GRECIA - DIA 06. Peloponeso: Micenas, Tirinto y Nauplia

31 de Agosto de 2022.

MICENAS

Micenas es uno de los lugares más emocionantes que puedan existir en Grecia, ya que su leyenda parece haberse convertido en historia desde que los arqueólogos se empeñaron, hace casi un siglo, en probarnos que Agamenón, Clitemnestra y los Atridas habían existido realmente.

Sería por este fantástico yacimiento por donde iba a comenzar la jornada y estaba especialmente emocionado pues no todos los días uno se encuentra en un lugar al que se le atribuyen unos cinco mil años de antigüedad. Desde Nauplia tardaría media hora en recorrer los 24 km que me separaban del mismo, dejando el coche en el parking gratuito que hay a la entrada del recinto.

Se cuenta que fue Perseo quien fundó Micenas después de largas expediciones por Asia. Sus descendientes reinaron hasta la llegada de los aqueos al mando de Pélope en torno al año 2000 a.C.

Micenas se convirtió entonces en la capital de un poderoso reino, lo que le valió el epíteto homérico de “rica en oro” que, con el tiempo, se prolongó hasta las invasiones dorias del siglo XII a.C.

Ciudadela de Micenas

Esta edad de oro que dio nombre a toda una civilización se manifestó por estrechas relaciones comerciales  y culturales con Creta, Siria y Egipto. La dinastía de los Atridas, célebre por su crueldad, reinó en la ciudad durante el siglo XIII, mientras que Agamenón, según nos cuenta Homero, se convirtió en el jefe incontestado de la liga Aquea contra Troya. A su regreso es asesinado (en su baño) por Egisto, amante de su mujer Clitemnestra quien posteriormente corrió con la misma suerte a manos de su propio hijo Orestes…

Siguen una guerra civil y dinástica que inicia la ruina de Micenas, culminada con la invasión de los dorios que incendian la ciudad y la ciudadela. A partir de entonces sólo es recordada ya por la gloria de su pasado.

No pasaban las nueve cuando accedía a su interior, para evitar así las horas centrales y más calurosas del día, algo que puede hacerse difícil de llevar por la ausencia casi total de vegetación y la gran cantidad de puntos interesantes que hay que visitar, lo que implica un mínimo de dos horas en el yacimiento.

Al acceder y comenzar el ascenso hacia la Acrópolis encontraría enseguida, a la izquierda y a quinientos metros del yacimiento principal, el tesoro de Atreo, en el límite de la antigua ciudad baja (todavía se adivinan restos de muros helénicos). También llamada a veces “tumba de Agamenón”, este monumento es el más perfecto y precioso ejemplo de arquitectura micénica clásica. Construido hacia el 1250 a.C., adopta la forma tradicional de los tolos micénicos: un dromos (o vía de acceso) comunica con un paso no cubierto tallado en la roca y desemboca ante una puerta monumental que introduce a una sala circular con una cúpula de 14,50 metros de diámetro y 13,20 metros de altura. La cúpula está formada por 33 hileras anulares de altura desigual que constituyen una obra maestra de la técnica. No se ha encontrado nada del tesoro que ciertamente contenía y que seguramente contaba con armas y otros objetos necesarios para su viaje al inframundo.

Tesoro de Atreo o Tumba de Agamenón. Micenas

A continuación cruzaría por un conjunto de ruinas bastante confuso, antes de llegar a un grupo de casas del siglo XIII a.C. reducidas a sus cimientos, que pertenecían sin duda a ricos mercaderes; todas fueron destruidas por el fuego y el nombre con el que se las conoce hoy en día corresponde a los objetos que se han descubierto bajo sus ruinas.

Casas de Comerciantes. Micenas

Continuando hacia la Ciudadela, justo al lado del parking, encontraría el “círculo B” de las tumbas reales, en especial la tumba de Clitemnestra, esposa de Agamenón, sin duda construida en torno al 1220 a.C. Se trata de un pequeño sepulcro de una sola cámara con paredes más estrechas e inclinadas, pero la calidad del revestimiento del dromos y del espacio triangular sobre la entrada revela que es del mismo periodo que la de Atreo. Al lado se puede ver también la tumba de Egisto, similar a las anteriores.

