No teníamos pensado abandonar Turín hasta las 18:00 de la tarde
por lo que disponíamos, prácticamente, de todo el día para seguir conociendo la
capital del Piamonte con un buen número de visitas, paseos, plazas y monumentos
por delante, pero siendo conscientes de que deberíamos dejar para mejor ocasión
otros tantos, como ya comentaba al principio de este diario.
Para poder afrontar todos los objetivos que teníamos marcados nos
levantaríamos bien temprano para así poder llevarlos a cabo con tranquilidad.
Comenzaba una nueva jornada en esta increíble urbe señorial, elegante y
ostentosa.
PIAZZA CASTELLO
Dicen sus habitantes que cualquier visita a la ciudad ha de partir
de la Piazza Castello, por lo que, aunque ayer no les haríamos caso, hoy
aplicaríamos dicho consejo.
Piazza Castello |
En la gran explanada destacan con claridad dos magníficos edificios, restaurados no hace demasiado tiempo; el primero de ellos sería el Palacio Real, desde donde ejercería su poder la dinastía de los Saboya, cuando Turín fue elegida como nueva capital del ducado en 1563.
Palacio Real de Turín |
El perfecto juego de espacios aguarda tras la sobriedad de la fachada y la entrada vigilada por las estatuas ecuestres de Cástor y Polux. En el interior, la luz y la austeridad menguan para dar paso a la pompa de la que fue residencia de la familia Saboya hasta 1865. Las paredes levantadas sobre una planta cuadrangular en torno a un patio interno esconden los increíbles aposentos reales, es decir habitaciones enormes y ricamente ornamentadas que hacen el área más espectacular del palacio, como la escalera de honor, el imponente salón de la Guardia Suiza, la sala de los pajes, la sala del trono, el fastuoso comedor, la evocadora sala de baile y el asombroso gabinete chino, entre otras muchas estancias.
Escalera Real. Palacio Real |
Salón del Trono. Palacio Real |
Sala de Baile. Palacio Real |
Otro interesante lugar es la Armería Real, con una de las colecciones de armas y armaduras más importantes de Europa, junto a las de Viena y Madrid, que abarca desde la antigüedad hasta el siglo XIX. Además de la propia muestra en sí merece mucho la pena fijarse en donde se expone: la suntuosa galería Beaumont, que originalmente conectaba el Palacio Real y el Palacio Madame. Desde sus ventanas se tienen unas fantásticas vistas de la propia Piazza Castello.
Armería. Palacio Real |
Armería. Palacio Real |
La misma entrada que me permitiría acceder a las estancias anteriores, me daría acceso a la increíble capilla Sacra Sindone. En 1997, un terrible incendio originado en una obra causó graves daños en un torreón del Palacio Real y en la capilla edificada para custodiar la Sábana Santa, una obra maestra desde el punto de vista arquitectónico. Afortunadamente, esta fue restaurada ya y hoy se puede admirar de nuevo con la curiosidad añadida que despiertan los lugares cerrados al público durante mucho tiempo. Antes del incendio, se accedía a la capilla desde el Duomo de San Giovanni, pero ahora se realiza desde la primera planta del palacio. De su interior destaca la capilla realizada por Guarino Guarini, de estilo barroco con planta circular y revestida de mármol negro, culminada por una cúpula cónica de las más altas del barroco. Es una auténtica genialidad y merece mucho la pena. Antes del incendio la sábana santa estaba guardada aquí, ahora se custodia en la catedral de Turín, como ahora mencionaré.
Capilla della Sacra Sindone o Sábana Santa |
Capilla della Sacra Sindone o Sábana Santa |
Por si fueran pocas las estancias contempladas, se sucedería a continuación la Galería Sabauda, situada en el ala nueva del Palacio. Se trata de una rica pinacoteca con importantes obras de diferentes escuelas italianas, destacando artistas como Jan Van Dyck, Hans Memling, el Veronese, Rubens, etc.
