RIVIERA MAYA - DIA 02. Primer día de relax e impresiones de nuestro resort

15 de Noviembre de 2009.

La intensa luminosidad que se colaba en la habitación, pues las cortinas no es que cumplieran como debían su cometido, hacía que me levantara, me aseara y me pusiera el bañador, para instantes después mirar la hora que era, quedándome con cierta cara de circunstancia al comprobar que pasaban solo quince minutos de las 06:00.

Afortunadamente a mis amigos les pasaría lo mismo, por lo que no dudamos en dirigirnos al inmenso comedor para empezar el día con energía. Había todo lo inimaginable, crepes, tortitas, hamburguesas, bollería, fruta variada, fiambre, infinidad de zumos, por lo que los ojos se te hacían chiribitas mientras decidías que no echarte en los platos. Estaba más que claro que volveríamos a Madrid con unos cuantos kilos de más, lo que no sabíamos eran cuantos.

Y antes de continuar narrando nuestras duras actividades, creo que este es el momento idóneo para hablar de nuestro resort y de la valoración del mismo.

Complejo Grand Oasis Riviera Maya

En él se distinguían, claramente, dos tipos de habitaciones: las que daban a la playa y a la piscina, por un lado, y por otro las que daban a la jungla. Estas eran las que nos correspondieron a nosotros como consecuencia del precio tan bajo que pagamos por todo. Dentro de que estaban limpias y eran amplias, eran sin duda las más viejas y antiguas de todo el complejo y al estar de cara a la gran masa forestal, había siempre gran cantidad de mosquitos en la puerta, especialmente durante la noche debido a los farolillos que iluminaban el pasillo, por lo que siempre se colaba algún invitado no deseado. Además también sufriríamos la visita, más o menos asidua, de otros huéspedes  como eran unos pequeños bichitos negros que se colaban por la rendija de la puerta. Pero bueno al final es cierto que como estás disfrutando todo el rato de las instalaciones del resort, sólo pisas tú cuarto para dormir, por lo que tampoco le dimos demasiada importancia a estos ligeros imprevistos. En referencia al baño estaba limpio y correcto, pero tenía varias humedades en el techo que además de producir cierto olor, serían las responsables de un incidente que me harían protagonizar una acalorada discusión con varios responsables del hotel y que contaré en el último capítulo.

Habitación Grand Oasis Riviera Maya

Pudimos conocer en nuestra estancia a varias parejas que estaban alojadas en el otro tipo de habitaciones que comentaba, por lo que acabaríamos conociendo las mismas, no teniendo nada que ver a lo que nos había correspondido a nosotros. La luminosidad era muy superior, estaban casi recién pintadas y no se apreciaba ni un solo desperfecto en sus paredes. Además al no dar a la selva, la cantidad de mosquitos y otros insectos era casi nula, por lo que había una diferencia abismal entre unas y otras.

Respecto a las zonas comunes: piscinas, playas y restaurantes, estaban en buen estado con gran cantidad de tumbonas, toallas a tú disposición en todo momento y bares dentro de las piscinas, por lo que no tenías que salir del agua sino te apetecía. En la playa además disponías de mullidos colchones individuales, camas redondas con mosquiteras y otros elementos similares donde poder quedarte dormido plácidamente en sólo unos segundos.

Complejo Grand Oasis Riviera Maya

Complejo Grand Oasis Riviera Maya

Complejo Grand Oasis Riviera Maya

Respecto a los restaurantes que se distribuían por el complejo, serían como cuatro o cinco y ellos también estaban incluidos en la pulsera, pero a diferencia del gran buffet común, en estos había que hacer reserva de un día para otro para poder degustar sus especialidades que iban desde comida italiana a mexicana, pasando por brasileña.

Complejo Grand Oasis Riviera Maya

El complejo también contaba con tres bares o pubs de copas donde poder tomar todo lo que quisieras hasta las tres de la madrugada, hora en la que cerraban los mismos y dejaban de despachar bebidas.

La playa por su lado estaba limpia y apenas había algas, con las típicas aguas cristalinas del Caribe y con una temperatura ideal donde podías permanecer todo el tiempo que quisieras sin tener frío.

Playa Riviera Maya

Playa Riviera Maya

Respecto a las distancias para llegar de uno lugares a otros, nada estaba lejos y podías llegar a todos los lugares caminando, al tratarse de un complejo bastante pequeño en comparación con otros de la zona, donde son necesarios pequeños vehículos eléctricos e incluso barcas.

Por último todos los días había varios eventos al aire libre donde animaban a la gente a hacer aerobic o bailes dentro de la piscina y que siempre estaban a rebosar. Además de alguna actividad humorística donde siempre invitaban a que el público participase, así que como se ve hay también múltiples opciones para no aburrirte y conocer gente de todo tipo.

Complejo Grand Oasis Riviera Maya

Después de este pequeño análisis del que fue nuestro alojamiento se puede ver que no es comparable a los grandes complejos de lujo que solemos tener en la cabeza, pero también se habrá comprobado que no hace falta pagar una morterada de dinero para pasar una semana en Riviera Maya disfrutando de muchos de sus atractivos. Es decir que hay ofertas para todo tipo de bolsillos.

Siguiendo con nuestra estresante jornada, después del contundente desayuno, optaríamos por probar algunos de los exquisitos jugos que servían en uno de los bares situado en la piscina. Esto era mejor que el paraíso. En este caso eran sin alcohol, pero es tal la combinación de frutas que elijas el que elijas te saben a gloria.

A media mañana sólo tendríamos que cruzarnos al bar de en frente para comenzar con las bebidas alcohólicas, especialmente los chupitos de tequila, donde acabaríamos cantando y haciéndonos amigos de un grupo de americanos bastante salados.

Complejo Grand Oasis Riviera Maya

Respecto a la comida, puedes optar por, como no, el gran buffet con todo gran cantidad de ensaladas, pastas, carne, pescado y demás o por los pequeños puestecillos situados al lado de la piscina, donde hacen a la parrilla hamburguesas y perritos caliente. Esta segunda opción sería la que más nos gustaría para este momento del día.

La tarde la pasaríamos por completo disfrutando de la playa en las cómodas tumbonas y bañándonos en las increíbles aguas del Caribe, que hasta este momento no había tenido oportunidad de probar algo similar, en cuanto a aguas transparentes se refiere, aunque sólo dos años después de este viaje podría conocer Formentera y comprobar que no hay que irse tan lejos para encontrar este tipo de paraísos.

Como ya he comentado en algún momento en este diario, el sol se ponía pasados pocos minutos de las cinco de la tarde, por lo que ese momento era el idóneo o bien para echar una siestecita o bien para seguir degustando mojitos, caipiriñas, piñas coladas y muchos otros cócteles y bebidas, por lo que al llegar la medianoche costaba saber dónde te encontrabas.

Respecto a la cena, lo normal es que optásemos por el gran buffet, aunque más de un día nos decidiríamos por reservar en los restaurantes especializados del complejo, donde la calidad era bastante superior a la de la zona común.

Y para terminar el día, pues ya se sabe, no quedaba otra que probar los diferentes tipos de bebidas alcohólicas, mientras conocías a un montón de gente, que en pocos minutos parecía que tenías amistad con ellos de toda la vida, no retirándonos a nuestros aposentos hasta las tres o cuatro de la madrugada.

Este sería nuestro quehacer diario en el complejo y qué repetiríamos hasta en tres ocasiones más, pero eso ya corresponde a otros capítulos. De momento mañana cambiábamos de aires y tocaba una jornada casi completamente cultural.

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