ESLOVAQUIA - DIA 03. Castillo de Orava, Tvrdosín, Cueva Demänovská y Altos Tatras

15 de Abril de 2022.

Hoy no las tenía todas conmigo en cuanto a poder cumplir con la planificación que había pensado y es que los horarios son tan limitados en muchas atracciones turísticas de Eslovaquia, más aún en abril, que había tenido que hacer encaje de bolillos para cuadrarlo todo y aún así iba a necesitar algo de suerte, además de no recrearme en exceso en determinados sitios que invitaban a ello. Veamos por tanto como se desarrollaría la jornada:

CASTILLO DE ORAVA

Desde Ruzomberok sólo me separaban media hora y 26 kilómetros del espectacular castillo de Orava, por el que quería comenzar la jornada. Su horario es de 9:30 a 15:00. Además en el mes de Abril sólo está abierto en Semana Santa. Por lo que como veis es realmente irrisorio. No obstante llegaría casi cuarenta minutos antes de la hora de apertura para recrearme con sus exteriores, que son una gozada e invitan a fotografiarlos desde diferentes perspectivas.

Castillo de Orava

La visita es por libre y puede llevar aproximadamente una hora y media ya que se puede acceder a la mayoría de rincones de la fortaleza. La entrada cuesta 9 euros. Por cierto, estas se compran en un edificio que se encuentra en la parte baja antes de empezar a ascender hacia la puerta de entrada. Que no os pase como a mí, porque si no os tocará volver a bajar.

Si este castillo se encontrase en algún país de la Europa occidental, posiblemente ya hubiese estado calificado como una de las grandes maravillas del viejo continente. Al tratarse de un destino de un país que es bastante desconocido para la mayoría de personas, y que además tiene poca influencia en el panorama internacional, la realidad es que se trata de un monumento perdido y casi secreto en la cordillera de los Cárpatos.

Castillo de Orava

A su vez, el atractivo curso del río Orava forma junto a la peña donde se alza la fortificación una de las estampas más majestuosas que puedan imaginarse. Sumando los tres niveles del conjunto fortificado, el recuerdo final es memorable.

Castillo de Orava

Por añadir algo más de épica o fantasía, hay que decir que el enclave fue escogido en varias ocasiones como escenario cinematográfico de películas de vampiros, como la pionera Nosferatu de 1922 o alguna de las clásicas Drácula de los años cincuenta.

Poniéndonos algo más serios el castillo de Orava aparece documentado por primera vez en 1267, justo después de la invasión de las hordas tártaras. La parte más antigua es el bastión que corona el enclave, con un desnivel de 110 metros entre este punto y el río Orava. En 1556 el castillo fue adquirido por la rica e influyente familia de los Thurzo, quienes encargaron la construcción de una capilla y los diferentes palacios de estilo renacentista.

Castillo de Orava

Castillo de Orava

En 1800 se produjo un gran incendio, y aunque el castillo fue abandonado como residencia, se realizaron todas las reconstrucciones necesarias para recuperarlo como símbolo de la región.

Durante el siglo XX, se realizaron varias obras para adaptar el monumento  para la visita turística, conectando mediante pasillos y escalinatas, aposentos y salones adornados con mobiliario de época.

Castillo de Orava

Se visita también un museo donde se expone una impresionante colección de fauna disecada de los Cárpatos, destacando el tamaño imponente de osos, lobos y linces como especies más representativas. También es original la sala donde se hace mención a todas las películas rodadas en la fortaleza, con algunos objetos y referencias a las mismas.

Castillo de Orava

Nosferatu en el Castillo de Orava

La visita comienza atravesando un largo túnel de acceso que desemboca en el patio de armas. A continuación se van atravesando las múltiples estancias a las que me he referido párrafos atrás, consiguiendo en algunos tramos vistas fantásticas de la región y el cercano pueblo Oravský Podzámok.

Orava desde su Castillo

IGLESIA DE TVRDOSÍN

Era el momento de dejar la fortaleza de Orava y probar suerte a la hora de intentar visitar otra de las iglesias de madera declaradas Patrimonio de la Humanidad en territorio eslovaco.

