29 de Agosto de 2022.
Hoy era mi último día en Atenas, esa ciudad apasionante, vibrante, con siglos de historia casi a cada paso que das o al torcer en cada esquina. Y tengo que reconocer que despertaba con la tesitura de tener que decidir entre regresar a muchos de esos lugares que me habían entusiasmado o seguir conociendo otros nuevos, decantándome al final por una mezcla de ambas, por lo que iba a empezar la jornada visitando el interesante museo de Arte Cicládico.
MUSEO DE ARTE CICLÁDICO
La civilización cicládica, perteneciente a la Edad de Bronce, floreció aproximadamente entre el 3200 y el 1000 a.C. Las islas Cícladas eran una unidad homogénea y, además del mármol blanco hallado en Paros y Naxos, otras islas eran ricas en minerales como oro, plata y cobre. Como resultado se forjó una industria de las artes y la artesanía, especialmente en escultura, metalurgia y joyería. Las piezas se comercializaban por el resto de Grecia y Asia Menor (hoy Turquía).
Por tanto, este museo permite apreciar las elegantes figurillas cicládicas talladas en mármol y de líneas depuradas. La mayoría son formas femeninas, quizá compañeras simbólicas de los difuntos, pero sus formas elementales han inspirado a numerosos artistas del siglo XX, como Picasso, Modigliani y Henry Moore.
Museo de Arte Cicládico |
Se caracterizan por su forma esbelta y sencilla, con los brazos cruzados y la cara lisa. Las figuras con pies que son incapaces de soportarlas indican que probablemente estaban tumbadas.
Museo de Arte Cicládico |
Tan sólo se puede ver una figura masculina en el típico estilo cicládico y tiene la misma forma y posición de los brazos que las figuras femeninas. Las piernas separadas indican que estaba de pie, en vez de tumbada como muchas de las representaciones de mujeres.
Todo lo que se refiere a este arte se encuentra en la primera planta del edificio principal, mientras que en la segunda y en la tercera planta se hallan el arte antiguo griego y el chipriota, de los que se pueden ver piezas tan interesantes como jarrones, cascos de bronce y recipientes de diferentes tamaños y formas.
Museo de Arte Cicládico |
Adosada al museo se halla la mansión Stathátos con un impresionante porche de características típicamente neoclásicas. Su interior es un auténtico fraude ya que está prácticamente diáfano y no tiene nada interesante. El problema es que cuando entras al museo Cicládico te venden la moto para comprar una entrada conjunta a ambos y luego ya es tarde para rectificar.
Mansión Stathátos |
El horario es de 10:00 a 17:00 y el precio de la entrada conjunta es de quince euros. Cierra los martes.
Al terminar, abandonaba por vez primera el centro de Atenas propiamente dicho y cogía el metro en la estación Evangelismos de la línea azul, para bajarme sólo dos paradas después en Monastiraki y aquí hacer transbordo a la línea verde que recorrería hasta el final para de esta manera llegar al famoso puerto de El Pireo.
EL PIREO
La metrópolis de El Pireo ha sido el puerto principal de Atenas y centro de su actividad económica desde la Antigüedad, algo así como la prolongación marítima de la capital, además de puerta de entrada a las islas. Late al ritmo de un incesante vaivén de viajeros y mercancías venidas de los cuatro puntos cardinales y respira un aire cosmopolita desde que Atenas se convirtió en la capital y empezaron a construirse multitud de edificios neoclásicos en sus alrededores.
Decir como curiosidad, que en la Edad Media el puerto era conocido como Porto Leone debido al antiguo león de mármol de tres metros de altura que se levantaba sobre el solar que hoy ocupa el Ayuntamiento. En 1687, los venecianos se lo llevaron y lo colocaron en el Arsenale, en Venecia.
Nada más salir del metro, lo primero que me encontraría serían las grandes terminales de ferries desde las que puedes acceder a islas tan conocidas como Paros, Salamina, Mikonos, Siros, Egina, Santorini, Poros, etc. Mi asignatura pendiente en este viaje pero que, por supuesto, tengo intención de remediar en el futuro realizando otro dedicado exclusivamente a las mismas.
El Pireo |
No muy lejos, se cruzaría en mi camino la iglesia de la Santa Trinidad (Agia Triada), destruida durante el bombardeo aliado de El Pireo en 1944. Fue restaurada pocos años después y revestida de ladrillo y piedra, al estilo bizantino. Al igual que un faro, Agia Triada supone el principal punto de referencia de los marinos que llegan a puerto.
Agia Triada o Iglesia de la Santa Trinidad. El Pireo |
Agia Triada o Iglesia de la Santa Trinidad. El Pireo |
Aquí me sucedería algo cuanto menos irrisorio y es que al ir a entrar, un señor que no estoy seguro de si tenía alguna función en la iglesia, me diría que no podía entrar debido a ir con pantalones cortos. Ojo que estos eran por la rodilla, normales y corrientes. Intente dialogar con él pero su negativa fue constante e inamovible. En cualquier caso, no me daría por vencido y me desplazaría hasta una de las puertas laterales y al ver que no había nadie entraría por esta y vería el interior escondiéndome en los puntos muertos, hasta comprobar que el señor anterior había desaparecido. Un misterio.
