CHINA - DIA 06. Pekín: Ciudad Prohibida, Parque Beihai y Zona Olímpica

27 de Agosto de 2024.

Hoy me tocaba visitar otro de los grandes íconos de la capital china, y posiblemente el más importante de todos. Me levanté aún más emocionado que en los días anteriores, con la ilusión de descubrir nada más y nada menos que la mítica Ciudad Prohibida. A esto se sumaba un día espectacular, con un cielo de un azul intenso que me hacía sentir que no se podía pedir más a la vida.

CIUDAD PROHIBIDA

Antes de abordar cualquier otro asunto, lo primero que debo decir es que es fundamental comprar tu entrada en cuanto estas salen a la venta para visitar la Ciudad Prohibida. Las entradas están disponibles siete días antes de la fecha en la que se quiera visitar, que es el máximo tiempo de antelación con el que se pueden adquirir. Si no lo haces con tiempo, no podrás acceder, ya que no se venden entradas en taquilla. De hecho, es probable que, si intentas comprarlas solo unas horas después de estar disponibles, ya estén agotadas.

La reserva se realiza a través de la página oficial: https://intl.dpm.org.cn/visit/play.html. Los tickets se lanzan diariamente a las 20:00, hora local de Pekín (14:00 en España), y durante el proceso hay que seleccionar entre el horario de mañana o de tarde. Afortunadamente, esta elección solo se refiere al momento de acceso, ya que puedes quedarte todo el tiempo que desees durante el horario de apertura.

Horario de mañana: Puedes acceder desde la apertura hasta las 12:00 y permanecer el resto del día dentro.

Horario de tarde: Solo podrás entrar a partir de las 11:00, pero no antes.

Es muy importante estar atento, ya que las entradas se agotan rápidamente, pero si compras en el horario indicado, no debería haber grandes inconvenientes, salvo en fechas muy concurridas.

Si todo esto os parece demasiado complicado y no queréis arriesgar siempre está la opción de ir con una agencia.

El precio de la entrada es de 60 CNY.

En esa misma página vienen varios circuitos recomendados. Desde el más corto posible de dos horas de duración al de un día completo, pasando por el de medio día, para que en base al tiempo y las ganas de que disponga cada uno, elija el que más le guste o más se adapte a sus necesidades. En mi caso optaría por del día completo ya que no todos los días uno se encuentra en la Ciudad Prohibida.

Tras pasar los controles de seguridad, tú entrada es el propio pasaporte el cual hay que poner en el escáner correspondiente, lo que permitirá girar el torno y acceder al recinto de la Ciudad Prohibida.

El complejo palaciego de las dinastías Ming y Qing se empezó a construir en 1407 y en él trabajaron durante catorce años más de 200.000 hombres. Fue diseñada para simbolizar el poder y la majestad imperial y estaba considerada como el equivalente en la tierra de la morada del Emperador Celestial. Su nombre hace referencia al hecho de que nadie podía entrar ni salir sin permiso del emperador.

El conjunto de palacios tiene forma rectangular, con una entrada principal en cada lado, y estaba rodeado de un foso de seis metros de ancho y una muralla de diez metros de altura. Mide casi un kilómetro de largo y 750 metros de ancho y tiene más de 900 edificios con casi 9000 habitaciones, aunque algunas fuentes elevan esa cantidad al número más poético de 9999. Entre esos edificios se contaban cinco grandes pabellones y 17 palacios. Todos ellos estaban predominantemente construidos en madera, considerándose que es la mayor colección de edificios hechos en este material del mundo.

La Ciudad Prohibida estaba dividida en dos áreas: la sección sur o Corte exterior, donde el emperador despachaba los asuntos del día a día y la sección norte o Corte interior, donde vivían él y su familia.

Los diez emperadores de la dinastía Qing, que reemplazó a la Ming en 1644, utilizaron la Ciudad Prohibida como sede de su gobierno. En 1912, y como resultado de la revolución de Xinhai, el último emperador chino abdicó y el gran complejo fue convertido en museo.

