PERÚ - DIA 12. Despedida de Cuzco y rumbo hacia el Norte

30 de Agosto de 2011.

Como el taxi que me llevaba al aeropuerto no venía a por mí hasta las 11.30, decidí aprovechar las últimas horas en Cuzco viendo algunas cosillas que se me habían quedado en el tintero.

En la calle Hatun Rumiyuc se encuentra la famosa piedra de los doce ángulos. La fachada en la que está ubicada pertenece al Palacio Arzobispal y ¡me iba a ir sin verla! Así que sería lo primero que haría. Es increíble ver cómo encaja a la perfección con el resto de piedras que la rodean.

Palacio Arzobispal



Piedra de los Doce Ángulos.Palacio Arzobispal

Luego atravesé la plaza de Armas y me dirigí al museo Garcilaso, que como estaba dentro del boleto turístico, pues así lo veía. Pero cuál fue mi sorpresa que cuando llegué estaba cerrado. Pregunté a una policía y resulta que era festivo. Se celebraba Santa Rosa de Lima y muchos museos y organismos no abrían sus puertas. Así que me dijo que me fuera a la plaza de Armas que iban a desfilar los distintos cuerpos oficiales e iba a haber una procesión en honor a la Virgen hasta la iglesia de Santo Domingo. Muy obediente la hice caso y hay que reconocer que fue un acierto.

Casa Inca Garcilaso. Museo Histórico Regional

Farolillos en Calle del Centro Histórico

Desfile Santa Rosa de Lima.Plaza de Armas

Desfile Santa Rosa de Lima.Plaza de Armas

Cuando terminó la celebración era ya casi la hora de volver al hotel, por lo que volvería a este y tomaría el taxi que me llevaría hasta el aeropuerto de Cuzco. (12 soles)

Mi vuelo hacia Cajamarca, con conexión en Lima, no salía hasta la 13.20 por lo que me había sobrado más de una hora para pulular por allí. Pero me senté y no me moví, estaba cansado de tanto tute.

Todo iba transcurriendo sin el mayor sobresalto, yo allí todo pachorro repanchingado, hasta que me dio por ir a comprarme una botella de agua. A la vuelta, me dio por volver a comprobar en la puerta de embarque la hora de salida de mi vuelo. De repente, la cara se me empezó a desencajar. La 13.20 era la hora de embarque y las 13.55, la hora de despegue. Mi cara fue un poema porque esto suponía que no tenía tiempo para realizar la conexión con el vuelo hacia Cajamarca. Se sobreponía uno sobre otro. Esto era como consecuencia de los cambios que habían ido realizando a lo largo de los últimos días, porque cuando lo saqué desde Madrid, en principio, no iba a tener ningún problema.

Me fui, entonces, rápidamente, a contarle a una chica, que parecía bastante eficiente, mi problema. Después de decirme que como me habían puesto así los vuelos y que efectivamente era imposible coger la conexión, empezó a teclear el ordenador y a hacer unas llamadas. Después de cinco minutos interminables, me comenta que me ha recolocado en la única plaza que quedaba en un vuelo que salía ya mismo. Sin darme cuenta, un chico que yo no sé de donde salió, me dijo – sígueme y me llevó por los pasillos internos del aeropuerto hasta la escalera que me subiría al primer avión rumbo a Lima.

Cordillera de los Andes  en Vuelo hacia Lima

Cordillera de los Andes  en Vuelo hacia Lima

Ahora la historia era el ver si conseguiría el objetivo, ya que con esta jugada, lo que había hecho la chica era lograr que tuviera veinte minutos para realizar la conexión, pero también era muy poco tiempo para llegar de un avión a otro. Veríamos a ver.

Nada más aterrizar, conseguí zafarme de unos y otros y ponerme el primero para salir del avión. Al abrirse la puerta, me encontré con un chico que casi gritando dijo: -“¡Daniel, por favor!” –“Sí, soy yo”, le dije –“Espero que estés en forma, ¡sígueme!”, me respondió. Y empezó una carrera a toda la leche por todo el aeropuerto de Lima, como si nos fuera la vida en ello, que bueno, en realidad me iba. Atravesamos medio aeropuerto y llegamos a los puestos de control, que había que pasar nuevamente. Sin decir nada me colé, pasando de todo el mundo y otra nueva carrerita hasta conseguir entrar en el último en el avión del día que me llevaría hasta Cajamarca. Es evidente que según me senté me quedé frito hasta que aterrizamos.

