CHILE - DIA 06. Ascensión al Volcán Lascar

20 de Agosto de 2014.

Después de mi regreso del valle de la Luna en el día de ayer y antes de irme a cenar, tendría que pasarme por la agencia, Desert adventure, para hacer una consulta sobre un destino al que quería ir en uno de los dos días de estancia que todavía tenía en San Pedro. Casualidades de la vida allí estaba Sebastián, el guía que nos había acompañado durante la excursión del Salar de Tara y con el que había tenido un trato muy cordial, echándonos en algunos momentos buenas risas. Me preguntaría que qué tenía pensado para al día siguiente, es decir para hoy. Le contaría que mi idea era haber subido con algún agencia a la cima de alguno de los volcanes de la zona tales como el Seirecabur, el Lascar o el Toco, pero que, desgraciadamente, no iba a ser posible, no ya por el precio que aunque suponía un auténtico sacrificio estaba dispuesto a asumirlo, sino por algo más complicado de solucionar como iba a ser que no había suficiente gente para formar un grupo. Así que le conté que mi idea era pasar un día tranquilo.

Sería aquí cuando Sebastián me formularía una pregunta que me dejaría en el sitio. - ¿Te gustaría subir mañana con nosotros a la cima del volcán Lascar? Me quedé petrificado y sin saber que decir durante unos segundos, pero tras el impacto inicial, de mi boca saldría un entusiasta -¡Por supuesto que sí!

Después de la emoción inicial y cuando me calmé un poco, Sebastián empezaría a contarme los detalles. Resulta que tanto él como otros guías de la agencia llevaban planeando desde hacía tiempo esta expedición y estaban esperando el momento oportuno para llevarla a cabo. Tenían que darse varias coincidencias para que pudiera hacerse efectiva. En primer lugar, que todos los que querían hacer la ascensión coincidieran en el día de libranza y teniendo en cuenta que eran seis los guías y todos dedicados al turismo, no era una cuestión especialmente fácil. En segundo lugar, las condiciones del volcán Lascar tenían que ser las idóneas lo que tampoco es algo sencillo de conseguir tenidendo en cuenta que es uno de los volcanes más activos del norte de Chile y constantemente se encuentra expulsando fumarolas y nubes de azufre, lo que supone tener que elegir un día donde el viento sople justo en dirección contraria del camino por donde se realiza la ascensión. A esto hay que sumarle que ese mismo viento no tenga demasiada velocidad ya que en la cima si las ráfagas son demasiado fuertes podrían ocasionar un fatídico accidente lanzándote al inmenso cráter.

Teniendo en cuenta los factores anteriores era evidente que me había tocado la lotería. Vamos que estaba en el momento oportuno en el lugar adecuado. Por supuesto, que tampoco me iba a salir gratis, pero teniendo en cuenta que el precio que te suelen cobrar las agencias especializadas en ascensiones a volcanes va de los 80000 a 95000 pesos y a mí me pidieron 40000 pesos, pues era realmente una ganga y siendo eso lo de menos, pues el subir con guías chilenos no es algo que se tenga oportunidad todos los días.

Pasarían a buscarme a las 05.15 de la madrugada y tras hacer otra parada más, ya estábamos en el todo terreno los siete miembros de la expedición: Sebastián, Simón, Christian, Vale, Sebastián F., Pablo y yo. Eran las 05.30 cuando salíamos de San Pedro con dirección al Paso Sico. Tras una primera media hora de asfalto, tomaríamos un desvío hacia la izquierda que nos metería ya por camino de ripio que ya no nos abandonaría hasta la vuelta. En otra hora más y tras dejar a la derecha la preciosa laguna Legía, llegábamos a las 07.00 a las faldas del volcán, donde dejaríamos aparcado el auto a unos 4.700 metros de altitud.

Llegando a la falda del Volcán Lascar

Entorno del Volcán Lascar

La temperatura exterior rondaba los -7 grados por lo que nos abrigamos con todo lo que pudimos y empezamos a andar muy muy despacio ya que cualquier esfuerzo a esta altura puede pasarte inmediatamente factura. La expedición la abría Pablo, el único que tenía el título de guía de alta montaña y con un montón de cumbres ya a sus espaldas. El resto del grupo eran guías dedicados al turismo. Yo ya conocía tanto a Sebastián, como a Simón de la laguna Céjar y a Christian con el que había negociado la contratación de los tours de los días anteriores. Tanto ellos como el resto de compañeros me acogieron desde el primer momento como a uno más lo que hizo que me sintiera integrado desde el minuto uno.

Entorno del Volcán Lascar

Preparativos para la ascensión al Volcán Lascar

Avanzábamos despacio, parando como cada veinte minutos para beber agua y comer algo de frutos secos y barritas energéticas. En la montaña es siempre muy importante hidratarse y no dejar que el cuerpo se quede sin energía, pero a esta altitud, es un imperativo seguir este ritual pues el no hacerlo puede suponer que te venga el temido mal de altura. A mí era lo que más miedo me daba y más temía, pero hasta este momento mi cuerpo se estaba adaptando perfectamente, también creo que por la aclimatación que fui realizando en los días anteriores durante las distintas excursiones, gran parte de ellas, por encima de los 4000 metros.