Tras haber dejado atrás las puertas Tiananmen y Duanmen, accedería a la Ciudad Prohibida por la Puerta Meridiana o del Mediodía, la puerta más grande e imponente de entrada al palacio y, debido a sus cinco pabellones es también conocida como la torre de los Cinco Fénix. La torre tenía tambores que se hacían sonar cuando el emperador salía en dirección al Templo del Cielo, campanas que sonaban cuando se dirigía al Templo de los Ancestros, y sonaban ambas cuando el emperador iba a recibir a sus ministros.

Puerta Meridiana o del Mediodía. Ciudad Prohibida

El arco principal de la puerta era de uso exclusivo del emperador, aunque también podía ser usado por la emperatriz el día de su boda y por los tres mejores candidatos en los exámenes imperiales tras su entrevista con el emperador. El arco de entrada del este era para los ministros y el del oeste para la familia imperial.

Puerta Meridiana o del Mediodía. Ciudad Prohibida

Nada más atravesar la puerta anterior, me encontraría con una inmensa plaza atravesada en su mitad por un pequeño canal que se puede cruzar por cinco puentes; cada uno de dichos puentes representa una de las cinco virtudes que debía mantener el emperador. Se puede comprobar que el gran patio está completamente desprovisto de árboles debido a que nada ni nadie podía estar más alto que el emperador.

Río de Agua Dorada Interior y Puerta del Mediodía. Ciudad Prohibida

Al fondo se observa, inmediatamente, la Puerta de la Suprema Armonía, la más importante del Palacio. No obstante, antes de atravesarla me desplazaría a los laterales de esta zona con la intención de visitar dos recintos. En el lado izquierdo encontraría el Palacio Wuying, lugar con diferentes funciones a lo largo del tiempo, como la celebración del cumpleaños de la reina Qianqiu y Ming Fu, selección de pintores, recepciones del emperador o taller de reparación de libros. En el lado derecho, hallaría el Salón Wenhua, originalmente el palacio imperial del emperador para posteriormente pasar a ser sala de banquetes de la dinastía Ming. También se darían importantes conferencias por altos cargos y ministros e incluso se celebraron exámenes. Hoy alberga la sala de Pintura y Caligrafía donde se pueden observar hermosos grabados y dibujos.

Puerta de la Suprema Armonía. Ciudad Prohibida

Salón Wenhua. Ciudad Prohibida

Después de visitar ambos laterales, me dispuse a cruzar la Puerta de la Suprema Armonía, hallando ante mí la plaza más grandiosa del palacio imperial, en cuyo centro se levantan tres grandes edificios sobre una gran plataforma de mármol blanco con tres escalones, así como pilastras, lápidas de mármol, diversos objetos y estatuas de bronce distribuidos a su alrededor. En el fondo también se pueden observar cuatro enormes depósitos de agua de lluvia para utilizarla si se declaraba un incendio.

Puerta de la Suprema Armonía. Ciudad Prohibida

Plaza Palacio de la Suprema Armonía. Ciudad Prohibida

Esos tres importantes edificios que acabo de mencionar en el párrafo anterior serían:

Palacio de la Suprema Armonía: Este era el centro neurálgico del poder en China, donde el emperador se reunía con los ministros y funcionarios del imperio y dictaba las órdenes. También se celebraban los ascensos al trono, los exámenes imperiales para conseguir el título de Jinshi que daban acceso a la administración pública, los cumpleaños del emperador y las ceremonias de boda. Dado que este era el símbolo del poder supremo, era el edificio más alto de toda la Ciudad Prohibida, con 35 metros de altura, pero también de China durante las dinastías Ming y Qing, puesto que no se permitía a ningún otro edificio superarlo. Sólo el emperador podía subir por la rampa decorada con dragones y sentarse en el gran trono de madera de sándalo. Sobre el gran trono se alzan dos dragones jugando con perlas. Se dice que estas tenían propiedades mágicas, y que si alguien usurpaba el poder imperial al sentarse en el trono las perlas caerían y golpearían la cabeza del impostor.