Pinturas de Caravaggio. Galería Sabauda |
Cena en Casa de Simón el Fariseo de El Veronese. Galería Sabauda |
Tras casi tres horas visitando todo lo mencionado y pasando de refilón por el área arqueológica y el museo de la Antigüedad donde se conservan hallazgos locales, optaría por dar por finalizada la visita. Como se ve la cantidad de salas, estancias y habitaciones para visitar es ingente, por lo que se te va bastante tiempo.
Museo de la Antigüedad. Palacio Real |
El horario de visitas de los Museos Reales es de martes a domingo de 08:30 a 19:00. Su entrada cuesta 16 euros.
Tampoco olvidaría en esta área dar un pequeño paseo por los Jardines Reales, dignos de admiración,
en los que entre fuentes y esculturas, se pueden ver castaños, plátanos y
tilos, además de otras especies más exóticas.
Jardines Reales |
Otro edificio que destaca con luz propia en el gran espacio de la Piazza Castello sería el Palacio Madama, medieval por una cara, barroco por la otra, es el más antiguo de la ciudad. Es, probablemente, el más importante y representativo de los siete palacios que se levantan en Turín y alrededores. Está declarado Patrimonio de la Humanidad y sería la residencia de la viuda de Víctor Amadeo I. En su interior se encuentra el Museo Cívico de Arte Antiguo que unido a la pomposidad de sus habitaciones bien merece una visita, la cual desgraciadamente no podríamos llevar a cabo por falta de tiempo.
Palacio Madama. Piazza Castello |
Es interesante saber que bajo el palacio se halla la Puerta Decúmana, la otra puerta de acceso a la antigua ciudad romana que, junto con la Palatina, se conserva en la ciudad.
En una esquina de la plaza se encuentra la entrada a la biblioteca, donde es válido el ticket
de los Museos Reales, pero se trata de la zona nueva ya que para la antigua es
necesario realizar una reserva anticipada, por lo que, ya con mi padre, pues
había optado por no entrar en los lugares recién mencionados, continuaríamos
con otros edificios de la plaza Castello.
Biblioteca Real |
Otra construcción en la que repararíamos sería en el Teatro Regio del que reyes, arquitectos, cantantes y músicos han hecho uno de los teatros líricos más importantes de Europa. Impulsado por Víctor Amadeo II, vio la luz en el lejano 1740, aunque quedó arrasado por un incendio en 1936, reconstruyéndose en 1973.
Todavía en la Piazza de Castello, pasaríamos ahora a visitar sus
edificios religiosos, comenzando por el Duomo
o Catedral de San Giovanni, con su característica fachada de mármol blanco
decorada con relieves. Es un edificio de agradable sencillez sobre la escalinata
que lo eleva. A su lado contrasta su alto campanario. En su interior destaca el
altar mayor, el órgano y la sacristía, pero especialmente la capilla en la que
se guarda la Sábana Santa, la cual supuestamente envolvió el cuerpo de
Jesucristo después de ser crucificado. Sólo se puede ver el arcón en el que se
guarda, el cual está protegido por una vitrina de cristal antibalas. La sábana
sólo se muestra cuando así lo decide el Papa en un acto conocido como “ostensión
pública”, pasando años entre cada ocasión.
Duomo o Catedral de San Giovanni |
Arcón Sábana Santa. Duomo o Catedral de San Giovanni |
Antes de seguir nuestras visitas por otros lugares, también visitaríamos en la plaza la iglesia de San Lorenzo, de estilo barroco y obra también del genio Guarino Guarini, con un destacado interior de planta octogonal con lados convexos que la hacen peculiar. Su decoración es espectacular con pinturas que dan testimonio de la época, un púlpito tallado y un hermoso órgano. Además se puede ver una copia de la Sábana Santa, por lo que es una buena oportunidad para ver esta de manera gratuita sin tener que acudir al museo en cuestión que también alberga otra de esta. Esta se encuentra en la sacristía a la que se accede por una puerta a la derecha cercana al altar mayor y es necesario acceder con un guía voluntario que te cuenta los entresijos de la misma de manera gratuita.
