Dado que la capital sueca es de las urbes más elegantes y
románticas de Europa, algo de lo que es responsable en parte su privilegiado
emplazamiento, pues su territorio se asienta, en la mayoría, sobre catorce
islas y en el punto donde las aguas del lago Mälaren se comunican con el mar
Báltico, sumándole a ello que en tierra firme se hayan multitud de plazas,
paseos, bulevares, museos y palacios que reflejan sus hermosas fachadas sobre el
mar y el lago indistintamente, había decidido dedicar cinco días completos para
conocer los barrios más importantes de Estocolmo y algunos retazos de su
archipiélago, compuesto por 24.000 islas, islotes y rocas que constituyen otro
de los grandes atractivos de la zona y fácilmente accesibles en barco desde el centro
de la ciudad.
En mi primer día no me haría falta el despertador, pues dos
de los tres compañeros de cuarto, se ocuparon de realizar las funciones de este
dichoso aparato, y es que tenían que coger un vuelo y se despertarían sobre las
seis de la mañana para hacer las maletas y dejar el hostel, por lo que ya me
fue imposible volver a coger el sueño y aprovecharía para levantarme.
Tenía el inconveniente de que tenía que esperar hasta las
nueve a que abriese recepción para realizar el pago de la estancia, algo que,
por qué no decirlo, me parece mal organizado, pues te ata de pies y manos si te
apetece madrugar y comenzar temprano tu ruta por la ciudad sin tener que volver
a la zona, pero era lo que había, por lo que opté por realizar un entretenido
paseo hasta dicha hora por parte de Gamla Stan, donde se encontraba mi
alojamiento.
Gamla Stan es el
corazón de la capital de Suecia y donde esta nació, con tortuosas callejuelas
compuestas por adoquines y flanqueadas por edificios ocres que guardan intacto
el espíritu más primitivo de Estocolmo, el de una ciudad mercantil abierta al
mar.
Las calles a estas horas estaban desiertas, algo que me
encanta porque te permite ver la ciudad de una manera completamente diferente a
cuando está en ebullición, así que los primeros minutos serían sin rumbo fijo,
sin dirigirme a un lugar concreto, destacando un lugar especial en esos
primeros movimientos: una pequeña placita de nombre Brända Tomten, situada en la confluencia de las calles Kindstugatan
y Själagärdsgatan, la cual saborearía como si fuera mía, al considerarla la más
bonita de todo el centro medieval. Y es que su característico castaño y sus
casas de colores suaves invitan a relajarse en uno de sus bancos o a tomar un
café en la cafetería aquí ubicada.
Plaza Brända Tomten.Gamla Stan |
A sólo unos metros y en línea recta me daría de bruces con
la réplica de la escultura de San Jorge
y el dragón que se encuentra en la plaza
Köpmantorget. La original se halla en la catedral, la cual visitaría a lo
largo del día.
Réplica S.Jorge y el Dragón. Köpmantorget |
Y también muy cercana, llegaría a una peculiar calle
conocida con el nombre Marten Trotzigs
Gränd. Lo que hace que destaque es que se pueden tocar con las manos sus
dos paredes, al ser la calle más estrecha de Estocolmo con tan sólo noventa
centímetros de anchura. Bajando o subiendo sus 36 escalones tienes la sensación
de que en cualquier momento quedarás aplastado al juntarse sus paredes.
Calle Marten Trotzigs Gränd |
Afortunadamente conseguiría salir ileso del estrecho pasadizo,
desembocando en Västerlänggatan,
peatonal y una de sus calles principales, también desierta a estas horas, pero
repleta de restaurantes, anticuarios, galerías de arte, pastelerías y tiendas
de recuerdos, que tendría tiempo de ver en su máximo apogeo en diferentes
momentos de mi estancia en la ciudad.
Calle Västerlanggatan |
Por unos momentos perdería mi ruta y me encontraría, sin
querer, la iglesia alemana o Tyska
Kyrkan, testimonio de la casi total influencia que tuvo Alemania en
Estocolmo en el siglo XVIII.
