Eran las cuatro de la mañana cuando el ruido insoportable
del despertador reclamaba su protagonismo, aunque tendría que insistir en
varias ocasiones para conseguir que me pusiera en pie. A pesar del madrugón uno
estaba contento, pues nada tiene que ver este cuando es para realizar un nuevo
viaje y no para ir a trabajar.
Si alguien ha leído el diario de “Milán y lagos de
Lombardía” recordará que la última jornada optaríamos por elegir entre visitar Milán
o Bérgamo, dado que con sólo un día era imposible afrontar ambas ciudades. Optaríamos
por la primera, siendo la gran sacrificada la segunda y eso que nos alojábamos
en la parte baja de esa urbe. Sería una sabia decisión pero eso nos dejaría,
tanto a mis amigos, Raúl y Javi, como a mí, un cierto sabor amargo y una espina
clavada, que decidiríamos sacárnosla en cuanto tuviésemos oportunidad, dándose
esta tan sólo dos meses después, pues otro vuelo barato de la compañía Ryanair
nos animaba a poner rumbo hacia allí, aunque sólo fuera por dos escasos días,
la escapada más corta fuera de España que habíamos realizado.
El vuelo de las 06:00 saldría, sorprendentemente, en hora
por lo que sólo dos horas después estábamos aterrizando en el aeropuerto de
Orio al Serio de Bérgamo. Habíamos decidido dejar la visita a la monumental
ciudad para mañana, por lo que hoy queríamos aprovechar para ver algo de los
alrededores, necesitando para ello un coche de alquiler. No traíamos nada
reservado, así que tocaba improvisar y comenzamos a preguntar en las diferentes
compañías de alquiler de coches el precio para el día de hoy, decantándonos,
claro está, por la más barata: Maggiore Rent, que nos lo dejaba por 62 euros
con todo incluido. Cierto que por internet hubiera salido más económico pero
esta vez nos descuidamos y no lo hicimos.
Tras recoger nuestro vehículo, un Fiat algo antiguo, nos
pondríamos de camino hacia la ciudad de Brescia, situada a una hora de camino
de donde estábamos, yendo por carreteras secundarias y es que nos apetecía
disfrutar del paisaje lombardo y el encanto de los pueblos que iban quedando
atrás, mejor que hacer el trayecto por autovía.
Eran las 10:00 cuando dejábamos el vehículo en un parking de
arena que encontraríamos de casualidad, en el que no había que abonar ni un
solo euro y a tan sólo cinco minutos caminando del centro histórico.
Importante centro industrial y comercial al pie de los
Prealpes, Brescia era ya conocida en época romana. Durante la Edad Media fue
ducado lombardo y ciudad independiente; más tarde pasó a depender de Venecia
desde 1426 hasta 1797 y en ella floreció una famosa escuela de pintura. Tiene
monumentos notables tanto del periodo romano como del Renacimiento y posee un
rico patrimonio artístico.
Nuestro primer encuentro en la ciudad lo tendríamos con la
imponente estatua ecuestre de Garibaldi, el héroe que junto a Víctor Manuel II,
llevarían a Italia a la unificación. En la plaza del mismo nombre había ya un
gran ambiente y es que se notaba que estábamos al lado de la zona más
turística. Desde este punto tomaríamos la calle del mismo nombre que la
escultura y la plaza, la cual nos llevaría directos hasta la torre della
Pallata, uno de los principales monumentos del periodo medieval con 32 metros
de altura, siendo la última estructura fortificada superviviente de esta parte
de la muralla de la ciudad. El resto de elementos decorativos que se pueden
ver, tales como el reloj, las almenas y la pequeña torre fueron agregados
posteriormente, allá por el siglo XV.
Corso Garibaldi y Torre della Pallata |
Torre della Pallata |
La fuente neoclásica que se puede observar en la base de la
torre cuenta con tres estatuas, representando la central a Tritón, mientras que
la interpretación de las otras dos es polémica, pues hay quienes dicen que se
trata de la representación de Mella y Garza, los dos ríos más importantes de
Brescia, mientras que otros comentan que son Garda e Iseo, los dos cercanos y
famosos lagos.