Real Iglesia de San Lorenzo |
Real Iglesia de San Lorenzo |
Copia Sábana Santa. Real Iglesia de San Lorenzo |
VIA ROMA
Desde la plaza Castello avanzaríamos por una de las arterias más
importantes de la ciudad, repleta de tiendas y cafeterías bajo pórticos. Esta
zona central revela la cara más elegante y sofisticada de Turín.
Via Roma |
PIAZZA SAN CARLO
Acto seguido, haríamos la entrada en esta increíble plaza, en
otros tiempos llamada Piazza Reale, la cual fue idea de Cristina de Francia,
joven esposa de Víctor Amadeo I de Saboya que sentía nostalgia de su París
natal. La belleza y majestuosidad de este espacio, en cuyos largos lados
abundan los pórticos y las firmas de alta costura, evocan las de las plazas
parisinas.
Piazza San Carlo |
Aquí se halla el célebre monumento ecuestre del duque Manuel Filiberto, quien ordenó trasladar la Sábana Santa de Chambéry a Turín en 1578.
En el lado orientado hacia la estación de Porta Nuova se alzan las
iglesias gemelas de Santa Cristina
(a la izquierda mirando de cara a la estación)
y la de San Carlo Borromeo.
Cristina de Francia mandó edificar la primera en 1639 tras la muerte de su
hijo. Las obras de la segunda empezaron en 1619 por orden de Carlos Manuel I
durante la modernización barroca de la ciudad: la fachada lleva la firma de
Juvarra.
Piazza San Carlo |
Es curioso también fijarse en tres balas de cañón incrustadas en la pared situada justo encima de la pastelería Stratta y entre la primera y la segunda ventana del segundo piso. Son vestigios del asedio napoleónico de la ciudad.
Pastelería Stratta. Piazza San Carlo |
En el cuadrilátero se pueden encontrar también algunos de los cafés más bonitos e importantes de Turín donde merece la pena entrar aunque no se tome nada, sólo por contemplar sus interiores. Es el caso de los cafés Torino o San Carlo.
En la plaza se celebran además la Nochevieja y las victorias de
los equipos de la ciudad: la Juventus y el Torino.
Antes de marcharnos llevaríamos a cabo también toda una ceremonia
en este lugar. Consiste en buscar un toro
de bronce situado en el suelo, bajo los soportales, del que se dice que si
se pisan sus atributos, se tendrá mucha suerte. Por lo que ahora sólo queda ver
si es cierto.
Toro de Bronce. Piazza San Carlo |
GALERÍA SAN FEDERICO
Dada la cercanía aprovecharíamos para pasar a conocer la galería
San Federico, una auténtica joya que alberga tiendas de lujo, elegantes bares y
restaurantes o las sedes de la Juventus y el diario La Stampa, así como el
histórico Cine Lux.
Galería San Federico |
Su arquitectura brilla con luz propia, construyéndose a principios de la década de 1930, destacando sus mármoles de colores diseñados para resaltar los grandes ventanales, los bloques de vidrio de los arcos que juegan un papel importantísimo en el aspecto de la luz y la gran bóveda formada por una serie de arcos tradicionales de hormigón armado.
RESTAURANTE BRÜN
Era el momento de hacer un alto en el camino para reponer fuerzas y que mejor que hacerlo en uno de los restaurantes donde dicen que se come una de las mejores pastas de Turín, ya que es fresca, artesana y hecha en el momento. El propietario es muy simpático, te asesora a la hora de pedir en base a tus gustos y habla castellano. Además la relación calidad precio es muy buena. Con la bebida incluida a nosotros nos saldría por 15 euros por persona.
Restaurante Brün |
IGLESIA SAN FILIPPO NERI
A pocos pasos encontraríamos este templo que por sus dimensiones
ostenta el título del más grande de Turín. Llama la atención su increíble
portada con un vestíbulo de columnas corintias que preceden a la entrada del
templo. Posee una sola nave con bóveda de cañón y grandes ventanales.