Tyska Kyrkan o Iglesia Alemana |
Y, sin más dilaciones, me dirijo hacia la Plaza Mayor o Stortorget, el centro neurálgico de
Gamla Stan, una agradable plaza, inmortalizada en mil guías y revistas,
flanqueada de casas y edificios con fachadas de colores, algunos de aspecto tan
holandés que más parecen propios de Ámsterdam. En otro de sus laterales se puede ver el edificio de La Bolsa, cuyos 200 años de
transacciones han dejado paso al museo Nobel. Sería en este hermoso espacio
donde ocurriría un oscuro acontecimiento histórico conocido como el Baño de
Sangre de Estocolmo, acaecido en noviembre de 1520, en el que más de ochenta
nobles y ciudadanos fueron decapitados acusados de instigar la independencia de
Suecia de Dinamarca.
Stortorget |
Edificio de La Bolsa y Museo Nóbel |
Podría disfrutarla completamente sólo durante escasos cinco
minutos y es que un grupo de japoneses pronto se haría con ella sin piedad, al
que le sucederían más personas.
De las muchas calles que parten desde Stortorget en
dirección a todos los puntos cardinales, yo tomaría adrede la que lleva de
nombre Kakbrinken, para parar en la
esquina con Prästgatan, ya que en
este lugar se encuentra una runa vikinga,
es decir una piedra en la que están grabados los caracteres de este antiguo
alfabeto que estaba especialmente relacionado con el esoterismo, la magia y las
artes adivinatorias. De tal manera que se utilizaba por los vikingos para
tratar de descubrir y adivinar lo que iba a suceder en el futuro, comunicándose
con sus dioses, o como una manera de protección al pueblo que las utilizaba.
Piedra Rúnica |
Retrocediendo sobre mis pasos, regresaría otra vez a
Stortorget y tomaría una de las calles en sentido contrario al anterior,
exactamente Tradgardsgatan, para
hallar en su número dos, aproximadamente, porque está como en una plaza oculta,
la escultura pública más pequeña de Suecia conocida como Järnpojke (niño de hierro). Sólo mide 14 centímetros pero es muy
famosa en la ciudad justamente por su tamaño. A su alrededor había un gran
número de monedas y es que parece ser que la leyenda dice que favorece la
fertilidad.
Järnpojken o Niño de Hierro |
Järnpojken o Niño de Hierro |
Tras esta última visita volvería a mi alojamiento, aunque
con más de media hora de retraso respecto a la hora prevista, para realizar el
pago de mi estancia y que me dieran las nuevas claves que se iban a poner en las
puertas de acceso, tanto del edificio como de las habitaciones.
Con los deberes hechos, buscaría un sitio para desayunar
pues estaba casi desmayado después del primer paseo matinal, encontrando una
cafetería donde probaría por primera vez en Suecia los famosos bollitos de
canela, conocidos como Kanelbullar.
Estaban buenísimos y es que no podría evitar repetir.
Bollos de canela o Kanelbullens dag |
Ya con el estómago asentado, pondría rumbo a una de las
visitas que más ganas tenía de llevar a cabo y que esta vez no dejaría para más
adelante, pues quería quedarme tranquilo y no arriesgarme a que por cualquier
historia me quedara sin realizarla. Me estoy refiriendo al Ayuntamiento de Estocolmo o Stadshuset, uno de sus símbolos por
excelencia.
Llegaría hasta él atravesando la pequeña isla de Riddarholmen o islote de los
caballeros, perteneciente también a Gamla Stan y a la que dedicaría algo
más de tiempo por la tarde, para así hacerme con una de las perspectivas más
bonitas del mismo, antes de atravesar el puente Centralbron y casi llegar hasta
él.
Stadshuset o Ayuntamiento |
Lo primero que haría, sin perder tiempo, pues iba algo justo,
sería dirigirme a comprar la entrada para realizar la visita guiada en
castellano que era a las 11:00. Había más horarios posteriormente y creo que a
partir del mes de septiembre ya sólo se realizan en inglés y sueco hasta junio
que se vuelven a ampliar a varios idiomas. La entrada cuesta 120 SEK de abril a
octubre y 90 SEK de noviembre a marzo y no se encuentra incluida en la
Stockholm pass.
Stadshuset o Ayuntamiento |
El edificio es impresionante, siendo el mayor proyecto
arquitectónico sueco del siglo XX, terminándose de construir en 1923 y
convirtiéndose en símbolo de la ciudad. Es obra de Ragnar Östberg, el
arquitecto más importante del estilo romántico nacional sueco.