Tumba de Clitemnestra. Micenas

Tumba de Egisto. Micenas

Una vez terminada esta peregrinación por el corazón de la tragedia griega, llegaría finalmente a la Acrópolis, inmenso espacio fortificado de unos 30.000 metros cuadrados, que adopta una forma triangular totalmente rodeada de murallas macizas cuyo espesor varía entre tres y ocho metros. Edificadas durante el siglo XIV a.C., están muy bien conservadas y presentan tres tipos de mampostería diferentes.

El acceso al interior se hace a través de la célebre puerta de los Leones, obra maestra de la escultura griega, que recibe su nombre del bloque triangular sostenido por un dintel monolítico grabado con dos fieras erguidas rodeando una columna. ¿Pudiera ser el emblema de los Atridas?

Puerta de los Leones. Micenas

Puerta de los Leones. Micenas

Enseguida después, a la derecha de la rampa que conduce al palacio de los Atridas, se encuentra, en buen estado de conservación, el “círculo A” de las tumbas reales, recinto circular de 26,50 metros de diámetro formado por dos hileras de losas alzadas, de aproximadamente 1,50 metros de altura. Las seis tumbas que encierra fueron cavadas en torno al 1600 – 1500 a.C. Contenían tesoros hoy en día expuestos en el Museo Nacional de Atenas.

Tumbas Reales. Micenas

El barrio de habitaciones que sigue a continuación sigue siendo imposible de identificar. Dirigiéndome hacia la izquierda llegaría enseguida a las ruinas del palacio de los Atridas, del que sólo subsiste el plano del conjunto que está dibujado con bastante claridad en el suelo. Este palacio, construido en el siglo XIV, ocupaba una serie de terrazas en la cumbre de la Acrópolis. Primero se entra en un gran patio pavimentado con guijarros antes de llegar, por una escalera monumental de la que subsisten algunos escalones, a la sala del trono.

Palacio de los Atridas. Micenas

Extensión Noreste del Palacio de los Atridas. Micenas

En el lado opuesto del patio, el megaron o centro social del palacio, estaba pavimentado con yeso. En el centro del mismo se encontraba un hogar circular. Las paredes estaban decoradas con frescos de los que se han recogido algunos restos.

Un poco más arriba se encuentran los cimientos de un templo dórico del siglo VI a.C. construido en el lugar del templo micénico del palacio.

Palacio de los Atridas. Micenas

Arqueólogos en el Palacio de los Atridas. Micenas

Para terminar la visita de la Acrópolis, atravesando unas excavaciones donde yacen las ruinas de casas y almacenes micénicos, llegaría hasta una puerta que conduce a un pasaje subterráneo, abovedado en saledizo, que permite llegar a una cisterna secreta alimentada por el manantial Perseia, a doce metros de profundidad. Esta impresionante obra del siglo XIII a.C. tenía por objetivo garantizar el aprovisionamiento de agua a la ciudadela en caso de sitio.

Cisterna. Micenas

En mi camino hacia la salida hallaría también la Puerta Norte, construida durante la segunda fase de edificación de las murallas y en la que cuatro grandes bloques monolíticos forman las dos jambas, el dintel y el umbral. El especial cuidado en su construcción da fe de la gran experiencia y maestría del albañil de entonces.

Puerta Norte. Micenas

Antes de marcharme decidiría visitar el pequeño museo del yacimiento que expone en sus tres salas todo tipo de máscaras, vasijas, joyas, figuras votivas y estelas funerarias, no pudiendo evitar tampoco volver a dar otro paseo entre las increíbles ruinas que siguen conservando un gran poder de evocación.

El horario para visitar Micenas es de 08:00 a 20:00 y el precio de la entrada es de 12 euros. Existe una entrada combinada que vale 20 euros y que incluye además las ruinas de Tirinto, Asini, el castillo de Palamedes en Nauplia y el museo arqueológico de esta última, por lo que es necesario hacer cálculos y tener claro lo que se quiere visitar para ver si es mejor esta opción.

TIRINTO

La mañana iba a continuar con la visita al cercano yacimiento de Tirinto, situado sólo a 19 km por lo que tardaría en llegar apenas veinte minutos.