Iglesia San Filippo Neri |
Dentro de la iglesia habría que destacar el maravilloso altar barroco con una maravillosa pieza llamada Paliotto del Piffetti realizada en madera, marfil, nácar y otras piedras preciosas, así como el órgano y la pila bautismal.
Iglesia San Filippo Neri |
PUERTA DEL DIABLO
Acto seguido cambiaríamos la temática religiosa por la esotérica,
visitando un curioso elemento que se encuentra en el Palacio Trucci Levaldigi
situado en Via 20 de Septiembre, 40.
Se trata del Portone del Diavolo, una puerta de madera enorme que
nada más verla ya produce cierta inquietud. Fue tallada en París y según la
observas con detalle se comprueba que en la sección superior, en los paneles
laterales, hay dos cabezas que sobresalen y te observan.
Puerta del Diablo. Palacio Trucci Levaldigi |
Pero lo más interesante está en medio de la puerta donde se puede observar un picaporte con la cabeza del diablo en relieve llevando en su boca dos serpientes unidas por sus cabezas.
¿Cuál es la razón de ser de esta peculiar composición? Realmente
no se sabe, aunque hay una leyenda que dice que la puerta se creó en una sola
noche por fuerzas oscuras. En cualquier caso es algo curioso y diferente que
merece la pena conocer en Turín.
PIAZZA CARLO FELICE
Justo enfrente de la estación
de Porta Nuova se abre este amplio espacio que hace de nexo de unión entre
la avenida Vittorio Emanuele II y Via Roma. El perímetro se encuentra
delimitado por un gran pórtico y dos plazas laterales. Y en el centro se
encuentra un jardín cercado con una densa vegetación y fuentes que en el pasado
era bastante utilizado por los viajeros que llegaban a la ciudad. Hoy ya no tiene
el prestigio de antaño, por lo que pasaríamos al siguiente punto de interés sin
entretenernos demasiado por aquí.
Piazza Carlo Felice y Estación de Porta Nuova |
PIAZZA SOLFERINO
Así nos daríamos de bruces con esta plaza grande, diáfana y elegante con preciosos ejemplos de arquitectura decimonónica, el animado Teatro Alfieri y una amplia zona arbolada jalonada por la estatua del patriota del Risorgimiento Giuseppe La Farina, la de Fernando de Saboya a caballo y la Fontana Angélica, que representa las cuatro estaciones, cuyas figuras parecen esconder significados vinculados a la simbología esotérica.
Piazza Solferino |
Piazza Solferino |
VIA GIUSEPE GARIBALDI
Seguiríamos caminando por Via Garibaldi, nombre dado en honor a
uno de los padres fundadores de la Italia actual. Es otra de las arterias más
importantes de la ciudad. Es peatonal y está repleta de tiendas, restaurantes,
bares y vendedores ambulantes. Pero también está flanqueada por algunas iglesias importantes como la de la Misericordia, la de la Santísima
Trinidad o la de San Dalmazzo, entre otras.
Via Giusepe Garibaldi |
PLAZA Y PALACIO CARIGNANO
A continuación pondríamos nuestros pies en la peatonal Piazza Carignano, que es como entrar en un salón decorado con gusto. Tras pasear tranquilamente, tomar las fotografías respectivas y tomar un helado en Pepino, una de las heladerías más prestigiosas de la ciudad, observaríamos la fachada dieciochesca del Teatro Carignano, así como el perfil ondulante del Palacio Carignano, cuyas líneas sinuosas fueron obra de Guarini entre 1679 y 1684, mientras que el lado que da a la plaza Carlo Alberto es del siglo XVIII. Entre sus muros nacieron Carlo Alberto en 1798 y Víctor Manuel II en 1820 y tuvieron lugar eventos cruciales de la vida política y cultural piamontesa: aquí se reunió la Cámara de Diputados del Parlamento Subalpino y, en 1861, se estableció la sede de la Cámara de Diputados del Parlamento Italiano. En su interior se puede visitar el suntuoso Apartamento del Príncipe, así como el Museo Nacional del Risorgimento, algo que no haríamos por falta de tiempo.
