CHILE - DIA 24. Valdivia, ciudad entre ríos

7 de Septiembre de 2014.

Valdivia  recibió el nombre de su fundador, el conquistador español Pedro de Valdivia. El asentamiento sería creado en 1552 y fue una preciada posesión para la corona española que protegió con fuertes militares durante más de 200 años hasta que fue tomada en la guerra de Independencia. Además sería invadida por corsarios holandeses y forjada por colonos alemanes.

Obelisco en Valdivia

Si a este apasionante pasado encima se le suma su bello entorno natural, estaba claro que tenía que pasar por esta ciudad para al menos vivirla durante un día.

Mientras desayunaba, más sólo que la una, en el salón comedor, el desayuno que estaba incluido y que constaba de cereales, fruta y tostadas, de repente me di cuenta que uno de los relojes indicaba una hora más y es que a medianoche había entrado el nuevo horario de primavera – verano. Eso suponía que eran las diez de la mañana, por lo que me dispuse a conocer los encantos de esta histórica ciudad empezando por acercarme hasta la ribera de uno de los cuatro ríos que marcan su identidad fluvial. Y es que si hay algo que destaca aquí es que la ciudad se ubica en la confluencia de cuatro ríos: Calle Calle, Valdivia, Cau Cau y Cruces.

Río Calle Calle

Mientras paseaba por la orilla del ya río Valdivia, de repente, me encontraría con una colonia de lobos marinos. No tenía ni idea de que esto era así, por lo que quedé bastante sorprendido de ello. Hay carteles en los que se indica que hay que tener cuidado con ellos porque muerden, por lo que conviene mantenerse a una distancia prudencial de los que están por el asfalto. El caso es que los tendría a no más de dos metros de la plataforma sobre la que descansaban. Eran inmensos y fue increíble verlos en su hábitat natural abriendo sus bocazas y moviéndose torpemente. Pero lo más curioso fue sin duda cuando uno de los muchos perros callejeros que andan por la urbe se encaró con uno de los machos y este bastante enojado casi le mete un bocado que estuvo a punto de tragárselo, El perro tendría suerte y se libraría por lo que  parece que aprendió la lección y salió de allí por patas.

Colonia Lobos Marinos

Colonia Lobos Marinos

Lucha entre Perro y Lobo Marino

Otro gran atractivo de Valdivia es su mercado fluvial, animadísimo, bullicioso y con un ambiente brutal de tráfico de personas y productos alimenticios, especialmente a primeras horas donde el pescado es fresco y hay más trasiego de gente. Podría ver merluzas, congrios, salmones, cangrejos, ostras, etc. Esto mientras las dependientas de los puestos casi que me dejan sordo con sus gritos para conseguir más ventas. La verdad, que me gustó bastante el ambiente.

Feria Fluvial de Valdivia

Feria Fluvial de Valdivia

Feria Fluvial de Valdivia

Un poco más allá de este mercado, hay varios puestos de contratación de paseos fluviales, desde los que duran gran parte del día con comida incluida (unos 12000 pesos) hasta los que en una hora y cuarto dan la vuelta a la isla Teja, permitiéndote hacerte una buena idea del entorno natural tan increíble que tiene la ciudad. Yo me decantaría por el segundo de ellos y me supondría 5000 pesos. La verdad que ya sólo por este paseo y por contemplar a los lobos marinos, la parada en Valdivia me había merecido la pena, así que estaba encantado de la vida y más, aunque suene a broma, si tenemos en cuenta que se había quedado un día con más de la mitad del cielo azul. Esto sí que parece un chiste pues a esta urbe se la conoce como una de las de mayor pluviosidad del planeta y más en invierno y mira por donde que hoy había salido el día agraciado.