Palacio de la Suprema Armonía. Ciudad Prohibida

Palacio de la Suprema Armonía. Ciudad Prohibida

Palacio de la Perfecta Armonía: Situado detrás del anterior, aquí preparaba el emperador las plegarias rituales antes de dirigirse al Templo del Cielo o el Altar de Tierra para realizar los sacrificios anuales. También tenían lugar en él algunos actos oficiales: la inspección anual de las semillas de la nueva cosecha, la recepción de tributos, la redacción de los memoriales y los honores que se rendían a la emperatriz viuda. Es el menor de los tres palacios y en él se pueden ver el trono, peleteros y dos palanquines para transportar al emperador por la Ciudad Prohibida.

Palacios de la Perfecta Armonía y de la Armonía Protectora. Ciudad Prohibida

Palacio de la Perfecta Armonía. Ciudad Prohibida

Palacio de la Armonía Protectora: Es el tercero de los grandes edificios de la gran plaza, el cual era usado para los banquetes oficiales ofrecidos a los embajadores extranjeros, y sobre todo el del Año Nuevo. También se usaba para los exámenes de los altos funcionarios.

Palacios de la Perfecta Armonía y de la Armonía Protectora. Ciudad Prohibida

Tras el anterior edificio se levanta un gran relieve donde nueve dragones juegan con perlas, siendo esculpidos sobre una enorme piedra que fue traída de Fangshan, a 70 km de Pekín, durante la dinastía Ming.

Según iban pasando las horas, la cantidad de gente crecía cada vez más hasta tal punto que en pasillos pequeño o tramos algo estrechos costaba avanzar. Afortunadamente, había podido disfrutar de una relativa calma a primera hora de la mañana.

Continuaría avanzando por el interior del hermoso complejo, atravesando la Puerta de la Pureza Celestial, el edificio más antiguo de la Ciudad Prohibida, que daba paso a la zona de residencias y oficinas de trabajo durante las dinastías Ming y Qing.

Puerta de la Pureza Celestial. Ciudad Prohibida

De nuevo, un enorme patio se abriría ante mí, con símbolos de la medida del trigo, un cuadrante solar, varios pebeteros dorados, grullas y tortugas de bronce y, sobre otra gran plataforma, podría contemplar tres nuevos e importantes edificios por el siguiente orden:

Palacio de la Pureza Celestial: Albergaba las habitaciones de los emperadores Ming y los dos primeros emperadores Qing; el emperador Yongzheng lo convirtió en dependencias administrativas para examinar los informes, despachar con los funcionarios, recibir los homenajes de la familia imperial durante las fiestas y conceder audiencias a los invitados de países extranjeros. Aquí se exponían los restos mortales del emperador para las exequias fúnebres, antes de trasladarlos a otro lugar en espera del día propicio para darles sepultura. El salón del trono es rico, aunque no tanto como el del Palacio de la Suprema Armonía. Encima del trono hay una tablilla donde se pueden leer las virtudes del buen emperador. Yongzheng inició la costumbre de poner detrás de esta tablilla su testamento secreto con el nombre de su sucesor. El trono se encuentra rodeado de pebeteros, grullas y tortugas de bronce dorado, monumentales espejos y armarios de madera tallada.

Palacio de la Pureza Celestial. Ciudad Prohibida

Palacio de la Pureza Celestial. Ciudad Prohibida

Palacio de la Unión: Se sitúa a continuación del anterior. Es el menor de los tres y servía de salón del trono para la emperatriz, donde recibía a las concubinas con ocasión de las tres grandes festividades del año. El trono era más modesto que el del emperador y se ponía sobre una rica alfombra. Los 25 pedestales que rodean el trono son otros tantos sellos imperiales guardados en gruesos cofres. En el centro del techo profusamente decorado hay un dragón del que pende una esfera que representa una perla (el dragón simboliza la fecundidad y la perla el estampido del trueno, anunciador de lluvia y, en consecuencia, fertilidad).

