá fue por eso por lo que
construirían Pula sobre siete colinas. En poco tiempo la metrópoli istriana se
convirtió en uno de los centros mercantiles más importantes de aquel mar que
había sido objetos de continuas luchas.
De esa manera se le empezaron a dar los símbolos de una urbe
de alto rango: imponentes puertas de acceso, grandes templos, palacetes y un
gran anfiteatro.
Sería por este último por el que comenzaríamos la visita a
la ciudad, ya que detrás de donde nos encontrábamos, a tan sólo unos minutos
andando, se encontraba uno de los seis anfiteatros romanos más grande del mundo.
De hecho, sólo el Coliseo de Roma lo supera en capacidad, pero no en belleza,
para mí gusto, pues los bloques de piedra blanca con los que está edificado y
el estar a orillas de las aguas del Adriático, lo hacen espectacular.
Anfiteatro de Pula |
La entrada nos costaría 40 kunas por persona y dentro
pudimos pasear por su arena rememorando las luchas de gladiadores y viajando en
el tiempo hasta la época romana, nos sentaríamos en sus amplias gradas e
imaginaríamos los espectáculos crueles y bárbaros que aquí se producían. En
verano dan conciertos y hacen obras de teatro, que vistos en semejante lugar
debe ser un auténtico privilegio.
Anfiteatro de Pula |
Cuando salimos de las entrañas de este coloso, haríamos un
intento por volver al S.XXI, pero por las calles nos fuimos encontrando con un
montón de monumentos romanos que hacían complicado poder volver del pasado: el
arco de los Sergii, la puerta de Hércules, el castillo, la puerta Gemela, etc.
Puerta Gemela.Pula |
Castillo.Pula |
Arco de los Sergii. Pula |
La noche estaba a punto de echarse sobre nuestras cabezas,
pero antes de que eso sucediera podríamos culminar la visita con un nuevo
conjunto de construcciones, a cada cual más increíble que la anterior: la
catedral, fundada en el siglo V y consagrada a la virgen maría; la iglesia de
San Nicolás; el templo de Augusto, levantado en el siglo I.d.C, es una muestra
excepcional de arquitectura romana y de unas dimensiones colosales con 17 m de
largo y 6 m de ancho y que hoy alberga las dependencias del Ayuntamiento; y,
sin duda, la playa mayor, que en su momento sería el Foro.
Ayuntamiento y Templo de Rómulo y Augusto |
Plaza del Ayuntamiento |
Querido Amigo...
ResponderEliminarComo siempre te he dicho:Que placer da leer lo que escribes! Me encanta!
Un abrazo gigante! Leonor
Qué grata sorpresa, Leonor!!
ResponderEliminarY para mí es una satisfacción que te guste lo que hago! Espero que todo vaya bien!
Un beso y un abrazo enorme!!