Parece ser que Tirinto fue habitada desde la edad de bronce y la leyenda sitúa aquí el lugar de nacimiento de Heracles, de donde salió para realizar sus célebres trabajos.

Fortificada a principios de la era micénica, el lugar en su forma actual data del siglo XIII a.C. A pesar de la importancia de sus fortificaciones, Tirinto ocupó sólo una posición subalterna, sin punto de comparación con la importancia de ciudades como Micenas o Argos. Fue destruida por Argos en 468 a.C.

Yacimiento de Tirinto

Yacimiento de Tirinto

La ciudadela de Tirinto hace honor al epíteto de Homero “de poderosas murallas” pues, en efecto, está rodeada de 700 metros de murallas ciclópeas, que deben su nombre a los gigantes que, según la leyenda, las habían construido, con un espesor de hasta ocho metros.

Yacimiento de Tirinto

Yacimiento de Tirinto

Las fortificaciones, el doble de altas que ahora, tenían que ser mejores que las de Micenas porque Tirinto no estaba en un emplazamiento protegido. El montículo sobre el que se alza tan sólo se eleva 18 metros sobre la llanura, que en la Antigüedad era una marisma.

En la parte más elevada se encuentran los vestigios del Palacio Real, sede del poder político y con un estado de conservación bueno en comparación con el de Micenas.

En el lado este, una rampa, diseñada con bruscos ángulos para que el enemigo quedara expuesto, lleva hasta la segunda entrada, cuyo dintel no se conserva. En el extremo sur del complejo hay una galería abovedada con las paredes desgastadas por las ovejas que se guardaron aquí durante siglos.

Yacimiento de Tirinto

Yacimiento de Tirinto

Al oeste se conserva una escalinata entre la muralla exterior y la interior. La acrópolis inferior, más al norte, fue la última en amurallarse y se utilizó para proteger a los plebeyos, a los animales y para albergar una cisterna de agua.

Por tanto, si se tiene tiempo recomiendo hacer también esta visita, ya que aunque a uno no le guste la arquitectura militar, es complicado no quedar impresionado por estas fortificaciones.

Yacimiento de Tirinto

Yacimiento de Tirinto

Su horario es de 08:30 a 15:30 y el precio de la entrada es de 4 euros. Como comentaba en la anterior visita, existe una entrada combinada que vale 20 euros y que incluye las ruinas de Micenas, Asini, el castillo de Palamedes en Nauplia y el museo arqueológico de esta última, por lo que es necesario hacer cálculos y tener claro lo que se quiere visitar para ver si es mejor esta opción.

NAUPLIA

Era el momento de regresar a Nauplia, a menos de cinco kilómetros, donde pasaría el resto de la jornada visitando tan hermosa ciudad. Y es que, aunque pueda parecer pequeña, tanto su patrimonio como su belleza son muy destacables, por lo que aconsejo llegar con tiempo suficiente para disfrutarla ya que si no es probable que te arrepientas y te quedes con ganas de más.

La historia antigua menciona a Nauplia como la base naval de Argos. Pero la ciudad se vuelve realmente importante bajo los francos y después con los venecianos. Estos últimos la fortificaron y los turcos no pudieron nunca ocuparla por la fuerza; únicamente la obtuvieron por un tratado de paz con Venecia en 1540.

Nauplia

La ciudad se convirtió en 1829 en la primera capital de la Grecia liberada y acogió a su nuevo soberano Otón de Baviera en 1833.

Pasear por Nauplia es una auténtica delicia, disfrutando así de sus pequeñas callejuelas, sus rincones, sus casas encaladas, su puerto mediterráneo, sus fortalezas, sus flores. Todo parece sacado de uno de los sueños de Morfeo, encontrándote en una nube y con una sensación de dulce felicidad ante un entorno tan idílico. No es para menos ya que está considerado uno de los pueblos más hermosos de toda Grecia.

Centro Histórico. Nauplia

Pero más allá de generalidades, pasemos a citar cuales serían los monumentos más importantes de la localidad y que iría visitando a lo largo de lo que me quedaba de día:

PALAMEDES: (Consultar capítulo anterior).