Palacio de la Unión. Ciudad Prohibida

Palacio de la Tranquilidad Terrestre: Aquí estaban las habitaciones de las emperatrices en época Ming. Los Qing transformaron el gran salón central en lugar para funciones religiosas manchúes, donde dos veces al día se sacrificaban cuatro cerdos en las grandes calderas que pueden verse en varias esquinas. En la pequeña sala del lado derecho, pintada de rojo con el símbolo de la doble felicidad, pasaban el emperador y la emperatriz las dos primeras noches de su matrimonio, antes de pasar a sus respectivas habitaciones. Justo detrás de este edificio se puede ver el museo de los juguetes y relojes, con interesantes ejemplos de ambos de los siglos XVII al XIX.

Plaza Palacio de la Pureza Celestial. Ciudad Prohibida

Retrocediendo hasta un poco antes de la Puerta de la Pureza Celestial accedería a una nueva zona de la Ciudad Prohibida donde encontraría la Puerta y el Pabellón del Perfeccionamiento del Espíritu, donde te reciben dos leones de bronce dorado. En su salón central el emperador recibía a funcionarios jóvenes o del nivel inferior del escalafón, mientras que en sus alas laterales presidía reuniones con sus más estrechos colaboradores o se retiraba a leer, estudiar, pintar o escribir. La visita de estos edificios permite hacerse una idea de la vida cotidiana del ilustre huésped del recinto.

No dejaría pasar la oportunidad en esta zona de visitar otros de los pabellones y palacios emblemáticos, aunque de similares características todos ellos. Así se irían sucediendo el Palacio de la Felicidad Universal, un lugar lleno de historia, el Palacio de la Primavera Eterna y el imponente Salón del Principio Supremo, cada uno con su propia majestuosidad. También pasé por el Palacio del Honor Terrenal y el Palacio de la Longevidad Eterna, destacando por su arquitectura y detalles decorativos. O el Palacio de la Compasión y la Tranquilidad, donde hice una pausa más detenida para disfrutar del ambiente.

Palacio de la Compasión y la Tranquilidad. Ciudad Prohibida

Hablando de tranquilidad, el Jardín de la Compasión y la Tranquilidad fue uno de los rincones que más me cautivó. Este espacio, lleno de vegetación y serenidad, parecía un oasis dentro de la majestuosidad palaciega. Pasear por sus senderos me ofreció un momento de calma, un contraste perfecto con la grandiosidad de los edificios. Sin duda, un lugar ideal para relajarse y disfrutar del entorno histórico.

Jardín del Palacio de la Compasión y la Tranquilidad. Ciudad Prohibida

Acto seguido, me desplazaría hasta el encantador Jardín Imperial, un espacio de siete mil metros cuadrados con árboles, rocas, macizos de flores, colinas artificiales, pabellones y terrazas que constituyen un agradable paseo por la botánica tradicional conjugada con el arte chino. Cinco siglos de jardineros especializados han dejado la impronta del ingenio humano demostrando la sensibilidad y arte de este. En el centro del jardín se alza el muro que alberga al Templo de la Tranquilidad Imperial, templo taoísta sobre una terraza con balaustrada de mármol blanco, con dos animales míticos en bronce dorado a la entrada, donde los últimos emperadores Ming se dedicaban a artes secretas como la alquimia o la adivinación.

Jardín Imperial. Ciudad Prohibida

Jardín Imperial. Ciudad Prohibida

Iba bien de tiempo, pero tampoco podía dormirme si quería completar la totalidad del circuito dentro de la Ciudad Prohibida, así que continué hasta la zona noreste del Palacio Imperial donde me volvería a topar con nuevos pabellones y palacios que formaban parte de la vida imperial. Entre ellos estaba el Palacio de la Pureza Acumulada, donde los emperadores buscaban un retiro espiritual para alcanzar la paz interior. Muy cerca, se alza el Palacio del Favor Celestial, símbolo del afecto imperial hacia la emperatriz. Al lado se puede ver el Palacio de la Gran Benevolencia, utilizado por los altos funcionarios del imperio para llevar a cabo importantes ceremonias o el Palacio de la Armonía Eterna.

Ciudad Prohibida

Palacio de la Armonía Eterna. Ciudad Prohibida

Por último, no podemos dejar de mencionar el Palacio de la Prolongación de la Felicidad, un espacio que evocaba el anhelo de longevidad y bienestar. Estos palacios, con su arquitectura magnífica y profunda simbología, son testigos mudos de una historia llena de poder, misticismo y rituales que impregnaban la vida diaria en la Ciudad Prohibida. Un incendio en 1845 fue la razón por la que hoy vemos las ruinas del mismo, ya que no ha sido todavía restaurado.

