NAVARRA - DIA 02. Selva de Irati y Ochagavía

24 de Noviembre de 2007

Árboles centenarios, leyendas misteriosas, sombras espesas, paraíso del musgo. El bosque de Irati, en el Pirineo Navarro, es una de las mayores masas forestales de Europa. Pero la característica que hace únicos a estos bosques es la conjunción, en una misma y extensa superficie, de hayas y abetos en perfecta armonía. Es el llamado hayedo – abetal, una rareza fabulosa que lo convierte en el bosque mixto de estas características más importante de Europa.

Camino hacia la Selva de Irati

Selva de Irati

Son muchas las posibilidades que se ofrecen al paseante que quiera adentrarse por los bosques de Irati, ya que en su interior existe una red de 20 senderos de muy diferentes longitudes y dificultades, de entre uno y veinte kilómetros de longitud, aptos para un variado abanico de gustos y apetencias. Gracias a ellos pudimos conocer algunos rincones emblemáticos como la ermita de la Virgen de las Nieves, los Altos de Abodi o el embalse de Irabia, además de disfrutar de la soledad de los bosques, que por momentos parecían susurrar.

Selva de Irati

Embalse de Irabia. Selva de Irati

Selva de Irati

La humedad ambiente propicia una abundante población de anfibios y aves, catalogándose hasta 23 especies de estas, así como mamíferos entre los que se encuentran ciervos, jabalíes, corzos, gatos monteses o zorros.

Para los que tengan tiempo también puede ser interesante acercarse a la fábrica de armas de Orbaitzeta que se localiza en uno de los costados de la Selva. Fue levantada por Carlos III junto a las aguas del río Legarza donde antes existió una ferrería medieval, por ser un apreciado enclave rico en madera, agua y yacimientos de hierro y plomo. Cerró en 1873 pero sus ruinas están llenas de encanto.

Es aconsejable pasar por el Centro de Interpretación antes de emprender la exploración de este entorno boscoso, el cual se encuentra en Ochagavía, población que no dudaríamos en visitar al terminar nuestra incursión en el espacio natural.

El valle de Salazar tiene uno de sus enclaves más hermosos en el mencionado pueblo de Ochagavía, una bella población repleta de grandes casonas de estilo pirenaico, con cubiertas de teja y grandes salientes que facilitan el desalojo de la nieve, en las que la piedra de sillería domina la construcción. Abundan en las fachadas los escudos nobiliarios y los arcos de medio punto dando acceso a amplios zaguanes en el mejor ambiente señorial. Destacan los Palacios medievales de Donamaría, Urrutia e Iriarte.

Calle Mayor. Ochagavía

Paseando por sus calles estrechas, de exquisito empedrado irregular, uno es testigo de cómo se mantiene todo el sabor de otros tiempos y convierte a este pueblo montañés en, probablemente, el pueblo más bonito de todo el Pirineo navarro.

Cuenta con el atractivo añadido de poder ver reflejadas sus recias fachadas sobre el río de aguas cristalinas que lo divide en dos y que es atravesado por un encantador puente medieval.

Río Anduña a su paso por Ochagavía

En lo alto del pueblo, la iglesia de San Juan Evangelista, construida entre los siglos XVI y XVII, tiene también algunos vestigios medievales y conserva el tejado de tablillas que caracterizó a las construcciones del valle hasta principios del siglo pasado. En el interior destaca especialmente el retablo mayor que es uno de los más monumentales del Renacimiento navarro.

Iglesia  de S.Juan Evangelista. Ochagavía

Iglesia  de S.Juan Evangelista. Ochagavía

Aunque la luz empezaba a escasear, a la salida del pueblo, por la carretera que se dirige hacia el valle de Roncal, un desvío nos acercaría a la ermita de Nuestra Señora de Muskilda, situada en la cima del monte Muskilda, dentro de un recinto amurallado. Se trata de una obra románica del siglo XII, aunque restaurada. En ella se ejecutan el día ocho de septiembre danzas ancestrales y rituales que tienen como protagonista el personaje de “El Bobo”. Ni que decir tiene que las panorámicas que se consiguen del valle de Salazar desde este punto son inigualables, lástima que no pudiéramos disfrutarlas en todo su esplendor al estar casi a punto de hacerse de noche.

Valle de Salazar desde Nuestra Señora de Muskilda


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