A pocas manzanas de la anterior se encuentra el Teatro Municipal, junto a una pequeña plaza sombreada, el cual es una pequeña joya de la arquitectura neoclásica. Posee una fachada de un blanco deslumbrante y columnas corintias delicadamente talladas. Su arquitecto basó sus planos en la Ópera Cómica de París.
Teatro Municipal. El Pireo |
Avanzando un poco más me toparía con la iglesia de San Nicolás (Agios Nikolaos), patrono de los marineros. Cuenta con una cúpula de color azul griego y fachada neoclásica, siendo edificada en 1888. Serían los magnates de la marina mercante los que financiaron su construcción, influenciados por el catolicismo que habían absorbido en sus viajes a Europa occidental y que se puede ver en los frescos del interior.
Agios Nikolaos o Iglesia de San Nicolás. El Pireo |
Agios Nikolaos o Iglesia de San Nicolás. El Pireo |
A continuación, llegaría hasta la que se conoce como Passalimani o Marina Zea, el otro gran puerto de la Antigüedad que albergaba naves de guerra. Hoy esta amplia bahía se ha convertido en un agradable puerto deportivo rodeado de elegantes cafés donde se pueden ver algunos de los yates a motor más impresionantes de Grecia mezclados con las barcas de pescadores que, imperturbables, se dedican a desenredar sus redes.
Puerto Passalimani o Marina Zea. El Pireo |
En unos veinte minutos había rodeado la bahía anterior, dirigiéndome ahora hacia el barrio conocido como Kastella, situado sobre una colina con vistas al puerto y al golfo de Tesalónica y donde en la Antigüedad existía una acrópolis y un santuario dedicado a la diosa Artemisa.
El barrio posee casas neoclásicas de color pastel, construidas entre 1834 y 1900, dispuestas en un laberinto de empinadas calles y escaleras, que no dicen gran cosa. Sí que se respira un ambiente rural, que invita a pasear relajado y sin prisas. El punto más alto está coronado por la iglesia del Profeta Elías, con espectaculares vistas de Atenas y de todo el entorno del puerto.
Iglesia del Profeta Elias. Barrio Kastella. El Pireo |
En la zona marítima entre Passalimani y Kastella hallaría también las letras características que hay en tantos otros destinos. En este caso “Love Piraeus”, con las que no podría evitar fotografiarme.
I Love Piraeus |
Finalmente, llegaría hasta el pequeño y encantador puerto de Mikrolimano con forma de media luna donde se mecen cientos de embarcaciones de colores. El encanto y la tranquilidad son lo más preciado de Mikrolimano que cuenta con una hilera de pequeños restaurantes de pescado y marisco a lo largo de sus muelles.
Puerto Mikrolimano. El Pireo |
Los antiguos creían que la bahía estaba protegida por la diosa Artemisa, y la bautizaron con su nombre. La marina otomana también recaló aquí, razón por la que todavía en ocasiones es denominada Tourkolimano (puerto turco).
Tras comer en una taberna llamada algo así como Vag ir Fish Tabern, donde pediría boquerones fritos y una ensalada griega con una buena cerveza griega. (Todo por 20 euros) y tomar un helado por la zona, me dirigiría al metro, pero esta vez a la estación Faliro, que es justo la siguiente al El Pireo. De esta manera, no es necesario desandar todo el camino realizado, aunque tampoco se puede decir que esté cerca.
Taberna Vag Ir Fish. Puerto Mikrolimano. El Pireo |
Taberna Vag Ir Fish. Puerto Mikrolimano. El Pireo |
PSIRI Y PLAKA
Me bajaría en Monastiraki y me iría a dar una vuelta por Psiri, el antiguo barrio de los herreros, por donde me perdería entre casas neoclásicas, iglesias, galerías de arte e incluso tiendas de especias. Tiene una animación tremenda y está repleto de tabernas y bares que emiten los ritmos de moda más frenéticos, especialmente por la noche. No me extraña que el poeta inglés Lord Byron lo eligiera para pasar aquí largas temporadas cuando decidió unirse a la causa griega para luchar contra los turcos.
Barrio Psiri |
Sus calles principales son Anargiron y Taki y es donde se concentran la mayoría de restaurantes y lugares emblemáticos de este barrio. Aunque también merece mucho la pena la plaza de los Héroes (plaza Iroon) con enormes murales y llena también de terrazas y cafés.
Era el momento de perderme, sin rumbo fijo, por muchas otras de las calles y plazas por las que ya había paseado durante mi estancia en Atenas, disfrutando otra vez de esos lugares emblemáticos que tanto me habían gustado, poniendo casi el punto final en el maravilloso barrio de Plaka, del que me había quedado prendado desde el primer momento que puse un pie en él.
Y para cerrar mi estancia en Atenas quería hacerlo de manera especial por lo que qué mejor que volver a la roca del Areópago y ver la Acrópolis iluminada por última vez. Una imagen sin igual para decir adiós a la capital helénica.
Acrópolis desde Colina de Areópago |
Sólo quedaba ya marchar al hotel, ya que no tenía hambre para cenar, donde prepararía la maleta y me acostaría temprano, pues mañana tocaba un buen madrugón para afrontar una nueva etapa en este país increíble llamado Grecia.
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