Han sido muchas veces las que mi amiga Gema nos ha invitado
a pasar el fin de semana a la casa de su pueblo de Zamora. Este se llama
Fornillos de Aliste y se encuentra a muy pocos kilómetros de la frontera
portuguesa, pero curiosamente siempre que hemos ido por la zona hemos hecho
caso omiso de Portugal y hemos acabado haciendo excursiones dentro de la propia
provincia zamorana, conociendo así lugares tan interesante como el lago de
Sanabria o algunos de los pueblos que conforman las Arribes del Duero en España,
entre otros.
Esta vez, por fin, dejaríamos territorio nacional y nos
adentraríamos en el país vecino para visitar la pequeña pero interesante
población de Miranda del Duero, localizada a tan sólo treinta kilómetros de
donde nos encontrábamos. Es por ello que en menos de media hora estábamos ya
aparcando en la mencionada localidad.
Este es uno de los pueblos más bonitos de esta parte del país
y como si de un centinela se tratase, Miranda do Douro, no descuida su guardia,
dominando, como una especie de gran cañón, el linde entre dos países que
durante mucho tiempo fueron rivales y que ahora están unidos por lazos de
amistad. Se trata de un pueblo asomado en lo alto de las gargantas rocosas que
cierra una presa. Sus robustas murallas de piedra le confieren, además, un aire
de pequeña plaza fuerte. Y por si todo ello fuera poco, aquí hay todavía gente
que habla el mirandés, un antiguo dialecto que mezcla el portugués y el
español.
¿Qué visitar? ¿Qué se puede hacer?
El pueblo se podría dividir en dos partes, por un lado el
interesante casco antiguo con su conjunto monumental, compuesto de calles
empedradas, paredes encaladas y dinteles de granito que le confieren gran
encanto, y por otro, la parte moderna, donde se concentra el comercio y los
hoteles. Nosotros nos ceñiríamos casi en su totalidad a la primera de ellas.
Murallas: de origen prerrománico, lo más importante
es su puerta de entrada, protegida por dos torres cuadradas, y que da acceso a
la rua da Costanilha, una de las más bonitas de la población.
Miranda do Douro desde su muralla |
Castillo: sólo quedan ruinas del mismo. Fue levantado
a finales del siglo XIII por Dom Dinis y fue completamente reformado y ampliado
por Dom Joao III al finalizar la Guerra de la Restauración (1640) con el fin de
proporcionarle una mayor resistencia a las nuevas armas de artillería. En 1762
se produjo una explosión en su interior cuando el Marqués de Sarria cercaba la
ciudad. El resultado fue su práctica destrucción y la muerte de unas 400
personas, amén de numerosos daños en las casas de la ciudad.
Castillo |
Largo D. Joao III: es la plaza principal y que además
compone un bonito conjunto arquitectónico. Las dos figuras de bronce que hay en
la parte central, ataviadas, hombre y mujer, con la típica capa local,
simbolizan al pueblo mirandés. Flanqueándola se encuentra la Cámara Municipal
que en el siglo XVII sirvió de residencia al gobernador de Miranda y el Paço
Municipal que en la actualidad acoge los fondos del Museo Terra de Miranda.
Cámara Municipal |
Escultura al Pueblo Mirandés |
Rua da Costanilha: calle que sale del Largo D. Joao
III Y termina en la antigua puerta principal de la ciudad. Destacan varios
edificios interesantes como la Antigua Hospedería de Zambeira, una casa de los siglos
XV –XVI con una sobria fachada de granito y tres pisos, o la casa de las Cuatro
Esquinas, también llamada Casa dos Cachorros eróticos, es, sin duda alguna, uno
de los edificios más curiosos de Miranda, debido a varios elementos decorativos
de sus fachadas.
Portas da Cidade: las dos únicas torres que se han
conservado de las murallas y que en este caso protegían la puerta principal de
la ciudad.
Catedral o Sé: De proporciones desmesuradas con
respecto al tamaño de la villa. Las capillas interiores cuentan con numerosas
columnas, con motivos vegetales, que combinan los estilos clásico y barroco sin
estridencias. También alberga interesantes retablos de madera dorada; el del
coro es obra de los españoles Gregorio Hernández y Francisco Velázquez. Por
último no hay que irse sin admirar el curioso Menino Jesus da Cartolinha, una
pequeña talla que representa al niño Jesús, pero vestido con ropa de calle, la
cual le van cambiando en diferentes épocas del año.
Catedral o Sé |
Palacio Episcopal: no quedan más que unos restos ya
que en 1706 sufrió un incendio y después no se ha reconstruido, si bien la
parte interior del claustro ha sido ajardinada.
Palacio Episcopal |
Convento Dos Frades Trinos: de fachada renacentista
con columnas corintias, en la actualidad, acoge la Biblioteca Municipal.
Iglesia da Misericórdia: se encuentra detrás del
ayuntamiento. Es una muestra del mejor barroco portugués. En su interior hay
que destacar el altar das Almas y el de la Senhora da Misericordia.
Antigua Aduana: construida en el siglo XIV, hoy hace
las veces de sala de exposiciones.
Museo Terra de Miranda: se encuentra dedicado a la
historia, etnografía y arte de la comarca.
Acueducto de Vilarinho: el único en esta parte de
Portugal. Su origen se remonta a finales del siglo XVI y permaneció en uso
hasta principios del siglo XX.
Como se ve no hay tiempo para el aburrimiento en esta
localidad, pero además si te gustan las compras, en su parte más moderna (rua
do Mercado y rua 25 de Abril), puedes encontrar un buen número de prendas
textiles a precios bastante económicos tales como sábanas, toallas, paños de
cocina, etc. También se pueden hallar todo tipo de muebles a precios muy
competitivos y de una gran calidad.
Como ya comentaba nosotros casi no nos detendríamos en esta
última zona y es que estábamos mucho más interesados en terminar nuestra
estancia en Miranda realizando la actividad estrella de sus inmediaciones. Esta
no era otra que el crucero por las inigualables Arribes del Duero.
El muelle desde donde parten las embarcaciones se encuentra
antes de ascender a la población, en la carretera que se dirige a España. La
compañía que realiza los paseos es Europarques y aunque se pueden comprar las
entradas en el mismo embarcadero, para evitar disgustos innecesarios también se
pueden conseguir por internet en la página www.europarques.com.
Los fines de semana los horarios de salida son a las 12:00 y a las 17:00 y
entre semana sólo a las 17:00. Su coste es de 16 euros por persona y dura una
hora y media.
Arribes del Duero |
La travesía merece mucho la pena y más con buen tiempo, como
era el caso. Te sientes pequeño entre las inmensas paredes rocosas que
flanquean el discurrir del Duero. Además la guía lo hace didáctico, entretenido
y divertido, poniéndole el toque de humor necesario para que no se haga pesado.
También te sorprenden con alguna actividad curiosa como ver la composición del
agua a través de un microscopio y te dan muy buenas explicaciones de la flora y
la fauna que te rodea.
Arribes del Duero |
Arribes del Duero |
Otra de las cosas buenas es que pasados unos minutos después
de zarpar se permite ocupar las partes al aire libre de la embarcación, por lo
que el disfrute es mayor si cabe.
Arribes del Duero |
Tras finalizar la actividad todavía quedarían dos nuevas
sorpresas. Por un lado una exhibición de aves rapaces, similar a la que suelen
hacer en los zoológicos, y por otro, la degustación de diferentes tipos de
vinos de Oporto. Así que no se puede pedir más.
Exhibición rapaces. Arribes del Duero |
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