DIA 02. CADIZ. Sanlúcar de Barrameda - Chipiona - Rota

14 de Enero de 2007.

Amanecía un día de cielos despejados y algo frío, las condiciones idóneas para dirigirnos hacia Sanlúcar de Barrameda, una villa señorial de origen marinero que aún conserva casas de arquitectura colonial, junto con otras de bella factura barroca. Sus plazas, sus iglesias y avenidas miran a la desembocadura del Guadalquivir desde cuyas orillas se alcanza a ver el horizonte curvo del océano.

Comenzaríamos dirigiéndonos a la parte alta de Sanlúcar que acoge la mayor parte del conjunto monumental y palaciego de la ciudad. En ella empezaríamos la visita por el castillo de Santiago, el más grande de la provincia de Cádiz. La construcción es un libro de historias y anécdotas. Se dice que fue aquí donde, al acabarse su construcción allá por el siglo XV, la reina Isabel La Católica divisó por primera vez el mar. También fue el lugar desde donde Colón partiría para su tercer viaje y donde Magallanes se aprovisionó para su primera ruta alrededor del mundo. Desde lo alto de su torre del homenaje se consiguen unas excelentes vistas de la ciudad y la desembocadura del río.

Castillo de Santiago. Sanlúcar de Barrameda

Castillo de Santiago. Sanlúcar de Barrameda

Teníamos también gran interés por visitar el palacio Ducal de Medina Sidonia, localizado a sólo cinco minutos caminando del anterior. Está declarado Monumento Histórico Artístico y conserva una gran colección artística de pinturas y esculturas, un interesante mobiliario y un archivo privado considerado uno de los más importantes del mundo con más de seis millones de documentos perfectamente catalogados. Sus jardines también merecen mucho la pena con arcos árabes y diferentes tipos de plantas. Para quienes se lo puedan permitir comentar que cuenta con hospedería y consta de nueve habitaciones decoradas con muebles de época.

Palacio Ducal de Medina Sidonia. Sanlúcar de Barrameda

Dada la proximidad, no perderíamos la oportunidad de acercarnos hasta Las Covachas, una de las mejores obras góticas de Sanlúcar, situada en la Cuesta de Belén. Se trata de una serie de arcos de piedra decorados y adosados a uno de los muros que cierran el jardín del palacio de Medina Sidonia. El monumento fue realizado a finales del siglo XV y destacan las figuras de serpientes aladas.

Las Covachas. Sanlúcar de Barrameda

Muy cerca, en la plaza de la paz, la iglesia de Nuestra Señora de la O, eleva su torre mudéjar por encima de los tejados sanluqueños. El templo se construiría adosado a los muros existentes del Alcázar viejo construido por los árabes en este lugar. En el exterior destaca su portada gótico mudéjar y en el interior varias capillas, así como su altar mayor.

Nuestra Señora de la O. Sanlúcar de Barrameda

A pocos pasos hallaríamos el palacio de Orleans – Borbón, actual sede del Ayuntamiento y el Archivo Municipal. Su peculiar estilo es una apuesta personal del Duque de Montpensier que enamorado de la arquitectura árabe y de todo lo oriental quiso plasmar en su casa las experiencias estéticas vividas en sus viajes al cercano oriente, a la Alhambra de Granada o a los Reales Alcázares de Sevilla. No podríamos acceder a su interior pero si pasear por su jardín romántico.

Ya en pleno barrio bajo no podríamos evitar sentarnos en la terraza de una bar llamado Casa Balbino, situado en la plaza del Cabildo, considerada el centro urbano de Sanlúcar. En ella se encuentran conventos como el de Santo Domingo o el de Regina Coeli y edificios civiles como la antigua fábrica de jabón, el palacio del Marqués de Arizón y la casa de la Cilla.

A una manzana se puede visitar también la iglesia de los Desamparados, cuyos pasos de Semana Santa son de los más importantes de la ciudad.