BOURTSI: Esta isla fortaleza adquirió su aspecto actual durante la segunda ocupación veneciana, estando adaptada a la forma alargada del islote en el que se encuentra. Aquí se refugió en 1826 el gobierno griego por un corto espacio de tiempo cuando la nación se encontraba en guerra civil y hasta 1970 fue la residencia  del verdugo local que realizaba las ejecuciones de los condenados a muerte en las cárceles del castillo Palamedes. Protegía el único paso navegable de la bahía; de hecho, el canal se podía cerrar extendiéndose una cadena desde la fortaleza a la ciudad.

Fortaleza de Bourtzi

Para llegar hasta ella es necesario coger un barco desde el puerto que sale cada treinta minutos y vale cinco euros ida y vuelta. Merece mucho la pena ya que las panorámicas que se tienen de toda la ciudad culminada por el castillo de Palamedes son espectaculares.

Fortaleza de Bourtzi

Fortalezas de Bourtzi y Palamedes

A día de hoy no se puede desembarcar ya que se está restaurando, por lo que hay que conformarse con verla desde la embarcación, pero es lo de menos porque lo importante, como decía, son las perspectivas que se consiguen desde aquí de toda Nauplia.

Al volver a tierra eran ya las 13:30 por lo que me pareció un buen momento para tomar un gyros y una cerveza en la terraza del restaurante Mitato (todo por 11 euros).

Comiendo Gyros en Restaurante Mitato. Nauplia

CIUDADELA DE ACRONAUPLIA: Este conjunto de tres fuertes construidos sucesivamente de oeste a este, se alza en el extremo oeste del promontorio que rompe las aguas del golfo, siendo el emplazamiento de la ciudad bizantina y medieval.

Casi en el centro de la península se encontraba el castillo de los francos que estaba destinado para residencia de los señores francos y constituía el centro administrativo y militar de la ciudad. El castillo griego estaba algo más elevado y fue la antigua acrópolis de Nauplio y actualmente alberga la torre del reloj. El castillo de Torón, por su parte, conserva un impresionante torreón con almenas que protege la puerta del castillo y es un excelente ejemplo del Renacimiento tardío.

Acronauplia desde la costa de Nauplia

Posteriormente todas esas instalaciones serían utilizadas como cárceles, con mazmorras que todavía se intuyen y hoy hasta existe un hotel donde los turistas pueden deleitarse con las vistas que se obtienen desde el mismo.

Torre de Acronauplia

Nauplia desde Acronauplia

La visita es gratuita y de libre acceso y puede accederse desde el parque Staikópulos, la plaza Arvanitiás o por los escalones de la iglesia católica.

PASEO DE LOS ALBANESES: Conocido como “giros Tis Arvanitiás” es el preferido de los habitantes de la ciudad. Empieza en la playa del mismo nombre y termina en la plaza de los Albaneses, valga la redundancia, con una distancia de casi un kilómetro. En todo el trayecto destacan las impresionantes moles de roca de las murallas de Acronauplia. Un poco antes de llegar a la mitad del paseo, se encuentra encima de las rocas una pequeña capilla que supone un lugar de peregrinaje privilegiado. Durante todo el paseo se consiguen unas vistas maravillosas, siendo además un remanso de paz y uno de los lugares más especiales de Nauplia.

Paseo de los Albaneses o Giros Tis Arvanitias

Seguro que muchos os estaréis preguntando el porqué del nombre. Parece ser que se debe a que en esta zona, que se encontraba fuera de los muros, vivían ya albaneses desde los años de la primera dominación veneciana.

Paseo de los Albaneses o Giros Tis Arvanitias

BALUARTE CINCO HERMANOS (PENTE ADELFIA): Constituye el único baluarte de la ciudad baja que se salvó de la demolición. Se encuentra en la ladera noroeste de Acronauplia y debe su nombre a los cinco cañones del mismo calibre que reforzaban su defensa. Este baluarte, que protegía el sector occidental de la ciudad baja y el puerto, junto con el Burtsi, fue construido posiblemente por los venecianos en torno a finales del siglo XV. Aunque de acuerdo con algunos investigadores, debería fecharse posteriormente, durante los años de la dominación otomana, ya que su construcción se caracteriza por cierta improvisación y falta de técnica.

