La intensa luminosidad que se colaba en la habitación, pues
las cortinas no es que cumplieran como debían su cometido, hacía que me
levantara, me aseara y me pusiera el bañador, para instantes después mirar la
hora que era, quedándome con cierta cara de circunstancia al comprobar que
pasaban solo quince minutos de las 06:00.
Afortunadamente a mis amigos les
pasaría lo mismo, por lo que no dudamos en dirigirnos al inmenso comedor para
empezar el día con energía. Había todo lo inimaginable, crepes, tortitas, hamburguesas,
bollería, fruta variada, fiambre, infinidad de zumos, por lo que los ojos se te
hacían chiribitas mientras decidías que no echarte en los platos. Estaba más
que claro que volveríamos a Madrid con unos cuantos kilos de más, lo que no
sabíamos eran cuantos.
Y antes de continuar narrando nuestras duras actividades,
creo que este es el momento idóneo para hablar de nuestro resort y de la
valoración del mismo.
Complejo Grand Oasis Riviera Maya |
En él se distinguían, claramente, dos tipos de habitaciones:
las que daban a la playa y a la piscina, por un lado, y por otro las que daban
a la jungla. Estas eran las que nos correspondieron a nosotros como
consecuencia del precio tan bajo que pagamos por todo. Dentro de que estaban
limpias y eran amplias, eran sin duda las más viejas y antiguas de todo el
complejo y al estar de cara a la gran masa forestal, había siempre gran
cantidad de mosquitos en la puerta, especialmente durante la noche debido a los
farolillos que iluminaban el pasillo, por lo que siempre se colaba algún
invitado no deseado. Además también sufriríamos la visita, más o menos asidua,
de otros huéspedes como eran unos
pequeños bichitos negros que se colaban por la rendija de la puerta. Pero bueno
al final es cierto que como estás disfrutando todo el rato de las instalaciones
del resort, sólo pisas tú cuarto para dormir, por lo que tampoco le dimos
demasiada importancia a estos ligeros imprevistos. En referencia al baño estaba
limpio y correcto, pero tenía varias humedades en el techo que además de
producir cierto olor, serían las responsables de un incidente que me harían
protagonizar una acalorada discusión con varios responsables del hotel y que contaré
en el último capítulo.
Habitación Grand Oasis Riviera Maya |
Pudimos conocer en nuestra estancia a varias parejas que
estaban alojadas en el otro tipo de habitaciones que comentaba, por lo que
acabaríamos conociendo las mismas, no teniendo nada que ver a lo que nos había
correspondido a nosotros. La luminosidad era muy superior, estaban casi recién
pintadas y no se apreciaba ni un solo desperfecto en sus paredes. Además al no
dar a la selva, la cantidad de mosquitos y otros insectos era casi nula, por lo
que había una diferencia abismal entre unas y otras.
Respecto a las zonas comunes: piscinas, playas y
restaurantes, estaban en buen estado con gran cantidad de tumbonas, toallas a
tú disposición en todo momento y bares dentro de las piscinas, por lo que no
tenías que salir del agua sino te apetecía. En la playa además disponías de
mullidos colchones individuales, camas redondas con mosquiteras y otros
elementos similares donde poder quedarte dormido plácidamente en sólo unos
segundos.
Complejo Grand Oasis Riviera Maya |
Complejo Grand Oasis Riviera Maya |
Complejo Grand Oasis Riviera Maya |
Respecto a los restaurantes que se distribuían por el
complejo, serían como cuatro o cinco y ellos también estaban incluidos en la
pulsera, pero a diferencia del gran buffet común, en estos había que hacer
reserva de un día para otro para poder degustar sus especialidades que iban
desde comida italiana a mexicana, pasando por brasileña.
Complejo Grand Oasis Riviera Maya |
El complejo también contaba con tres bares o pubs de copas
donde poder tomar todo lo que quisieras hasta las tres de la madrugada, hora en
la que cerraban los mismos y dejaban de despachar bebidas.
La playa por su lado estaba limpia y apenas había algas, con
las típicas aguas cristalinas del Caribe y con una temperatura ideal donde
podías permanecer todo el tiempo que quisieras sin tener frío.
Playa Riviera Maya |
Playa Riviera Maya |
Respecto a las distancias para llegar de uno lugares a otros,
nada estaba lejos y podías llegar a todos los lugares caminando, al tratarse de
un complejo bastante pequeño en comparación con otros de la zona, donde son
necesarios pequeños vehículos eléctricos e incluso barcas.
Por último todos los días había varios eventos al aire libre
donde animaban a la gente a hacer aerobic o bailes dentro de la piscina y que
siempre estaban a rebosar. Además de alguna actividad humorística donde siempre
invitaban a que el público participase, así que como se ve hay también múltiples
opciones para no aburrirte y conocer gente de todo tipo.
Complejo Grand Oasis Riviera Maya |
Después de este pequeño análisis del que fue nuestro
alojamiento se puede ver que no es comparable a los grandes complejos de lujo
que solemos tener en la cabeza, pero también se habrá comprobado que no hace
falta pagar una morterada de dinero para pasar una semana en Riviera Maya
disfrutando de muchos de sus atractivos. Es decir que hay ofertas para todo
tipo de bolsillos.
Siguiendo con nuestra estresante jornada, después del
contundente desayuno, optaríamos por probar algunos de los exquisitos jugos que
servían en uno de los bares situado en la piscina. Esto era mejor que el
paraíso. En este caso eran sin alcohol, pero es tal la combinación de frutas
que elijas el que elijas te saben a gloria.
A media mañana sólo tendríamos que cruzarnos al bar de en
frente para comenzar con las bebidas alcohólicas, especialmente los chupitos de
tequila, donde acabaríamos cantando y haciéndonos amigos de un grupo de
americanos bastante salados.
Complejo Grand Oasis Riviera Maya |
Respecto a la comida, puedes optar por, como no, el gran
buffet con todo gran cantidad de ensaladas, pastas, carne, pescado y demás o
por los pequeños puestecillos situados al lado de la piscina, donde hacen a la
parrilla hamburguesas y perritos caliente. Esta segunda opción sería la que más
nos gustaría para este momento del día.
La tarde la pasaríamos por completo disfrutando de la playa
en las cómodas tumbonas y bañándonos en las increíbles aguas del Caribe, que
hasta este momento no había tenido oportunidad de probar algo similar, en
cuanto a aguas transparentes se refiere, aunque sólo dos años después de este
viaje podría conocer Formentera y comprobar que no hay que irse tan lejos para
encontrar este tipo de paraísos.
Como ya he comentado en algún momento en este diario, el sol
se ponía pasados pocos minutos de las cinco de la tarde, por lo que ese momento
era el idóneo o bien para echar una siestecita o bien para seguir degustando
mojitos, caipiriñas, piñas coladas y muchos otros cócteles y bebidas, por lo que
al llegar la medianoche costaba saber dónde te encontrabas.
Respecto a la cena, lo normal es que optásemos por el gran
buffet, aunque más de un día nos decidiríamos por reservar en los restaurantes
especializados del complejo, donde la calidad era bastante superior a la de la
zona común.
Y para terminar el día, pues ya se sabe, no quedaba otra que
probar los diferentes tipos de bebidas alcohólicas, mientras conocías a un
montón de gente, que en pocos minutos parecía que tenías amistad con ellos de
toda la vida, no retirándonos a nuestros aposentos hasta las tres o cuatro de
la madrugada.
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