La provincia de Pontevedra es, probablemente, la más
turística de Galicia, gracias a un clima benigno, playas tranquilas y
resguardadas y una gastronomía de insuperable riqueza.
Desde Villagarcía de Arousa hasta la desembocadura del Miño,
la costa se suaviza y compone un caprichoso paisaje que íbamos a recorrer
llegando a los lugares más significativos e importantes.
Durante una semana íbamos a tener la oportunidad de conocer
las Rías Baixas gallegas, con una amalgama de pueblos de raigambre marinera
concentrados alrededor de dichas rías como es el caso de O Grove, localidades
vinícolas, como Cambados o una isla termal como A Toxa.
No nos faltarían paisajes paradisiacos, especialmente el
Parque Natural de las Islas Atlánticas, cuyas islas actuaron como tapón frente
a las rías para que la marea negra no destruyera su valioso ecosistema. Del
conjunto que las conforman podríamos conocer las dos más importantes: las islas
Cíes y las Ons, dejando Sálvora y Cortegada para mejor ocasión.
Isla de Ons |
Entre las ciudades, la señorial Pontevedra, la bulliciosa
Vigo y la monumental Baiona nos permitirían el contrapunto perfecto al poderío
de la naturaleza, sin olvidarnos de la desembocadura del más grande de los ríos
gallegos que nos dejaría impactados con sus paisajes sublimes y la sucesión de
fortalezas que recuerdan épocas pasadas de guerras e incursiones constantes en
estas costas.
Baiona |
Pero comencemos por el principio y vayamos, poco a poco,
desglosando esta interesante escapada que tendría oportunidad de hacer con una
persona muy especial, que habitualmente no se prodiga demasiado en el mundo de
los viajes, y es que el hogar y la familia le despiertan mucho mayor interés
que la pasión e inquietud que tiene su hijo por conocer lugares nuevos.
Efectivamente estoy hablando de mi madre, que por una vez me daría el gusto de
acompañarme en una escapada más larga de lo normal.
Todo comenzaría a horas intempestivas en la capital de
España, pues arrancábamos el coche a las seis de la mañana en el recién
estrenado mes de septiembre. Por delante nos esperaban unos 600 kilómetros con
una parada para descansar y tomar algo, llegando a nuestro alojamiento en Vigo
a las doce del mediodía.
Tras instalarnos no perderíamos tiempo y saldríamos a
conocer la ciudad, pues sólo dispondríamos de esta jornada para hacerlo, dado
que el resto estaban ya reservadas para otros lugares.
Es interesante saber que nos encontrábamos en la ciudad que
cuenta con el puerto pesquero más importante de España, en el que, junto con el
amarre y venta, se ha desarrollado una potente industria, incluida la
automovilística. Su lonja del Berbés factura el mayor volumen de pescado del
país. Vigo además es la mayor ciudad de Galicia con trescientos mil habitantes
y continua siendo el mejor puerto natural de la península ibérica. Por cierto,
en su ría permanece hundido el mayor cargamento de oro y plata transportado
desde América.
Comenzaríamos la visita por su zona vieja en la que cabe destacar los siguientes lugares de interés:
Colegiata de Santa
María: sucedió a una antigua iglesia que había sido destruida por el
mismísimo pirata Francis Drake y que había mandado edificar el obispo de Túy.
En el interior se venera el Cristo de la Victoria, en recuerdo del triunfo que
obtuvieron los vigueses sobre los ocupantes franceses (1809). En la fachada se
puede ver un reloj de sol. A unos metros del templo, y mirando al mar, se
encuentra la pintoresca plaza y mercado
de la Piedra y el cruceiro correspondiente.
Colegiata de Santa María |
Plaza de la Constitución:
entre las empedradas, la más bonita. En una de sus casas nació Méndez Núñez,
militar que hizo las Américas y que bombardeó Valparaíso y el Callao.
Plaza de la Constitución |
Plaza de la
Princesa: junto al monumento dedicado al Triunfo de la ciudad de Vigo.