Instantes después llegábamos hasta la maravillosa Piazza
della Loggia, flanqueada por edificios y palacios venecianos de los siglos XV y
XVI, entre los que destaca la propia Loggia, actual ayuntamiento, renacentista,
porticado y profusamente decorado por arquitectos y escultores de la época.
Justo enfrente de este se puede observar la torre del reloj, coronada por dos
figuras que marcan las horas.
Palacio della Loggia |
Torre del Reloj.Plaza Loggia |
Parte trasera Torre del Reloj. Calle aledaña a Plaza Loggia |
Para ser sincero, tengo que decir que todo lo anterior me lo
tendría casi que imaginar o verlo desde determinados ángulos muy concretos y es
que cual sería mi sorpresa que en estos precisos momentos, estaba instalado un
mercadillo que tapaba casi hasta el último rincón del cuadrilátero, así como te
imposibilitaba poder admirar cualquier perspectiva. Mi cara sería un poema,
pues estaba en una de las plazas más espectaculares del norte de Italia, e ironías
de la vida, puestos de bragas, cacharros, herramientas y demás utensilios, no
me dejaban verla como me hubiera gustado. Mis amigos mientras tanto no paraban
de pitorrearse y soltar alguna que otra carcajada ante mi mal humor, pero ya se
sabe que quien ríe el último ríe mejor.
Seguiríamos caminando y apenas atravesada la puerta de la
torre del reloj, tras unos metros, se abría ante nosotros la espectacular
Piazza Paolo VI. Afortunadamente esta la encontrábamos tal cual es, sin
improvisados escenarios y mostrando sus mejores galas. En ella destacan la mole
de mármol blanco del Duomo Nuovo (catedral nueva); la Rotonda o Duomo Vecchio
(catedral vieja), erigida sobre una basílica anterior, de estilo románico de
finales del siglo XI. Dentro hay un magnífico sarcófago de mármol rosa del
obispo Berardo Maggi, así como una cripta con columnas y capitales de época
romana y bizantina, además de pinturas de los artistas locales que merece la
pena contemplar; por último, impresiona también el llamado Broletto, uno de los
más bellos palacios consistoriales lombardos de transición al gótico, con su
alta y almenada Torre del Popolo y un balcón de pregones, poseyendo además un
interesante patio medieval y renacentista tardío con añadidos barrocos.
Plaza Paolo VI |
Palacio del Broletto y Duomo Nuevo |
Duomo Antiguo o Rotonda |
Duomo Antiguo o Rotonda |
Duomo Antiguo o Rotonda |
Tras la visita interior de cada uno de los anteriores
edificios, unas escaleras cercanas y unas cuestas algo empinadas nos
permitirían llegar hasta el castillo. Si no te apetece mucho pegarte la
caminata y tienes vehículo, lo mismo es una buena idea llegar con él hasta la
misma puerta y aparcarlo allí, pues hay sitio de sobra y no hay restricciones
de aparcamiento en esa zona, al menos cuando nosotros estuvimos.
Castillo |
Antes de entrar a su inmenso recinto y dado que mis amigos
habían acabado algo saturados de tanto arte, me propondrían tomar unas
cervecitas en una terraza situada justo a la entrada del mismo, lo que me
parecería buena idea para coger fuerzas. Después del refrigerio y ya con las
pilas cargadas, ahora sí, tocaba la conquista de la fortaleza.
Construida en 1343 para los Visconti, sobre los restos de un
templo romano, esta construcción alberga una colección de armas y armaduras de
los siglos XIV al XVIII, aunque lo mejor son sin duda las tremendas vistas de
buena parte de Brescia y los alrededores, que sería lo que más disfrutaríamos
desde sus almenas y torres.
Castillo |
Brescia desde su Castillo |
Brescia desde su Castillo |
Castillo |
Después de desandar lo andado, volvíamos a llegar al corazón
de la ciudad sobre las 14:30 y, aunque ya había hambre, decidiría proponer
acercarnos a visitar el Foro Romano, el cual había leído era bastante
interesante, pero mi moción no sería aprobada por mis cansados y hambrientos
amigos, por lo que fui conducido casi de forma obligada a una pizzería situada
en la piazza Paolo VI.