BARRIO DE LOS PESCADORES (PSAROMAJALÁS): Es uno de los más antiguos y pintorescos barrios de la ciudad y se extiende en las laderas noroeste de Acronauplia. Ya a finales del período bizantino, es decir en torno a principios del siglo XIII, constituía un barrio de Nauplio y estaba habitado sobre todo por comerciantes griegos y pescadores, a los cuales debe su nombre. La iglesia de Santa Sofía debe datar de esta época. Durante los difíciles años de la segunda ocupación otomana, este barrio fue quizás la única zona dentro de las murallas de la ciudad donde seguían viviendo griegos, sobre todo pescadores, que anclaban sus barcas en el muelle que se encontraba bajo el baluarte Cinco Hermanos, y es por esta razón que desde 1779-80 la única iglesia que los turcos permitían que funcionase en el interior de la ciudad era Santa Sofía. En la actual Plaza de Psaromajalás se encuentra la capilla Agii Apóstoli, el único resto de un antiguo hospital construido para los pobres, que fue el primero que se fundó en Grecia.

PLAZA SINTÁGMATOS O PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN: Constituye el centro de la ciudad baja y es la más importante y con más historia de esta. En ella se pueden ver importantes edificios históricos, como por ejemplo el depósito veneciano de la Armada, donde hoy se encuentra el museo arqueológico; el 'Vuleftikó', primer Parlamento griego; y finalmente la Escuela de Enseñanza Mutua, conocida en años posteriores como 'Trianón'. Aquí se encontraban las casas de importantes luchadores de la Revolución y en esta plaza, se desarrolló un episodio trascendental de la historia contemporánea griega conocido como 'Psorokóstena'. En 1826, cuando la nación helénica en revolución tenía una gran necesidad de dinero, el Maestro de esta Georgios Genadios pronunció bajo un antiguo platanero un emotivo discurso pidiendo a los habitantes que contribuyesen a la colecta para la nación. Su discurso fue tan emotivo que incluso la mujer más pobre de la ciudad se dice que entregó todas sus pertenencias que no eran más que un anillo de plata y una piastra. En el punto donde hoy se encuentra el Banco nacional se construyó tras la liberación de la ciudad la casa de Kaliopi Papalexopulu. Ésta, esposa del alcalde de Nauplio, lideró el movimiento revolucionario para la expulsión del rey Oto de Grecia. En efecto, se cuenta que su casa fue el centro donde se organizó la Revolución de Nauplio que duró desde febrero hasta marzo de 1862. Hoy día, delante del edificio del Banco nacional, hay un monumento dedicado a su memoria.

Plaza Sintágmatos o de la Constitución

CÁMARA DE DIPUTADOS (VULEFTIKÓ): Se encuentra en el lado suroeste de la Plaza Sintágmatos y ocupa un lugar especialmente importante en la historia griega, puesto que aquí se encontraba la Cámara de diputados de la Grecia en revolución. Data de en torno a 1730, época de la segunda ocupación otomana de la ciudad, y en un principio se construyó como mezquita. Aquí tuvo lugar en el año 1834, durante el período de la Regencia, el juicio de los capitanes de la Revolución griega Teodoro Kolokotronis y Dimitiros Plaputas.

Vuleftikó o Cámara de Diputados

ANTIGUA MADRAZA TURCA: Este edificio, que se encuentra detrás del Vuleftikó, data de finales del siglo XVIII y principios del XIX, es decir hacia finales de la segunda ocupación otomana, y se construyó para cobijar la escuela coránica llamada en turco 'Medresé'. Se trata de una construcción de piedra pesada y oscura con bóvedas y patio. Cuando se cerraron las cárceles del Palamidi, éstas se trasladaron por un corto espacio de tiempo aquí.

Antigua Madraza Turca

IGLESIA DE LA VIRGEN (PANAGIA): La iglesia está dedicada al Nacimiento de la Virgen y es una de las iglesias más antiguas y más hermosas de la ciudad de Nauplio. En su interior, dispone de un hermoso retablo de madera esculpida, de factura de las islas Jónicas, tallado en el siglo XIX. De una factura parecida es también el púlpito y la silla episcopal de la iglesia. El nártex constituye un añadido posterior mientras que el campanario data de 1907. En esta iglesia de la Virgen se honra también la memoria del patrón de la ciudad, San Anastasio.