Y nuestra visita a Sanlúcar terminaría con el conocido barrio y antiguo puerto pesquero de Bajo de Guía, en el que habitaban los marineros. Hoy es un paseo que se caracteriza por una arquitectura de soportales en los que se alojan numerosos bares y restaurantes que ofrecen la gastronomía tradicional marinera. Y por supuesto que su playa desde donde se observa al Guadalquivir besar las orillas del Parque Nacional de Doñana y donde tienen lugar, todos los veranos, las populares carreras de caballos, las cuales hace ya más de 150 años que se celebran  cuando llega la bajamar, en un improvisado hipódromo, donde el atardecer se torna casi mágico, reflejado en las aguas del Atlántico. Decenas de jinetes arrancan de sus caballos toda la velocidad posible mientras el público, asentado entre los arenales de la playa, apuesta por sus caballos favoritos. Ojalá algún año podamos verlas.

Doñana desde Bajo de Guía. Sanlúcar de Barrameda

Nuestro siguiente destino sería Chipiona del que nos separaban sólo diez kilómetros. No era nuestra intención en ella profundizar, pero sí que queríamos visitar su lugar más emblemático: el Santuario de la Virgen de Regla, el cual se yergue sobre la arena color canela de las playas de la localidad. Fue construido sobre la fortaleza de los Ponce de León en el siglo XIV y sufrió numerosas restauraciones y ampliaciones hasta que lo ocupó la orden de los franciscanos.

Santuario Ntra Sra de Regla. Chipiona

Consagrado a la patrona de Chipiona, exhala un aliento neogótico. Merecen especial atención la escalera imperial, que conduce al primer piso del claustro, y los sótanos abovedados. En el interior destaca un claustro diáfano con galerías cubiertas por tramos de bóvedas y la decoración de sus muros con azulejos de Triana.

Es verdad que podíamos haber optado por continuar nuestra visita por el Castillo o por iglesias como Nuestra Señora de la O, pero preferimos dar un paseo por la playa de Regla, una gran playa  que se extiende a modo de arco, con arena fina y dorada y completamente desierta en esta época del año. El paseo nos permitiría llegar en un kilómetro hasta el faro, el cual indica la entrada al Guadalquivir para las embarcaciones que pretendan llegar hasta Sevilla por el río. Sus destellos pueden llegar a verse a 150 kilómetros.

Gaviotas en la playa de Regla. Chipiona

Faro de Chipiona

Ya en vehículo y antes de abandonar la población pasaríamos también por el cementerio de San José, pues queríamos ver el lugar donde descansa Rocío Jurado que fallecería en 2005 como consecuencia de un cáncer de páncreas. Está previsto que en no demasiado tiempo se inaugure un mausoleo en su honor.

Tumba de Rocío Jurado. Cementerio de San José. Chipiona

No quedaba mucho para que anocheciera, pero queríamos concluir la jornada acercándonos hasta Rota, localizada a 18 kilómetros.

El castillo de Luna es su principal símbolo, apareciendo incluso en su escudo. La visita de su interior ha de ser guiada ya que es la sede del Ayuntamiento, por lo que tendríamos que conformarnos con pasear por su exterior.

Castillo de Luna. Rota

Justo enfrente está la iglesia de Nuestra Señora de la O, la más importante de la ciudad.

También habría que destacar la torre de la Merced, lo único que queda del antiguo convento, y el Mercado de Abastos, adosado casi a la misma. En este último se intercalan los puestos tradicionales, donde comprar los alimentos básicos, con otros donde degustar los platos típicos y tradicionales de la región.

Aunque son muchos más los lugares interesantes, sólo tendríamos ya tiempo de dar un pequeño paseo por las callejuelas cercanas al castillo, que dicen que son de las más bonitas de la población, con las típicas casas andaluzas de fachadas blancas y llenas de flores en la época idónea.

Y hasta aquí llegó este segundo día por la provincia gaditana, que como se ve aprovechamos también al máximo, aunque terminaríamos algo cansados, pues con la vuelta incluida a la capital, que fueron casi cincuenta kilómetros, no llegaríamos hasta casi las 19:30.

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