Al menos me quedaría el consuelo, ya de camino hacia el
coche y al volver a pasar por la piazza della Loggia, de que esta se encontraba
ya sin un solo resto del mercadillo callejero que había a primera hora de la
mañana y que había provocado la sorna y el cachondeo de mis amigos. No había ni
puestos, ni basura, ni turistas, absolutamente nada. El espacio estaba
totalmente desierto lo que me haría esbozar una leve sonrisa tipo Gioconda y
algún que otro chascarrillo jocoso en clara referencia a aquellos primeros
momentos en la ciudad. Además me daría el lujo de permanecer allí un buen rato
haciendo fotografías y contemplando, con
tranquilidad, el palacio Loggia con su peculiar cúpula, los Montes de Piedad,
la Torre del Reloj y los diferentes pórticos que circundan el perímetro.
Plaza della Loggia |
Plaza della Loggia |
Pórticos y Torre del Reloj .Plaza della Loggia |
Plaza della Loggia |
Con esa satisfacción unida al placer de saborear un rico
helado, el cual no podía faltar, nos iríamos alejando del meollo de esta
increíble ciudad, para antes de darnos cuenta estar otra vez en el coche y
poner rumbo a nuestro siguiente destino.
En nuestro anterior viaje habíamos quedado entusiasmados de
la belleza de los lagos Como y Garda y teníamos claro que no íbamos a
desaprovechar la oportunidad de conocer otra gran masa de agua de la zona de la
que también, sin ser tan grande como las otras, tenía muy buenas referencias.
Estoy hablando del lago Iseo.
Lago Iseo |
Es el séptimo lago más grande de Italia y el cuarto de
Lombardía, y fue creado por un glaciar que descendió desde Val Camonica, uno de los valles más
grandes de los Alpes.
Son muchos los pueblecitos que se encuentran en sus orillas
desde donde se pueden conseguir fantásticas perspectivas del mismo, tales como
Sarnico, Iseo, Lovere, Castro, Tavernola o Sulzano, etc. Nosotros optaríamos
por este último para conseguir la primera imagen del lago, tardando unos veinte
minutos en llegar hasta él desde Brescia, pues sólo nos separaban menos de
treinta kilómetros.
Lago Iseo e Isla Monte Isola desde Sulzano |
Después de un tranquilo paseo por el casco urbano de esta
localidad, teníamos claro que no nos íbamos a conformar únicamente con esta
visión, por lo que pondríamos en marcha nuestra pequeña aventurilla para acabar
por todo lo alto la jornada en la que estábamos.
De las tres islas con las que cuenta sólo se puede acceder a
la más grande de ellas llamada Monte Isola, que por otro lado es la isla
lacustre más grande de Europa, con sus pueblos típicos, dominados por el
santuario de la Madonna della Ceriola, pues bien, ese era nuestro objetivo para
obtener así unas panorámicas sin iguales.
Dejaríamos el coche aparcado en un pequeño parking del
mencionado pueblo de Sulzano, donde pagaríamos cuatro euros por unas cinco
horas, dirigiéndonos hacia el pequeño puerto de la población. Allí sacaríamos
las entradas para el transbordador (3,5 euros cada una) que nos llevaría hasta
el pintoresco pueblecito de Peschiera Maraglio, con un encantador puerto donde
estaban amarrados los barcos de pesca típicos del lago.
Lago Iseo |
Lago Iseo e Isla Monte Isola |
Lago Iseo y Sulzano en la lejanía |
Lago Iseo y Peschiera Maraglio |
Afortunadamente la oficina de turismo estaba abierta por lo
que aquí nos informarían como es debido de lo que teníamos que hacer para
llegar al santuario. Lo primero era tomar el autobús que te deja en el
pueblecito de Cure y que no salía hasta las 18:10, por lo que nos
entretendríamos visitando la iglesia de San Michele, dando algún paseo por las
callejuelas de Peschiera e incluso tomando algo rápido en una terraza situada a
orillas de las aguas.