Iglesia de Panagia o de la Virgen

PLAZA DE LOS FILHELENOS: En esta plaza se encontraba el baluarte veneciano de Santa Teresa el cual se rebautizó más tarde como baluarte de Mosju y se demolió en 1866. El monumento de los filhelenos, que destaca en el centro de la plaza, se levantó en 1903 en recuerdo de los filhelenos franceses que lucharon y murieron por la liberación de Grecia de los otomanos durante la Revolución griega. El monumento, que tiene la forma de una columna conmemorativa de mármol gris en forma de obelisco, muy apreciada en la época, se diseñó en París pero se labró en Atenas. Aquí se encontraba desde 1972 el Ayuntamiento de la ciudad, hasta su traslado a la Plaza Trion Navarjon.

Plaza de los Filhelenos

Plaza de los Filhelenos

TRIANÓN: El monumento que pasó a ser conocido como 'Trianón', por el nombre del cine que se encontraba aquí, presenta un interés especial tanto desde el punto de vista de su arquitectura como de su historia. Es la más antigua mezquita que se ha conservado en la ciudad y tiene grandes influencias de la construcción de iglesias bizantinas. Data de los años de la primera ocupación otomana, probablemente de la segunda mitad del siglo XVI y quizás sea el único edificio que se conserva de ese período en la ciudad.

PLAZA E IGLESIA DE SAN SPIRIDON: En la pequeña plaza de San Spiridon se encuentran antiguas casas de los siglos XVIII y XIX mientras que en la calle Kapodistriu hay dos fuentes turcas del siglo XVIII adornadas con placas con inscripciones árabes. El centro de la plaza está adornado con un busto de cobre del gran literario y académico griego Ánguelos Tersakis. Éste, que fue una de las figuras más importantes de las letras griegas, nación en 1907 en Nauplio y aquí vivió los primeros años de su vida. La iglesia, por su parte, se caracteriza más que por su arquitectura porque en ella tuvo lugar una de las más tristes páginas de la historia griega contemporánea. Aquí, la madrugada del 27 de septiembre de 1831, fue asesinado el gobernador Ioanis Kapodistrias. Las entrañas del Gobernador se colocaron en un lujoso cofre bajo el altar del la iglesia.

Plaza de San Spiridon

Plaza e Iglesia de San Spiridon

IGLESIA DE LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR: El templo conserva incluso hoy día su aspecto de mezquita, tanto exteriormente, con su pesado aspecto y su cúpula baja, como interiormente, con el hueco para el Corán, el llamado 'mihrab'. En 1839 el rey Oto cedió el templo a la Iglesia Católica, honrando a los Católicos griegos y a los filhelenos que ayudaron a Grecia en su lucha por su independencia y también a los soldados bávaros que pertenecían a su séquito.

Iglesia Metamorfosi tu Sotiros o de la Transfiguración del Señor

CATEDRAL DE SAN JORGE: Es una de las más importantes y antiguas iglesias de la ciudad donde tuvieron lugar importantes acontecimientos de la historia griega. Se considera que fue construida a principios del siglo XVI durante la primera dominación veneciana de la ciudad, mientras que durante la ocupación de Nauplio por los otomanos en 1540 la iglesia se convirtió en mezquita. En 1686, cuando los venecianos consiguieron reconquistar la ciudad a los otomanos, en la iglesia de San Jorge se recibió al victorioso general Francesco Morosini y se ofició un Te Deum. Durante la segunda ocupación otomana, la Iglesia volvió a funcionar como mezquita y tras la liberación de la ciudad de los otomanos en 1822 San Jorge regresó a los ortodoxos. En el templo entró, en cuanto desembarcó en Nauplio el 25 de enero de 1833, el primer rey de Grecia, Oto. Hoy se puede ver en ella el trono desde el que el joven rey seguía la santa misa. El nártex y el campanario se añadieron en 1834 durante la Regencia, que había asumido el gobierno hasta la mayoría de edad del rey, en recuerdo de la llegada de este a la ciudad.

