MIRANDA DO DOURO. Un día en la ciudad portuguesa

7 de Junio de 2008.


Han sido muchas veces las que mi amiga Gema nos ha invitado a pasar el fin de semana a la casa de su pueblo de Zamora. Este se llama Fornillos de Aliste y se encuentra a muy pocos kilómetros de la frontera portuguesa, pero curiosamente siempre que hemos ido por la zona hemos hecho caso omiso de Portugal y hemos acabado haciendo excursiones dentro de la propia provincia zamorana, conociendo así lugares tan interesante como el lago de Sanabria o algunos de los pueblos que conforman las Arribes del Duero en España, entre otros.

Esta vez, por fin, dejaríamos territorio nacional y nos adentraríamos en el país vecino para visitar la pequeña pero interesante población de Miranda del Duero, localizada a tan sólo treinta kilómetros de donde nos encontrábamos. Es por ello que en menos de media hora estábamos ya aparcando en la mencionada localidad.

Este es uno de los pueblos más bonitos de esta parte del país y como si de un centinela se tratase, Miranda do Douro, no descuida su guardia, dominando, como una especie de gran cañón, el linde entre dos países que durante mucho tiempo fueron rivales y que ahora están unidos por lazos de amistad. Se trata de un pueblo asomado en lo alto de las gargantas rocosas que cierra una presa. Sus robustas murallas de piedra le confieren, además, un aire de pequeña plaza fuerte. Y por si todo ello fuera poco, aquí hay todavía gente que habla el mirandés, un antiguo dialecto que mezcla el portugués y el español.

¿Qué visitar? ¿Qué se puede hacer?

El pueblo se podría dividir en dos partes, por un lado el interesante casco antiguo con su conjunto monumental, compuesto de calles empedradas, paredes encaladas y dinteles de granito que le confieren gran encanto, y por otro, la parte moderna, donde se concentra el comercio y los hoteles. Nosotros nos ceñiríamos casi en su totalidad a la primera de ellas.

Murallas: de origen prerrománico, lo más importante es su puerta de entrada, protegida por dos torres cuadradas, y que da acceso a la rua da Costanilha, una de las más bonitas de la población.

Miranda do Douro desde su muralla

Castillo: sólo quedan ruinas del mismo. Fue levantado a finales del siglo XIII por Dom Dinis y fue completamente reformado y ampliado por Dom Joao III al finalizar la Guerra de la Restauración (1640) con el fin de proporcionarle una mayor resistencia a las nuevas armas de artillería. En 1762 se produjo una explosión en su interior cuando el Marqués de Sarria cercaba la ciudad. El resultado fue su práctica destrucción y la muerte de unas 400 personas, amén de numerosos daños en las casas de la ciudad.

Castillo

Largo D. Joao III: es la plaza principal y que además compone un bonito conjunto arquitectónico. Las dos figuras de bronce que hay en la parte central, ataviadas, hombre y mujer, con la típica capa local, simbolizan al pueblo mirandés. Flanqueándola se encuentra la Cámara Municipal que en el siglo XVII sirvió de residencia al gobernador de Miranda y el Paço Municipal que en la actualidad acoge los fondos del Museo Terra de Miranda.

Cámara Municipal

Escultura al Pueblo Mirandés

Rua da Costanilha: calle que sale del Largo D. Joao III Y termina en la antigua puerta principal de la ciudad. Destacan varios edificios interesantes como la Antigua Hospedería de Zambeira, una casa de los siglos XV –XVI con una sobria fachada de granito y tres pisos, o la casa de las Cuatro Esquinas, también llamada Casa dos Cachorros eróticos, es, sin duda alguna, uno de los edificios más curiosos de Miranda, debido a varios elementos decorativos de sus fachadas.

Portas da Cidade: las dos únicas torres que se han conservado de las murallas y que en este caso protegían la puerta principal de la ciudad.

Catedral o Sé: De proporciones desmesuradas con respecto al tamaño de la villa. Las capillas interiores cuentan con numerosas columnas, con motivos vegetales, que combinan los estilos clásico y barroco sin estridencias. También alberga interesantes retablos de madera dorada; el del coro es obra de los españoles Gregorio Hernández y Francisco Velázquez. Por último no hay que irse sin admirar el curioso Menino Jesus da Cartolinha, una pequeña talla que representa al niño Jesús, pero vestido con ropa de calle, la cual le van cambiando en diferentes épocas del año.

Catedral o Sé

Palacio Episcopal: no quedan más que unos restos ya que en 1706 sufrió un incendio y después no se ha reconstruido, si bien la parte interior del claustro ha sido ajardinada.

Palacio Episcopal

Convento Dos Frades Trinos: de fachada renacentista con columnas corintias, en la actualidad, acoge la Biblioteca Municipal.

Iglesia da Misericórdia: se encuentra detrás del ayuntamiento. Es una muestra del mejor barroco portugués. En su interior hay que destacar el altar das Almas y el de la Senhora da Misericordia.

Antigua Aduana: construida en el siglo XIV, hoy hace las veces de sala de exposiciones.

Museo Terra de Miranda: se encuentra dedicado a la historia, etnografía y arte de la comarca.

Acueducto de Vilarinho: el único en esta parte de Portugal. Su origen se remonta a finales del siglo XVI y permaneció en uso hasta principios del siglo XX.

Como se ve no hay tiempo para el aburrimiento en esta localidad, pero además si te gustan las compras, en su parte más moderna (rua do Mercado y rua 25 de Abril), puedes encontrar un buen número de prendas textiles a precios bastante económicos tales como sábanas, toallas, paños de cocina, etc. También se pueden hallar todo tipo de muebles a precios muy competitivos y de una gran calidad.

Como ya comentaba nosotros casi no nos detendríamos en esta última zona y es que estábamos mucho más interesados en terminar nuestra estancia en Miranda realizando la actividad estrella de sus inmediaciones. Esta no era otra que el crucero por las inigualables Arribes del Duero.

El muelle desde donde parten las embarcaciones se encuentra antes de ascender a la población, en la carretera que se dirige a España. La compañía que realiza los paseos es Europarques y aunque se pueden comprar las entradas en el mismo embarcadero, para evitar disgustos innecesarios también se pueden conseguir por internet en la página www.europarques.com. Los fines de semana los horarios de salida son a las 12:00 y a las 17:00 y entre semana sólo a las 17:00. Su coste es de 16 euros por persona y dura una hora y media.

Arribes del Duero

La travesía merece mucho la pena y más con buen tiempo, como era el caso. Te sientes pequeño entre las inmensas paredes rocosas que flanquean el discurrir del Duero. Además la guía lo hace didáctico, entretenido y divertido, poniéndole el toque de humor necesario para que no se haga pesado. También te sorprenden con alguna actividad curiosa como ver la composición del agua a través de un microscopio y te dan muy buenas explicaciones de la flora y la fauna que te rodea.

Arribes del Duero

Arribes del Duero

Otra de las cosas buenas es que pasados unos minutos después de zarpar se permite ocupar las partes al aire libre de la embarcación, por lo que el disfrute es mayor si cabe.

Arribes del Duero

Tras finalizar la actividad todavía quedarían dos nuevas sorpresas. Por un lado una exhibición de aves rapaces, similar a la que suelen hacer en los zoológicos, y por otro, la degustación de diferentes tipos de vinos de Oporto. Así que no se puede pedir más.

Exhibición rapaces. Arribes del Duero

Como se ha podido comprobar Miranda del Duero es un buen destino para realizar una escapada de un día, fuera de nuestras fronteras, si te hallas por la provincia zamorana.

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