La dificultad de la subida no era ni mucho menos difícil, una senda de tierra con algunos tramos de arenilla y algo pedregosos que te hacían retroceder unos pasos atrás, pero poco más. Sin duda lo que más se notaba según seguíamos ascendiendo era la falta de oxígeno y en consecuencia que costaba respirar más.

Ascensión del Volcán Lascar

Ascensión del Volcán Lascar

Hubo varios momentos donde también pudimos sentir la presencia de pequeñas nubes de azufre que nos envolvían como consecuencia de ligeros cambios en la dirección del viento. Esto sin duda fue lo más desagradable de todo, pues aunque muy efímeras, hacían que la garganta te picara y los ojos te llorasen y todo ello unido a la falta de oxígeno, suponía el triple de esfuerzo. Afortunadamente sólo tuvimos dos de estos momentos, por lo que no la cosa no pasó a mayores.

Ascensión del Volcán Lascar

Ascensión del Volcán Lascar

Por fin y tras tanto esfuerzo conseguíamos llegar hasta el borde del cráter. No puedo expresar con palabras lo que sentí. Mucha emoción, un sentimiento de libertad único y diferente al que había tenido en otras montañas. Un nudo en la garganta y los ojos vidriosos eran la prueba de la emoción que suponía estar aquí arriba, a unos 5400 metros, en la primera cumbre importante que subía en América, a una altitud que nunca hubiera soñado alcanzar. Eran muchos los factores que se conjugaban para que me fuese imposible derramar alguna lagrimilla de la inmensa felicidad que sentía en ese momento.

Tras estos momentos individuales y personales que todos tuvimos y cuando empezamos a asimilar que habíamos conseguido casi el reto, comenzaron los abrazos y las felicitaciones y muchas, muchísimas fotografías para tener siempre un recuerdo irrepetible de esta gran hazaña, aunque es cierto que lo mejor se quedaba en el corazón.

Cráter del Volcán Lascar

 Vista desde Cráter del Volcán Lascar

 Vista desde Cráter del Volcán Lascar

Pero todavía no habíamos culminado la misión. Todavía nos quedaban un último esfuerzo para ponerle la guinda a la expedición. Nos separaban algo más de 100 metros de una de las cumbres, ya que tiene varias al ser un inmenso cráter ovalado, y hacia ella que nos dirigimos. El oxígeno cada vez se echaba más en falta, los pasos cada vez eran más lentos y la fatiga se empezaba a acusar doblemente, pero las ganas y el estar a punto de lograr la consecución de un gran sueño pudo más y tras otros 25 minutos lo lográbamos, llegábamos a la cumbre del imponente volcán Lascar que según el altímetro de Pablo indicaba los 5510 metros.

Cráter del Volcán Lascar

Al filo del Cráter del Volcán Lascar

Cima del Volcán Lascar

Nuevas emociones e infinidad de sensaciones volvían a hacer acto de presencia en todos los miembros del grupo y con inmensa alegría empezamos a hacernos mil fotos, envueltos con la bandera chilena, para rememorar para siempre este gran momento. El viento era gélido y las temperaturas bajo cero pero nada de ello impidió que estuviéramos como veinte minutos más disfrutando del logro.

Cima del Volcán Lascar

Tras parecer que éramos inmunes a las condiciones climatológicas, muchos de nosotros empezábamos a estar congelados por lo que comenzamos la bajada a paso ligero hasta llegar de nuevo al cráter. Sería aquí donde nos sobrevino a varios un ligero malestar, pues entre el frío y que nos habíamos olvidado desde hacía ya un buen rato de comer y beber, al final la altura no perdona. Pero bueno hicimos un pequeño descanso y cuando volvimos a estar todos reunidos continuamos descendiendo. En mi caso el ligero malestar ya no me abandonaría e incluso se me agravaría en algún que otro momento más de la bajada, pero mejor o peor, llegué hasta el coche.

Una vez que estuvimos todos, llegó el momento de regresar. Las caras de todo el mundo eran una mezcla de inmensa felicidad y gran agotamiento, pero a pesar de este segundo síntoma, todavía tendríamos tiempo para hacer dos paradas más en el camino. Una, para observar de cerca la laguna legía y recrearnos con el entorno que la envuelve que parece sacado de otro mundo y, en segundo lugar, pararíamos al lago de otro inmenso cráter sin actividad en el que parecía que hubiese caído un inmenso meteorito y cuyo diámetro era asombroso.

Laguna Lejia

Volcán Lascar desde Laguna Lejía

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Tras estas paradas, ahora sí, que emprendimos la vuelta a San Pedro, la cual se me hizo especialmente dura, porque el malestar que se me había puesto a la bajada del volcán, no sólo no se me había quitado sino que además se me había agravado por el frío que se había apoderado de mí y los baches del terreno.

A las 14.30 me estaban dejando en la puerta del Hostal Juriques. Aquí vendrían las emotivas despedidas y mi más profundo agradecimiento a todos ellos y en especial a Sebastián, sin él que no hubiera podido cumplir este gran sueño. Gracias de corazón.

La tarde es evidente que me la pasaría durmiendo a pierna suelta y recuperándome del gran esfuerzo realizado, por lo que no volví a ser persona hasta casi las ocho, momento que aproveché para ir, de nuevo, hasta la agencia Desert Adventure y contratar la excursión del día siguiente. Después volvería a cenar a Adobe, donde me pediría una inmensa pizza con un jugo de fresa (11000 pesos), para celebrar lo bien que había salido todo en la jornada de hoy.

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