Catedral de San Jorge

PLAZA DE LOS TRES ALMIRANTES (TRION NAVARJON): Esta plaza está dedicada a la memoria de los almirantes que derrotaron a la flota turco-egipcia en la batalla de Navarino el 8 de octubre de 1827. La plaza está rodeada por interesantes edificios y monumentos. En el centro de la plaza se encuentra el monumento sepulcral con los huesos de Dimitiros Ipsilantis que fue una de las figuras líderes de la Revolución griega. En la plaza hay también importantes edificios neoclásicos entre los cuales destaca el que hoy día es el Ayuntamiento de la ciudad. Detrás del monumento de Ipsilantis, en el sector occidental de la plaza, se puede ver la estatua del primer rey de Grecia Oto.

Plaza Trion Navarjon o de los Tres Almirantes

Plaza Trion Navarjon o de los Tres Almirantes

PLAZA KAPODISTRIU: La plaza debe su nombre a la figura de Ioanis Kapodistrias, ligada como pocas a la historia de la ciudad, ya que fue el primer Gobernador del moderno estado griego. En el lugar que hoy ocupa la actual plaza, se encontraba el baluarte veneciano Dolfin, o San Marco, el cual se derrumbó en 1926 en el marco general de la demolición de las murallas y de los baluartes de la ciudad baja. La escultura del Gobernador, obra del escultor Mijail Tombros, se colocó en la plaza en 1932 y está esculpida en mármol.

Estatua Ioanis Kapodistrias. Plaza Kapodistriu

PUERTA DE TIERRA FIRME: Esta puerta Constituía la única entrada de la ciudad baja desde tierra firme y en efecto, la puerta se cerraba después de la caída del sol. El que se quedaba fuera se veía obligado a pasar la noche fuera de las murallas, normalmente en el barrio de Pronia. Delante de la puerta había un foso marítimo que recorría las murallas orientales de la ciudad y el acceso a la puerta se daba por un puente levadizo.

Puerta de Tierra Firme

PARQUE KOLOKOTRONIS: En este espacio verde de paz y tranquilidad destaca, en el centro del mismo, la monumental estatua ecuestre del héroe de la Revolución griega Teodoro Kolokotronis. Se trata de una de las creaciones más importantes de la escultura neohelénica y fue realizada en París. Está fundida en una aleación de cobre y colocada sobre un monumental pedestal de piedra. El conjunto de la obra es impresionante y la noble figura de Kolokotronis inspira monumentalidad. El coste para la compra de la escultura fue bastante alto y fue necesario hacer una colecta nacional para reunirlo.

Estatua de Teodoro Kolokotronis

EL LEÓN DE LOS BÁVAROS: Entre la Iglesia de Todos los Santos y el actual cementerio de la ciudad se encuentra, en la calle Mijail Iatrú, un monumento de gran belleza, conocido como el León de los Bávaros, que data de 1840-41. El león, esculpido a gran escala en la roca, se representa dormido. El autor de este hermoso monumento es el alemán Cristian Siegel que fue el primer profesor de escultura en el Politécnico de Atenas. El modelo para la obra de Siegel fue el León de Lucerna del conocido escultor danés Bertel Thorwaldsen y que tuve oportunidad de conocer hace ya unos años. Bajo el León de los Bávaros hay una inscripción en alemán grabada en la roca que nos informa que el rey Ludovico de Bavaria, padre del primer rey de los Griegos Oto, encargó este monumento en recuerdo de los soldados Bávaros del séquito de Oto que murieron en la epidemia de tifus que asoló Nauplio durante los años 1833 y 1834.

León de los Bávaros

Como se ha podido comprobar el patrimonio de Nauplia es considerable, aunque es cierto que todo está cerca y se puede realizar caminando. También cuenta con importantes museos como el Arqueológico, el de la Guerra o el del Folklore, pero en esta ocasión no tenía ganas de visitarlos y prefería disfrutar más de todo lo descrito anteriormente.

En esta ocasión no cenaría, ya que entre que me sentaría a tomar algo enfrente de la fortaleza Bourtzi y luego una tarrina de helado con tres sabores, se me quitarían las ganas.

Tras otro paseo nocturno a la luz de la luna y de las luces tenues de sus callejuelas, me retiraría a descansar, donde apenas tardaría segundos en quedarme profundamente dormido.

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