NAVARRA - DIA 09. Señorío de Bertiz - Zugarramurdi - Elizondo

1 de Diciembre de 2007.

Navarra nos estaba sorprendiendo muy gratamente y es que, aunque no dudábamos en que nos iba a gustar, es de esos destinos que supera con creces las expectativas que uno trae. Su patrimonio monumental y natural es de tal calidad y tan inmenso, su gastronomía tan deliciosa y abundante y sus gentes tan agradables, que es casi imposible quedar decepcionado. Más aún, es probable que esta comunidad autónoma pueda llegar a convertirse en una de tus preferidas como así me ha sucedido a mí.

Y es que es imposible no enamorarse de lugares tan hermosos como el valle del Baztán que te atrapan nada más llegar a él: la suavidad del clima atlántico, el verde infinito de sus campos o la relajación que se siente al desplazarse por sus enrevesadas carreteras. En cualquier rincón que uno se detenga, la vista transmite una sensación de bienestar teñida con buenas dosis de asombro.

Comenzábamos con una hora de conducción, con el fin de llegar a un lugar que no es demasiado conocido, pero que nuestra amiga Sara nos había recomendado especialmente. Me estoy refiriendo al Señorío de Bertiz, un valioso entorno natural que se localiza en las inmediaciones de la localidad de Oronoz.

Panel Informativo. Señorío de Bertiz

El espacio presenta dos áreas bien diferenciadas: un jardín botánico con el encanto de las zonas ajardinadas de principios del siglo XX y un espacio boscoso de casi 2000 hectáreas de extensión.

Nuestra visita se ceñiría a la primera de las anteriores, uno de los mayores atractivos del parque. Y es que dicho jardín botánico fue creado a principios del siglo pasado por Pedro Ciga, último señor de Bertiz que, a su muerte, cedió este espacio natural a la Diputación Foral de Navarra. Fue él quien conseguiría reunir en este jardín multitud de especies de árboles y plantas exóticas para la montaña navarra – secuoyas, cedros, bambúes,  cipreses de los pantanos – y entre ellos plantó azaleas, camelias y hortensias.

Señorío de Bertiz

Señorío de Bertiz

El resultado es un auténtico paraíso natural con rincones encantadores, como el del pequeño lago alimentado por un manantial que brota de la roca o el mirador que hay en la confluencia de la regata Grande con el río Bidasoa. En un lado del jardín se encuentra la zona de acogida e información, y en el lado contrario, la zona de interpretación, con diversas instalaciones y un amplio montaje audiovisual.

Señorío de Bertiz

Señorío de Bertiz

Aunque nos hubiera gustado hacer alguna de las rutas que ofrece el bosque, como la que trepa hasta el punto más alto del parque natural, donde se alza el palacio de Aizkolegi, ofreciendo unas vistas privilegiadas sobre Bertiz y sus alrededores, el hecho de que fueran once kilómetros y nos dejara sin conocer otros interesantes lugares, nos haría renunciar a la misma.

Y uno de esos lugares reseñables iban a ser las misteriosas cuevas de Zugarramurdi, un rincón mágico y sugerente lleno de resonancias esotéricas. En ellas sucedieron los acontecimientos que dieron lugar al proceso por brujería más renombrado de toda la historia de la Inquisición española. En 1610 fueron denunciadas hasta 300 personas de Zugarramurdi,  el valle de Baztán y la comarca de las Cinco Villas, por haber participado en aquelarres celebrados en estas mismas cuevas.

Cuevas de Zugarramurdi

Como consecuencia de los interrogatorios e investigaciones que se llevaron a cabo se descubrió que en la gran sala se situaba el trono del Maligno y que allí tenían lugar las misas negras, actos de necrofilia, y danzas alrededor del fuego que se culminaban en la práctica de una orgía generalizada.

El resultado de todo lo anterior sería la muerte en la hoguera de ocho vecinos de la población y otros tantos víctimas de las torturas sufridas en prisión.

Las cuevas, formadas por el arroyo del infierno, presentan un gran túnel de 120 metros de longitud que en algunos puntos alcanza los 12 metros de altura y se puede recorrer en su totalidad.

Arroyo del Infierno. Cuevas de Zugarramurdi

Cuevas de Zugarramurdi

La parte más abierta es la llamada Sorgin Leze (cueva de las Brujas), y la más angosta, hacia el fondo es el Akelarre Leze (cueva del Aquelarre).

Las cuevas viven cada año dos momentos muy especiales: uno, el sábado anterior al 24 de junio, cuando se evocan los aquelarres en una fiesta presidida por la música y las danzas tradicionales, y otro, el 18 de agosto, cuando, en el marco de las fiestas patronales de Zugarramurdi, se celebra en las cuevas una comida popular cuyo plato fuerte consiste en carnero asado en estacas y que tiene obvias resonancias demoniacas.

No había comentado que las cuevas se hallan a 500 metros de la población, rodeadas de un entorno único por lo que el paseo se te hará bastante agradable. La entrada cuesta cuatro euros y el horario es de 11:00 a 17:00 en invierno.

Entorno de Zugarramurdi

La última parada del día estaría a media hora y unos 27 kilómetros. Sería en la bonita localidad de Elizondo, capital del valle que se asienta a uno y otro lado del río Baztán y es un lugar rico en nobles edificios, algunos antiguos y otros de factura más reciente, levantados por indianos tras su regreso.

Río Baztán a su paso por Elizondo

Plaza de los Fueros. Elizondo

En el centro histórico se concentra el mayor conjunto de casas palaciegas de todo el valle. Destaca especialmente entre ellas el palacio barroco de Arizkunenea  o del Conde, o de las Gobernadoras, curiosa construcción de gusto francés, actual sede de la Casa de Cultura. En la misma calle podemos ver también el palacio de cabo de armería Arozarena de estilo barroco. Algo más allá encontramos otras tres casas nobles.

Casa Palaciega. Elizondo

Casa Palaciega. Elizondo

Por último y antes de poner rumbo a casa veríamos el exterior de la iglesia de Santiago, la cual tendría que ser construida de nuevo, a principios del siglo XX, como consecuencia de los daños que causarían a la anterior unas fuertes inundaciones.

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