Palacio de la Prolongación de la Felicidad. Ciudad Prohibida

En mi siguiente parada me toparía con el famoso muro de los nueve dragones, decorado con azulejos polícromos sobre los que están representados nueve dragones en medio de las olas del mar.

Muro de los Nueve Dragones. Ciudad Prohibida

Más allá hallaría el palacio de Ningshou donde se muestra el tesoro imperial, una colección de objetos de oro y piedras preciosas reunida en época Qing. En esta zona también podría ver el Salón de la Supremacía Imperial, siendo el primer edificio de la dinastía Qing, la Sala de la Longevidad Gozosa, el museo de los Relojes o el Teatro de la Corte, con un pabellón abierto en el que se realizaban representaciones teatrales, especialmente de la ópera tradicional china, para el entretenimiento exclusivo del emperador, su familia y la nobleza. Es uno de los lugares más especiales e íntimos de la Ciudad Prohibida por su ambiente antiguo.

Salón de la Supremacía Imperial. Ciudad Prohibida

Teatro de la Ópera o Pabellón de los Sonidos Agradables. Ciudad Prohibida

Sala de la Longevidad Gozosa. Ciudad Prohibida

Era el momento de finalizar la visita, saliendo al exterior por la Puerta Shenwumen, la situada al norte del recinto. Sería construida durante el reinado de Yongle en la dinastía Ming y también se la conoce como la Puerta Xuanwu. Tiene una altura de 31 metros con una base de mármol blanco, con tres aberturas de puertas y una torre construida sobre ella. Contaba con campanas y tambores con diferentes funciones de llamadas. Las emperatrices de las dinastías Ming y Qing utilizaron esta puerta para entrar y salir durante las ceremonias nupciales. En la dinastía Qing, las mujeres eran reclutadas cada tres años y las candidatas entraban al palacio por esta puerta. En 1924, el difunto emperador Puyi fue expulsado del palacio y saldría por aquí.

Puerta Shenwumen. Ciudad Prohibida

Foso. Ciudad Prohibida

El reloj marcaba las 16:00 cuando salía de la Ciudad Prohibida, por lo que me había pasado en sus instalaciones un poco más de siete horas. Sé que puede parecer exagerado, pero si te lo tomas con calma y sin prisas, incluso te puede faltar hasta tiempo, pero como todo, al final depende de la manera que cada uno quiera ver las cosas.

PARQUE BEIHAI

Y tras vagar tanto tiempo por tan espectacular complejo, me parecería buena idea llegar a este parque para relajarme, disfrutar de algo de paz y ponerle al día la guinda perfecta.

El parque Beihai es uno de los jardines imperiales más antiguos y mejor conservados de China, ubicado en el corazón de Pekín, al noroeste de la Ciudad Prohibida. Con más de mil años de historia, este parque ha sido testigo de varias dinastías, incluidas las dinastías Liao, Jin, Yuan, Ming y Qing.

Parque y Lago Beihai

Parque y Lago Beihai

El parque fue originalmente construido en el siglo X y se amplió a lo largo de diferentes dinastías, reflejando las tradiciones de la jardinería china clásica, donde la naturaleza, la arquitectura y los símbolos religiosos se entrelazan. Beihai significa "Mar del Norte", y el parque recibe su nombre por el Lago Beihai, que ocupa la mayor parte de su extensión.

Una de las primeras cosas que me llamarían la atención sería la gran cantidad de pequeñas barcas que surcan las plácidas aguas rodeadas de pabellones y frondosos jardines.