Stadshuset o Ayuntamiento |
Stadshuset o Ayuntamiento |
A la hora estipulada en mi entrada, comenzaría puntual la
visita. El interior me abruma por su grandeza. La guía explica que para
construirlo fueron necesarios ocho millones de ladrillos rojos, de los cuales
un millón se destinó al famoso Vestíbulo Azul, que no fue pintado en
este color, como se planeó inicialmente, porque a Östberg le gustó el color
natural del ladrillo.
La Sala Dorada me
dejaría boquiabierto. Cerca de 18,5 millones de teselas doradas cubren las
paredes y el techo de esta habitación con el tamaño de una catedral. Cada
pieza, de unos dos centímetros y medio, está formada por dos capas de fino
cristal y una lámina de pan de oro en medio. Se tardó dos años en unirlas
todas. El resultado es más bizantino que sueco.
Sala Dorada. Stadshuset o Ayuntamiento |
Es en estas dos salas recién mencionadas donde cada año se
celebran el 10 de diciembre las festividades del Premio Nobel.
Otra sala,
también digna de mencionar, es la del
Concejo, donde se reúnen los 101 concejales de Estocolmo, con un destacado
mobiliario.
La visita duraría 45 minutos, por lo que en cuanto acabó me
dirigí a paso ligero a la torre del
Ayuntamiento, cuya entrada para subir la había comprado antes de entrar al cabildo
y la tenía para las 11:50. Cuesta 60 SEK y no está incluida en la Stockholm
pass. Es importante saber que los pases son limitados por lo que en temporada
alta se pueden acabar con facilidad.
Es de estilo italiano y alcanza los 106 metros de altura,
siendo rematada por tres coronas doradas que evocan la unión medieval de
Suecia, Noruega y Dinamarca.
El esfuerzo de la subida bien merece la pena, pues se
consiguen unas de las mejores vistas de
Estocolmo, especialmente de Gamla Stan, por lo que es un deleite para los
sentidos. Lo único que no te puedes recrear todo lo que te gustaría pues el
tiempo máximo para subir, permanecer en el mirador y bajar es de media hora.
Así que por otro lado casi mejor, porque sino corres el riesgo de perpetuarte
allí.
Gamla Stan desde Torre del Ayuntamiento |
Gamla Stan desde Torre del Ayuntamiento |
Isla de Kungsholmen desde Torre del Ayuntamiento |
Finalmente y antes de dejar atrás el Ayuntamiento daría un
paseo por sus hermosos jardines, con
nuevas y preciosas panorámicas de la ciudad, dos fuentes y algunas esculturas
que los embellecen aún más, como las que se sitúan a ambos lados de la escalinata que representan la Danza y
la Canción, o la columna de Engelbrekt,
luchador por la libertad, situada en uno de los extremos, al lado de la torre.
Stadshuset o Ayuntamiento |
Columna con la estatua de Engelbrekt. Stadshuset |
Como se ve esta zona bien merece la pena y si encima tienes
suerte con el tiempo, como era mi caso, invita a disfrutar aún más de ella.
Todavía me quedaban muchas cosas por hacer hoy, por lo que
mi siguiente destino sería el centro de
recepción de visitantes situado en Sergels
Torg, 5 donde recogería la Stockholm
pass de cinco días sin transporte que la había comprado por su página web y
me había supuesto 1457 SEK, ya que en determinados momentos hay ofertas del 10%
de descuento.
Hay pases de 1, 2, 3 y 5 días cuyos precios son de 719,
1019, 1250 y 1619 SEK, respectivamente, sin tarjeta de viaje. Si esta la
incluyes la tienes de 1 y 3 días suponiendo 130 y 260 SEK, respectivamente. Si
vas dos días o más de tres, tendrás que comprar varias de las mencionadas. No
obstante y si quieres conocer cualquier información al respecto de todo lo que incluye
esta tarjeta puedes hacerlo en su página: www.stockholmpass.es
¿Por qué no compré la tarjeta de transporte para cinco días
que hubiera necesitado? Pues porque con la tarjeta de transporte público SL –
Acess de 7 días cubría completamente todos los itinerarios que iba a realizar desde
el momento que aterrizaba hasta cuando tenía que recoger el coche de alquiler,
suponiéndome 352 SEK, claramente más barato que cualquier otra opción que
pudiera barajar. Así que como se ve es importante echar cuentas en base al plan
de viaje de cada uno.