Tomando la estrecha carretera que lleva hacia la frontera polaca, tardaría media hora en recorrer los 24 km que me separaban de la pequeña aldea de Tvrdosín, donde sus ciudadanos se enorgullecen de su magnífica iglesia gótica de madera dedicada a Todos los Santos, construida en la primera mitad del siglo XV, destruida varias veces por incendios.

Iglesia de Tvrdosín

Se encontraba cerrada a cal y canto, pero en la puerta había un teléfono al que llamaría hasta tres veces, pero no hubo suerte, nadie respondería. Debería conformarme, por tanto, con admirar su hermoso exterior y como los tablones de madera se encuentran insertados los unos sobre los otros con laboriosas técnicas artesanas.

Iglesia de Tvrdosín

Me quedaría, por tanto, sin ver su maravilloso interior con un bello altar barroco (finales del siglo XVII), un púlpito del Renacimiento tardío con estatuas de los evangelistas y frescos en las paredes y las bóvedas.

Iglesia de Tvrdosín

Aunque mi idea era acercarme también a la iglesia de Lestiny, otra de las declaradas Patrimonio de la Humanidad, el tiempo se me estaba echando encima y tenía que elegir, por lo que decidiría prescindir de la visita a la misma y continuar de forma directa hacia mi siguiente parada.

CUEVA DEMÄNOVSKÁ DE LA LIBERTAD

Para cambiar de aires me encaminaría hacia uno de los espacios naturales más hermosos de Eslovaquia del que me separaban 65 kilómetros y tardaría en llegar una hora y diez minutos. Además el camino me obligaría a atravesar un puerto de montaña que me brindaría fantásticas vistas de la región, aunque es cierto que la carretera se las trajo.

Ese espacio al que me refiero son las cuevas Demänovská, es decir el mayor sistema de cuevas de origen kárstico del país, el cual sobrepasa los treinta kilómetros de longitud. El intrincado se conforma de unas 170 cuevas labradas por la erosión fluvial de arroyos subterráneos, con nueve niveles y una diferencia de altitud de 170 metros. Nueve de esas cuevas están interconectadas entre si y sólo dos están adaptadas para la visita turística. De ellas la única que se encuentra abierta todo el año es  Demänovská Jaskyna Slobody, es decir la llamada cueva de la Libertad, la mayor y una de las cuevas más hermosas de toda Europa, descubierta en 1921.

Cueva Demänovská de la Libertad

Su entrada se sitúa a 870 metros de altitud, con una longitud de ocho kilómetros (dos de ellos son visitables), donde se contemplan todo tipo de formaciones, cavernas y galerías con espectaculares recubrimientos de estalactitas y estalagmitas, en un trazado de corredores apoteósico.

Cueva Demänovská de la Libertad

Tras dejar el coche en el parking habilitado para ello y que me costaría siete euros, debería ascender a pie unos quince minutos hasta llegar a la entrada de la cueva. Es aquí donde han de comprarse las entradas en las taquillas que se abren quince minutos antes de cada visita.

En esta época del año sólo existía un único recorrido para realizar, el cual tiene una duración de sesenta minutos de duración y un coste de 10 euros, que serpentea a lo largo de 1150 metros a través de las formaciones calizas más significativas hasta las orillas del río subterráneo. Parece ser que en verano existe una más largo, de cien minutos de duración y más de dos kilómetros de longitud, que se dirige hasta el lecho del río donde se toma una embarcación y se navega entre grutas y lagos de mil colores y habitados por nenúfares. En ambos casos, si se desean hacer fotos y videos supone otros 10 euros más, aunque según mi experiencia si te vas quedando atrás puedes hacer todas las que quieras y nadie lo controla.

Cueva Demänovská de la Libertad

Es importante mirar bien los horarios ya que estos varían a lo largo del año y, salvo en verano, son limitados.

Poco a poco se irían sucediendo pequeños corredores de nombres tan peculiares como el del Sufrimiento, el de la Virgen, el del Oso que desembocarían en grandes salas como la de los Milagros, el Viñedo de Piedra o el corredor Mágico, teniendo el punto culminante al llegar a la Gran Cúpula.