A las 16.30 estaba aterrizando en esta ciudad del norte de Perú, que tanto me había hecho sudar.

En este histórico lugar se libraría una de las batallas de más renombre entre españoles e incas, pues sería aquí donde fue hecho prisionero el famoso Atahualpa para poco tiempo después ser asesinado. Comenzaría el principio del fin del poderoso imperio inca.

Después de cogerme un taxi en el aeropuerto (10 soles), llegaría a mi hotel La Portada del Sol (75 soles la noche), que lo había seleccionado mirando la Lonely Planet y lo había reservado la noche anterior en Cuzco.

Nada más llegar dejaría todo en la habitación y me fui a hablar con la chica de recepción para que me informara de las cosas que quería hacer.

Con la lección aprendida, me dirigí como a dos cuadras de mi hotel para tomar una combi (0,80 soles) que me llevaría hasta la puerta de “Los Baños del Inca”. Aquí se supone que curaba sus heridas Atahualpa después de cada batalla. En la entrada hay una escultura de este dándote la bienvenida.

Baños del Inca

Monumento a Atahualpa.Baños del Inca

Estos baños son un complejo de duchas, pozas y piscinas que utiliza toda la comarca para estar bien limpitos, aprovechando las aguas termales de la zona. Nada más entrar te encuentras como con unas diez piscinas, donde está prohibido bañarse. Al principio no sabía por qué, pero después de hablar con un guardia de seguridad, lo comprendí rápidamente y es que el agua sale en ellas a 78 grados. Luego ya está la distribución del resto de sitios.

Baños del Inca

Baños del Inca

Yo me dirigí a la zona de pozas, que son simplemente bañeras grandes, donde tú mismo te la llenas y la regulas con las palancas de agua fría y caliente. Elegí estas porque me las recomendaron al ser más higiénicas y seguras, pues son individuales y dentro de ellas te encierras y no entra nadie. Allí estaría unos cuarenta minutos relajándome. Me hubiera quedado más, pero recomendaban que más tiempo era peligroso por riesgo de desmayo, por lo que estando sólo, no me la quería jugar.

Cabina Particular. Baños del Inca

Ya fuera me volví a coger la combi (0,80 soles) que me dejó, de nuevo, en Cajamarca, la cual está como a unos seis Kilómetros de aquí. Me dejaría cerca de la Plaza de Armas y no sé cómo, estaba totalmente desubicado. Empecé a dar unas vueltas y efectivamente creo que estaba perdido con respecto a la situación de mi hotel, no lo encontraba.

Hoy me estaba cubriendo de gloria. Empecé a preguntar a varias policías y las indicaciones que me daban me llevaban hasta otro hotel, cuyo nombre era similar al mío. Como no llevaba la dirección, porque no creía que esto me pudiera pasar, pues sólo contaba con el nombre. Después de un cuarto de hora buscando, nada de nada, hasta que di con una policía súper joven y simpatiquísima, que me dijo que me acompañaba en mi búsqueda. Estaríamos unos 40 minutos de aquí para allá preguntando en unos sitios y en otros, mientras íbamos de charleta contándonos las costumbres peruanas y españolas. La verdad que no estábamos poniendo mucho interés a la búsqueda en sí, pues sólo cuando recibió una llamada de su jefe por radio, conseguiríamos encontrar mi dichoso alojamiento.

Me despedí de la encantadora policía y me fui a cenar a un sitio que se llamaba Don Octavio, al lado de la Plaza de Armas (24,50 soles). Me encantó ya que estaban los típicos platos españoles de salir del paso y me apetecían un montón. Me cené una pechuga de pollo a la plancha, con patatas fritas y arroz blanco. Y de postre un crep con mermelada de fresa. ¡Me supo a gloria!

Terminaba ya lo que en principio se presentaba como un día insulso y de tránsito. ¡Pues menos mal que sólo iba a ser eso!

No hay comentarios :

Publicar un comentario