Se cree que fue en uno de los palacios que se encontraban aquí, donde Marco Polo residió durante los años que estuvo en la capital y que posteriormente describió con todo lujo de detalles en su Libro de las Maravillas. Casi nada queda de aquella época ya que la mayoría de edificaciones pertenecientes a la dinastía Yuan fueron destruidas por las dinastías posteriores y el paso del tiempo; tan sólo un contenedor de jade y los majestuosos árboles milenarios guardan el recuerdo de una época legendaria. Tras la llegada de la dinastía Ming al poder, el lago se convirtió en lugar de recreo para los emperadores, que fueron restaurando y reconstruyendo los antiguos pabellones hasta dejarlo con el aspecto que tiene actualmente.

Parque y Lago Beihai

Después de disfrutar un rato de la orilla del lago, caminaría por su ribera hasta la conocida como Ciudad Redonda, una especie de plataforma circular amurallada, en cuyo interior hay varios pabellones. El más interesante es la sala Chengguang, donde hay un impresionante buda de jade blanco traído desde Birmania al final de la dinastía Qing.

Cruzando un antiguo puente de piedra también llegaría a la parte más encantadora del parque: la isla de Jade. Aquí encontraría el templo de la Paz Eterna, a través del cual, subiendo lo que parecen unos interminables escalones, accedería a la Dagoba Blanca, un templo de estilo tibetano en forma de botella que se construyó en 1651 en honor al quinto Dalai Lama.

Templo de la Paz Eterna. Isla de Jade. Parque Beihai

Lago Beihai desde Dagoba Blanca. Parque Beihai

Isla de Jade. Parque Beihai

En la orilla norte de la isla encontraría el pabellón de los Cinco Dragones, con cinco pabellones conectados por pasarelas donde los locales vienen a jugar a las cartas, a cantar, o simplemente a contemplar las mejores vistas del lago.

Pabellón de los Cinco Dragones. Parque Beihai

Un poco más al sur está el pabellón del Cielo Occidental, que fue construido en 1770 y es uno de los más grandes de Pekín. En su interior hay una maravillosa colección de estatuas budistas y pinturas.

Cerca se levanta el muro de los Nueve Dragones, uno de los dos que hay en Pekín. Este muro, decorado con nueve dragones en cada pared hechos con tejas vidriadas de vivos colores, fue construido en 1756 y tiene una longitud de 27 metros.

Muro de los Nueve Dragones. Parque Beihai

Tras esta última visita me hubiera gustado seguir caminando por la ribera de los dos lagos situados más al sur que el anterior, conocidos como Zhonghai y Nanhai, siendo ambos proyectados durante la construcción de la Ciudad Prohibida y convirtiéndose en poco tiempo en uno de los recintos donde el emperador y su familia iban a descansar, pero desgraciadamente estos lagos están dentro del recinto en el que reside y trabaja el Presidente chino y las altas autoridades del estado, por lo que es imposible su visita.

Parque y Lago Beihai

VILLA OLÍMPICA

Aunque estaba cansado, no quería quedarme sin ver la zona de la villa olímpica iluminada, ya que había leído que durante el día era bastante insulsa y no merecía la pena. Dados los planes que tenía en los días siguientes sabía que si no lo hacía hoy la cosa se me podía complicar en las jornadas sucesivas por lo que para allá que me fui.

Para llegar cogería el metro y me bajaría en la estación Olympic Sports Center de la Línea 8.

Nada más salir al exterior encontraría, por un lado, el Estadio Olímpico, conocido como “Nido del Pájaro” porque los entrelazados de las vigas de acero que lo sostienen recuerdan la construcción de un nido. Tiene una capacidad para 100.000 espectadores sentados. Por otro, hallaría el Cubo de Agua, con una tecnología punta donde un termoplástico regula y mantiene constante la temperatura del interior, dejando pasar o bloqueando, según las estaciones, los rayos solares.

Estadio Olímpico o Nido del Pájaro

Cubo de Agua. Zona Olímpica

La verdad, que son realmente bonitos y merece la pena desplazarse hasta aquí para contemplarlos, aunque la zona no tiene nada más.

Y por hoy había sido suficiente. Volvería al metro para regresar al hotel, y justo antes de acceder al mismo cenaría en una especie de cadena china, donde tomaría un plato inmenso de gyozas con una coca cola (45 CNY), para inmediatamente después irme a descansar, pues mañana me esperaba, probablemente, la jornada más importante de todo el viaje.

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