Palacio Carignano |
Palacio Carignano |
PIAZZA CARLO ALBERTO
Sí que nos daría tiempo a pasear por esta otra elegante plaza,
completamente peatonal, situada al otro lado del Palacio Carignano en cuyo
centro se puede ver la enorme e imponente estatua ecuestre de Carlo Alberto de
Saboya, rey de Cerdeña, además de estar flanqueada por importantes edificios
que son perfectos ejemplos de la arquitectura barroca, como la Biblioteca Nacional Universitaria o la
otra fachada del Palacio Carignano, además
de varios cafés y restaurantes de lujo.
Palacio Carignano. Piazza Carlo Alberto |
GALERÍA SUBALPINA
Otro de los edificios que no queríamos dejar de conocer en el
corazón de Turín, era esta galería construida en 1873 levantada con fines
comerciales. Estaría a cargo del arquitecto Pietro Carrera, diseñándola en
vidrio, mármol y hierro.
Galería Subalpina |
Es uno de los lugares más elegantes de la ciudad, decorado con hermosas flores y un magnífico y asombroso techo de vidrio, alberga diversas tiendas, librerías antiguas y restaurantes. Entre ellos se encuentra el Caffé Baratti, uno de los más famosos de la ciudad. En 1878, el escritor Mark Twain lo visitó y le encantó. También se cree que el filósofo alemán Nietzsche vivió en algún lugar de la galería por algún tiempo.
PIAZZA CARLO EMANUELLE
Conocida por los turineses como Piazza Carlina, por los comportamientos afeminados de Carlo Emanuelle II, casi nadie la conoce por su verdadero nombre. Con sus 120 metros de lado y su forma cuadrada, esta es otro de los amplios espacios que se eleva en el centro de Turín, pudiéndose ver el centro la estatua de Camilo Benso, Conde de Cavour, llamado “el pisapapeles” debido a su estructura. Durante la ocupación francesa se convirtió en escenario de numerosas sentencias de muerte que se produjeron mediante guillotina. Está flanqueada por varios palacios y la iglesia de Santa Croce.
Piazza Carlo Emanuelle e Iglesia de Sta Croce |
VIA PO Y PIAZZA VITTORIO VENETO
Acto seguido llegaríamos a esta otra importante arteria de Turín,
caracterizada por sus famosos pórticos y conectar la plaza Castello con la plaza Vittorio Veneto, además
de estar repleta de puestos de todo tipo y cafeterías y restaurantes.
Via Po |
No tardaríamos mucho en llegar a la segunda de las plazas mencionadas en el párrafo anterior, otra de las más famosas de la ciudad, caracterizada por sus soportales y por ser un importante lugar de encuentro de la vida nocturna. Debajo de sus arcadas se encuentran un buen número de antiguos clubes y bistrós que ofrecen platos tradicionales piamonteses. Uno de los más famosos es el Café Elena que mantiene la fidelidad al mobiliario del siglo XX, sintiendo una vez que cruzas sus puertas que retrocedes en el tiempo para revivir las emociones de los ricos burgueses que lo frecuentaban.
Plaza Vittorio Veneto |
La plaza se abre al río Po y desde este punto podríamos volver a ver la imagen del puente Vittorio Emanuele I con la iglesia Gran Madre de Dios, que ya contemplamos ayer.
RIBERA DEL RÍO PO
Era un buen momento para relajarnos paseando por la ribera del río
Po, el más largo de Italia, en dirección al Parque Valentino. Durante la
tranquila caminata podríamos observar como las orillas del famoso río estaban
pobladas por un buen número de terrazas y restaurantes que invitaban a sentarte
en ellas y dejar pasar el tiempo. También había algunas empresas náuticas que
ofertaban el alquiler de kayaks o canoas, otra apetecible actividad para
realizar en este agradable entorno.
Río Po a su paso por Turín |
Grupos de patos que nadaban plácidamente por el río nos iban acompañando en algunos tramos en nuestra ruta, así como algún que otro corredor, ciclista e incluso aguerridos remeros que dejaban toda su fuerza en cada brazada.