Cueva Demänovská de la Libertad

Cueva Demänovská de la Libertad

Cueva Demänovská de la Libertad

Sobre las 14:00 volvía salir al exterior, después de esta gran experiencia que recomiendo a todo el mundo sin dudarlo, dirigiéndome hacia el último destino del día y que me iba a llevar toda la tarde e incluso tenía dudas de que se me pudiera echar la noche encima.

ALTOS TATRAS

No quería pasar por Eslovaquia sin al menos llevarme una pequeña idea de lo que es el sistema montañoso más soberbio e increíble del país: el Parque Nacional de los Altos Tatras, los cuales son parte de la cordillera de los Cárpatos. Efectivamente, apenas podría dedicar una tarde a un lugar en el que podrías tirarte perfectamente una semana pero, como decía en la introducción, no tenía tiempo material para más, por lo que me comprometía conmigo mismo de volver en otra ocasión para dedicarle el tiempo que se merece tanto a este espacio natural como a otros igual de espectaculares.

Desde las cuevas recién visitadas, me llevaría cuarenta minutos realizar los poco más de cincuenta kilómetros que me separaban del pueblo Strbské Pleso, que da nombre al lago de sus inmediaciones, donde dejaría el coche en un parking y disfrutaría un rato largo del maravilloso panorama que me brindaba la naturaleza: todo estaba completamente nevado y el lago congelado. Una imagen idílica que no esperaba encontrar.

Lago Strbské Pleso. Altos Tatras

Lago Strbské Pleso. Altos Tatras

La ruta que iba a realizar es probablemente la más famosa y frecuentada que se puede realizar en el parque, pero en estos momentos apenas había un alma por los alrededores, lo cual imponía en cierta medida.

No tardaría mucho en localizar la senda que me llevaría hasta Popradské Pleso, otro lago precioso y mi objetivo final. En pocos metros la senda empezaría a ascender, lo que sería una constante durante todo el camino, y un frondoso bosque de coníferas me envolvería por uno de los lados, permitiéndome ver, por la parte izquierda, unos trampolines de salto, donde debe ser sorprendente ver actuar a los deportistas.

Ruta Lagos Strbské Pleso a Popradské Pleso. Altos Tatras

Ruta Lagos Strbské Pleso a Popradské Pleso. Altos Tatras

La senda también estaba cubierta de nieve, pero se encontraba en su estado ideal, ya que los pies no se hundían y no había peligro de que se formara hielo, por lo que era acta para transitar por ella.

Sin pérdida posible, necesitaría de hora y cuarto para realizar los 4,5 kilómetros que separan ambos lagos. El segundo de los lagos se encontraba también congelado y no había ni un solo espacio que no estuviese cubierto también por el manto blanco. Era una estampa única y toda una sorpresa.

Ruta Lagos Strbské Pleso a Popradské Pleso. Altos Tatras

Ruta Lagos Strbské Pleso a Popradské Pleso. Altos Tatras

Aquí me relajaría contemplando el paisaje a casi 1500 metros de altitud, así como el precioso entorno que la rodea y me quedaría con las ganas de continuar caminando por algunas de las muchas rutas que continúan desde aquí. También hubiese sido una gran opción hacer uso del confortable refugio que se encuentra en estos lares y que tenía muy buena pinta.

Lago Popradské Pleso. Altos Tatras

Lago Popradské Pleso. Altos Tatras

Pero no había tiempo para más ya que quedaba poco para que la noche se me echara encima, por lo que puse pies en polvorosa, consiguiendo deshacer el camino y llegar al coche con los últimos rayos de luz acompañándome.

Estaba exhausto, pues el día había sido intenso, pero había que volver hasta mi alojamiento en Ruzomberok, del que me separaban setenta kilómetros y una hora de camino. No obstante el cansancio no sería óbice para tener hambre, pues sólo había comido un triste sándwich, por lo que me animaría a cenar en un pub que estaba justo debajo de la iglesia de San Andrés, donde disfrutaría de una gigantesca hamburguesa con patatas fritas y una cerveza por sólo 10 euros.

Tal vez os preguntaréis porque no había optado por una localidad cercana a donde me encontraba, ya que mañana mi ruta continuaba cerca de allí. El motivo no era otro que no quería renunciar bajo ningún concepto a la primera visita del día siguiente, ya que había sido completamente imposible adaptarla a la jornada que terminaba, creyendo que tendría tiempo suficiente.

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