Tras estas divagaciones de precios, mi ruta por la ciudad
continuaría, regresando a Gamla Stan y obteniendo desde donde venía una gran
perspectiva del edificio principal del Parlamento
o Riksdagshuset, pues también ocupa otros cinco edificios más, todos
conectados por medio de pasajes subterráneos, con un personal de 600 empleados,
más 300 en las oficinas de los partidos políticos. Cuando hay debates
parlamentarios se pueden observar, previa cita, con un aforo de 500 personas.
También parece que hay visitas guiadas por el edificio en verano, aunque en
esta ocasión no me informaría debidamente de ello, debido a todo lo que hay
para hacer en la capital.
Parlamento o Riksdagshuset |
Parlamento o Riksdagshuset |
Y ahora sí que me dispuse a visitar uno de los lugares más
importantes de Estocolmo, sino el que más. Hablo del Palacio Real o Kungliga Slottet, cuya entrada es libre con la
Stockholm pass. Sin ella supone 160 SEK, incluyendo las dependencias reales, el
tesoro, el museo Tre Kronor y el museo de antigüedades del rey Gustavo III.
Palacio Real o Kungliga Slottet |
Palacio Real o Kungliga Slottet |
Serían los reyes de la dinastía Vasa los que convirtieron la
anterior fortaleza en un palacio renacentista que, desgraciadamente, fue
destruido por un incendio en 1697. En su lugar, podemos ve el actual que consta
de más de 600 habitaciones decoradas por los mejores artistas y artesanos
europeos. Aunque sigue siendo la residencia oficial de la familia real, lo
cierto es que estos ahora viven en el palacio de Drottningholm.
Comenzaría con las estancias
reales cuya entrada se realiza a través del Salón de Estado, que no está nada mal para empezar, conservando un
ambiente de esplendor ceremonial. Aquí el rey abría el periodo de sesiones del
Parlamento hasta 1975. Lo que más impresiona es el trono de plata de la reina
Cristina, probablemente el tesoro más famoso del palacio.
Salón de Estado. Palacio Real |
Tras dejar atrás los apartamentos
de las Órdenes de Caballería, se afrontan dos espectaculares escalinatas, hechas de mármol sueco,
por las que se accede al resto de los apartamentos reales. Destacan la galería de Carlos XI, un bello ejemplo
de estilo barroco sueco, utilizada para banquetes ofrecidos por los reyes e
inspirada en la Galería de los Espejos del palacio de Versalles; así como el dormitorio de Gustavo III, el monarca
que murió tiroteado en la ópera, lo que sirvió de inspiración a Verdi para
crear “Un ballo in maschera”.
Palacio Real o Kungliga Slottet |
Palacio Real o Kungliga Slottet |
Palacio Real o Kungliga Slottet |
Son tantas las habitaciones que se visitan que parece que
nunca se terminan, pero tras llegar ese momento, continuaría por la sala del Tesoro, donde brillan las
insignias del reino, las coronas de la familia real, sus cetros y esferas. Está
claro que los suecos han logrado exhibir la colección de joyas con buen gusto y
modestia. A diferencia de la anterior visita aquí está terminantemente
prohibido realizar fotografías.
Finalmente recorrería el museo Tre Kronor, donde lo que más destaca son los cimientos y el
muro defensivo que se conservan después del incendio que asoló el anterior
palacio en 1697, como ya mencioné párrafos atrás. Son interesantes también
algunas de las maquetas que se exponen. Respecto al museo de Gustavo III su importancia reside en las más de 200
esculturas conseguidas en diferentes países europeos.
Maqueta del Palacio Real o Kungliga Slottet |
Era el momento de hacer una pequeña parada y descansar un
rato y con el buen día que hacía que mejor que comprar un perrito caliente con
una coca cola (65 SEK) y tomármelo sentado en unas escaleras cercanas al
Palacio Real.
Con las fuerzas repuestas me dispuse a entrar en la Catedral o Storkyrkan, con su
característica cúpula de cobre enverdecido. Gratuita con la Stockholm pass y 60
SEK sin ella.
Storkyrkan |
Fue mandada erigir probablemente por Birger Jarl, el
fundador de la ciudad, posteriormente reformada en el siglo XV y remodelada
casi completamente a mediados del siglo XVIII, época a la que pertenece la
torre de 56 metros de altura. Su interior está dividido en cinco naves, con
unas impresionantes bóvedas y bastantes tumbas,
algunas de ellas bastante espectaculares, como la del mariscal Johan Gabriel Stenbock, que está junto al altar. En la
nave central se encuentran los maravillosos asientos reales, una especie de palcos destinados a los miembros de
la realeza, y el púlpito ejecutado
en un estilo lujoso y magnífico. Debajo del púlpito está la tumba del reformador sueco Olaus Petri.