Paseo Fluvial por los Ríos de Valdivia

Feria Fluvial desde el Río Valdivia

La travesía fue maravillosa porque pude ver desde pelícanos hasta cormoranes, pasando por gaviotas propias de esta zona y más aves de la que no recuerdo su nombre. El capitán mientras navegábamos nos iría aportando interesantes datos como que la cuenca fluvial de Valdivia es la más extensa de Chile, con aproximadamente 250 km. de ríos navegables, que estas tierras soportarían el mayor terremoto y maremoto registrado en la historia de la humanidad hasta nuestros días, el de 1960, con hasta tres olas gigantescas que desolarían el lugar, etc. También emocionante sería ver como un montón de parejas de cisne de cuello negro empezaban a recibir a sus polluelos pues vimos varios de estos entre las tótoras que sobresalen del agua, etc.

Paseo Fluvial por los Ríos de Valdivia

Paseo Fluvial por los Ríos de Valdivia

Cisnes de Cuello Negro. Paseo Fluvial por los Ríos de Valdivia

Paseo Fluvial por los Ríos de Valdivia

Así que entre islas, humedales, bosques, antiguas fábricas arrasadas por el terremoto, molinos, astilleros y las vistas de la ciudad, acabé encantado con esta visita, la cual recomiendo a todo el mundo. Por cierto que incluso pude ver el famoso puente levadizo que causaría una fuerte polémica debido a que fue instalado al revés hacía unos pocos meses y con el que todavía estaban en obras para subsanar el defecto.

Puente Cau Cau de Valdivia

Valdivia desde el Paseo Fluvial

Valdivia desde el Paseo Fluvial

Otra seña de identidad de Valdivia es sin duda la práctica del remo olímpico, por lo que también estaría un buen rato viendo como entrenaban en esta disciplina las diferentes escuelas, en las tranquilas aguas de sus ríos, lo que me pareció un deporte realmente duro, pero que, sin embargo, hay muchísimo aficionado a ello.

Pero no contento con todo esto, en su costanera todavía podría encontrarme con un concierto del ejército de Chile; admirar un péndulo de Foucault enorme con una buena explicación de su función; ver el submarino O´Brien que sirvió a la marina chilena durante un montón de años; observar el llamado torreón El Canelo, otro símbolo de Valdivia y de sus tiempos de luchas históricas, etc.

Péndulo de Foucault

Submarino O´Brien

Concierto de la Banda del Ejército

Torreón El Canelo

La visita la terminaría con el discurrir de mis pasos por el corazón de la ciudad, es decir por la plaza de la República, la Catedral, el Ayuntamiento y el inconfundible edificio del casino. Esta parte sería para mí la más pobre de todas, tal vez porque después de todos los alicientes que había tenido durante la mañana, esto me sabría más a lo mismo que te encuentras en cualquier otra ciudad y no es tan auténtico como lo que había vivido.

Plaza de la República

Catedral de Valdivia

Casino Dreams.

Muy cerca de esta zona, en una de sus esquinas, me sorprendería un Mac Donalds, por lo que no pude evitar la tentación de comerme un buen Big Mac. Sé que tiene delito estando en un lugar como Valdivia, pero es que entre que no me gusta el marisco y tampoco me apetecía otro tipo de pescado, pues no lo pude evitar.

Con la tontería me habían dado las 17.00, por lo que sólo tenía tiempo ya de pasar por el Hostal a recoger el equipaje y desde él, en menos de diez minutos, plantarme en la terminal de buses caminando. Desde esta partiría a las 18.30 el autobús de la compañía JAC hacia Pucón (4500 pesos), mi última sede y parada antes de volver a Santiago. Tardaría en llegar algo más de tres horas, por lo que a las 21.45 estaba allí. Muy cerca se encontraba el Hostal que iba a ser mi punto de operaciones para esta zona durante los próximos tres días completos. Se llamaba Donde Egidio, en la calle Palguín, 720. Un lugar de lo más acogedor, especialmente, gracias a la hospitalidad de sus dueños que son encantadores. La habitación compartida de cuatro camas me saldría por 8000 pesos la noche y, de nuevo, la suerte iba a estar de mi lado ya que estaría sólo todas las noches. Es de imaginar lo a gusto que dormiría después de cenar otro pequeño sándwich de queso.

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