A la hora indicada, con una puntualidad extraordinaria,
llegaba un pequeño minibús en el cual no creo que cupiesen más de quince
personas, algo comprensible una vez vistas las carreterillas por las que tenía
que circular. Por cierto que en la isla no veréis vehículos particulares ya que
están prohibidos, permitiéndose sólo motocicletas, transporte público y burros,
¿curioso verdad?
Lago Iseo camino hacia Cure |
Un trayecto por diferentes pueblos, situados cada uno en un
punto cardinal, haría que comenzara mi intranquilidad y por tanto el cachondeo
por parte de Raúl y Javi y es que como veía que el conductor se pasaba el
desvío hacia nuestro destino, me levantaría para preguntarle si íbamos en la
dirección correcta. En principio no tenía que haberse molestado por una
pregunta tan inocente, pero claro si somos sinceros y tenemos en cuenta que le
insistí hasta en tres ocasiones, pues la última de ellas frunciría el ceño y
casi que le faltó hacerme bajar del autobús, aunque la educación le pudo más y
ni me contestó. Mis amigos mientras tanto seguían pasándoselo en grande y me
animaban a volver a preguntar una y otra vez, en fin.
Cuando ya creía que no íbamos a llegar nunca, por fin el
autobús paraba en Cure, localidad desde la que empieza la senda que se interna
en un bosque y te permite llegar a lo más alto de la isla, eso sí con algo de
esfuerzo, pues a un ritmo normal tardaríamos una media hora, teniendo que
afrontar varias cuestas con cierto desnivel que hicieron que acabáramos sudando
como pollos.
Aunque el santuario de la Madonna della Ceriola no
impresiona y es de lo más normalito, la verdadera recompensa de llegar hasta
aquí son las vistas del lago Iseo desde todos los ángulos posibles. Las
perspectivas son grandiosas y es una experiencia que bien merece la pena
realizar.
Santuario Madonna della Ceriola .Isla Monte Isola |
Santuario Madonna della Ceriola. Isla Monte Isola |
Lago de Iseo desde Santuario Madonna della Ceriola |
Lago Iseo desde Santuario Madonna della Ceriola |
Estaríamos más de una hora recreándonos con este entorno
idílico, para sobre las 20:30 comenzar el descenso, pues el último autobús que
salía de allí era a las 21:10. Esta vez se retrasaría como cuarto de hora, pero
al final llegaría, siendo el conductor el mismo que a la ida, animándome mis
amigos a preguntar si quedaba mucho para llegar. Qué simpáticos. Creo que de
haberlo hecho no hubiera salido nunca de la isla.
Lago Iseo al regreso del Santuario Madonna della Ceriola |
De camino al pueblo de Peschiera, nos asaltaría una duda y
es que no habíamos comprobado cual era el último barco de regreso desde la isla
a Sulzano, lo que haría que fuéramos con cierta intranquilidad. No teníamos
motivos para ello pues en estas fechas veraniegas los transbordadores están
saliendo en intervalos de quince minutos y hasta las cuatro de la mañana, así que
tanta preocupación para nada. Por cierto que a la isla Monte Isola también
puede accederse de forma directa desde las poblaciones de Iseo y Sale Marasino.
Anocheciendo en el Lago Iseo |
Anocheciendo en el Lago Iseo |
De todas maneras aunque un día te permite hacerte una idea
de cómo es esta zona, creo que lo ideal serían dos, para poder disfrutar de
todo con calma y tranquilidad.
Sólo nos quedaba ya coger nuestro coche y dirigirnos hacia
el aeropuerto de Orio al Serio para devolverlo, tardando unos cincuenta minutos,
lo que nos haría llegar bastante justos antes de que cerraran la sucursal,
además de para coger el último autobús que te lleva hasta la estación central
de Bérgamo, pues este sale a las 00:00.
Una vez en esta sólo tardaríamos cinco minutos en llegar a
nuestro hotel Best Western Cappello D´Oro, el mismo que reservaríamos en
nuestra anterior estancia. (127 euros la habitación triple). Al igual que la
vez anterior, la habitación no era muy amplia pero cabían bien las tres camas,
era confortable y limpia, el personal era muy amable y el desayuno variado y
abundante.
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