Storkyrkan |
En la nave izquierda destaca la más famosa y llamativa
escultura de la catedral: la de San
Jorge y el Dragón, tallada en roble y considerada única en su género. La
leyenda trata de un horrible dragón que exigía sacrificios humanos de la ciudad
de Silene para no destruirla. El día en que la hija del rey iba a ser
sacrificada, San Jorge pasó en su caballo y prometió matar al dragón con la
condición de que los ciudadanos paganos se convirtieran al cristianismo.
San Jorge y el Dragón. Storkyrkan |
También en la Catedral se encuentra el Parhelio, un cuadro que representa un fenómeno luminoso que
acaeció sobre la ciudad de Estocolmo en 1535, apareciendo en el cielo seis
cercos luminosos con crepitantes imágenes del sol. Es la pintura más antigua que
se conserva de la ciudad de Estocolmo.
Como se ha podido comprobar la visita no tiene desperdicio y
merece bastante la pena.
Todo está bastante cerca en Estocolmo y es fácil desplazarse
caminando de un lado a otro. Esta vez mis pasos me harían pasar por delante de
la Casa de los Nobles o Riddarhuset,
considerado como uno de los edificios más bonitos de la capital, así como del Palacio Bondeska, que fue el
Ayuntamiento de la ciudad hasta 1915 y desde 1949 es la sede del Tribunal
Supremo.
Casa de la Nobleza o Riddarhuset |
Tras deleitarme con la arquitectura de las anteriores
construcciones y cruzar un pequeño puente, haría mi entrada triunfal en el
corazón de la isla de Riddarholmen,
la cual tuve oportunidad de cruzar de manera fugaz por la mañana para dirigirme
al Ayuntamiento y que ahora quería disfrutar con más calma. Me encuentro
exactamente en su plaza principal y más importante, conocida como Birger Jarls Torg, en cuyo centro se
levanta la estatua del fundador de la ciudad, Birger Jarls, que le da nombre.
Se encuentra rodeada por dos destacados palacios, Stenbockska y Wrangelska, en dos de sus flancos, aunque no cabe
duda que lo mejor está en el que falta por mencionar, pues en este resalta
imponente la iglesia Riddarholmskyrkan,
más conocida por ser sepulcro real, siendo el segundo edificio más antiguo de
Estocolmo.
Riddarholmskyrkan o Sepulcro Real |
Aquí yacen los restos de todos los soberanos suecos desde
Gustavo II Adolfo, en el siglo XVII, hasta nuestros días, con dos excepciones:
la reina Cristina, convertida al catolicismo y que fue enterrada en San Pedro
de Roma en 1689, y Gustavo VI Adolfo que fue sepultado en Haga.
Riddarholmskyrkan o Sepulcro Real |
Merece muchísimo la pena pues además de estar en un lugar
donde se respira historia por sus cuatro costados, se pueden observar
magníficos sarcófagos ornamentados y hermosos sepulcros y tumbas como las que
se sitúan frente al altar con los restos de los reyes medievales Magnus Ladulás
y Carlos VIII; los de la capilla Bernadotte, destacando la del rey decimonónico
Carlos XIV, que tuvo que ser trasladado hasta aquí en trineo desde el norte de
Suecia; la de Karl XII, famoso por la invasión de Rusia; o las tumbas de los
infantes que fallecieron a edad temprana, entre otras muchas.
Riddarholmskyrkan o Sepulcro Real |
Riddarholmskyrkan o Sepulcro Real |
La entrada está incluida en la Stockholm pass. Sin ella
supone 50 SEK. La iglesia está cerrada de diciembre a Abril. En octubre y
noviembre sólo abre los sábados y domingos, de 10:00 a 16:00. De mayo a
septiembre abre todos los días de 10:00 a 17:00.
Para cambiar de aires a la salida me parecería buena idea
pasear por la que se conoce como Evert
Taubes Terrass, un bonito paseo al lado de la bahía Riddarfjärden con una
gran panorámica tanto del Ayuntamiento como del barrio de Södermalm, así como
una simpática escultura del poeta y trovador que da nombre a dicho lugar, el
cual profesaba un gran amor por el mar.