De esta relajante manera y tras unos veinte minutos de paseo,
llegaríamos a nuestra última parada en la ciudad italiana.
PARQUE VALENTINO/PUEBLO MEDIEVAL
Aunque no nos sobraba ya tiempo, no queríamos marcharnos de Turín
sin al menos dar un paseo por este hermosísimo parque que bien merecería una
visita mucho más pausada que la nuestra.
Y es que El Valentino no es un parque cualquiera. Claro que uno
puede relajarse, disfrutar de una tarde tranquila tumbado en el césped,
sentarse a mirar el transcurrir del río Po o montar en bicicleta, pero este
lugar tiene algo más.
Parque Valentino |
Me refiero al conocido como Borgo Medievale (Burgo Medieval). Y es que esta villa medieval no es, como suele suceder, una aldea medieval propiamente dicha, sino una reconstrucción del siglo XX, con sus callejones estrechos y tiendas características que se puede visitar de manera gratuita, siendo el lugar favorito tanto para lugareños como para turistas.
Borgo Medievale. Parque Valentino |
Este complejo arquitectónico fue construido a principios de la década de 1880 para la Exposición General Italiana y se inspiró en varias iglesias y castillos de la región. La calle principal del pueblo se equipó con pequeños talleres, reproduciendo la artesanía tradicional medieval. Alfareros, herreros y carpinteros producen y venden, hasta el día de hoy, piezas artesanales al estilo de la Baja Edad Media.
Borgo Medievale. Parque Valentino |
Borgo Medievale. Parque Valentino |
El pueblo estaba destinado a ser destruido después de la Exposición, pero debido al éxito obtenido, al final se decidió mantenerlo como un museo al aire libre. La última adición a este poblado se remonta a 1996, con un hermoso jardín tradicional, que complementa el estilo de los edificios cercanos.
Borgo Medievale. Parque Valentino |
También se reproduce un castillo que se puede visitar, algo que no haríamos por falta de tiempo, pero en cuyo caso este sí es de pago y su horario es de 09:00 a 19:00.
Otro rincón al que no renunciaríamos sería el llamado Giardine Rocoso.
Y es que esta es una zona preciosa donde hay pequeñas cascadas, arroyos, una
paz especial y la famosa escultura de las farolas
abrazadas, con la que tanta ilusión tenía en fotografiarme.
Farolas Abrazadas. Parque Valentino |
Esta sería nuestra última visita en Turín, una ciudad que nos encandiló desde el primer momento y que nos hubiera gustado poder descubrir en mayor profundidad, dejándonos pendientes lugares tan importantes como el museo Egipcio, pero este sacrificio estaría justificado por lo que íbamos a poder conocer en días sucesivos.
APARTAMENTO LE FOYER DE LA FERME (ARPUILLES
-AOSTA)
Acto seguido nos desplazaríamos hasta el aparcamiento donde
habíamos dejado el coche y nos pondríamos rumbo hacia el famoso e inigualable
valle de Aosta, donde íbamos a pasar los cinco días siguientes. Habíamos
decidido alojarnos en un pequeño apartamento situado en Arpuilles, a sólo siete kilómetros de la localidad de Aosta, la más
importante del valle. Este se llamaba Le Foyer de la Ferme y poseía un amplio
salón – comedor con dos habitaciones, una pequeña cocina y un baño. Todo estaba
limpio y bien cuidado. Poseía también una agradable terraza con hermosas vistas
de la zona, así como parking individual gratuito. El precio por las cinco
noches para dos personas sería de 300 euros, una cantidad bastante razonable
para la zona en la que estábamos.
Apartamento Le Foyer de la Ferme. Arpuilles |
Tras acomodarnos saldríamos a comprar a un supermercado cercano y cenaríamos en un restaurante del centro de Aosta, cuyo nombre no recuerdo, pero que no merecía la pena, para poco después irnos a descansar y así comenzar mañana a disfrutar de los increíbles alicientes de este hermoso valle italiano.
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