EGIPTO - DIA 07. Comienzo de la navegación por el lago Nasser

15 de Noviembre de 2008.
Durante los próximos tres días realizaríamos un tranquilo crucero por el lago Nasser. Si me preguntasen: ¿Merece la pena? ¿Es lo suficientemente atractivo como para elegir esta opción y no otra dentro de Egipto o los alrededores? Mi respuesta sería que se puede prescindir de dicha opción sin ningún problema. Después de haber visto la primera división, los pesos pesados de los templos egipcios como Karnak, Medinet Habu o Abu Simbel , lo que te vas a encontrar en esta fase del viaje son pequeños templos que no te van a aportar nada nuevo con respecto a todo lo que ya hayas podido ver. Todas son construcciones diminutas y aunque si te gusta el arte y el mundo egipcio siempre será agradable conocer algo más de esta cultura a través de estos templos, aún así en algunos te quedas con la sensación de “¿Y esto es todo? Por lo que sólo recomiendo esta posibilidad si lo que te apetece es pasar unos días de puro relax a bordo de un crucero con pequeñas paradas matinales para visitar los mencionados santuarios y caminar un rato por el desierto, que en esta parte del país es realmente bonito, mucho más que en las inmediaciones de El Cairo u en otros puntos de Egipto.
Si por el contario has acabado saturado de lo visto en el crucero por el Nilo o te ha parecido excesiva la tranquilidad a bordo del barco, mejor que no elijas esta opción si no quieres acabar tirándote por la borda y formar parte del suculento festín que se darían a tu costa los hermosos cocodrilos que todavía quedan en esta zona del país.
Ayer nos iríamos a la cama con la soberbia imagen de las colosales esculturas de Abu Simbel iluminadas bajo las estrellas y hoy empezaríamos la jornada viendo amanecer desde el barco con ellas justo delante de nosotros. El contorno de las enormes figuras de piedra apenas apreciables por la oscuridad de la noche, pronto daría paso a la imagen de las mismas acompañadas por la suave luz que traía consigo el inicio del día.
Amaneciendo en Abu Simbel

Amaneciendo en Abu Simbel
De repente, comenzaríamos a notar que el barco empezaba a moverse y que, poco a poco, se iba separando de tierra. Lentamente la distancia con los templos de Abu Simbel era mayor y en pocos minutos quedaban ya en la lejanía, para perderlos de vista segundos después. Sería otro de esos grandes momentos del viaje, sobre todo por la emoción y el silencio imperante en la cubierta, con todos apoyados en las barandillas y las miradas absortas en las figuras.
Amaneciendo en Abu Simbel

Amaneciendo en Abu Simbel

Amaneciendo en Abu Simbel
Poco a poco la gente empezaba a desperezarse y a reaccionar y, antes de que nos diéramos cuenta, Alí nos avisaba para que nos asomásemos otra vez por los laterales de la embarcación para poder ver las ruinas de lo que fue la fortaleza de Qasr Ibrim, localizadas en su emplazamiento original, aunque cuando fue construida el lugar era una meseta que dominaba el valle y ahora se encuentra al borde del agua.
Ruinas de Kasr Ibrim
Se piensa que en este lugar se alzó una construcción defensiva desde el año 1000 a. C. En época romana, siete templos se alzaban en el interior de las murallas, entre ellos, un templo dedicado a Isis y otro del siglo VII a. C. construido por el rey nubio Taharaqo.
Qasr Ibrim, uno de los últimos bastiones del paganismo, se sometió definitivamente al cristianismo y aquí se construyó una catedral en el siglo X. Resistió al islam hasta el siglo XVI, cuando fue conquistado por bosnios bajo las órdenes del sultán otomano, y la catedral, se transformó en mezquita. Al encontrarse todavía en fase de excavación, sólo puede contemplarse desde el lago.
Ruinas de Kasr Ibrim
Los estómagos empezaban a hacer ruido y dado que ya no teníamos ninguna visita hasta después de comer, aprovecharíamos para sentarnos en la cubierta a tomarnos el aperitivo, con unas buenas cervezas frías, mientras charlábamos con nuestros amigos catalanes que eran clara mayoría.
El resto del tiempo transcurriría entre paseos por el barco y momentos de lectura con un entorno que no podía ser mejor: la infinidad y el silencio del desierto. Si a ello le sumas una ligera brisa y que no hacía calor, la relajación no podía ser mayor.
Desierto Cerca de Amada
Tras una sustanciosa comida, llegaba el momento de volver a desembarcar para la visita al templo de Amada, el más antiguo de Nubia y dedicado a Amón – Ra y a Ra – Harajty. Sería construido por Tutmosis III y Amenofis II y tiene añadidos de Tutmosis IV.
Este sería otro de los santuarios afectados por la construcción de la presa de Asuán, teniendo que ser desplazado tres kilómetros, de su emplazamiento original, para no ser cubierto por las aguas.
Desierto Cerca de Amada
En él podríamos admirar relieves nubios magníficamente conservados. Entre ellos, una campaña militar o los de la pared trasera del santuario, que retratan a Amenofis II matando a sus prisioneros de guerra sirios.
Grabados en el Templo de Amada

Grabados en el Templo de Amada
No demasiado lejos de allí terminaríamos las visitas de la jornada con el hemispeo de Derr, es decir un templo construido la mitad a cielo abierto y la otra mitad excavado en la roca. Más allá de este detalle el pequeño santuario decepciona bastante.
Templo de Derr
Sería construido por Ramsés II, aunque después sería convertido en iglesia. Se encuentra bastante deteriorado y lo que más merece la pena son algunos relieves de gran colorido, sobre todo en la segunda sala de columnas, donde puede verse al faraón ofreciendo vino y flores a los dioses.
Grabados en el Templo de Derr
En un breve paseo nos acercaríamos también a ver la tumba de Pennut, virrey de Nubia con Ramsés IV. Esta se encontraba cuarenta kilómetros al sur de Amada, en Aniba, necrópolis de los Imperios Antiguo y Nuevo. La tumba excavada en la roca, está decorada con escenas de Pennut y de su familia.
Tumba de Pennut
Al regresar al barco sólo nos quedaba esperar en la cubierta para presenciar una nueva y maravillosa puesta de sol, al igual que en el Nilo,  con la que cada día cerrábamos el día. Ni que decir tiene que son de las más bellas del mundo y es que la nitidez de la luz y los colores cambiantes en segundos las hacen únicas.
Puesta de Sol en el lago Nasser

Puesta de Sol en el lago Nasser
Cuando bajamos a los camarotes nos encontraríamos con una divertida sorpresa y es que los pasillos de los mismos estaban repletos de figuras hechas con toallas. Es cierto que en el anterior crucero algún día nos sorprendían con alguna en nuestras camas, pero casi siempre eran las mismas. Sin embargo hoy había de todo: un cocodrilo gigante, un escorpión, serpientes, un elefante con Papá Noel como jinete, etc.
Figuras con Toallas en el Crucero

Figuras con Toallas en el Crucero

Figuras con Toallas en el Crucero
Después de echarnos unas risas con el detalle anterior, sólo nos quedaba ya tomar unas cervezas frías en uno de los salones del barco con el resto del grupo e irnos a cenar, para justo después retirarnos a descansar pues con el madrugón que nos habíamos metido estábamos fundidos.

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