Cerrándola el arco de Quirós, respiradero por el que se cuela el Vigo antiguo
de las callejas, de la concatedral y de la plaza de la Constitución.
Plaza de la Princesa |
Calle Real:
esta es una de las calles con más solera y más sabor marinero, en la que se
suceden marisquerías y restaurantes. Hace poco, estos locales eran tabernas
frecuentadas por gentes de mar.
Edificio del Hotel
Universal: en la rúa Carral, 34. Hotel desde 1894, albergaría a
importantes personalidades como Alfonso XIII. Contaba con una amplia terraza
ajardinada y en los veranos incluso orquesta. El café fue punto de reunión de
la bohemia viguesa y centro de interminables tertulias.
El Berbés:
es el nombre del barrio pesquero de Vigo y su puerto, uno de los más
importantes de la Península. Uno se encuentra un larguísimo pabellón de venta y
empaque de pescado, junto con el monumento al pescador, recios soportales,
cruceiros y varios restaurantes turísticos. Todo ello sin olvidarnos de las
calles ascendentes y estrechas que cuelgan sobre la ribeira.
El Berbés |
Sería en una de las tabernas del barrio El Berbés donde
aprovecharíamos para disfrutar de algunos de los manjares gallegos antes de
continuar conociendo el Vigo más moderno
en el que se podrían mencionar los siguientes sitios importantes:
Alameda
o Plaza de la Compostela: una hermosa avenida con un paseo ajardinado
central y diversos grupos escultóricos.
Alameda o Plaza de Compostela |
Puerto Deportivo:
en los últimos años han rehabilitado a fondo esta área viguesa, pudiendo dar un
agradable paseo entre veleros.
Plaza Puerta del
Sol: eje de la vida viguesa y entrada a la ciudad vieja. Se puede ver
una extraña escultura denominada El Sireno que representan dos espigadas
columnas que soportan un hombre pez de cuatro toneladas.
Puerta del Sol. Escultura El Sireno |
Monumento al
Trabajo: cruce de la Gran Vía con la calle Urzáiz. Es un magnífico
grupo escultórico que representa a unos esforzados pescadores arrastrando
pesadas redes.
Escultura al Trabajo |
Plaza de España:
cuenta con una increíble escultura en la que se pueden ver una fila de caballos
desbocándose en el vacío. Recuerda así a los muchos equinos salvajes que
vivieron en lo que hoy es la ciudad viguesa.
Parque del Castro:
lo mejor es llegar a la cima, como así haríamos, para en ella disfrutar del
parque fortaleza que sirvió para defender la ciudad, así como de las
excepcionales vistas de la ría de Vigo con Cangas y Moaña al fondo, las islas
Cíes y la ínsula de Toralla. De muy buen gusto también el monumento denominado
“Galeones de Rande” que conmemora la batalla de la flota hispana contra la
armada anglo – holandesa y que llevaría al fondo del mar grandes riquezas de
oro y plata que transportaban los barcos y que dicen siguen allí.
Ría de Vigo desde el Parque del Castro |
Galeones de Rande. Parque del Castro |
Ría de Vigo desde Fortaleza Parque del Castro |
Ermita de la Guía:
sería lo último que visitaríamos hoy y salvo que seas un maratoniano te
recomiendo que vayas en vehículo porque se encuentra en el otro extremo de la
ciudad en lo más alto. Nosotros cogeríamos un taxi para no tener que volver a
por el coche y no nos salió caro. En ella te encontrarás la capilla dedicada a
nuestra Señora de las Nieves, aunque todo el mundo la conozca como La Guía.
Pero lo mejor las espectaculares vistas de la ciudad de Vigo y parte del
Morrazo, como Domayo, Meira, Moaña, Cangas y de fondo las incomparables islas
Cíes. Hacia la derecha se puede ver el puente de Rande y como se abre la bahía
hacia la isla de San Simón. Imaginaros si a todo lo descrito se le une una maravillosa
puesta de sol.
Ermita de La Guía |
Vistas desde el Monte de La Guía |
Puesta de sol en el Monte de La Guía |
hola tito me encanta
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