Ayuntamiento desde Isla de Riddarholmen |
Södermalm desde Isla de Riddarholmen |
Casi a tiro de piedra de aquí también se puede observar una
torre de aspecto defensivo conocida como Birger
Jarls Torn, casi de nombre idéntico al de la plaza principal de la isla,
así que no hay que confundirlas.
Birger Jarls Torn. Isla de Riddarholmen |
No tenía ya muchas esperanzas de poder realizar la última
actividad que tenía pensada para cerrar mi primer día completo en Estocolmo,
pero no quise darme por vencido y me acerqué hasta el lugar donde se pueden
conseguir las entradas. Se trataba de realizar un paseo en barco conocido como “Estocolmo bajo los puentes” de dos
horas y cuarto de duración. Llegaría a las 17:45 a las taquillas situadas al
lado del muelle de Strömkajen, cerca
del puente Stömbron, y tendría suerte pues todavía quedaban plazas para el
último barco del día que partía a las 18:00. (Mirar horarios y fechas según
temporada). Además está incluido en la Stockholm pass por lo que sería la
guinda perfecta para terminar la intensa jornada. Sin el pase cuesta 290 SEK.
Es una excursión de lo más interesante que te permite
conocer la ciudad desde el agua, donde además te facilitan una audioguía en
varios idiomas, castellano incluido, que ofrece información amena sobre la
historia, la sociedad y la política del país y de su capital.
Durante la navegación tendría oportunidad de divisar tanto
lugares emblemáticos como otros que no lo son tanto pero son de los más
curiosos. Así se irían sucediendo los edificios señoriales del elegante barrio
de Norrmalm; la hermosa isla verde de Djurgarden, con sus famosos museos Vasa, Skansen
o Nórdico, así como su vistoso parque de atracciones Gröna Lund; el hermoso
centro histórico de Gamla Stan con sus torres despuntando hacia el cielo; la
isla de Södermalm, tan famosa por sus maravillosos miradores y su carácter
desenfadado; el barrio de Hammarby
Sjöstad, todo un referente a nivel mundial en ciudad sostenible y su sistema de
reciclaje al estar conectadas las viviendas de forma directa con las plantas de
residuos; pasaríamos por una de las esclusas que conecta el lago Mälaren con el
mar Báltico y finalmente seríamos testigos los allí presentes de una
maravillosa puesta de sol, que haría que no pudiese terminar mejor mi primer
día en la capital sueca.
Estocolmo desde Paseo en Barco |
Palacio Real desde Paseo en Barco |
Isla de Djurgarden desde Paseo en Barco |
Gröna Lund desde Paseo en Barco |
Por cierto, un consejo, intentad estar media hora antes en
el muelle donde se produce el embarque, pues aunque yo tendría suerte y podría
coger sitio al lado de una de las ventanas que están abiertas y de cara al
sentido de la navegación, si esto no se consigue se pierde bastante en la
experiencia y más si te gusta la fotografía.
Puesta de Sol en Estocolmo desde Paseo en Barco |
Al desembarcar eran ya las 20:20 por lo que no tendría dudas
en tomar el metro para llegar hasta mi
alojamiento en Gamla Stan, algo que me supondría una agradable sorpresa y es
que encontraría en mi camino dos de las muchas estaciones que se caracterizan por estar decoradas con mil detalles. Por un lado Kungstradgarden de la línea azul y por otro T – Centralen de la línea verde o roja. La verdad que sus relieves,
pinturas e incluso esculturas no te dejan indiferente, por no hablar de la
profundidad de alguna de ellas y de los sicodélicas escaleras mecánicas que más
parecen el acceso a una sala de fiestas.
Estación de Metro T-Centralen |
Estación de Metro Kunstradgarden |
Tenía claro que, después de lo visto, dedicaría algún
momento más, durante mi estancia en la ciudad, para acercarme a alguna que otra
nueva estación, aprovechando algún trayecto y es que bien lo merecen por su
originalidad.
A la salida del metro en Gamla Stan hay un supermercado, lo
que haría que se convirtiera casi en una tradición pasar por aquí cada noche
para comprar la cena y saborearla tranquilamente en el hostel y es que después
de días tan intensos como el de hoy, no me quedaban muchas fuerzas para nada
más, añadiendo el consiguiente ahorro económico al decantarme por esta opción.
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